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Tema: Habemus Papam - Francisco I

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  1. #1
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    6. Ayudar a los jóvenes a conseguir empleo

    Es una vergüenza lo que G.G.Francisco (G.G. significa 'Gran Gurú'; me niego a llamarle Papa) está haciendo con los Franciscanos de la Inmaculada. ¿Hay mayor prueba de la demolición que este tipo está llevando a cabo en la Iglesia, que el comprobar de qué manera está dinamitando las vocaciones y hasta expulsando a los seminaristas?. Recuerdo algunas viejas discusiones también habidas en este foro, cuando Francisco afirmó no creer en el mismo Dios trinitario en el que creemos los católicos, afirmando que judíos, musulmanes y cristianos adorábamos al mismo Dios verdadero. Ya lo dije en su momento, pero ahora también lo repito: No sabía que judíos y mahometanos creyeran también en la Santísima Trinidad.

    A ver si nos damos cuenta, Francisco no es papa. Es solo un gurú de opereta sentado sobre la silla de San Pedro. A que no... perdón, perdón, que también se sienta en ese trono el delantero Lavezzi... ¡Oye, pues mira...!, a lo mejor hasta resultaba este jugador de la Selección Nacional Argentina algo menos corrosivo que Francisco.

    Un saludo
    Última edición por jasarhez; 30/07/2014 a las 13:51

  2. #2
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    El Papa Francisco. I. Hipótesis Elisabetta Piqué


    El papa Francisco podrá gustarnos más o menos, pero no cabe duda alguna de que su figura es sorprendente, con toda la amplitud semántica que posee ese adjetivo. Y lo que “sorprende” exige a los sorprendidos la búsqueda de algún tipo de explicación o racionalización del hecho sorpresivo. Es así que quiero proponer algunas hipótesis acerca del Romano Pontífice que intentan, cada una a su modo, una explicación de su figura.
    Ellas son:
    1) Hipótesis Elisabetta Piqué
    2) Hipótesis crítica (esta nos llevará más tiempo)
    3) Hipótesis del libreto la que, a su vez, se divide en cuatro subhipótesis:
    3.1 Hipótesis de cambio de imagen y,
    3.2 Las hipótesis guionadas o narrativas, que también presenta tres posibilidades:
    3.2.1 Hipótesis Chance Gardiner
    3.2.2 Hipótesis Leonard Zelig
    3.2.3 Hipótesis Kiril Lakota.
    Comienzo con la más obvia y universalmente aceptada. La denomino la “Hipótesis Elisabetta Piqué”. Para quienes no la conocen, la Piqué es una periodista italiana acreditada ante la Santa Sede, que oficia de corresponsal del diario argentino “La Nación”. Como periodista es bastante holgazana: suele copiar sus notas de otros medios gráficos italianos, como “Il Corriere della Sera” o “Inside the Vatican”, a los que siempre adiciona algún condimento propio. Durante el pontificado de Benedicto XVI eran palos; y durante lo que va del papa de Francisco, flores.
    Para esta señora –aunque por su cara, parece más bien señorita- el papa Bergoglio es el gran mago que se encontraba escondido en el fin del mundo y que, de un modo inesperado, irrumpió en la vida de la Iglesia para cambiarla y mejorarla, modernizándola. Esta afirmación se ha establecido como un postulado sólido e inamovible, que no admite ningún tipo de discusión y, a partir del cual, se generan diariamente las noticias, las que, en consecuencia, siempre serán positivas y laudatorias hacia la figura del Pontífice.
    Se trata, claro, de una postura totalmente acrítica. Y es muy fácil probarlo. La Piqué anunció con fanfarrias que la primera medida del Papa sería la reforma de la maldita Curia Romana. Por cierto, luego de un año y medio, lo único que ha reformado han sido los nombres de algunas comisiones. Es decir, no ha hecho nada. Sin embargo, la periodista disimula su desconcierto. Por ejemplo, cuando el Papa nombró al cardenal Parolín –un curial hecho y derecho, sin el más leve olor a oveja- como Secretario de Estado, Elisabetta aclaró que el prelado era hijo de un obrero. Los perfumes del agrado de Bergoglio le venían, entonces, de los sudores de su padre, más allá de que toda su vida sacerdotal se había pasado en los dicasterios vaticanos o en los palacios de las nunciaturas papales.
    Otra de las grandes reformas iba a hacer Francisco era la del Banco Vaticano. Y la reforma se hizo. El director, que era un financista alemán, le dejó el lugar a un oscuro financista francés, y en la Comisión de Vigilancia, nombró a la señorita Chuoqui, dedicada al lobby internacional en el mundo de las finanzas. La Piqué no supo cómo salir del atolladero, como tampoco supo hacerlo cuando, al festejar la franqueza pontificia al hablar en contra del lobby gay instalado en la Curia, nombró en un altísimo cargo del IOR, a Mons. Ricca, seguramente, uno de los usuarios y beneficiarios más importante de ese lobby.
    Aunque el fracaso más resonante del mago sudamericano haya sido la presentación que se hizo de él como el “hacedor de la paz” y el constructor de un “nuevo orden mundial” basado en la equidad y amistad entre las naciones, todo esto a partir del viaje de Francisco a Tierra Santa. Con esos títulos y expectativas fue presentado por la Piqué y por insignes periodistas argentinos como Nelson Castro, que mostraban la foto de Francisco abrazado frente el Muro de los Lamentos con un rabino y un clérigo musulmán como el abrazo de las tres religiones monoteístas que dejaba atrás siglos de incomprensión. Se les olvidada decir que los tres personajes eran argentinos, y para peor, porteños, poseedores de todos los vicios posibles que acarrean ambos gentilicios, y que no son pocos. La cosa es que, un mes después de la revolucionaria visita, israelíes y palestinos se están matando peor que antes. Concretamente, las últimas noticias nos advierten que el conflicto ha recrudecido con una fuerza, violencia y crueldad inusitadas. La Piqué y el Doctor Castro, en silencio.
    La hipótesis Piqué se revela débil y puede ser muy fácilmente rebatida, mal que le pese a la periodista y a los bobalicones que la siguen.

    No puede, por ese mismo motivo, ser validada.

    The Wanderer

  3. #3
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    El Papa Francisco. II. Hipótesis crítica 1ª parte

    La hipótesis crítica intenta explicarnos quién es el Papa Francisco a partir de la reconstrucción de su teología. Para esta tarea utilizaremos el excelente artículo de Maurizio Blondet aparecido en su sitio hace algunas semanas.
    Se trata de un texto bastante extenso -y la traducción lleva tiempo-, por lo que publicaré en entregas. Y aquí la primera:




    La teología papal. Tentativa de reconstrucción conjetural


    Leo en un sitio católico que “la revista internacional de teología Concilium ha dedicado su último número al tema “Del anatema sit al ¿Quién soy yo para juzgar?”, a partir de la famosa frase del Papa Francisco sobre la homosexualidad, pronunciada cuando regresaba de Brasil en junio de 2013.

    Los autores sostienen que las fórmulas y los dogmas no pueden abarcar la evolución histórica, sino que todo problema debe ser ubicado en su contexto histórico y sociopolítico. El concepto de ortodoxia, entonces, es superado o, al menos, redimensionado, porque de otro modo es utilizado como “punto de referencia para sofocar la libertad de pensamiento y como arma para vigilar y castigar”. Definen, por tanto, a la ortodoxia como una “violencia metafísica”. El primado de la doctrina es sustituido por el de la praxis pastoral. (Concilium, 2/2014, p. 11).
    Concilium es la revista fundada por Karl Rahner, Hans Küng e Yves Congar, y en la cual “colaboran más de 500 teólogos de todo el mundo”. Nos apresuramos a expresar nuestra gratitud a una revista tan prestigiosa y frecuentada, porque aporta claridad a la doctrina católica que debemos seguir desde que es papa Francisco. Porque no hay duda de que todo lo que está escrito en Concilium refleja el pensamiento del pontífice. Por ejemplo, él mismo dijo hace un tiempo a La Civiltà Cattolica: “Quien busca hoy siempre soluciones disciplinares, quien tiende de una manera exagerada a la “seguridad” doctrinal, quien busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, tiene una visión estática e involutiva. Y, de este modo, la fe se convierte en una ideología más”.
    Está más o menos claro que Bergoglio considera a la dogmática y a la teología de dos mil años como un peso y un obstáculo a la acción pastoral. Pero el mérito de Concilium es el de desarrollar los pensamientos que el Papa expresa aquí y allá, en homilías perdidas, entrevistas ocasionales, frases coloquiales que muchas veces son dejadas voluntariamente incompletas y a la mitad (del tipo: “Si mañana llegara una expedición de marcianos, y uno de ellos dijese: Quiero el bautismo. ¿Qué cosa sucedería?”). Pero no nos dijo qué sucedería. Afortunadamente, Concilium completa estas frases dejadas a la mitad, rellena los puntos suspensivos, nos proporciona su contenido, explicita aquello que en la teología implícita del Papa no se dice, sino que es dejado en suspenso. Y de este modo, nos permite responder la pregunta que frencuentemente nos hacemos: ¿Cuál es la teología de Bergoglio?
    Así como los arqueólogos epigrafistas son capaces de reconstruir inscripciones latinas de lápidas antiguas, donde faltan letras o palabras, también nosotros hoy podemos reconstruir de modo conjetural la teología papal a la cual estamos obligados de obedecer. Gracias a la revista Concilium, una luz de claridad ilumina ciertas acciones del Papa que parecen en contradicción con las palabras.
    Algunos no llegan a entender cómo se conjuga el “¿Quién soy yo para juzgar?” con la intervención sin ninguna explicación de los Franciscanos de la Inmaculada, el castigo y reclusión del fundador en su casa. Parece una contradicción. Como ha destacado el vaticanista Sandro Magister, el Papa continuamente “exhorta a no emitir juicios… quien juzga “se equivoca siempre”, dijo en la homilía del 23 de junio en Santa Marta. Y se equivoca, continuó, “porque ocupa el puesto de Dios, que es el único juez”. Se arroga “la potestad de juzgar todo: las personas, la vida, todo”. Y “con la capacidad de juzgar” sostiene poseer “también la capacidad de condenar”.
    Sin embargo, “Francisco es papa que juzga, absuelve, condena, promueve, remueve. Pero al mismo tiempo predica que no se debe juzgar nunca, ni acusar, ni condenar”. Ha llevado a cabo una purga sistemática de prelados y teólogos que no eran del agrado de su escuela, desde un Antonio Livi a un padre Cavalcoli; ha removido brutalmente a ministros vaticanos como monseñor Piacenza; ha removido obispos que detestaba en Argentina. ¿No hay contraste? Nosotros no debemos juzgar, y está bien; pero él juzga y lanza juicios.
    En sus homilías de Santa Marta nunca pierde ocasión de condenar –sin nombrarlos- a los cristianos hijos devotos de la Iglesia que –como el pobre Mario Palmaro-, han protestado por sus cartas y su entrevista con Eugenio Scalfari, donde colaba frases como “la cuestión para quien no cree en Dios está en el obedecer la propia conciencia”. “Esto es relativismo”, han dicho los buenos cristianos, y este es un error no solamente teologal sino también psicológico: la conciencia de los Scalfari tiene callos; la conciencia no le reprochará nunca nada el Rico Epulón ni al Fariseo, que fueron condenados por Dios.

    Y bien, ¿qué cosa ha hecho el Papa Francisco? Nadie responde, nadie explica ni corrige. Una homilía después de otra, llama a los fieles laicos que lo critican con distintos apelativos: “pelagianos”, “untuosos”, “tristes”, “asustados por el gozo”, “cristianos murciélagos”, los insulta y los condena… pero sin decir precisamente a quiénes alude.
    Pero quizás ustedes tomen este modo de actuar como desleal y poco cristiano, y sobre todo en claro contraste con la frase más citada por los aplaudidores medios laicistas: “¿Quién soy yo para juzgar…” un homosexual? Pero en cambio, ahora sabemos, gracias a Concilium, que no hay ninguna contradicción. La frase “yo no juzgo” y la brutal represión sin explicación a los Franciscanos de la Inmaculada, derivan de la misma teología.
    Pero busquemos de entender bien lo que es esta teología. Me podría equivocar, pero concluyo que el fundador de los Franciscano ha sido castigado y que su orden ha sido puesta bajo tutela por el hecho de ser ortodoxos y, como explica Concilium, han cometido entonces “violencia metafísica”. Pueden creer que los teólogos o laicos que se acercan a la ortodoxia son removidos, purgados, expulsados de las cátedras pontificias y llamados “murciélagos”, porque se los acusa de usar una dogmática de dos mil años “como punto de referencia para sofocar la libertad de pensamiento y como arma para vigilar y castigar”…
    Pero si piensan de esta manera, se equivocarían; no habrían entendido todavía la sutileza y profundidad de la teología bergogliana. El punto que define a tal teología es el de “no dar explicaciones”. Pegar, insultar, remover, sin decir el por qué. Esto es la consecuencia necesaria del hecho que la Iglesia bergogliana se quiere a sí mismo como a-dogmática. Habiendo “superado” los dogmas, no debe nunca más justificar los castigos que conmina acusando a la víctima de cualquier violación dogmática o doctrinal. Si se procediera de otro modo, se volvería al antiguo sistema, en el que la ortodoxia era usada como arma para vigilar y castigar. Hoy se castiga sin expresar el motivo –la consecuencia necesaria de la superación de la doctrina es que los castigos continúen, pero en silencio. No se puede y no se debe dar motivos del por qué.
    En la nueva teología a-dogmática, toda la pastoral es caritativa, los bastonazos y castigos se conjugan espléndida y armónicamente con la frase “¿Quién soy yo para juzgar?”. Que se alegre el que recibe los bastonazos: nadie lo está juzgando. No se instruye más ningún proceso canónico, no se eleva una acusación formal y formulada en palabras, a partir de las cuales, el acusado podría incluso llegar a defenderse, pobre murciélago untuoso y triste. Ya no estamos en el tiempo de la Inquisición, los hemos superado! Ahora se dan golpes en la oscuridad, se pega y listo. El golpeado no pide un por qué. El por qué no se puede expresar, no se debe expresar. Es la a-teología a-dogmática la que lo exige.
    Esto nos recuerda un poco a los procedimientos estanilistas, en los que castigar con 25 años de lager (“un cuartito” de siglo) o a la muerte no era oficio de un tribunal, sino de una comisión de tres funcionarios del Partido, la así llamada Troika Administrativa. La Troika le aclaraba alegremente al tembloroso ciudadano a quien habían arrastrado delante de ella: no te acusamos de haber hecho nada; te mandamos al Gulag por el hecho de que eres un burgués. Por eso, no tenemos necesidad de encontrar una culpa; nos basta con descubrir tu identidad: eres un burgués y, por lo tanto, un enemigo del proletariado. ¡A Siberia! ¡Un cuartito! Y así se hacía.
    Así como el cristiano de base, debe estar hoy constantemente “a la escucha del papa Francisco”, porque está claro que nunca escribirá una verdadera y propia encíclica, no pondrá nunca blanco sobre negro lo que entiende por “verdad”, que estamos obligados a seguir, y por falsedad de la que debemos huir. Tenemos que recabar su doctrina –que se convierte en doctrina de la Iglesia- de sus discursos. Ocasionales. Muchas veces al margen de las intervenciones oficiales.

    The Wanderer

  4. #4
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    El Papa Francisco. II. Hipótesis crítica. 3° parte

    ¿Querían colegialidad? Aquí tienen colegialidad
    La colegialidad fue el caballito de batalla de los innovadores del Concilio. Querían reducir el magisterio monocromático del Papa –el primado petrino era demasiado autoritario-, diluyéndolo en la “colegialidad”, obligándolo a decidir junto a los obispos, casi como un primus inter pares. Apenas fue elegido Francisco, los jesuitas americanos estaban seguros que su hermano convertido en Papa pondría “renovado énfasis en la colegialidad, la colaboración y el liderazgo commpartido con el episcopado en el gobierno de la Iglesia”. Para esto se crearon las Conferencias Episcopales nacionales, un instrumento que, por extraña heterogénesis de los fines, debía dar un estatus de paridad a los obispos en relación con el Papa pero, en cambio, lo que consiguió es hacer de los obispos –cada uno de los cuales es sucesor de los apóstoles- un anónimo dentro de un grupo burocrático… pero este es otro tema. Volvamos a la colegialidad tal como la ha aplicado Francisco, sobre todo, en relación a la Conferencia Episcopal Italiana (CEI). Recordemos que, por muchos años, era el presidente de la CEI quien tenía el discurso inaugural al comienzo de la asamblea anual de los obispos. Demos ahora la palabra a Sando Magister: este año “el cardenal Angelo Bagnasco, que todavía figura como presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, aunque Francisco lo haya desautorizado imponiéndole un secretario general, el cómico Galantino, pidió a Francisco que sea él, el Papa, quien pronunciara el discurso inicial de la asamblea plenaria de los obispos convocada para el mes de mayo, lo que ningún pontífice había hecho antes. El pedido del cardenal, se lee en el comunicado oficial, “ha encontrado la pronta disponibilidad del Santo Padre que le confió que había tenido esa intención”. En efecto, se sabía desde hacía algunos meses que Francisco había decidido dar él mismo el discurso inaugural”.

    ¿Qué les parece? A mi, que ya soy viejo y conozco la historia, esto me recuerda un poco a las reuniones del Soviet Supremo bajo el gobierno de Stalin: cuando todos los delegados del Soviet, que debería ser el poder legislativo, frenéticamente, espontáneamente y por unanimidad, se levantaban para pedir, implorar, suplicar al “camarada Stalin” que sugieriese él mismo las decisiones que debían tomar. El camarada Stalin, en un primer momento, se sorprendía, pero enseguida, agradecido y reconociendo que el pedido del Soviet Supremo era de corazón, gustosamente se dignaba a tomar el mando de la asamblea. Entonces, improvisaba un discurso que había preparado hacía ya algunas semanas: lanzaba, quizás, una campaña de represión contra los “saboteadores escondidos en el Partido”. Y entonces, los centenares de miembros del Soviet Supremo se ponían de pie aplaudiendo frenéticamente, durante decenas de minutos. En la URSS de Stalin, el Soviet podía aplaudir también durante horas, sin parar, porque el camarada Stalin, allí presente, observaba y tomaba nota del primero que, dándose aires, se sentaba y dejaba de chocar las manos. Al día siguiente, desaparecía.
    ¿Es exagerado lo que digo? ¿La acogida de los obispos italianos no habría podido ser producto del terror al porteño, no-juzgador, simpático y manso papa Francisco como era con Josip Vissarionovic Stalin?
    Lean lo que dice Magister:
    “Desde que él es Papa, la CEI está como esclavizada. Francisco pidió a los obispos italianos que le dijeran cómo preferían que fuese el nombramiento de su presidente y de su secretario: por voluntad del Papa, como siempre ha sido en Italia, o por votación libre como sucede en los otros países. Cuando se dieron cuenta por dónde venía la mano, la intención de casi todos los obispos fue de dejar la nominación a la voluntad papal. Y si él quiere que primero se haga una votación consultiva, se hará, pero en secreto y sin publicación de los votos. Se le dará al papa la urna cerrada y él hará lo que quiera. La CEI es la desmentida viviente de los propósitos de descentralización y “democratización” de la Iglesia atraibuidos a Jorge Mario Bergoglio: el único que hoy está dotado de autoridad efectiva es el secretario general Nunzio Galantino, obispo de Cassanio all`Jonio. Pero su autoridad es puro reflejo de la del papa, que es quien lo nombró”.


    Teología de la mala eduacación
    Algún diario se ha pregunta acerca de las condiciones de salud del Santo Padre. Y esto porque, en repetidas ocasiones, ha faltado a citas y encuentros, algunos de ellos muy importantes, sin previo aviso y sin explicaciones. Como quizás recuerden, el 22 de junio de 2013 fue esperado inútilmente en el concierto que se daba en su honor organizado con ocasión del Año de la Fe. El 4 de diciembre Francisco canceló bruscamente la audiencia con el cardenal Angelo Scola y con los representantes de Expo-Milano que querían invitarlo al evento. Además, el 28 de febrero, con pocos minutos de anticipación, Francisco postergó la visita al Seminario Romano; una semana antes de partir para Tierra Santa, anuló la peregrinación al Santuario del Divino Amor previsto para el 18 de mayo; el 9 de junio anuló imprevistamente algunas audiencias, entre ellas la que iba a conceder al Consejo Superior de la Magistratura. La última fue un baldazo de agua fría para los numerosos fieles que lo esperaban en el Policlínico Gemelli. Los medios de prensa daban cuenta de esta situación: “Gran desilusión de los presentes que esperaban al Pontífice en el momento del anuncio. El staff del Papa se encontraba ya en el lugar de la visita. El ceremoniero pontificio, Mons. Guido Marini, cuando se le preguntó el motivo de la cancelación de la vista, respondió: “Si no lo saben ustedes…”. El anunció fue dado a conocer por el obispo Claudio Giuliodori, asistente eclesiástico de la universidad católica, explicando que la visita se postergaba. Giuliodori no dio ningún motivo”. Porque no lo sabía nadie, como queda claro, ni siquiera su staff. Para celebrar la misa y leer la homilía que iba a pronunciar Francisco, se buscó al cardenal Angelo Scola…

    Pero todos estos compromisos cancelado sin explicación dieron pie a que algunos medios de comunicación tomaran por cierta la excusa que luego fue dada por el staff papalino (“leve indisposición”) y a preguntarse si el pontífice no estaría gravemente enfermo. Puedo tranquilizarlos con respecto a la salud de nuestro amado Papa: si hace lo que hace, es porque se le da la gana. En la curia de Buenos Aires me han dicho que hacía lo mismo allá cuando era cardenal: una parroquia lo invitaba, sacerdotes y fieles preparaban en evento durante meses, las mujeres se encargaban de una comida festiva, y él llegaba corriendo, decía corriendo la Misa, y se escapaba corriendo, prácticamente sin saludar, sin decir una palabra, dejando a todos desilusionados en torno a la mesa preparada para el festejo. En la curia de Buenos Aires se asombran sinceramente de ver nuevamente a Bergoglio, ataviado con vestiduras papales, y que ¡sonríe! ¡y abraza a los niños! Muchos me lo describieron como un huraño arisco y áspero, un autoritario arbitrario que siempre provocaba más miedo que simpatía, especialmente en la curia, donde podía frustrar carreras y había instaurado un clima de terror. Me lo describieron como un grosero y un mal educado, un rencoroso y, todavía más grave, sujeto a enamoramientos y detestaciones fortísimas, y sin motivo alguno, hacia las personas. A aquel que ama, lo defiende contra toda evidencia y lo promueve contra todo mérito; hacia sus preferidos asume incluso actitudes serviles (“les hace de monaguillo en las misas”); de aquellos que odia, se venga durante años.
    Desde los primeros actos de su pontificado, el Santo Padre mostró que se dejaba arrastrar por estas simpatías y antipatías arbitrarias. Todos recordarán el metejón que se agarró con el director de la residencia Santa Marta donde vive, monseñor Battista Ricca, hasta nombrarlo incluso su representante en la cúpula del IOR, el banco vaticano. Recuerda Magister: “Cuando en junio último lo promovió a ese rol, el papa Francisco desconocía el pasado escandaloso de Ricca, durante los años en los que éste era consejero de nunciatura en Argel, Berna y, sobre todo, en Montevideo”, donde convivía con su amante, en la misma sede de la Nunciatura. “La intimidad de la relación entre Ricca y Haari eran tan evidentes que escandalizaron a muchos obispos, sacerdotes y laicos de ese pequeño país sudamericano, incluidas las religiosas que servían en la nunciatura”. Cuando personas de su confianza le informaron al papa Francisco del pasado de Ricca y de su todavía más escandaloso retorno a la carrera, el Pontífice les agradeció, se documentó y prometió que obraría en consecuencia. Pero después de diez meses Ricca es todavía el prelado del IOR.

    The Wanderer

  5. #5
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    El Papa Francisco. II. Hipótesis crítica. 4° y última parte

    Al papa Fracnsico le resulta antipático, en cambio, el nuncio apostólico en Italia, Adriano Bernardini: “Es hielo. Jorge Mario Bergoglio lo conoce bien y no se la perdona. Cuando Bernardini era nuncio en Argentina, entre 2003 y 2011, comandaba las filas de la oposición del arzobispo de Buenos Aires”. Bernardini discutía con Bergoglio acerca de sus “valores no negociables” (“Nunca entendí qué era eso de valores no negociables”, ha dicho el papa en una de sus últimas entrevistas). Antipatiquísimo le resulta también el cardenl de Milán Angelo Scola, su competencia en el cónclave: no es casualidad que le multiplique los desplantes, no acuda a las citas y le cancele los encuentros oficiales con él en el Vaticano. También el presidente de la CEI, monseñor Bagnasco, no le gusta para nada, y de hecho lo intervino con Galantino, obispo de una diócesis secundaria, lenguaraz y ventrílocuo del Papa. El error imperdonable de Bagnasco es el de haber querido ser el primero, a la finalización del cónclave, en felicitar a Scola, a quien creía que habían elegido pontífice.

    Simpatías públicas le despiertan, por ejemplo, el cardenal Kasper, a quien alabó en su primer Angelus desde San Pedro, urbi et orbe: “un buen teólogo”. Quienes conocían las ideas de Kasper ya empezaron a darse cuenta de cuál era la teología implícita de Bergoglio. La intención de dar la eucaristía a los divorciados y vueltos a casar viene de él. Y es de allí que, frente a la resistencia y argumentaciones de muchos y serios opositores, Bergoglio dijo: “Si mañana llegara una expedición de marcianos, por ejemplo, y algunos de ellos vinieran y nos pidiera… y digo marcianos, de esos verdes, con la nariz larga y las orejas grandes, como son dibujados por los niños, y uno dijera: Yo quiero el bautismo. ¿Qué cosa ocurriría?”
    La respuesta es más simple de lo que parece. Desde hace dos milenios la Iglesia bautiza “marcianos”, aztecas, chinos, caníbales, excazadores de cabezas… lo hace, sin embargo, luego de haberlos instruido en el sentido del sacramento y de haberle transmitido la doctrina católica. Pero con el chiste de los marcianos es justamente a la doctrina católica a la que quería declarar inútil, aludiendo no a los marcianos sino a los divorciados que exigen la Comunión porque sufren discriminación. En efecto, a continuación el Papa explicaba: “El Espíritu sopla donde quiere, pero una de las tentaciones más recurrentes de quien tiene fe es la de embarrarle el camino y de pilotearlo hacia una dirección más bien que hacia otra”. ¿Entendieron? Esto es lo que quiere decir: ciertamente, la Comunión a los divorciados será aprobada, y el Cristo real le será dado a pecadores habituales y no arrepentidos, que se supone que hoy son el Cuerpo social de Cristo, entre el aplauso de los obispos.
    De hecho, el obispo de Novara ya se ha descargado contra uno de sus sacerdotes que había explicado que no se puede dar la comunión a los que conviven porque “viven en una continua infidelidad. No se trata de un pecado ocasional, como sería un homicidio, puesto que en este caso falta el deber de emendarse a través de un arrepentimiento sincero y el propósito verdadero y firme de alejarse del pecado y de las ocasiones que conducen a él”. Como era previsible, el diario La Reppublica, del querido Scalfaro, interpreta: “Para el párroco de Cameri, convivir es peor que asesinar”, y se desata el escándalo. Inmediatamente, el obispo del pobre párroco, Mons. Giulio Brambilla, se precipita a comunicar a las agencias “una clara toma de distancia sea del tono como de los contenidos del texto por una inaceptable equiparación entre convivencia/situaciones irregulares y el homicio”. Pero todavía más. Interviene hasta el cardenal Baldisseri, nada menos que Secretario del Sínodo para la Familia quien, para expresar todo su desprecio hacia el pobre párroco de Novara, declara a las agencias: “Es una locura. Se trata de una opinión estrictamente personal de un párroco que no representa a nadie más que a sí mismo”.
    ¿Cómo se permite decir esto el señor cardenal? Pero no se puede dudar: cuando los obispos y hasta los cardenales se ponen a insultar, con la baba en la boca, a un pobre párroco culpable de haber dicho una cosa verdadera, lo hacen porque se dan cuenta que eso agrada al Papa, que es coherente con el sistema a-dogmático y a-teológico implícito e in fieri con el cual pretende renovar a la Iglesia. Sienten que pueden hacer esta felonía porque el pobre párroco es uno de aquellos a los que Bergoglio acusa de “tender de una manera exagerada a las seguridades doctrinales, en una visión estática e involutiva”. También ellos se hacen ventrílocuos del Papa, sabiendo que atacar a un débil puede incluso ayudarlos en la carrera, visto el nuevo clima.
    Es cierto que esta gran pasión y benevolencia para con los que están lejos, el rechazo a juzgar y a castigar, toda la bondad y l comprensión para los Eugenio Scalfari, toda la cálida misericordia para los gay y los divorciados, la bella y santa disposición para poner entre paréntesis la ortodoxia a fin de no irritar a los no creyentes, en definitiva, toda esta delicadeza, tiene luego consecuencias violentas, vilmente represivas y repugnantes: que los obispos se sientan con el derecho a insultar y vilipendiar a sus sacerdotes fieles, que ordenes religiosas sean sofocadas, y en general el resultado es una formidable voluntad de odio, persecución y censura que se ejercita hacia el interior de la Iglesia y contra una parte del pueblo fiel.

    Extraños resultados de la teología progresista y que no se quiere “estática e involutiva”, desvinculada de la “excesiva seguridad doctrinal”, pero abierta y dinámica, pastoral y caritativamente sin límites. Y paciencia, si a este precio se atraen multitudes y masas de nuevos cristianos venidos de afuera, de la incredulidad y de las periferias existenciales, atraídos por la reforma a-dogmática, del “quien soy yo para juzgar” (los maricones). En cambio, sucede esto: cierra Ad Gentes, una histórica revista misionera, porque no vende más, y porque, como escribe el querido padre Gheddo en el último número “las misiones a los gentiles está perdiendo su identidad e interesa cada vez menos, al menos en Italia: parroquias, diócesis, seminarios y el pueblo de Dios. Es difícil encontrar un seminario que acoga voluntariamente a un misionero y le permita hablar a los seminaristas. Los seminaristas son pocos, muy ocupados y las misiones casi no interesan. Hasta el Concilio Vaticano II estaba clara la afirmación de nuestra identidad: ir a los pueblos no cristianos, donde nos mandaba la Santa Sede, a anunciar y testimoniar a Cristo y su Evangelio, del cual todos tienen necesidad. Es cierto que se hablaba también de caridad, de instrucción, de salud, de promoción, de derechos y obras de justicia para los pobres y los oprimidos. Pero sobre todo, emergía el entusiasmo de ser llamados por Jesús para llevarlo a los pueblos que vivían sin conocer al Dios del amor y del perdón. Había entusiasmo por la vocación misionera gozosamente manifestado y por tanto mucho de catequesis, catecumenado, conversiones a Cristo, oraciones y sacrificios por las misiones, del por qué los pueblos tienen necesidad de Cristo, etc. Sobre todo se hablaba de vocaciones misioneras, porque el misionero es un privilegiado que llega hasta los confines de la tierra para cumplir el testamento de Jesús cuando subió al cielo”.
    Todo esto desapareción después del Concilio. Hoy, instruidos por la a-teología y la a-dogmática, por los ventrílocuos y por los exégetas de Bergoglio, podemos entender mejor el por qué. Por una parte, si ya la afirmación de la ortodoxia es una “violencia metafísica” con el prójimo no creyente, pensemos qué cosa puede llegar a ser la pretensión de convertir a un pagano. Además, ¿convertirlo a qué cosa? ¿A qué contenidos?

    The Wanderer

  6. #6
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    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Cita Iniciado por Hyeronimus Ver mensaje
    ...si ya la afirmación de la ortodoxia es una “violencia metafísica” con el prójimo no creyente, pensemos qué cosa puede llegar a ser la pretensión de convertir a un pagano. Además, ¿convertirlo a qué cosa? ¿A qué contenidos?
    Excelente batería de artículos que culminan con una afirmación (formulada en forma de retórica pregunta) certerísima y terrorífica: ¿Convertir [a un pagano] a qué cosa...?, ¿A qué contenidos?. Y es que todo parece estarse convirtiendo en humo y paja en las manos de Francisco.
    Última edición por jasarhez; 31/07/2014 a las 00:09

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