Hay que bregar por todos los medios a nuestro alcance para recuperar el sacro rito de la Santa Misa bimilenaria.
Desde 1971, con la expulsión del tradicionalista monseñor François Ducaud-Bourget de la capilla del hospital Laënnec de la CGT en París, los católicos tradicionalistas ya no tenían ni una simple iglesia para celebrar la Misa de siempre (la que oía el rey San Luis, la que oía Juana de Arco: la que codificó San Pío V, y que los herejes modernistas infiltrados en la Curia Romana se habían propuesto erradicar tras el Vaticano II)
Copados todos los lugares de culto, la Misa de San Pío V había sido reemplazada desde abril de 1969, por la que llaman actualmente “Eucaristía” que no es sino disimulada ceremonia cripto-protestante, elaborada por el católico-masón Annibal Bugnini y CONTRARIANDO al papa San Pío V en la Bula “Quo Primum” de 14 de julio de 1570 sobre la Misa Tradicional: "que ABSOLUTAMENTE NADIE, podrá apartarse de esta página que expresa nuestro permiso, nuestra decisión, nuestra orden, nuestro nuestro principio, nuestro indulto, nuestra declaración, nuestra orden y nuestra prohibición ni se atreven imprudentemente a ir contrarias a sus disposiciones."
Hasta entonces, el lugar habitual donde los tradicionalistas parisinos oían la Misa de San Pío V era... HORROR la sala Wagram, ¡un salón de baile entre sesión y sesión!! No habían obtenido respuesta del obispo a su petición de adjudicárseles un sólo templo de los innumerables de Paris, ...a pesar de que sí había templos para huelguistas, comunistas, musulmanes, activistas, pacifistas y todo tipo de revoltosos con los que el Vaticano II y sus obispos simpatizaban.
Hartos ya de la burla, el domingo de Cuaresma, 27 de febrero de 1977, tres sacerdotes franceses tuvieron una idea genial: ocupar una famosa iglesia en el corazón de Paris: Saint Nicolas de Chardonnet. La idea de los sacerdotes Louis COACHE, Vincent SERRALDA y monseñor François DUCAUD-BOURGET fue muy simple: poner un anuncio en ‘L’Aurore’ anunciando la celebración de una Gran Misa tradicional en la ‘Mutualité’, en el Distrito V... Lo que no sabían los fieles era que desde allí, se dirigirían directamente a la cercana iglesia de San Nicolas du Chardonnet, ¡situada a poquísimos metros de allí!
Así se cumplió el milagro. Hubo primero altercados, golpes, policía, amenazas; luego vinieron las órdenes de desalojo, los cortes de agua y luz; denuncias...Así durante bastantes años. Finalmente, en 1987, el Consejo de Estado francés dictaminó que “el disturbio al orden público como consecuencia del desalojo sería mayor que el de la ocupación ilegal”. (En Francia las iglesias son del Estado, que las cede a la Iglesia).
No sólo los fieles ocuparon aquella iglesia, sino que la han mantenido hasta hoy en el culto católico milenario, a salvo de aberraciones de misas modernas postconciliares. Han sucedido en Saint-Nicolas, como sacerdotes, Monseñor DUCAUD-BOURGET, quien murió en 1984, el padre Philippe LAGUERIE (1984-1997), luego el padre Christian BOUCHACOURT (1997-2003). Desde 2003, es el padre Xavier BEAUVAIS, de de la Hermandad Sacerdotal San Pio X, el sacerdote de la parroquia de Saint Nicolas du Chardonnet.
A pesar de todas las injusticias con que fueron golpeados, nunca los tradicionalistas llegaron a ser expulsados y Saint Nicolas de Chardonnet permanece, en palabras del Arzobispo M. LEFEBVRE como "Faro de la tradición en el mundo".
Hay que bregar por todos los medios a nuestro alcance para recuperar el sacro rito de la Santa Misa bimilenaria.
Carta de Monseñor Ducaud-Bourget al Cardenal Marty, tras la ocupación del templo de Saint Nicolas de Chardonet;
(Traducción)
"Eminencia, le agradezco que me haya enviado la declaración de prensa del 28 de Febrero, del Episcopado de París. Me sorprende que usted pueda poner en duda mi Fe y la de nuestros fieles; nuestra correspondencia de estos últimos años podría haberos iluminado sobre este asunto. No veo que,desde entonces, se haya establecido un nuevo dogma o reglas morales recientes quenosotros hayamos podido negar.
Usted sabe, seguramente, que yo soy incapaz de afirmar que la nueva misa no sea equívoca, ya que, de hecho, puede ser celebrada tanto por los protestantes y la Iglesia anglicana como por la (protestante) Confesión de Augsburgo como por los Católicos; cada uno entendiéndola en un sentido diferente, que eso es precisamente la definición de"equívoca".
Su propuesta de celebrar Misa con Vd, Eminencia, según el rito nuevo (o sea, la actual “Eucaristía”) es un signo de confianza que grandemente aprecio.Sin embargo, no me sería posible aceptarlo sino con tres condiciones, para satisfacer mi conciencia:
a) que Vd se comprometa oficialmente a dar a los católicos, que Vd llama “integristas o tradicionalistas”, algunas iglesias en París;
b)que deje a sus sacerdotes libertad de elegir entre los dos ritos;
c)que aunque Vd celebre con el nuevo rito, yo lo haga con el rito antiguo, cosa que mi avanzada edad me autoriza.
Aparecerían así entonces, las condiciones para la “unidad de la Fe en el la diversidad de ritos”, de acuerdo a las directivas del Concilio Vaticano II, dando a este asunto un signo de paz y de comunión que todos deseamos.
En la esperanza de recibir una señal de vuestra comprensiva bondad, os envío Eminencia, mi religioso respeto y nuestras oraciones."
(1) L’Homme Nouveau, 20 de marzo de 1977. Esta carta está fechada el 3 de marzo.
Monseñor François DUCAUD-BOURGET (1897-1984)
Última edición por ALACRAN; 01/12/2011 a las 20:28
"Los invasores"
Revista FUERZA NUEVA, nº 558, 17-Sep-1977
Los invasores
En “Ya” se ha ocupado «J. I.» de los invasores. De los invasores de iglesias, se entiende.Pero con una peculiaridad: únicamente del grupo tradicionalista que ha ocupado la iglesia de San Nicolás, de París. Los invasores rojos que, desde hace años, vienen ocupando iglesias por todo el mundo, incluida España, no despiertan la atención del comentarista de “Ya”. Se comprende: la noticia no es que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro.
Pero como la página en que viene el estudio sobre “la parroquia ocupada en París” está dedicada a “información religiosa”, creemos que en sus columnas deben ser tenidas en cuenta consideraciones morales distintas al pintoresquismo puramente periodístico. Y ahí es donde echamos de menos la ponderación y espíritu de equidad que debe animar toda información religiosa, hecha desde un periódico oficialmente católico, y escrita por mano sacerdotal.
«J. I.» denuncia en la ocupación “connivencias claramente políticas y partidistas que nada tienen que ver con la Iglesia”, de las que pone como ejemplo la presencia de servicios de orden de los propios ocupantes, con atuendo militar, disciplina castrense y, ¡oh, ignominia!, “pelo corto”. Parece que algunos de ellos son conocidos por su participación en enfrentamientos callejeros con grupos opuestos que, aunque no se los define, cabe suponer que sean marxistas, es decir, anticristianos, lo que nos pondría ante una continuación lógica del enfrentamiento entre los cristianos y los sin Dios, más coherente que las colisiones entre supuestos cristianos y comunistas que quieren destruir la Iglesia.
Se escandaliza asimismo «J. I.» de que en el templo ocupado se hayan oído canciones paracaidistas y el himno de “Orden Nuevo”, cuya resonancia política, dice, “no deja lugar a dudas”.
Y uno pregunta: ¿Cuántas veces se han escuchado en las iglesias ocupadas o utilizadas con permiso clerical por las Comisiones Obreras, ETA y similares canciones rojas o los sones de la “Internacional”, que tampoco dejan lugar a dudas?
Sin embargo, nunca hemos visto a «J. I.» elevar su voz contra esa politización de los recintos eclesiásticos, ni siquiera en casos que rebasen el folklore de banderas rojas, puños cerrados y canciones políticas, como ha sido la preparación de asesinatos en locales eclesiásticos de las provincias vascas,de los que hay abundantes testimonios en los sumarios instruidos y no totalmente esclarecidospor la oposición de los obispos, que con tanta energía censuran que unos católicos tradicionalistas ocupen una iglesia y, en cambio, ampararon con su autoridad que conventos y parroquias se convirtieran en cuevas de asesinos.
En fin, para desdramatizar la ocupación de la Iglesia de San Nicolás, queremos recordar que, en la variación de ocupaciones de templos bajo la benévola tolerancia de la jerarquía francesa, tiene lugar destacado la que hicieron las prostitutas de Francia para pedir mejoras en el ejercicio de su oficio, que para algo es el más antiguo del mundo. (…)
Cisma
Si pasamos del folklore a la teología, nos encontramos con que, al final de su artículo, «J. I.» dice que las reuniones tradicionalistas en la Iglesia de San Nicolás, donde se oyen gritos contra el “Martymarxismo” (Marty es el arzobispo de París), en la que el articulista llama “consabida acusación de marxistización de la Iglesia”, sin especificar si merecida o no, acaba preguntando: “A qué queda reducido en el conjunto de la polémica francesa la querella sobre la misa en latín? ¿Cuándo se pasa del pluralismo al cisma?”
Meritorias inquietudes que es lástima que a «J. I.» sólo le acongojen cuando el “pluralismo” se manifiesta en el ala tradicional de la Iglesia, y no cuando surge en el “ala marchante” o “progre”, pese a los extremos a que ha llegado, no ya sobre la infalibilidad del Papa, sino incluso sobre la divinidad de Jesucristo, el significado de la Eucaristía y la naturaleza del pecado. Comparado con ese “pluralismo”, el de los tradicionalistas franceses es como un soplo de aire comparado con un tifón. A pesar de lo cual es la brisa, no el huracán, lo que despierta la sensibilidad religiosa del colaborador de “Ya”. (…)
Juan NUEVO
Última edición por ALACRAN; 14/10/2023 a las 10:47
"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
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