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Tema: Habemus Papam - Francisco I

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  1. #1
    jasarhez está desconectado Proscrito
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    “No sé si la mafia puede atentar contra el papa, pero están pensando en ello” - 20minutos.es

    “No sé si la mafia puede atentar contra el papa, pero están pensando en ello”

    • El profesor John Dickie, experto en la mafia italiana, cree poco probable que la mafia asesine al papa Francisco.
    • Numerosas informaciones apuntan a que la Ndrangheta podría estar planeando un ataque contra el pontífice por su reforma del banco vaticano.
    • “Las mafias no matan sin evaluar los costes y los beneficios”, asegura el experto.



    La posibilidad de que la mafia esté planeando un ataque contra el papa Francisco lleva varios días llenando titulares. Al parecer, la ‘limpieza’ que está llevando a cabo el pontífice en las finanzas de la Santa Sede y en el banco vaticano podrían afectar a los negocios de la Ndrangheta y los capos de la mafia calabresa lo han puesto en el punto de mira.

    El fiscal italiano encargado de la persecución de la mafia, Nicola Gratteri, también ha hecho numerosas apariciones en los últimos días señalando que no sabe “si las bandas criminales tienen capacidad para hacer algo al papa, pero está claro que están pensando en ello”. El fiscal ha afirmado también que el pontífice “molesta mucho a la mafia”. “No tengo información concreta sobre planes de la mafia contra el papa”, ha dicho Gratteri, “pero si la tuviera tampoco lo diría”.

    La Iglesia seguirá haciendo su reforma a su habitual ritmo lento. Mientras tanto, el dinero negro se habrá esfumado John Dickie, profesor de Estudios Italianos en la Escuela Universitaria de Londres y autor del libro Cosa nostra: historia de la mafia siciliana firma este viernes un artículo para CNN en el que señala que no es la primera vez que la postura de un pontífice choca con los intereses de la mafia.

    Dickie recuerda que, en 1993, la Cosa Nostra respondió con dos bombas en iglesias a un discurso de Juan Pablo II en el que advertía a los mafiosos que dios los juzgaría. Hasta ese momento, explica Dickie, los mafiosos y la Iglesia se llevaron bien por razones políticas, los capos se ponían al frente de las procesiones del santo que tocara y eso les ayudaba a acercarse a Democracia Cristiana, el partido que gobernó el país durante la mayor parte de la segunda mitad del siglo pasado.

    Además, la religión es un instrumento de cohesión entre las diferentes mafias y les sirve como justificación espiritual para sus delitos, asegura el profesor. Pero el papa Francisco parece decidido a romper todos los vínculos de la Iglesia católica con la mafia. Ha beatificado al sacerdote Pino Puglisi, que falleció en 1993 tras las palabras de Juan Pablo II contra las bandas criminales, convirtiéndolo en el primer mártir católico asesinado por la mafia.

    Tampoco ha detenido su reforma del banco vaticano para que deje de servir como herramienta para lavar el dinero de los mafiosos. Dickie señala que todavía falta mucho para que la Mafia y la Iglesia rompan su relación por completo, pero también ha indicado que cree “muy improbable” que la Ndrangheta asesine al jefe de la Iglesia. “Las mafias no matan sin evaluar los costes y los beneficios”, asegura. “Un escenario probable es que la Iglesia siga haciendo su reforma a su habitual ritmo lento”, dice” mientras tanto, el dinero negro se habrá esfumado”.

    Ver más en: “No sé si la mafia puede atentar contra el papa, pero están pensando en ello” - 20minutos.es

  2. #2
    Avatar de Adriano
    Adriano está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Ridícula noticia y más aún viniendo de un medio como 20minutos. Como le gusta a la progresía intentar hacer quedar bien al "papa", como si fuese una víctima. Anda que la mafia no tendrá mejores cosas que hacer que intentar semejante magnicidio...

  3. #3
    jasarhez está desconectado Proscrito
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Cita Iniciado por Adriano Ver mensaje
    Ridícula noticia y más aún viniendo de un medio como 20minutos. Como le gusta a la progresía intentar hacer quedar bien al "papa", como si fuese una víctima. Anda que la mafia no tendrá mejores cosas que hacer que intentar semejante magnicidio...
    Ha sido publicada en muy diversos medios, de todos los colores y pelajes (desde la rusa RT hasta algunos medios liberales como 'Libertad Digital', que no me resultan demasiado 'progres'...):

    https://encrypted.google.com/search?...24.hleTtfyV-Is (una simple búsqueda en google lo demuestra)

    Y esta advertencia ha sido hecha pública por alguien que se supone debe saber un poquito más que nosotros de este tipo de asuntos, el fiscal adjunto de Reggio Calabria, Nicola Gratteri, que cuenta con una experiencia de más de 20 años en la lucha contra la poderosa mafia calabresa. De todas formas, ignoro cuán 'progre' será este tal fiscal adjunto, señor Gratteri. A mi no me ha parecido tan descabellada la noticia, y ni mucho menos tan 'ridícula'. A ver si, por manifestarnos siempre tan críticos con el Papa Francisco, vayamos a pasarnos un poco de listos y podamos obviar diversos aspectos de la realidad que no tienen nada que ver con las cosas que aquí generalmente nos interesan... ¡Poderoso caballero es don dinero!.
    Última edición por jasarhez; 17/11/2013 a las 10:24

  4. #4
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    Erasmus está desconectado Socio vitalicio
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    El editorial de los jueves de Mariano Grondona en LA NACION:

    La revolución moral del papa Francisco


    Ya no hay dudas de que el papa Francisco exhibe, en altas dosis, el don de la simpatía, esa cualidad de sentir con el otro, poniéndose en su lugar. Pero a la simpatía también se la asocia con la permisividad. ¿Es Francisco, además, un papa permisivo?

    Después de leer lo que acaba de decir contra la corrupción, sería difícil sostenerlo. En una declaración de este último fin de semana, el Papa afirmó que "para los cristianos de doble vida no hay perdón de Dios. Se merecen -lo dice Jesús, no lo digo yo- que les pongan en el cuello una piedra de molino y los arrojen al mar". Tres días antes, también en Roma, Francisco clamó contra "los devotos del dios soborno, aquellos que a sus hijos les dan a comer pan sucio. Tal vez deberíamos rezar por estos niños y jóvenes. Ellos también tienen hambre. Pero tienen hambre de dignidad".


    Después de recordar la disposición de Dios para perdonar a todos los pecadores, Bergoglio agregó: "Pecadores somos todos, pero corruptos no. Quien peca y se arrepiente, pide perdón. Pero aquel otro que, en el fondo, no se arrepiente, finge ser cristiano y lleva una doble vida. Mete la mano en un bolsillo y da a la Iglesia. Con la otra mano, roba. Su belleza es la de los sepulcros blanqueados. Cristianos corruptos, sacerdotes corruptos? La corrupción, que quizás empieza con un pequeño sobre, al fin se convierte en un sistema de vida".


    Los "sepulcros blanqueados", en otras palabras, no tienen perdón. Su pecado imperdonable es la hipocresía. Este extremo rigor contrasta, sin duda, con la extrema simpatía de Francisco. Es blando en casi todo lo que tiene que ver con el pecado. Es extremadamente duro, en contraste, con un solo pecado: el de la corrupción. Aquí se frena de golpe la simpatía y asoma, inexorable, la severidad.


    Habría por consiguiente, en la visión papal, dos clases de pecados: los comunes, lavados por el perdón, y la corrupción, en última instancia imperdonable. Es como si estuviéramos frente a una nueva teología moral, frente a una nueva clasificación de los pecados según se los ordene en veniales o mortales. Desde la perspectiva de Francisco, casi todos los pecados resultarían veniales salvo uno, la corrupción.


    Nos hallamos aquí frente a una revolución moral, ya que en el mundo moderno, y particularmente en la Argentina, prevaleció hasta ahora la idea de que la corrupción, a la que a veces se la licua con la vaga denominación de "corruptela", es general, no es tan grave y en ocasiones resulta inevitable, mientras que Francisco viene de ponerla al tope de los pecados más graves. ¿Cuál es la razón de este salto cualitativo? A lo mejor, que en tanto que los pecados comunes hablan de nuestra debilidad y tienden por ello a ponernos en nuestro lugar porque nos incitan a la humildad ("humus" significa "tierra"), la corrupción de la que habla Francisco, ligada como decíamos a la hipocresía, se vincula con el pecado original de nuestro padre Adán cuando, tentado por la serpiente, pretendió convertirse él mismo en dios, cometiendo así el pecado mortal de la soberbia, que es el único, en resumidas cuentas, imperdonable.


    El hombre creyó por mucho tiempo que él y la Tierra eran el centro del universo. Cuando se descubrió que apenas habitábamos un planeta menor, a esta nueva perspectiva se la llamó revolución copernicana, en honor de Copérnico, que la descubrió. ¿No estará generando Francisco una nueva revolución copernicana, esta vez en el campo de la visión moral?


    Desde que Francisco es papa, ya produjo varias señales en esta dirección. Habló cada día más de una Iglesia de los pobres y de ir de la periferia el centro y no a la inversa. Pareciera que, desde su innegable simpatía, nos está empujando suavemente hacia un nuevo orden moral que, lejos de ser en sí mismo simpático o no, apunta en una dirección radicalmente nueva. Pero, así como Ortega y Gasset decía que "la claridad es la cortesía del filósofo", Francisco quisiera darnos sus enseñanzas de a poco, suavemente. Su estilo no debiera, empero, confundirnos: lo que trae detrás de su alegre sonrisa es nada menos que una revolución acompañada, eso sí, por una simpatía gracias a la cual terminaremos por aceptarla sin convulsiones.


    Hay dos clases de revoluciones, en suma. La Revolución Francesa, que conmovió al mundo y sin embargo nació y murió con los Borbones, y la Revolución Inglesa, que un siglo antes, sin tanto ruido, cambió el mundo. En Francisco, por lo que vamos viendo, hay menos ruidos que nueces.



    Imperium Hispaniae

    "En el imperio se ofrece y se comparte cultura, conocimiento y espiritualidad. En el imperialismo solo sometimiento y dominio económico-militar. Defendemos el IMPERIO, nos alejamos de todos los IMPERIALISMOS."







  5. #5
    Avatar de Adriano
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Cita Iniciado por jasarhez Ver mensaje
    Ha sido publicada en muy diversos medios, de todos los colores y pelajes (desde la rusa RT hasta algunos medios liberales como 'Libertad Digital', que no me resultan demasiado 'progres'...):

    https://encrypted.google.com/search?...24.hleTtfyV-Is (una simple búsqueda en google lo demuestra)

    Y esta advertencia ha sido hecha pública por alguien que se supone debe saber un poquito más que nosotros de este tipo de asuntos, el fiscal adjunto de Reggio Calabria, Nicola Gratteri, que cuenta con una experiencia de más de 20 años en la lucha contra la poderosa mafia calabresa. De todas formas, ignoro cuán 'progre' será este tal fiscal adjunto, señor Gratteri. A mi no me ha parecido tan descabellada la noticia, y ni mucho menos tan 'ridícula'. A ver si, por manifestarnos siempre tan críticos con el Papa Francisco, vayamos a pasarnos un poco de listos y podamos obviar diversos aspectos de la realidad que no tienen nada que ver con las cosas que aquí generalmente nos interesan... ¡Poderoso caballero es don dinero!.
    De acuerdo, pero me sigue pareciendo un titular sensacionalista y sin fundamento. Anda que no tendrá otras cosas la Ndrangheta (Además hasta saben la mafia exacta y todo) que aventurarse a semejante cosa.

  6. #6
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Yo no he dado mucha importancia a esa noticia. Sinceramente me sorprendería que realmente quisiera ir a por él. No creo que vaya a pasar nada.

  7. #7
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Misericordina: Efectos Secundarios

    Fray Gerundio

    Vamos dando pasitos adelante en la construcción de un catolicismo ñoño y un poquitín mojigato, e incluso me atrevería a decir de baja calidad, por no utilizar ese término horrible que profieren mis novicios cuando piden una coca cola: light, o algo así.

    La Misericordina me parece algo cursi, en un catolicismo que se las da de firme y de refinado, en estos últimos días del Año de la Fe. Me parece que tener que llegar a estos recursos es un poco de juegos de niñas o de un infantilismo rematado, aunque muy a la moda. No merecería comentario si no fuera porque el Papa la ha recomendado desde la ventana de sus habitaciones privadas (que sigue sin habitar, por cierto). He de confesar que cuando he visto al Santo Padre con la cajita en la mano, las cámaras enfocando y la recomendación de su uso a miles de fieles, me he reído tanto que casi me caigo de la banqueta medieval que me sustenta. Y más todavía cuando ha recordado a los fieles entusiastas, que él no es farmacéutico.
    Pues menos mal. Porque la verdad es que suena a algo de brujería o de amuleto. Tanto que se han reído muchos de contar las cuentas, o de las novenas, o de las velas, o de las devociones tridentinas y preconciliares, tienen ahora que pasar por hacer el proselitismo del Rosario, metido en una cajita con la inscripción de la medicina en cuestión, como si se tratara de una fórmula mágica de adelgazamiento o de eliminación del colesterol espiritual. O una especie de estimulante para el alma.
    Así es la vida. Como si el Rosario no tuviera de por sí la fuerza necesaria para recomendarlo tal como es, sin aditamentos, sin aspavientos, sin novedades evangelizadoras que son más un sucedáneo que otra cosa. Y sin cajitas. O al menos, eso me parece a mí. El vigor del Rosario, con su carga de siglos y de recomendaciones de los Pontífices y de los Santos de todos los tiempos, e incluso el encargo expreso de la Santísima Virgen, como medio y remedio de tantos males y pecados, no necesita de estas cajitas metafóricas, que se regalan como si fueran bolitas de menta para el aliento.

    Sí, ya sé que no es para tanto. Y que probablemente piense alguno que me estoy pasando de la raya o que exagero muchísimo ante una sencilla muestra de devoción, a la que se añade la buena voluntad. No tengo nada que decir de los organizadores, inventores y promotores de tal hazaña evangelizadora, Dios me libre. Estoy seguro de que deben tener muy buena voluntad. Pero sí que es verdad, que me viene a la cabeza la idea de que esto es la expresión de nuestro catolicismo actual, al amparo de las rebajas que tanto proliferan en la vida comercial.
    Me parece que es una rebaja sustancial de la verdadera virtud de la misericordia, tan grandiosa, tan elevada, hasta el punto de que es una de las bienaventuranzas, nada menos. Me resulta empobrecedora en grado sumo la expresión, porque esconde algo así como una reducción de su monumental contenido, para convertirla en unos buenos deseos de que a lo largo del día nos tomemos tres pastillitas de éstas, y así podamos misericordiear con el hermano y el cercano, el periférico y el necesitado.
    Y mucho más me preocupa que esta medicinita pueda tener algunos efectos secundarios, tales como acostumbrar al pueblo cristiano a rebajar todo el contenido de las virtudes cristianas hasta extremos tales que se convierten en virtudes humanas, que las viven los judíos (por supuesto), los musulmanes, los agnósticos y los batusis. Me parece que por aquí anda la clave de todo el tema y por lo tanto anda también por ahí mi legítima preocupación. Así como estamos asistiendo a una consideración equilibrada de todas las religiones, porque todas ellas nos llevan a la verdad… así mismo se va imponiendo un equilibrio de todas las virtudes, que se pueden vivir en cualquier religión, en cualquier situación y en cualquier estado. Las grandes virtudes cristianas, reconducidas y/o encamadas con las grandes virtudes paganas. La prudencia explicada por Séneca, confundiéndose con la prudencia infusa de la que tan ardientemente habló Santo Tomás de Aquino.
    Pero en fin, insisto en que es una cuestión de menor calado, dentro de los falsos remedios que se nos están proponiendo en el día a día, aconsejados por farmacéuticos purpurados, boticarios aficionados de tres al cuarto.
    Eso sí. Hay que mirar el papelito de la misericordina, porque a mí lo que más me interesa son las contraindicaciones, no nos vaya a dar alguna peste bubónica o alguna fiebre amarilla.
    ¡¡CUIDADO!! No tome misericordina si está usted cerca de algún Franciscano de la Inmaculada, o de alguien que haya optado por la misa en latín, o si está usted en contacto con cualquier otro síntoma de tradicionalismo. En tal caso, consulte a su párroco o a su psicólogo.
    En caso de intoxicación, creo que lo mejor es leerse el discurso del Cardenal Rouco al empezar la Plenaria de la Conferencia Episcopal. Les aseguro que les entrará tanto sueño, que cualquier otro síntoma que pueda existir desaparecerá por arte de magia. Pero no me hago responsable de otros daños colaterales. Aunque estoy seguro que en esto me darán la razón casi todos los Obispos allí presentes.


    Misericordina: Efectos Secundarios | Tradición Digital

  8. #8
    Avatar de Hyeronimus
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Interpretando a Francisco a través de Francisco

    Cougar Puma



    No entiendo el programa de pontificado de Franciscvs I PP. No debo de ser el único, porque hay quien pretende interpretarlo a través de su dimisionario predecesor. Así, el reverendo John Zuhlsdorf titula su blog Reading Francis through Benedict“.
    Usando la misma técnica, se podría interpretar a Juan XXIII a través de Pio XII, a San León IX a través de Benedicto IX, o a Franciscvs I PP a través de San Pío X. Sin embargo, mucho me temo que esa técnica diga mucho más del intérprete que del propio interpretado. Personalmente, prefiero usar una técnica algo más clásica: escuchar al propio interesado. En este caso, la alocución del 16 de marzo de 2013 en el Aula Pablo VI a los representantes de los medios de comunicación. (Añado entre corchetes la información que el estilo de Franciscvs I PP ha preferido omitir, y entrecomillo las palabras que usa de forma figurada
    Algunos no sabían por qué el [Papa, que además es el] Obispo de Roma ha querido llamarse Francisco. Algunos pensaban en [San] Francisco Javier, en [San] Francisco de Sales, también en [San] Francisco de Asís.

    Les contaré la historia. Durante las “elecciones”, tenía al lado al arzobispo emérito de San Pablo, y también Prefecto emérito de la Congregación para el Clero, el cardenal Claudio Hummes: un gran amigo, un gran amigo. Cuando la “cosa” se ponía un poco “peligrosa”, él me confortaba. Y cuando los votos subieron a los dos tercios, hubo el acostumbrado aplauso, porque había sido elegido. Y él me abrazó, me besó, y me dijo: «No te olvides de los pobres». Y esta palabra ha entrado aquí: los pobres, los pobres.

    De inmediato, en relación con los pobres, he pensado en [San] Francisco de Asís. Después he pensado en las guerras, mientras proseguía el escrutinio hasta terminar todos los votos. Y [San] Francisco es el hombre de la paz. Y así, el nombre ha entrado en mi corazón: [San] Francisco de Asís. Para mí es el hombre de la pobreza, el hombre de la paz, el hombre que ama y custodia la creación; en este momento, también nosotros mantenemos con la creación una relación no tan buena, ¿no? Es el hombre que nos “da” este espíritu de paz, el hombre pobre… ¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!

    Despues, algunos hicieron diversos chistes: «Pero tú deberías llamarte Adriano, porque Adriano VI fue el reformador, y hace falta reformar…». Y otro me decía: «No, no, tu nombre debería ser Clemente». «Y ¿por qué?». «Clemente XV: así te vengas de Clemente XIV, que suprimió la Compañía de Jesús». Son bromas… [hechas públicas por su significado e importancia. De otra forma, nunca habrían sido mencionadas en una alocución oficial a periodistas.]
    Al ser la causa de la elección del nombre que simboliza su pontificado, no podemos sino preguntarnos ¿quién fue realmente San Francisco de Asís? Ésta es la respuesta del r.p. Alfredo Sáenz, SI:
    Como se sabe, fue en la Edad Media cuando nacieron las Órdenes mendicantes, entre cuyos fines estaba llevar la Fe a los musulmanes y a los paganos del Oriente. En orden a ello, dichas Órdenes fomentaron desde el comienzo el estudio de las lenguas orientales, no por prurito de erudición sino para asegurar la eficacia de su acción misional.

    Destaquemos la figura de San Francisco de Asís. Su vida es suficientemente conocida, por lo que obviaremos detalles. Hombre de múltiples facetas, era generoso casi hasta el exceso, audaz, siempre cordial. Tenía así mismo alma de trovador y de poeta, capaz de leer el mensaje del viento, del fuego, del agua, de los pájaros y hasta de los lobos.

    Su primera intención fue alistarse en la Cruzada, para lo cual se dispuso a ser armado caballero, pero el Señor le mostró que otro sería su camino: desposarse con la pobreza y dedicarse a la predicación del Evangelio. Sobre estos dos pilares comenzó una nueva Orden. Se ha dicho que nunca olvidó su primera inclinación a las Cruzadas y a la Caballería, cuyo ideal seguiría abrevando la espiritualidad que lo caracterizaría. Al parecer, su proyecto inicial había sido dedicarse a la conversión de los moros. Quizás sea por ello que hasta nuestros días están los franciscanos tan presentes en el Oriente musulmán. Lo cierto es que Francisco pensó ir personalmente al Marruecos musulmán para convertir a los infieles, pero como de hecho se le hizo imposible, envió a seis Hermanos, quienes pronto morirían mártires.

    Por esos tiempos, se estaba organizando una de las Cruzadas [era la Quinta Cruzada]. Francisco, sintiendo en sus venas el ardor del caballero y del mártir, se unió a esas mesnadas con doce de sus compañeros. Los que dirigían dicho emprendimiento pensaron que, mejor que atacar a los turcos en Tierra Santa, sería invadir Egipto y tomar en prenda Alejandría y Damieta para negociar luego la restitución de Jerusalén a cambio de esas ciudades.

    En 1218, los guerreros cristianos acamparon frente a Damieta. El asedio se fue haciendo largo y, por desgracia, la Cruzada no se desarrollaba de modo conveniente: había rencillas entre los jefes y cierto desenfreno en la tropa. Desde el punto de vista militar, acumulaban fracaso tras fracaso. Durante varios meses, Francisco permaneció con ellos, suscitando su admiración. Lo veían como el modelo mismo de la Caballería.

    Un día se supo que aquel hombrecillo de hábito gris, que tenía algo de trovador, se había propuesto, nada menos, que ir al campo mismo de los infieles. Los soldados se morían de risa: hablarles de caridad a esos moros que acababan justamente de anunciar que, por cada cabeza de cristiano cortada, el verdugo recibiría una moneda de oro, parecia un verdadero dislate. El santo no se amilanó. Llevando consigo a uno de sus compañeros, fray Iluminado, se dirigió hacia las filas enemigas entonando los versículos del Salmo XXII: “Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré, Señor, porque Tú vas conmigo”.

    Cuando vieron venir a los dos frailes, los musulmanes se abalanzaron sobre ellos y los apalearon. “¡Sultán!” “¡Sultán!”, gritaba Francisco con todas sus fuerzas. Entonces, los guardias, creyendo que se trataba de parlamentarios, luego de encadenarlos, los llevaron a su campamento. Allí, al ser interrogados sobre lo que pretendían realmente, San Francisco respondió con toda sencillez que lo que quería era ver al Sultán para explicarle la doctrina de Cristo.

    El Sultán de Egipto era entonces Malek-el-Kamil, un hombre extraño para ser musulmán ya que se mostraba un tanto escéptico, y de ningún modo le resultaba desagradable discutir con un sabio cristiano los méritos comparados del Corán y del Evangelio. Ordenó, pues, introducir a aquellos inesperados visitantes.

    Para divertirse un poco, hizo tender ante ellos una alfombra cubierta de cruces con el objeto de que pisasen ese símbolo tan amado de nuestra fe. Francisco lo hizo sin la menor vacilación. “¿Cómo que caminas sobre la Cruz de Cristo?” le preguntó, burlón, el musulmán. “¿Es que no sabes -le respondió el santo- que en el Calvario había varias cruces, la de Cristo y las de los ladrones? Nosotros adoramos a la primera, pero las demás os las dejamos, y si así os place sembrarlas por tierra ¿por qué íbamos a tener nosotros escrúpulos en pisotearlas?”

    Iniciado de esta manera tan curiosa el diálogo entre los dos hombres, pronto se cayeron en gracia. El Sultán le llegó a proponer que se quedara con él. “Con mucho gusto -le respondió San Francisco- si tú te haces cristiano. Y para que el Sultán se convenciese de la superioridad de su Dios, le propuso una prueba. “Que enciendan un gran horno. Tus sacerdotes y yo entraremos allí y, por lo que suceda, te darás cuenta por ti mismo cuál de las dos religiones es la más santa y la más verdadera”.

    El Sultán, sorprendido pero haciéndose pocas ilusiones sobre el temple heroico de los suyos, respondió: “Dudo que mis sacerdotes tengan ganas de entrar en un horno.” “Pues entonces entraré yo solo en él -le dijo Francisco-. Si perezco, no atribuyas esto más que a mis pecados, pero si el poder divino me protege ¿juras reconocer a Cristo como verdadero Dios y Salvador?” Al Sultán le costó convencerle de que por ser el jefe de los creyentes del Islam, le sería en extremo difícil hacerse bautizar. Pero, al menos, quiso colmar de regalos a aquel hombre tan original. Luego ordenó que lo acompañasen al campamento de los Cruzados con las mayores consideraciones. “No me olvides -le dijo cuando se despidió de él-. ¡Y quiera Dios, por tu intercesión, revelarme qué creencia le es más agradable!”

    El intento misional de la Iglesia se volcó sobre todo hacia el África del Norte. Quizás porque los recuerdos cristianos de esa zona, evangelizada por San Cipriano, San Agustín y tantos otros héroes de la Fe, estaban aún frescos en la memoria de los fieles. ¿Era acaso posible resignarse a considerar como definitiva la victoria del Islam en aquellas tierras tan cristianas?

    Dentro de la Cristiandad, dos eran los países que podían interesarse más por la conversión de África: España, cuya historia estaba tan ligada a la del Islam, y Sicilia, donde los normandos acababan de expulsar a los musulmanes, y cuyas costas miraban hacia Túnez.

    Entre los religiosos, como dijimos, fueron sobre todo los franciscanos quienes, siguiendo a su fundador, se sintieron especialmente atraídos por las misiones en África. El mismo Francisco envió a Túnez a dos de sus frailes, Egidio y Elías, pero fueron mal acogidos por los comerciantes cristianos allí establecidos porque temían que la predicación del Evangelio desencadenase un movimiento hostil y arruinase sus negocios, de modo que tuvieron que retornar.

    Pronto se ofrecieron otros franciscanos para ir a Marruecos con la esperanza de morir mártires. Cuando pasaron por España, se detuvieron en Sevilla, que todavía estaba en manos de los moros, entraron en la mezquita y comenzaron a predicar contra el Corán, lo que les valió ser allí mismo apaleados. Se dirigieron luego al palacio y lograron ser recibidos por el rey moro, al cual anunciaron, con el mismo desparpajo, que habían venido para ordenarle “que renunciase a Mahoma, vil esclavo del Demonio”. Se les arrojó en prisión, donde todavía intentaron convertir a los carceleros. Finalmente, el Rey, entendiendo lo que anhelaban, les dijo que nos les daría el gusto de de ser mártires. Y los envió, efectivamente, a Marruecos.

    Allí, volvieron a las andadas. El jefe Abu-Yakub, que representaba a sultán almohade, tras ordenar que los encadenaran, hizo que se presentasen delante de él. “¿Quiénes son ustedes?” les preguntó. “Discípulos del Hermano Francisco” respondieron. “¿Por qué están aquí?” “Porque él nos ha enviado a través del mundo para enseñar el camino de la verdad.” “¿Cuál es ese camino?” Entonces, uno de ellos, que era sacerdote, empezó a recitar el Credo. El jefe moro lo escuchaba con atención, pero cuando llegó a aquella parte donde se dice que Jesús es el Hijo de Dios y que el Verbo se hizo carne, se enfureció: “¡El Diablo es el que os ha enviado para que yo oiga tales cosas!” Llamó entonces a los verdugos.

    Durante toda una noche los azotaron, los arrastraron sobre pedruscos, los rociaron con aceite hirviendo y luego con vinagre. Ellos, como si nada, rezaban en alta voz y se exhortaban mutuamente a resistir. Al día siguiente, el musulmán mandó que los hiciesen comparecer ante él. ¿Persistían en despreciar el Corán? ¿Seguirían teniendo Fe en su Dios encarnado? Ellos, a una sola voz, respondieron que no había más que una verdad, el Evangelio. “¡Voy a matarlos!” gritó el moro. “Tú dispones de nuestros cuerpos -le contestaron- pero nuestras almas están en el poder de Dios.” Fueron sus últimas palabras, porque Abu-Yakub hizo traer una cimitarra y los decapitó allí mismo con sus propias manos.

    Cuando San Francisco, que en esos momentos estaba en Damieta, se enteró de ello, dijo: “¡Alabado sea Dios! ¡Ahora sé, de verdad, que tengo cinco Hermanos Menores!”

    ______________________________________________________________________
    r.p. Alfredo Sáenz, SI
    : La nave y las tempestades, Tomo III: La embestida del Islam, Buenos Aires: Ediciones Gladius, 2011, ISBN: 9789509674660, pp. 170-175
    Según el Papa, éste va a ser el modelo de su pontificado. Humildemente acato con devoto asentimiento religioso sus palabras por cuanto de autoridad y Magisterio contengan. Ahora bien, resulta evidente que ha tomado el nombre de un santo que poco o nada tiene que ver con la línea pastoral de su episcopado primero y de su pontificado después.
    Está claro que durante su pontificado no tiene la menor intención de realizar ninguna cruzada apostólica para la conversión de infieles en general, y mucho menos la de los muslimes en particular. Por otra parte, dados sus antecedentes pastorales, es perfectamente posible que, para él, los judíos no se puedan convertir, sino sólo apostatar.
    Si hace con la Tradición lo mismo que ha hecho con la vida y figura de San Francisco de Asís -y con los conversos procedentes del Islam y el Judaísmo- no nos quedará otro remedio que dejar de escucharle y acudir directamente a las Fuentes del Magisterio. En ese caso, es seguro que habrá quien nos tachará de intransigentes asilvestrados, testarrudos desobedientes, fanáticos soberbios, egoístas insolidarios, herejes pelagianos o cismáticos sedevacantistas. Nos despreciarán y perseguirán independientemente de todo lo que podamos llegar a hacer o decir. Y lo harán con tanta más saña cuanto más evidente les resulte que, realmente, no somos nada de eso.
    Al final, resultará que nosotros somos los culpables del calamitoso estado de apostasía en el que se hallan sumidos unos pastores y unos fieles que, desgraciadamente, aunque todavía no se hayan dado cuenta, hace mucho que dejaron de serlo.
    Mientras tanto, nuestro Papa anda ocupado inventándose un San Francisco de Asís con el que justificar el plan pastoral de un pontificado más interesado en la política social y en la ecología de los sistemas naturales que en la Economía de la Gracia. Como si pudieran existir las primeras sin la segunda.
    Cada uno es muy libre de hacer lo que estime más oportuno. Yo, por mi parte, voy a retomar la lectura diaria de vidas de santos. Dado que igualmente se me va a tachar de preconciliar, puestos a ser preconciliares, voy a serlo de verdad. Se trata del “Flos sanctorum” del r.p. Pedro de Ribadeneyra, SI (Toledo 1526 – Madrid 1611). La edición original en español es de 1601. Voy a usar la última disponible, de 1717. No es que se trate de un texto simplemente preconciliar, es que se trata de un texto precontemporáneo, publicado antes de las así llamadas “revoluciones burguesas del s. XIX”. Quizá por eso sea una obra tan profundamente empapada de religiosidad elevada al orden sobrenatural.
    Sé que nadie va a leer estas preciosas hagiografías que valen su peso en eternidad. Es parte de la desgraciada condición humana: los consejos son para deshecharlos. Pero no caerá sobre mi pobre conciencia el no haber dado la oportunidad de que algún alma afortunada pueda aprovecharse de ellas. Así pues, éstos son los vínculos directos a los seis volumenes de esta obra en español del p. Ribadeneyra.
    Se accede al vínculo de descarga de cada página pulsando sobre la flechita al lado de la tuerca situada arriba a la derecha.
    r.p. Pedro Ribadeneyra, S.I.: “Flos Sanctorum”, Tomo 1 de 6:
    R.P. Pedro de Ribadeneyra ... Flos sanctorum: primera parte en que se ... - Pedro de Ribadeneyra, Juan Eusebio Nieremberg, Francisco García ((S.I.)) - Google Libros
    r.p. Pedro Ribadeneyra, S.I.: “Flos Sanctorum”, Tomo 2 de 6:
    R.P. Pedro de Ribadeneyra ... Flos Sanctorum: segunda parte : en que se ... - Pedro de Ribadeneyra, Juan Eusebio Nieremberg, Francisco García ((S.I.)) - Google Libros
    r.p. Pedro Ribadeneyra, S.I.: “Flos Sanctorum”, Tomo 3 de 6:
    Flos sanctorum: . Tercera parte, en que se contienen las vidas de los santos ... - Pedro de Ribadeneyra, Juan Eusebio Nieremberg, Francisco García - Google Libros
    r.p. Pedro Ribadeneyra, S.I.: “Flos Sanctorum”, Tomo 4 de 6:
    R.P. Pedro de Ribadeneyra ... Flos Sanctorum: quarta parte : en que se ... - Pedro de Ribadeneyra, Juan Eusebio Nieremberg, Francisco Garcia ((S.I.)) - Google Libros
    r.p. Pedro Ribadeneyra, S.I.: “Flos Sanctorum”, Tomo 5 de 6:
    Flos sanctorum: . Quinta parte, en que se contienen las vidas de los santos ... - Pedro de Ribadeneyra, Juan Eusebio Nieremberg, Francisco García - Google Libros
    r.p. Pedro Ribadeneyra, S.I.: “Flos Sanctorum”, Tomo 6 de 6:
    Flos sanctorum: . Sexta parte, en que se contienen las vidas de los santos ... - Pedro de Ribadeneyra, Juan Eusebio Nieremberg, Francisco García - Google Libros
    ¿Y Francisco…? ¡Ah, sí, Francisco!
    Lean estas hagiografías y extraigan sus propias conclusiones. Y luego me explican cómo aplicar a esas conclusiones una hermenéutica de reforma en continuidad con el Espíritu de Asís sin apartarse del Magisterio enseñado siempre y en todas partes. Igual así hasta somos capaces de transmutar el plomo en oro, e interpretar a Francisco a través de Benedicto.
    ¿No sería maravilloso? Pues ahora mismo me pongo manos a la obra. Abro el gas, enciendo el infiernillo, coloco el matraz, vierto un poco de aceite de onagra, echo el polvo de plomo, añado una pizca de artemisa y otra de ajonjolí…
    Evidentemente, no voy a seguir revelando los ingredientes necesarios para la transmutación. Son secretos. Cuando termine de descubrir cómo prepararlos, seguro que encontraré trabajo hasta en las mismísimas cocinas de Añastro. Si consigo reunirme allí con otros nigromantes, les ofreceré la fórmula para transmutar el plomo en oro a cambio de una explicación que me permita interpretar a Francisco a través de Benedicto, o como sea.
    ¿He dicho ya que no entiendo el programa de pontificado de Franciscvs I PP…?


    Interpretando a Francisco a través de Francisco | Tradición Digital

  9. #9
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Luces de giro

    Enviado por Moderador el Vie, 11/22/2013 - 16:55.








    El Papa reitera señales de cambio en su rumbo inicial



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    En el artículo que se reproduce, el autor refleja señales importantes de cambio en los lineamientos doctrinales de los primeros meses de Francisco. Los que lo conocemos en su sinuoso pasado doctrinal y político no nos sentimos tan inclinados a creer en la permanencia de este aparente giro. Pero tampoco corresponde negar la posibilidad. Francisco es el papa, y el papa puede hacer muchas cosas, pero hay algunas que NO puede hacer. Proclamar formalmente una doctrina contraria a la Fe, por ejemplo. Actuar de modo que busque destruir a la Iglesia, otro caso. Puede jugar con la ambigüedad, puede devaluar su magisterio al punto de convertirlo en opinión personal, o como en el caso que se relata aquí, dejar que otros pongan en su boca cosas que no dijo y aceptar que se publique como propio (caso Sccalfari). Pero por algún medio Dios impedirá que esto se prolongue. Por persuasión, presión o eventualmente impedimento físico o muerte.

    Si a alguien le interesa mi opinión, yo creo que juega el viejo juego peronista de las luces de giro, ya antes comentado. Pone la señal en un sentido, y gira en el otro. Según conveniencia del momento. El peronismo ha devenido, en su praxis, un pragmatismo despiadado. Y Bergoglio es peronista, con todo lo que eso pueda significar para bien o para mal. Tiene una forma mentis peronista. La gracia supone la naturaleza. La gracia operará en él sobre su naturaleza.

    Pero el tiempo será el juez de este cambio aparente. Si es real, que lo haga porque los cardenales norteamericanos y otros menos adinerados lo presionan, o por convicción solo importa a la salvación de su alma. A la Iglesia le sirve que aclare, o al menos despeje algunos de los tantos confusos dichos de su facundia inaugural.

    De todos modos, no será fácil. Como decía aquel santo sobre la calumnia, "razgad una almohada de plumas y echadlas al viento. Ahora id y recogedalas una por una". Así también la confusión, en especial cuando los oyentes están esperando el permiso para hacer lo que no deben con permiso de la máxima autoridad espiritual.

    Los hecho, hecho; lo dicho, dicho. No está mal que ponga el freno. Algún bien hará, en especial si lo pisa con sinceridad.

    He rezado por décadas, diariamente, en el santo rosario, por el Sumo Pontífice. En este caso, con mayor énfasis. Continúo haciéndolo, Dios tiene la palabra.

    En tanto, el lector paciente tal vez quiera leer este resumen, interesantísimo, sobre los últimos signos de cambios de rumbo pontificio. Cambios que, como refleja el autor, los medios silencian sospechosamente.




    ROMA, 22 de noviembre de 2013 – En pocos días el Papa ha corregido, o ha hecho corregir, algunos rasgos relevantes de su imagen pública. Tres, por lo menos.

    El primer rasgo tiene que ver con el coloquio que tuvo con Eugenio Scalfari, puesto negro sobre blanco por este campeón del pensamiento ateo en "la Repubblica" del 1 de octubre.

    La transcripción del coloquio había generado, de hecho, un desconcierto generalizado, causado por algunas afirmaciones de Francisco que parecían más congeniales al pensamiento laico dominante que a la doctrina católica. Tipo la siguiente:

    "Cada uno de nosotros tiene su propia visión del bien y del mal, y debe elegir seguir el bien y combatir el mal como él mismo conciba".

    Sin embargo, en ese momento la entrevista había sido valorada por el padre Federico Lombardi como "fiel al pensamiento" del Papa y "fidedigna en su sentido general".

    No solo. Pocas horas después de su publicación en "la Repubblica", la entrevista había sido reproducida íntegramente tanto en "L'Osservatore Romano" como en el sitio web oficial de la Santa Sede, igual que los otros discursos y documentos del Papa.

    Nació así la idea de que Jorge Mario Bergoglio había elegido a propósito la modalidad expresiva del coloquio, tanto en esta ocasión como en otras posteriores, como la nueva forma de su magisterio, capaz de llegar de manera más eficaz al gran público.

    Pero seguramente el Papa se ha dado cuenta, en las semanas sucesivas, del riesgo que entraña dicha modalidad: que el magisterio de la Iglesia descienda a nivel de una mera opinión ofrecida a la libre confrontación.

    De hecho, de aquí ha derivado la decisión, el 15 de noviembre, de eliminar del sitio de la Santa Sede el texto del coloquio con Scalfari.

    "Quitándolo – ha explicado el padre Lombardi – se ha precisado la naturaleza de ese texto. Había algún equivoco y debate sobre su valor".

    El 21 de noviembre, entrevistado en la sede romana de la prensa extranjera, Scalfari ha revelado, sin embargo, otros detalles de todo el asunto.

    Ha dicho que el Papa, al término de la conversación, había consentido en que se hiciera pública. Y ante la propuesta de Scalfari de mandarle el texto anticipadamente, había respondido: "Me parece una pérdida de tiempo, de Usted me fio".

    Efectivamente, el fundador de "la Repubblica" envió el texto al Papa, acompañado por una carta en la que, entre otras cosas, escribía:

    "Tenga en cuenta que no he referido algunas cosas que Usted me ha contado. Y que algunas cosas que le hago decir, no las ha dicho. Pero las he añadido para que el lector sepa quién es Usted."

    Dos días después – y según cuanto refiere Scalfari – el secretario del Papa, Alfred Xuereb dio, telefónicamente, el ok para la publicación, que salió al día siguiente.

    Scalfari ha comentado: "Estoy preparado a pensar que el Papa no comparta algunas cosas escritas por mí y atribuidas a él, pero también creo que él considera que, expresadas por un no creyente, son importantes para él y para la acción que desarrolla".

    *

    Pero también la equilibrada y estudiadísima entrevista del Papa Francisco a "La Civiltà Cattolica" – publicada el 19 de septiembre por dieciséis revistas de la Compañía de Jesús, en once idiomas – ha entrado en los días pasados en el taller de las cosas que hay que reparar.

    Sobre un punto clave: la interpretación del Concilio Vaticano II.

    Y esto se ha entendido por una pasaje de la carta autógrafa escrita por Francisco al arzobispo Agostino Marchetto con ocasión de la presentación de un volumen en su honor, el 12 de noviembre, en el solemne marco del Campidoglio, carta que el Papa quiso que se leyera en público.

    El pasaje es el siguiente:

    "Usted ha manifestado este amor [a la Iglesia] de muchas maneras, incluso corrigiendo un error o imprecisión por mi parte, – y por ello le doy las gracias de corazón –, pero sobre todo se ha manifestado en toda su pureza en los estudios realizados sobre el Concilio Vaticano II. Una vez le dije, querido Mons. Marchetto, y deseo repetirlo hoy, que le considero el mejor hermeneuta del Concilio Vaticano II".

    Ya la definición de Marchetto como "el mejor hermeneuta" del Concilio es clamorosa. De hecho, Marchetto es, desde siempre, el crítico más implacable de esa "escuela de Bolonia" – fundada por Giuseppe Dossetti y Giuseppe Alberigo, y hoy dirigida por el profesor Alberto Melloni – que tiene el monopolio mundial de la interpretación del Vaticano II en clave progresista.

    La hermenéutica del Concilio sostenida por Marchetto es la misma que sostiene Benedicto XVI: no "ruptura" y "nuevo inicio", sino "reforma en la continuidad del único sujeto Iglesia". Y ésta es la hermenéutica que Papa Francisco ha querido demostrar que comparte al manifestar una apreciación tan elevada de Marchetto.

    Pero si se vuelve a leer el sucinto pasaje que Francisco dedica al Vaticano II en la entrevista a "La Civiltà Cattolica", la impresión que se tiene es distinta. "Sí, hay líneas de continuidad y de discontinuidad", concede el Papa. "Pero – añade – una cosa es clara": el Vaticano II ha sido "un servicio al pueblo" consistente en "una relectura del Evangelio a la luz de la cultura contemporánea".

    En las pocas líneas de la entrevista dedicadas al Concilio, Bergoglio define así su esencia en tres ocasiones, aplicándola también a la reforma de la liturgia.

    A muchos les pareció tan sumario un juicio semejante sobre el grandioso acontecimiento conciliar que incluso el entrevistador del Papa, el director de "La Civiltà Cattolica" Antonio Spadaro, confesó su asombro al transcribirlo de la voz de Francisco.

    Pero, mientras tanto, este juicio ha seguido ganando amplios consensos.

    Por ejemplo, el presidente de la república italiana Giorgio Napolitano, al recibir al Papa en su visita al Quirinal el 14 de noviembre, citando las palabras exactas de éste, le ha dado las gracias precisamente por hacer "vibrar el espíritu del Concilio Vaticano II como 'relectura del Evangelio a la luz de la cultura contemporánea'".

    Y estas mismas palabras han sido aplaudidas – es otro ejemplo – por el número uno de los liturgistas italianos, Andrea Grillo, docente en el Pontificio Ateneo San Anselmo, según el cual Francisco habría, por fin, inaugurado la verdadera y definitiva "hermenéutica" del Concilio, tras haber "situado inmediatamente en un segundo plano esa diatriba sobra la 'continuidad' y la 'discontinuidad' que había perjudicado durante mucho tiempo – y a menudo paralizado del todo – cualquier eficaz hermenéutica del Vaticano II".

    Efectivamente, no es un misterio que "servicio al pueblo" y relectura del Evangelio "actualizada para hoy" son conceptos apreciados por las interpretaciones progresistas del Concilio y, en particular, por la "escuela de Bolonia", que varias veces se ha declarado entusiasta de este Papa.

    Pero, evidentemente, hay quien ha hecho observar en persona al Papa Bergoglio que reducir el Concilio a dichos conceptos es por lo menos "impreciso", si no "errado".

    Y ha sido precisamente Marchetto quien ha dado este paso. Entre él y Bergoglio hay desde hace tiempo una gran confianza, con estima recíproca. Marchetto vive en Roma en la casa del clero de via della Scrofa, en la habitación 204, adyacente a la 203 en la que se hospedaba el entonces arzobispo de Buenos Aires en sus estancias romanas.

    El Papa Francisco no sólo ha escuchado las críticas de su amigo, sino que las ha acogido, hasta el punto de agradecerle, en la carta leída el 12 de noviembre, el haberle ayudado "corrigiendo une error o imprecisión por mi parte".

    Se presume que en un futuro Francisco se expresará sobre el Concilio de otra manera respecto a como lo hizo en la entrevista a "La Civiltà Cattolica", más en línea con la hermenéutica de Benedicto XVI, y con gran desilusión para la "escuela de Bolonia".

    *

    La tercera corrección es coherente con las dos precedentes. Se refiere al sello "progresista" con el que el Papa Francisco ha visto que le han marcado en estos primeros meses de pontificado.

    Hace un mes, el 17 de octubre, parecía que Bergoglio convalidaba una vez más este perfil cuando en la homilía matutina en Santa Marta había dirigido palabras duras contras los cristianos que transforman la fe en "ideología moralista", hecha toda ella de "prescripciones sin bondad".

    Pero un mes después, el 18 de noviembre, en otra homilía matutina el Papa ha tocado una música muy distinta.

    Ha tomado como punto de partida la rebelión de los Macabeos contra las potencias dominantes de la época para dar una tremenda reprimenda a ese “progresismo adolescente”, también católico, dispuesto a someterse a la “uniformidad hegemónica” del “pensamiento único fruto de la mundanidad”.

    No es verdad, ha dicho Francisco, que "ante cualquier elección sea justo ir hacia adelante a pesar de todo, en vez de permanecer fieles a las propias tradiciones". A fuerza de negociar sobre todo los valores acaban vaciándose de sentido, por lo que al final quedan sólo “valores nominales, no reales”. Más bien al contrario, se acaba negociando precisamente "lo que es esencial para el proprio ser, la fidelidad al Señor".

    El pensamiento único que domina el mundo – ha continuado el Papa – legaliza también “las condenas a muerte”, “los sacrificios humanos”. “Pero vosotros – ha preguntado – ¿pensáis que hoy no se llevan a cabo sacrificios humanos? ¡Se hacen muchos, muchos! Y hay leyes que los protegen”.

    Es difícil no ver en este grito de dolor del Papa Francisco las innumerables vidas humanas segadas antes de nacer con el aborto, o bien truncadas con la eutanasia.

    Lamentando el avance de “este espíritu de mundanidad que lleva a la apostasía” el Papa ha citado una novela “profética” de inicios del siglo XX que es una de sus lecturas preferidas: “El amo del mundo” de Robert H. Benson, un sacerdote anglicano, hijo de un arzobispo de Canterbury, que se convirtió al catolicismo.

    Con la excepción de algunas publicaciones católicas, los medios de comunicación de todo el mundo han ignorado esta homilía de Papa Francisco que, en efecto, contradice de manera flagrante los esquemas progresistas, o incluso revolucionarios, con los que se le describe generalmente.

    Pero ahora está en los documentos, y allí se queda.

    Una curiosa coincidencia: en la misa en la que Francisco ha pronunciado esta homilía ha participado también el nuevo secretario de Estado Pietro Parolin, en su primer día de servicio efectivo en la curia romana.

    Fuente: Chiesa de Sandro Magister


    FUENTE: PANORAMA CATÓLICO INTERNACIONAL
    Última edición por Martin Ant; 23/11/2013 a las 19:13

  10. #10
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Me temo que esto no va mejorar la imagen que tienen de Francisco los comentaristas conservadores americanos. A mí me parece bien todo esto que dice del liberalismo económico, aunque eso no me hace pasar por alto errores en otros ámbitos. En la misma noticia se puede acceder al texto completo.

    El Papa se opone "a la mano invisible del mercado" y al liberalismo económico


    • Francisco lanza su primer documento oficial en el que marca la posición de su pontificado, con un claro rechazo a los que pretenden desregular el mercado o el crecimiento a costa de los trabajadores
    • También critica la tiranía de la deuda pública que condiciona a los países y pide a los Gobiernos que aborden una reforma financiera


    Belén Carreño Follow @bcarrebravo
    26/11/2013 - 12:39h

    Francisco no deja de sorprender. En su primera exhortación apostólica, esto es, el primer documento oficial escrito que fija la posición de su pontificado, Francisco ha pedido revisar casi de arriba a abajo los cimientos ideológicos y sobre todo, organizativos de la Iglesia. Francisco ha dicho que revisará el Papado, las Conferencias Episcopales, el papel de los Obispos, que reforzará el papel de las parroquias, de las comunidades de base y que ordernará algunos principios ideológicos de la Iglesia para ver cuales ya no tienen sentido dentro de la doctorina moral oficial.

    El documento, titulado Evangelii Gaudium, es una puerta abierta a la revolución, pero con muchos aspectos pendientes de desarrollar. Llama la atención en este giro, que el propio Pontífice califica de "programático", que uno de los pocos aspectos en los que ya se posiciona sin lugar a dudas sea en política económica y en su oposición al "libre mercado".

    A lo largo de media docena de páginas, Francisco dice que hay un modelo de "economía de la exclusión y de la inequidad" que "mata". Por si hay dudas de a qué sistema económico se refiere, Francisco aclara en un párrafo que deja pocas dudas. "Algunos todavía defienden las teorías del 'derrame', que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante". Y aclara: "Ya no podemos confiar en las fuerzas ciegas y en la mano invisible del mercado. El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico".

    Ante las suspicacias que pueda despertar, explica que lo que plantea está "lejos de proponer un populismo irresponsable, pero la economía ya no puede recurrir a remedios que son un nuevo veneno, como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos".

    En una palabra, el Papa está contra el liberalismo económico y contra la desregulación. Estas reflexiones se unen a su polémica entrevista en la que dijo "no ser de derechas". Una calificación muy contestada desde sectores conservadores, que intentaron explicar las palabras del Papa desde el prisma del autoritarismo argentino de la época de la dictadura, con una suerte de contraposición. Ahora, pocas dudas quedan de que el Papa no es "de derechas", desde el punto de vista que se puede considerar en España, donde los conservadores del Partido Popular también se consideran liberales.

    La relación con el dinero

    El Papa entiende que la causa de esta economía "del descarte" se basa en la relación que se ha establecido con el dinero, y que la crisis financiera ha hecho olvidar la "antropológica" en la que debe primar el ser humano. "La crisis mundial, que afecta a las finanzas y a la economía, pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo". Y continúa el argentino: "Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común".

    Francisco tiene una palabra también sobre la presión que la deuda soberana ha ejercido sobre los países, hasta el punto de condicionar sus políticas económicas. "La deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales". Hasta el medioambiente es una de las víctimas de este sistema, según el porteño.

    En este sentido, el Papa pide "una reforma financiera que no ignore la ética requeriría un cambio de actitud enérgico". Y se autoimpone: "El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos".

    En cualquier caso, el repaso que hace el Pontífice al aspecto económico y a la crisis actual, es gráfico y muy claro y lo eleva casi a categoría sacramental. "Así como el mandamiento de 'no matar' pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir 'no a una economía de la exclusión y la inequidad'". Y pone ejemplos plásticos. "No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión".

    Francisco echa contra la ley "de la competitividad y de la ley del más fuerte" que hará que "grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas". En este sentido, el Papa teme que se considere al ser humano "como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar". El pontífice advierte de que para poder sostener el ideal del liberalismo económico, se ha desarrollado una "globalización de la indiferencia". "La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado".

    FUENTE: El Papa se opone "a la mano invisible del mercado" y al liberalismo económico
    Última edición por Kontrapoder; 26/11/2013 a las 23:35
    «Eso de Alemania no solamente no es fascismo sino que es antifascismo; es la contrafigura del fascismo. El hitlerismo es la última consecuencia de la democracia. Una expresión turbulenta del romanticismo alemán; en cambio, Mussolini es el clasicismo, con sus jerarquías, sus escuelas y, por encima de todo, la razón.»
    José Antonio, Diario La Rambla, 13 de agosto de 1934.

  11. #11
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    En mi opinión, el contexto político actual y las posiciones explícitamente alejadas del liberalismo económico de Francisco con una oportunidad de oro para relanzar la doctrina social de la Iglesia aprovechando la debilidad que ambas cosas suponen para el "capitalismo cristiano" que hasta ahora ha sido apenas cuestionable.

    Espero que quien tenga la capacidad de aprovecharla, lo haga.
    Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.

    Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI


  12. #12
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Acá en Argentina agrupaciones como el Partido Popular de la Reconstrucción y la Acción Nacional Católica hace rato que están usando la figura de Francisco para tomar impulso. Y creo que en parte lo están logrando, incluso el gobierno tiene que callarse y no decir nada contra el Papa (y siendoq ue el gobierno y toda la izquierda profesan un odio contra los católicos).

    En cambio otros como Vanguardia de la Juventud Nacionalista son más críticos del Papa, aunque no lo admitan oficialmente, incluso sé que hay algunos sedevacantistas entre sus filas.

    Sinceramente creo que algunos ya se pasan con las criticas. El otro día leí (no sé si en Foro Católico o alguna otra web similar) una teoría medio loca de que la nueva férula de Francisco formaba una cabeza de Baphomet.
    Última edición por Tacuara; 27/11/2013 a las 04:05


    Mi Blog: http://edicionessoldemayo.blogspot.com.ar/ (Ediciones Sol de Mayo - Libros y conferencias sobre nacionalismo católico).

  13. #13
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Papa Francisco: “El capitalismo mata”


    Extraído de: Evangelii Gaudium: Exhortación Apostólica sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual (2013)





    No a una economía de la exclusión

    53. Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar más que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad. Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, donde el poderoso se come al más débil. Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida. Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes».

    54. En este contexto, algunos todavía defienden las teorías del «derrame», que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera.



    Becerro dorado en las calles de Wall Street (NY), y algunas otras similitudes periodísticas...

    No a la nueva idolatría del dinero

    55. Una de las causas de esta situación se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una versión nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis mundial que afecta a las finanzas y a la economía pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus necesidades: el consumo.

    56. Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no conoce límites. En este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en orden a acrecentar beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta.




    No a un dinero que gobierna en lugar de servir

    57. Tras esta actitud se esconde el rechazo de la ética y el rechazo de Dios. La ética suele ser mirada con cierto desprecio burlón. Se considera contraproducente, demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder. Se la siente como una amenaza, pues condena la manipulación y la degradación de la persona. En definitiva, la ética lleva a un Dios que espera una respuesta comprometida que está fuera de las categorías del mercado. Para éstas, si son absolutizadas, Dios es incontrolable, inmanejable, incluso peligroso, por llamar al ser humano a su plena realización y a la independencia de cualquier tipo de esclavitud. La ética –una ética no ideologizada– permite crear un equilibrio y un orden social más humano. En este sentido, animo a los expertos financieros y a los gobernantes de los países a considerar las palabras de un sabio de la antigüedad: «No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos».[55]

    58. Una reforma financiera que no ignore la ética requeriría un cambio de actitud enérgico por parte de los dirigentes políticos, a quienes exhorto a afrontar este reto con determinación y visión de futuro, sin ignorar, por supuesto, la especificidad de cada contexto. ¡El dinero debe servir y no gobernar! El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promocionarlos. Os exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano.




    No a la inequidad que genera violencia

    59. Hoy en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una sociedad y entre los distintos pueblos será imposible erradicar la violencia. Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Cuando la sociedad –local, nacional o mundial– abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz. Así como el bien tiende a comunicarse, el mal consentido, que es la injusticia, tiende a expandir su potencia dañina y a socavar silenciosamente las bases de cualquier sistema político y social por más sólido que parezca. Si cada acción tiene consecuencias, un mal enquistado en las estructuras de una sociedad tiene siempre un potencial de disolución y de muerte. Es el mal cristalizado en estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor. Estamos lejos del llamado «fin de la historia», ya que las condiciones de un desarrollo sostenible y en paz todavía no están adecuadamente planteadas y realizadas.

    60. Los mecanismos de la economía actual promueven una exacerbación del consumo, pero resulta que el consumismo desenfrenado unido a la inequidad es doblemente dañino del tejido social. Así la inequidad genera tarde o temprano una violencia que las carreras armamentistas no resuelven ni resolverán jamás. Sólo sirven para pretender engañar a los que reclaman mayor seguridad, como si hoy no supiéramos que las armas y la represión violenta, más que aportar soluciones, crean nuevos y peores conflictos. Algunos simplemente se regodean culpando a los pobres y a los países pobres de sus propios males, con indebidas generalizaciones, y pretenden encontrar la solución en una «educación» que los tranquilice y los convierta en seres domesticados e inofensivos. Esto se vuelve todavía más irritante si los excluidos ven crecer ese cáncer social que es la corrupción profundamente arraigada en muchos países –en sus gobiernos, empresarios e instituciones– cualquiera que sea la ideología política de los gobernantes.
    Chapeau!!. Lo suscribo de la A a la Z.
    Última edición por jasarhez; 27/11/2013 a las 10:39

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