HARRY POTTER.
El exorcista oficial de la Diócesis de Roma, el prestigioso sacerdote Gabriele Amorth advirtió respecto de la serie de libros (films) de Harry Potter y señaló (entrevista agencia Ansa): "detrás de la fiebre de Harry Potter se esconde la firma del rey de la oscuridad, el diablo"
En la misma entrevista explicó que esos libros contienen CONTINUAS REFERENCIAS POSITIVAS HACIA LA MAGIA, cuando ésta SIEMPRE "es un arte satánico"
En Harry Potter se intenta realizar una distinción, falsa, entre magia blanca y magia negra, cuando EN REALIDAD TAL DISTINCIÓN NO EXISTE. La magia siempre es demoníaca, la llamen blanca, negra o verde.
En esas series de libros SE USA SIMBOLOGÍA REAL DEL MUNDO DEL OCULTISMO como su metáfora primaria, por lo que pueden servir al niño como introducción a dicho mundo perverso que cada día está más a su alcance.
Muchos padres, cristianos o no, aprueban la lectura de esos libros de Harry Potter, porque no conocen la realidad sobre el Ocultismo y lo confunden con meras fantasías.
Piensan que son CUENTOS INOFENSIVOS, PERO NO ES ASÍ.
La saga Harry Potter no es dañina porque aparezcan brujas. Es dañina porque las brujas se presentan como modelos que acaban por incitar a los niños a practicar actividades tan peligrosas como "jugar" a la ouija.
A esos niños, puede llegar a parecerles hasta divertido experimentar con espíritus en la búsqueda de poderes sobrenaturales.
Si bien es peligroso ver demonios en todas partes, también lo es no verlo cuando realmente está. Existe una enorme diferencia, por ejemplo, entre Harry Potter y El Señor de los Anillos.
En el primero se presenta la victoria de Harry como fruto de conocimientos y poderes esotéricos, siendo así un canto al Gnosticismo.
Por el contrario, la saga de Tolkien presenta la victoria de Frodo como fruto de su humildad, obediencia y valor para entregarse al prójimo en medio del sufrimiento, siendo así una muestra de Cristianismo.
La Saga de Harry Potter pretende disociar la magia de lo diabólico como si la magia se pudiera usar para el bien. Bajo el pretexto de ser fantasía, contiene, presentadas de forma seductoras, PRÁCTICAS OCULTISTAS REALES.
LA MAGIA NO ES FANTASÍA, pues SE TRATA DE UNA PRÁCTICA OCULTISTA, MUY REAL Y EXTENDIDA (no hablamos de los juegos de los ilusionistas)
La autora de la serie de Potter muestra un mundo de brujería divertido y mucho más satisfactorio que el mundo real, de las personas normales, los NO ELEGIDOS.
Harry es infeliz en el mundo real y se siente un pobre miserable por la manera en como se ve tratado. La única felicidad en su vida se cifra en el mundo mágico de Hogwarts, donde puede jugar y estudiar con sus amigos, sus compañeros magos y hechiceros: los elegidos.
Al contrario, las personas del mundo normal, no mágico, son estúpidas, prejuiciosas sin motivo y físicamente repugnantes. Cualquier niño querría acceder a la existencia "mágica" que presente la serie. Harry Potter y sus amigos aprenden los caminos del SATANISMO sin sufrir ningún daño o perjuicio por ello.
Los libros/films de Harry Potter adentran a los niños en el mundo del OCULTISMO que es obra de Satanás. Al lector se le muestran muchas prácticas reales del Ocultismo: magia, brujería y sortilegios, escritura psíquica, sanación mágica, posesión mediante trance y encuentros fantasmagóricos con muertos.
Todo esto se presenta como poderes que se pueden canalizar hacia el bien, pero lo cierto es que JAMÁS SE DEBE USAR EL MAL PARA LOGRAR EL BIEN.
Sin embargo en Harry Potter se presentan a los que manipulan el Ocultismo como afortunados. Así, por ejemplo, en el cuarto libro se escribe la profanación de un cementerio. Allí ocurre un rito que utiliza la carne y la sangre humana en una recreación, más que evidente, de un RITO SATÁNICO NIGROMÁNTICO, en el que no falta ni la serpiente.
El 7 de marzo de 2003, el por entonces Cardenal Joseph Ratzinger envió una carta personal a Gabriele Kuby, una socióloga alemana autora del libro: Harry Potter: ¿El Bien o el Mal?, en la que decía:
"es bueno que Ud. ilumine a la gente sobre Harry Potter porque esas son seducciones sutiles, que actúan sin ser notadas y de esa forma distorsionan profundamente el Cristianismo en el alma antes de que pueda crecer apropiadamente".
Los libros/films de Harry Potter son el comienzo, los primeros y tentadores pasos, hacia el mundo de las artes oscuras y engañosas.
La fiebre de Harry Potter ha hecho que incluso proliferen, por todo el mundo, escuelas de "magia" a la que padres inconscientes apuntan a sus hijos y jóvenes como a cualquier otra actividad extraescolar.
Pero como afirma el experto padre Amorth: "sucede frecuentemente que el endomoniado se convierte en tal, tras haber ingresado en una secta espiritista o satánica ...
A las sectas satánicas es muy fácil entrar, pero muy difícil salir. en algunos casos aún a riesgo de la propia vida"
Y peor aún, a riesgo, de lo que nos espera después de la muerte.
Los verdaderos peligros de Harry Potter
Harto estoy de chorradas. Así de claro. La serie de libros de Harry Potter es malévola, malintencionada y conduce a aquellas personas no formadas que los lean a la autodestrucción, es decir, a la pérdida de valores y al paganismo.
Y no, no exagero. No soy un ultraconservador fundamentalista que no tiene otra cosa que hacer que desgranar con espíritu crítico esta serie de novelas infantiles, no. Soy un fan incondicional de Harry Potter… O lo fui en mi adolescencia. Nada de lo que diga es teoría o elucubraciones de una mente ignorante, sino fruto directo de mi experiencia personal. Yo viví la serie como algo propio, me leí con ardor los 3 primeros y esperé con entusiasmo el cuarto, que cayó en un fin de semana. Hasta la gran decepción que acusé con la salida del sexto Harry Potter y su mundo no dejó de ser una referencia con la que medía el mundo real y buscaba ejemplos para guiarme, exactamente igual que cualquier adolescente con su objeto de idolatría.
No estaba loco, diferenciaba en todo momento el mundo real del imaginario, y cuando jugaba era plenamente consciente de la irrealidad de mis acciones… Y aun así me afectó más de lo que estoy dispuesto a admitir. Yo tuve la suerte de nacer con un espíritu crítico y con una sólida educación en valores, no obstante me dejé llevar durante bastantes años especialmente cruciales en el desarrollo de mi persona. No quiero ni imaginar los estragos que me habría producido de no haber contado con estas defensas. Ya me veía haciendo el moñas con una varita alrededor de un “Círculo místico” con mis compañeros druidas, lo que no habría sido lo peor.
En primer lugar quiero establecer una premisa necesaria: Todo lo que hagamos y en lo que volquemos cierta parte de nuestra voluntad e imaginación nos afecta a un nivel subconsciente. Permitimos que, por ejemplo, una buena película nos inunde, nos olvidamos por un momento que somos nosotros y nos dejamos llevar por el protagonista; sufrimos lo que ellos, deseamos lo mismo que ellos y compartimos sus valores, pasado y aspiraciones. Nos fundimos temporalmente con él, realizando una inversión en la película que finaliza al terminar esta. Sin embargo algo queda de esa experiencia compartida, un poso en nosotros que nos marca de manera inequívoca y que nos condiciona, como cualquier otra experiencia personal. Es en este sentido en el que Harry Potter es más peligroso, aumentando el peligro conforme aumenta la intensidad y el tiempo de exposición al mismo.
Para empezar señalemos lo obvio: Harry Potter es una novela para adolescentes. Es decir, para gente especialmente influenciable, aun en una etapa de formación personal y con poca capacidad de crítica, lo cual multiplica exponencialmente su peligro. Es atractiva para los que no están preparados para leerlo, y resulta anodina para la mayor parte de los que sí lo están.
Magia
La magia inunda de manera omnipresente el mundo de Harry Potter desde el primer libro, siendo esta la herramienta básica de interacción con la realidad y el objeto de estudio único en el colegio Hogwarts, donde transcurre la mayor parte de la historia.
Se trata de una magia simplona, de varita y palabras mágicas, que convierten a los jóvenes estudiantes en dependientes de sus capacidades mágicas y donde son valorados principalmente por ellas. Este tipo de magia consiste principalmente en la modificación de las condiciones físicas para la consecución más rápida y fácil de un fin determinado (El hechizo convocador funciona con un movimiento de varita y la proclamación de la palabra “Accio”, consiguiendo el efecto de atraer hacia si objetos lejanos flotando en el aire, por ejemplo). Este tipo de magia es simplona y más propia de niños, que en la misma historia funciona como base sobre la que establecer sistemas más complejos, sin embargo es esa simpleza la que la convierte en peligrosa: nos lleva fácilmente a aceptarla para centrarnos y comprender la trama de los personajes, haciéndola de algún modo nuestra y enlazando con otros elementos más peligrosos. Si Harry Potter se limitase a hacer ejercicios con la varita mágica no habría peligro alguno.
Pero no es así, ni mucho menos.
Existe otra magia más compleja y sutil que enlaza con la primera y es en sí misma mucho más peligrosa. No se trata de juegos de palabras inofensivos, sino de símbolos, reglas y conceptos traídos en parte del ocultismo. En este nivel Harry aprende cómo influir, modificar o hasta dominar voluntades ajenas, trastocando la libertad de conciencia individual inherente a cualquier ser humano. En la clase de pociones les enseñan a realizar el poderosísimo filtro amortentia, una potente droga para enamorar, o la poción veritaserum, que anula la voluntad de la víctima obligándola a decir tan sólo la verdad. La maldición imperius, enseñada en clase de “Defensa contra las Artes Oscuras” convierte a una persona en poseída por la voluntad de otra. Otra maldición tortura con un dolor atroz, y otra simplemente quita la vida de manera inmediata. Existe la clase de Adivinación, donde se enseña la lectura de las hojas de té, la quiromancia y la aritmancia para averiguar el futuro de una manera determinista (esto es, sin posibilidad de cambiarlo, y por tanto, de evitarlo. Eliminando cualquier matiz aleccionador en el mismo). Hay más asignaturas, como “Estudio de Runas Antiguas”, de carácter claramente ocultista u oclumancia, impartida en persona al protagonista, que le permite protegerse mediante barreras mentales de la intrusión de otra persona en su mente y sus recuerdos.
Este tipo de magia se presenta de manera continuada con la primera, formando parte de la misma realidad y sin ninguna diferenciación cualitativa entre ambas. El ocultismo presente en el libro puede llevar a la identificación del ocultismo real como algo inofensivo hasta bueno, atrayendo hacia el mismo la atención del lector incauto, pues se presenta el mismo como un estadio superior de la magia simplista y se acepta con igual facilidad.
El hecho de que se mencionen personajes históricos relacionados con la mitología o la alquimia, ocultismo, brujería… como Merlín, Morgana, Nicolas Flamel, Circe o Hermes relacionan la magia presentada en el libro con estos personajes y los cultos relacionados, principalmente la wicca céltica y los misterios paganos.
En su ardor natural, el lector adolescente buscará imitar a su héroe y aprender de magia y hechicería, la cual señala directamente a prácticas ocultistas y paganas de la vida real. Es muy sencillo repetir los hechizos vocales del libro, o hasta inventarse unos propios: y de ahí a buscar en otros sitios hechizos y pociones de verdad hay un paso.
Comportamiento
Es en este mundo de hechizos y criaturas mágicas donde los personajes principales desarrollan sus vidas, y es este uno de los niveles que suelen pasar inconscientemente a la mayor parte de lectores.
Tenemos, de entrada, un joven Harry Potter que incumple normas que le ponen los adultos responsables buscando su seguridad y bienestar por lo que él piensa que son causas justificadas (a veces, no pasan de ser simples gamberradas o actos de desobediencia), que arrastra a sus amigos con él y que llega incluso a hechizar a un compañero (bueno y simplón) que trata de impedirles cometer la infracción. Por regla general las mismas le llevan a saltarse restricciones por curiosidad, afán de solucionar una trama secundaria sin importancia o por simple saboreo del romper las normas; por ejemplo, la capa de invisibilidad o un mapa que muestra la situación de todas las personas en el colegio a modo de radar han sido profusamente utilizados para saltarse el toque de queda nocturno y acceder por pasadizos secretos a áreas prohibidas, algunas veces motivados por afán de revancha contra compañeros del colegio.
Y resulta que las veces que Harry y sus amigos pasan desapercibidos se libran sin más de las consecuencias, y las veces que son castigados es a cargo de algún personaje negativo o de la directora de su casa (bienintencionada pero estricta en cuanto a normativas). Sólo cuando se saltan las normas para “derrotar a Voldemort” en alguna de sus formas es cuando son directamente amnistiados por el director del colegio. Como en el segundo libro, que desoye un toque de queda general arrastrando a un profesor secuestrado a punta de varita y a su amigo Ronald; o en el tercero, donde se escabulle varias veces al bosque prohibido.
En otro orden de cosas podemos ver que Harry recurre a veces a la mentira y al engaño con sus compañeros por motivos egoístas, incluso. Que se vale de ardides y estratagemas poco éticas para la consecución de sus fines (por ejemplo, cuando drogan y secuestran a dos integrantes de una casa rival para sonsacar información a un compañero suyo, Malfoy, habiendo robado previamente el libro de la sección prohibida de la biblioteca).
Algunas de estas situaciones suelen tener una justificación mayor (alguien en peligro, como Ginny, la hermana de su mejor amigo) pero vienen enraizadas en el desprecio a las normas y en aquellas situaciones en las que se rompen las mismas sin justificación alguna. La motivación no es el heroísmo, sino la desobediencia.
En definitiva, estamos ante la experiencia clara y diáfana de que el fin justifica los medios, y que está justificado obrar mal incluso con motivaciones egoístas. No es un patrón constante, por supuesto, muchas veces Harry y sus amigos se comportan con valor y desprendimiento de sí mismos, pero no obstante aquellos rasgos de su comportamiento permanecen casi hasta el final de la serie, presentándolos, junto con el valor y la generosidad, como virtudes a imitar.
Relaciones personales
Las relaciones personales entre el grupo de amigos más íntimos de Harry Potter merecen atención especial.
Harry Tiene como sus dos mejores amigos a Ron y a Hermione, siendo Ginny la hermana del primero y entrando en el grupo a partir del sexto libro. En los cinco primeros la tónica general es la misma: Ron y Hermione tienen una relación variable, con relativamente poca confianza entre ellos y bastantes comentarios hirientes. Harry y Hermione, en cambio, tienen una relación de amistad que podríamos considerar “sana”, mientras que Ginny está virtualmente ausente.
Es en el sexto libro, en el que en medio de una explosión de hormonas, se precipitan los acontecimientos: Ron, que parecía sentirse atraído por Hermione, se siente celoso de ella y se relaciona con otra chica en venganza y buscándo hacerle sufrir, provocando una respuesta airada de Hermione y que le lance una maldición al pillarle in fraganti. Ambos dejan de hablarse. Harry, por su parte, inicia una relación con Ginny, basada en el físico y construida prácticamente en medio libro (iniciada, por cierto, al ver a Ginny con otro chico y sentir una sensación “como si de una bestia en su interior se tratase”). La relación con Hermione sufre un enfriamiento repentino debido a la situación. Hacia la segunda parte del libro Ron sufre un accidente y motiva que Hermione y él acaben saliendo.
Evidentemente tras este culebrón hay una explicación. Es la configuración presentada la que presenta la autora como definitiva en la historia. Se trata de relaciones personales motivadas en sus inicios por sentimientos egoístas y hasta envidiosos. No hace falta decir que muchos adolescentes fans de la serie han tomado como ejemplo para sus propias relaciones personales las aquí presentadas.
He de hacer una aclaración. Estas mismas relaciones maduran en cierto sentido en el séptimo y último libro, pero su origen sigue siendo el arriba citado, y el comportamiento de los personajes no es corregido ni se desvela como malo o equivocado en ningún momento, presentándolo como los inicios de unas relaciones sanas y normales.
Racismo y elitismo
A lo largo de toda la serie se presenta la problemática del racismo de la siguiente manera: existen los magos nacidos de padres magos, que tienen la sangre limpia, y los nacidos de padres no magos o muggles, que tienen la sangre sucia (el protagonista mismo es de sangre mestiza). En todo momento la obra presenta esta distinción propia de racistas y nada acorde con una persona con principios morales normales.
Sin embargo el asunto de los sangre sucia no es más que una cortina de humo, una diversión de las verdaderas implicaciones racistas de la serie. Son los no magos, común y despectivamente llamados muggles los que son discriminados. Su aparición en la serie es prácticamente nula, y se presentan muy pocos ejemplos de ellos, pero todos caen en dos clases: o malos y tontos, como los tíos de Harry, o buenos y tontos, como el primer ministro inglés. Se les muestra como personas que, al no poseer poderes mágicos, no son realmente conscientes del mundo que les rodea, y por tanto los magos han de ocuparse de su seguridad. Así mismo la sociedad maga se esconde de la muggle para evitar relacionarse con ellos, realiza encantamientos amnésicos en masa para ocultar sus huellas, y esconde ataques de gigantes o magos oscuros como actos terroristas o catástrofes naturales. En el sexto libro se puede ver cómo el primer ministro inglés recibe la visita del “ministro de magia” que sólo se produce en casos en los que los magos lo consideran necesario, no habiendo ningún tipo de subordinación del ministro de magia con el primer ministro.
Es, por tanto, una sociedad totalmente aislada del mundo normal, que se autoexcluye e interviene en el cúando lo considera necesario.
Por lo general se considera a los muggles como retrasados, como subhumanos no plenamente desarrollados y merecedores de piedad y ayuda. Se les protege de los magos oscuros que les hacen daño por diversión, como si fuesen incapaces de defenderse por sí mismos. El padre del mejor amigo de Harry, que trabaja en el ministerio de magia es considerado un excéntrico y un raro porque tiene la afición de coleccionar objetos muggles.
Estas consideraciones nos llevan a otro problema, el elitismo que caracteriza a la sociedad maga en los libros y que se reproduce directamente en los adolescentes. La sociedad mágica funciona como una suerte de grupo ocultista o mistérico que es superior a la sociedad gracias a la posesión secreta de determinado conocimiento. Los miembros de estos grupos suelen relacionarse preferentemente entre ellos, centrando cada vez más sus relaciones en ellos y marginando a aquellos ajenos al mismo, y eso mismo pasa en el mundo de Harry Potter, donde las relaciones con los muggles son prácticamente nulas y tendentes a desvanecerse.
Esto tiene su implicación directa en los fans de Harry Potter en la formación de grupos de estas mismas características, donde los fans y conocedores de Harry Potter se reconocen mutuamente y eligen preferentemente relaciones sociales entre ellos mismos (principalmente facilitado por internet), donde pueden llegar a despreciar y sentir hostilidad hacia los que no son fans de la serie de libros.
Esto es lo que es Harry Potter. Os invito a todos a comprobarlo por vuestra cuenta antes de decidir si es o no adecuado para la juventud. Os lo dice un niño que ya no es un niño.
Por Fëanar
Políticamente Incorrectos: Los verdaderos peligros de Harry Potter
«¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
𝕽𝖆𝖒𝖎𝖗𝖔 𝕷𝖊𝖉𝖊𝖘𝖒𝖆 𝕽𝖆𝖒𝖔𝖘
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