Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 20 de 905

Tema: Habemus Papam - Francisco I

Vista híbrida

  1. #1
    Marcosmontt está desconectado Miembro graduado
    Fecha de ingreso
    01 mar, 15
    Mensajes
    48
    Post Thanks / Like

    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Cita Iniciado por Montealegre Ver mensaje
    "El Denzinger-Bergoglio" es un sitio muy bueno. Más que un mero blog de opinión, es una página pedagógica. A propósito, el "librito" en pdf tiene cerca de 2000 páginas...Como para darse cuenta de todo lo que ha dado que hablar este papa, lamentablemente.
    Esa pagina es buena, pero algunas veces cae en un sesgo y no distingue, criticando solo por criticar, solo porque lo dijo Bergoglio. Esto se puede ver muy bien en toda la critica que hicieron al contenido de la encíclica Laudato Si, que sin duda quizás sea lo único bueno que pudo entregar este pontificado (la encíclica anterior no la cuento porque la hizo Benedicto).

  2. #2
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Habemus Papam - Francisco I

    No se critica sólo porque lo diga Bergoglio. Cuando dice algo que está bien, no tienen nada que comentar. Pero la encíclica es criticable en muchos aspectos.

  3. #3
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Nostra Aetate. Nuestro error.

    En cincuenta años, Nostra Aetate es un documento superado por las palabras, los hechos y los derechos. Hoy sería imposible redactar un texto así, que 'declara' verdades que la corrección política actual jamás aprobaría. Aunque Nostra Aetate fue el imprudente comienzo de este descompensado itinerario que nos condujo a Asís (1 y 2) y que sigue promiscuando la Fe con el error.

    En la audiencia papal de esta mañana, PP Franciscus no ha bendecido los crucifijos, rosarios, medallas y objetos piadosos de los fieles para no molestar a los infieles presentes. Antes había pronunciado estas palabras:

    "...Con este importante documento, la Iglesia manifestaba su aprecio y estima por los creyentes de todas las religiones y todo lo que de bueno y de hermoso hay en ellas. En estos últimos años han sido numerosas las iniciativas, las relaciones institucionales o personales con las religiones no cristianas, encaminadas a promover la amistad y la unión entre los hombres. El Señor desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan como tales, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad.

    El mundo nos mira a nosotros los creyentes, nos llama a colaborar entre nosotros y con los hombres y las mujeres de buena voluntad que no profesan alguna religión. Es importante continuar con un diálogo interreligioso abierto y respetuoso, que ayude a conocerse más y afrontar juntos muchos de los problemas que afligen a la humanidad, como el servicio a los pobres, a los excluidos, a los ancianos, la acogida a los emigrantes, el cuidado de la creación, así como asegurar a todas las personas una vida más digna.

    Debemos dejar un mundo mejor de cómo lo hemos encontrado. Y para favorecer este diálogo lo más importante que podemos hacer es rezar. Cada uno rece según la propria religiòn. Con el Señor todo es posible."

    Todo es posible para el que tiene fe, debemos decir, Fe en el Dios verdadero y en Jesucristo, su Hijo, Señor nuestro.

    Porque lo que Dios quiere ¿qué es? ¿Esa retahíla filantrópica tópica del discurso panreligioso de PP Franciscus?

    Jn 6, 40 : La voluntad de mi Padre , que me envió, es esta: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna , y yo lo resucitaré en el último día.

    Anómalamente, estamos 'celebrando' los 50 años de un desvío, de un error, que nos ha conducido a profesar el indiferentismo más letal.

    Tu autem, Dómine, miserere !


    +T.

    EX ORBE

  4. #4
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Francisco, viajante de comercio

    Fray Gerundio de Tormes

    Les he asegurado a mis novicios modernistas que no se trata de un título irrespetuoso o falto de cariño. Nada de eso. Es una expresión que desde mi infancia me llamaba la atención, cuando alguien se autodefinía así en su actividad laboral. Lo mismo se aplicaba a un vendedor de globos y golosinas, que de productos para el cabello, que de calcetines y medias.



    O como los vendedores de las películas del oeste, que se presentaban en los pueblos montados en su carromato, vendiendo el mágico elixir que a todos llevaría a la curación definitiva, bien fuera de la calvicie, de la sarna, del piojo o de los problemas matrimoniales. Y la gente compraba productos, vaya que si compraba. Y se entusiasmaba con el viajante. Aunque luego se descubriera el timo, cuando ya no tenía remedio.
    Cada día estoy más convencido de que los viajes de Francisco no son apostólicos, como los denomina la Santa Sede e incluso él mismo. Son viajes. O sea, periplos, tournés o como se les quiera sustantivar. Pero calificarlos de apostólicos… me río yo de los peces de colores. No me imagino a San Pablo en sus viajes transmediterráneos hablando de la trata de blancas (había muchas más entonces que ahora), o de la esclavitud (más también), o de la corrupción (más aún), o de la política de guerras y dominaciones (todavía más), o de las explotaciones y sojuzgamiento de los pueblos conquistados (muchísimo más). Tampoco creo que San Pablo se reuniera con los líderes locales judíos o mazdeístas o ateos o indiferentes, para decirles que tenían que luchar por un mundo mejor puesto que todos eran hermanos (aunque para entonces todavía no se utilizara la expresión masónica fraternidad universal). Precisamente cada vez que San Pablo visitaba una sinagoga se armaba la gorda, porque predicaba a Jesucristo -y éste, crucificado-, y los judíos entonces (como ahora) se tiraban de los tirabuzones de rabia (rechinaban los dientes, según el Evangelio) al ver que ESE judío de Nazaret, era presentado como Hijo de Dios por estos locos de atar llamados cristianos. No creo que hablara de los vertidos tóxicos acumulados en el Mar de Corinto (habría vertidos humanos a base de bien), ni del cuidado de la tierra (supongo que se talarían árboles ya en esa época), ni de la carrera armamentística de los romanos y los cartagineses o de los traficantes de armas (que también habría los suyos en aquel entonces). Habría estado bien leer de la pluma de San Pablo una diatriba sobre el tráfico de catapultas por el Mediterráneo. Algunos que yo conozco citarían más frecuentemente sus cartas. No imagino en San Pablo una llamada de atención en su carta a los Romanos, con el fin de que no admitieran la esclavitud y protestaran contra la pena de muerte ante el Capitolio Corrupto y Corruptor. Siento decirlo, pero estos viajes de ahora, se han convertido ya en viajes tipo líder -porque lo sea en realidad o porque le encante serlo-, en los que se olvida la verdadera evangelización y se apunta más bien a un deseo desmedido de agradar. Incluso cuando se habla de la persona de Jesús, se hace con un tonillo sesentayochista, cuyo ADN ideológico reconocemos fácilmente los que ya tenemos unos años. No quiero estar pendiente de lo que va a suceder en este viaje a Africa. Me basta con lo que he visto en Kenia en estos últimos tres días. Es una constante la humanización (llamémosla así) de todo el trabajo que se supondría cristiano. En una de las intervenciones de Francisco ante los sacerdotes y religiosos, una monja -cómo no-, habla de su trabajo como de lucha por la dignidad de la persona, sea de la etnia que sea o de la religión que sea. Muy bonito, pero eso diluye el ser del cristiano rebajándolo hasta el suelo. Para eso no hacía falta la acción misionera. Las imágenes de las misas tan moviditas (aunque menos que en Brasil), y de las variadas intervenciones, me han traído a la memoria el documental que hace unos años se dio a conocer sobre Marcel Lefevbre, en el que aparece parte de su trabajo en Africa. Se puede ver en torno al minuto 14 cómo explicaba el propio Arzobispo los cambios en Senegal (incluso los económicos, sí), por obra de la gracia divina. Dirán que era un retrógrado, pero sólo la visión de estas imágenes nos transporta a un mundo ya pasado y olvidado. Mejor, un mundo destruido, conscientemente destruido, hecho trizas y desolado. Ahora trabajan los misioneros por la dignidad humana sea la religión que sea. Pues para ese viaje, no hacen falta alforjas. He tenido que darles a mis novicios unas cuantas clases explicativas sobre el trabajo misionero de tantos y tantos, que dieron su vida para enseñar el Evangelio a los que querían ser cristianos. Frente a las otras religiones, claro está. Porque en aquella época eran ni más ni menos que religiones falsas. Paganos e infieles. Ese sistema, por cierto, reclutó miles de conversiones. Pero eso ahora no importa, al parecer. Es mejor ir a las mezquitas, las oficinas de la ONU y los barrios periféricos. Como si antes nadie hubiera visitado un barrio periférico. Esto decía mi abuela que se llamaba descubrir el Mediterráneo, aunque sea acompañado de cámaras, taquígrafos y periodistas. Ojalá estos fieles cristianos de Kenia no compren el elixir modernista que les ofrecen. Bastante tienen ya los pobres con las críticas de los obispos alemanes, a los que por cierto el Papa no les ha dado un buen tirón de orejas en público por su desvergüenza y su soberbia. Esto no es tráfico de armas, aunque sí lo sea de influencias interesadas. También en esto el Pontífice quiere salvaguardar la dignidad del cardenal Kasper, independientemente de su etnia y de su religión.


    https://fraygerundiodetormes.wordpress.com/

  5. #5
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Habemus Papam - Francisco I



    El Mal de altura en pleno vuelo



    Es admirable la capacidad de enredo que tiene el Santo Padre, cada vez que se monta en el avión de regreso a Roma. Parece que en cuanto coge velocidad de crucero, se lanza al ataque. Algún virus se libera por los entresijos más recónditos. Entre preguntas y preguntas de periodistas adeptos y adictos, suelta las flechas acumuladas desde tiempo en su jesuítico carcaj, de tal modo que suscita de forma inmediata comentarios de protesta por parte de los fundamentalistas (contra ellos habla), palabras de múltiple apoyo a los agnósticos, ateos y no-católicos (a ellos se dirige), y silencios o recontra-interpretaciones para los temerosos y pusilánimes (a quienes ignora). Así, puede uno leer los cronicones según sus gustos personales, lo cual está muy bien. Depende por dónde navega uno, se encuentra tormentas y rayos, mañanas apacibles o tardes estivales. Así pueden darse las tres posturas interpretativas de cada respuesta pontificia: A)

    Esto ya es demasiado (debería callarse). B) Esto es fabuloso (debería hablar más). C) No ha pasado nada (no ha habido preguntas en este vuelo).
    Esta semana, a su regreso de Africa, de nuevo me han asaltado mis novicios pidiendo aclaraciones sobre ciertas frases. Me han enseñado el texto escrito del mítin ante periodistas y me he quedado atónito una vez más. Me ha escandalizado el tono de algunas respuestas, pero me ha hecho especialmente mella el referido a la clásica pregunta: ¿Va la Iglesia a aprobar el uso del condón para evitar el Sida?

    Ante todo, el periodista parece recién salido de una nueva Facultad de Teología o de una clásica Universidad Católica, que suelen ser los centros educativos en los que menos se enseña catolicismo. Como si el Papa Bergoglio pudiera decidir en este punto. Eso da atar y desatar que le dijo el Señor a San Pedro no iba por este lado. Pedro no puede atar y desatar a su antojo, aunque muchos crean que sí y en algunas ocasiones incluso el mismo Pedro lo crea. Si lo hace a su antojo, prepárese para las consecuencias.

    Pregunta: El SIDA golpea duramente África, la epidemia continúa. Sabemos que la prevención es la clave y que los condones no son el único medio para detener la epidemia, pero son una parte importante de la respuesta. ¿No es acaso tiempo de cambiar la posición de la Iglesia para permitir el uso de preservativos con tal de evitar infecciones?

    Superado mi estupor ante la pregunta, me ha sobrevenido el horror ante la respuesta. Casi casi, igual que los mandamases (especialmente si son prelados) cuando no quieren responder directamente y se inventan una salida en la que no se dice Sí o No, pero en la que se le ve el plumerillo, o se le ve la patita, pudiéndose fácilmente atisbar y vislumbrar lo que piensa el político o lo que quiere eludir el altocargo o de la que se quiere escapar el prelado.

    La pregunta me parece parcial. Sí, es uno de los métodos; la moral de la Iglesia se encuentra en este punto ante una perplejidad. O el quinto o el sexto mandamiento: defender la vida o la relación sexual abierta a la vida. Pero este no es el problema. El problema es más grande: esta pregunta me has pensar en esa que una vez le hicieron a Jesús: “Dime, Maestro, ¿es lícito curar de sábado?” ¡Es obligatorio curar! La desnutrición,la explotación, el trabajo esclavo, la falta de agua potable, estos son los problemas. No hablamos sobre si se puede usar tal curita para tal herida. La gran injusticia es una injusticia social, la gran injusticia es la desnutrición. No me gusta ir a reflexiones tan casuísticas cuando la gente muere por falta de agua o por hambre. Pensemos en el tráfico de armas. Cuando no existan estos problemas, creo que se podrá hacer la pregunta: ¿es lícito curar de sábado? ¿Por qué se siguen fabricando armas? Las guerras son el motivo de la mortandad más grande. No hay que pensar si es lícito o no es lícito curar de sábado. Hagan justicia y, cuando todos estén curados, cuando no haya injusticia en este mundo, podremos hablar sobre el sábado

    A primera vista, no parece que la respuesta sea clara, pero se transmite su claridad, aunque escondida en una trampa. Una especie de bomba-lapa de esta nueva teología moral, en la que se puede uno encontrar atrapado y espachurrado a poco que pase cerca del dispositivo.Y como siempre, se acude a reflexiones casuísticas, tan denostadas ellas y tan mal vistas por parte de la Nueva Moral que ya se implantó hace años entre los GTM (grandes teólogos modernos). El pobre San Alfonso María de Ligorio hizo este tipo de moral detallista y casuista, porque en su tiempo los pobrecillos no tenían grandes problemas que resolver y se enzarzaban en estas pequeñeces. Así nació, creció y se desarrolló la moral de situación, mucho más comprensiva (misericordiosa con el hecho concreto y la persona concreta, más allá del pecado concreto). Bah, pecados y pecados, listas y listas, cuando en realidad lo importante queda sin solucionar. Esta moral situacional fue descubierta ya en la primera mitad del siglo pasado por teólogos….¡alemanes! -lo han acertado-, y luego extendida como una epidemia por toda la cristiandad.

    Cómo sería la cosa que Pío XII, que se las veía venir, se refirió a esta moral de situación en un par de discursos en marzo y abril de 1952, en algunas otras intervenciones y de forma oficial a través de la Sagrada Congregación del Santo Oficio, en una instrucción el 2 de febrero de 1956:

    Contra la doctrina moral y su aplicación, enseñada en la Iglesia Católica, comenzó a difundirse en muchas regiones, aún entre católicos el sistema ético que frecuentemente se conoce con el nombre de moral de situación, la cual dicen que no depende de los principios de la ética objetiva (que en último término se funda en el SER) sino que se coloca en su misma línea y aún se le sobrepone. (…)


    Muchos de los postulados de este sistema de la moral de situación son contrarios a la verdad objetiva y al dictamen de la recta razón, manifiestan vestigios de relativismo y modernismo, y están muy lejos de la doctrina católica tradicionalmente enseñada. (…)


    Esta suprema Congregación del Santo Oficio veda y prohibe que se enseñe y apruebe la doctrina de la moral de situación, sea cual sea el nombre con que se la designe, en las universidades, facultades seminarios y casa de formación de religiosos…


    Yo veo que la respuesta de Francisco viene a decirnos que mientras haya tráfico de armas, hambre, desnutrición o falta de agua… discutir sobre estos temas es insulso y banal. Y para apoyar su respuesta, acude a su peculiar interpretación de las conversaciones de Jesús con los fariseos. Siempre acudiendo a a los fariseos para referirse a los fundamentalistas.

    En resumen, que si uno entra en el juego, tiene que admitir que la respuesta es , aunque no se apruebe oficialmente por la Iglesia. Usad lo que querais, porque bastante tenemos ya con esta situación de hambre y de miseria. Lo primero es solucionar el pecado social (que es el verdadero pecado); no nos exaltemos excesivamente por otros pecadillos personales (que lo serán o no, dependiendo de la situación).

    Claro que yo soy un mal pensado, pero es que me resulta tan familiar este tipo de respuestas que casi me atrevería a apostarme mi cogulla de lana y quedarme sin ella este invierno. ¿Para qué vamos a discutir sobre la comunión a los divorciados o la homosexualidad, si tenemos tanta corrupción en el Vaticano? ¿para qué nos vamos a meter con los obispos alemanes y su postura anticatólica si hay tanta corrupción en la Iglesia alemana? ¿para qué X si tenemos Y…?

    Total. Lo verdaderamente preocupante son las estructuras de pecado, mucho más graves que los pecados personales. Ya veremos si de verdad se arregla pronto esta estructura de pecado que son los escándalos vaticanos. Parece que los cardenales eligieron a Francisco para que las arreglara. Mi cogulla de los domingos apostada en que va a ser que no.

    Yo plantearía el tema al revés (siguiendo a mi querido Pío XII): ¿Y cómo se va a arreglar la corrupción, si se hace caso omiso del pecado personal?
    Mis novicios se han quedado algo pensativos. Creo que venden unas pastillas muy buenas para evitar el mal de altura.



    https://fraygerundiodetormes.wordpress.com/
    Última edición por Hyeronimus; 05/12/2015 a las 17:31

  6. #6
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Habemus Papam - Francisco I


    Comienza el Año de la Misericordia. Petición a Francisco para que cambie de rumbo o renuncie

    The Remnant solicita a S.S. Francisco que cambie de rumbo o renuncie al cargo de Sucesor de S. Pedro

    8 de diciembre de 2015
    Festividad de la Inmaculada Concepción


    Santidad:



    Celestino V (reinó en 1294), reconociendo un incapacidad para el cargo, al que había sido elegido de forma muy inesperada siendo el ermitaño Pietro da Morrone, y dándose cuenta del grave daño que estaba haciendo a la iglesia con su inepto gobierno, abdicó tras un reinado de apenas cinco meses. Clemente V lo canonizó en 1313. A fin de que no quedase duda de la validez de tan inusitado acto pontificio, Bonifacio VIII, confirmó a perpetuidad (ad perpetuam rei memoriam) que «el Romano Pontífice es libre para abdicar de su cargo».

    Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos Son cada vez más los católicos, entre los que se cuentan cardenales y obispos, que están conscientes de que vuestro pontificado, igualmente fruto de una elección imprevista, está causando también un serio perjuicio a la Iglesia. Ya no es posible negar que os falta la capacidad o la voluntad para aquello que tan acertadamente señaló vuestro predecesor que debe cumplir todo pontífice: «vincularse constantemente a sí mismo y la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de adaptación y alteración, así como frente a todo oportunismo».


    Al contrario, como se puede ver en los hechos que adjuntamos, vuestra santidad ha dado numerosas indicaciones de tener una alarmante hostilidad a la doctrina, disciplina y práctica tradicionales de la Iglesia, así como a los fieles que las defienden, a la vez que manifiesta preocupación por cuestiones sociales y políticas que no son competencia del Romano Pontífice. A consecuencia de ello, los enemigos de la Iglesia constantemente se regocijan de vuestro pontificado, exaltándoos por encima de vuestros predecesores. Esta situación tan calamitosa no tiene precedentes en la historia de la Iglesia.


    El año pasado, hablando de la abdicación de Benedicto, Vuestra Santidad declaró que haría igual si se sintiera incapaz de ejercer su cargo. En el primer aniversario de la abdicación de Benedicto, pidió a los fieles que lo acompañaran en sus oraciones por S. S. Benedicto XVI, «hombre de gran valor y humildad».


    Con gran inquietud, y bajo la mirada de Aquel que nos juzgará en el Último Día, estos humildes súbditos ruegan respetuosamente a Vuestra Santidad que cambie de rumbo por el bien de la Iglesia y de las almas. Si eso no fuera posible, ¿no sería preferible que Vuestra Santidad renunciase a la Silla de S. Pedro a que presida una catastrófica transigencia en la integridad de la Iglesia?


    Hacemos nuestras las palabras de Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia, en su famosa carta a Gregorio XI, en la que lo instaba enderezar bien el rumbo de la Iglesia en una de sus mayores crisis: «Dios os ha concedido autoridad y la habéis asumido. Por tanto, debéis hacer uso de vuestra virtud y autoridad. Y si no estáis dispuestos a emplearlas, sería mejor que abandonaseis el cargo que había tomado…»


    ¡María, Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros!

    Vuestros súbditos en Cristo,

    Christopher A. Ferrara
    Michael J. Matt
    Dr. John Rao
    Professor Brian McCall
    Elizabeth Yore
    Timothy J. Cullen
    Chris Jackson
    Michael Lofton
    Father Celatus
    Connie Bagnoli
    Susan Claire Potts
    Robert Siscoe
    John Salza, Esq.
    Vincent Chiarello
    John Vennari


    Hechos



    Vuestro predecesor Benedicto XVI, cuando se sentó por primera vez en la cátedra petrina, recordó a los fieles católicos que «el Papa no es un soberano absoluto, cuyo pensamiento y voluntad son ley. Al contrario: el ministerio del Papa es garantía de la obediencia a Cristo y a su Palabra». De conformidad con ello, dijo Benedicto, «un papa no debe proclamar sus propias ideas, sino vincularse constantemente a sí mismo y la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de adaptación y alteración, así como frente a todo oportunismo».


    El rumbo que ha seguido hasta el momento vuestro pontificado nos obliga a declarar públicamente que no habéis respetado la naturaleza del cargo petrino, sino que habéis abusado de él como nunca se ha visto. Por la presente, exponemos a Vuestra Santidad las principales inquietudes que han suscitado la alarma en todos los niveles de la Iglesia motivando esta súplica.


    Primero.
    En lugar de enseñar en todo momento la doctrina de la Iglesia sobre la Palabra de Dios, Vuestra Santidad ha proclamado incesantemente sus propias ideas en homilías, conferencias de prensa, comentarios improvisados, entrevistas con la prensa, discursos varios e interpretaciones extravagantes de las Escrituras.


    Dichas ideas, desde las simplemente inquietantes hasta las claramente heterodoxas, están bien representadas en vuestro manifiesto personal Evangelii Gaudium, documento que contiene varias declaraciones asombrosas que jamás se atrevido a expresar pontífice alguno. Entre otras, vuestro sueño de «transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación». Resulta increíble que un pontífice plantee una inexistente oposición entre la autopreservación de la Iglesia Santa Católica y Romana y la misión de ésta en el mundo.


    Segundo.
    En vez de sumarse usted, y a la Iglesia, a la obediencia de la palabra de Dios, ha usted menospreciado en repetidas ocasiones las tradiciones apostólicas y eclesiásticas, así como a los fieles que las defienden. Aquí Evangelii Gadium resume su ideario: «Más que el miedo a perder el camino, tengo esperanza de que encontremos motivación en el miedo a quedar atrapados dentro de estructuras que nos aportan un sentido falso de seguridad, dentro de normas que nos vuelven jueces austeros, dentro de costumbres en las que nos sentimos seguros mientras que a nuestra misma puerta hay personas muriéndose de hambre y Jesús no se cansa de decirnos: “Dadles algo de comer” (Mc 6, 37)».


    El catolicismo se tambalea ante el espectáculo de un pontífice romano denigrando la constitución, doctrina y costumbres de la Iglesia refiriéndose a ellas como «estructuras», «normas» y «costumbres» que roban al pueblo de su sustento espiritual dejándolo morir de hambre a sus puertas. Se atreve usted a referirse de esta manera a la Iglesia que construyó y transformó civilizaciones enteras, educó un sin número de santos, que creó órdenes religiosas, vocaciones sacerdotales y religiosas, institutos de caridad para la salvación de almas e incomparables obras de beneficencia.


    Así mismo, ha insultado usted con tanta frecuencia a los fieles que defienden las tradiciones de la Iglesia que un observador ha recopilado un «Pequeño libro de insultos» que recoge muchos ejemplos de abusos sin precedente por parte de un Papa a sus súbditos. Entre los epítetos lanzados a los católicos devotos con una ligereza imprudente se encuentran «fundamentalistas», «fariseos», «pelagianos», «triunfalistas», «agnósticos», «nostálgicos», «cristianos superficiales», «banda de los escogidos», «pavorreales», «moralistas de nimiedades», «uniformistas», «orgullosos y autosuficientes», «aristócratas del intelectualismo», «murciélagos cristianos que prefieren la obscuridad a la luz de la presencia del Señor», etc.


    Sin embargo, ni una sola palabra dura le ha usted dirigido a los enemigos declarados de la doctrina de la fe, o a los degenerados sexuales que infestan la jerarquía católica. Por el contrario, declara usted «¿Quién soy yo para juzgar?» con respecto a «personas gay» entre el sacerdocio. En particular el reconocido clérigo homosexual que permite usted que encabece vuestro hogar, y que guarda un parecido repugnante a vuestra persona. Usted ha permitido audiencias ampliamente difundidas de depravados sexuales, incluyendo transexuales y homosexuales, organizando estos encuentros personalmente por teléfono. Usted ha rehabilitado y hasta recompensado con cargos prestigiosos a teólogos de la liberación, que habían sido silenciados y suspendidos por sus dos predecesores anteriores, a promotores de la homosexualidad y a prelados que encubrieron los delitos sexuales de sacerdotes homosexuales.

    Evangelii Gaudium resume perfectamente el desprecio —sin precedente en los anales del papado— que usted guarda para con los defensores de la doctrina y la probidad litúrgica. Se burla usted de «una ostentosa preocupación por la liturgia, por la doctrina y por el prestigio de la Iglesia», y temerariamente acusa a los católicos que sostienen una postura tradicional de «carecer de interés de que los evangelios tengan un impacto entre los que son fieles a Dios y por las necesidades concretas de nuestros días»; cruelmente e injustificadamente caricaturizándolos como personas que reducirían a la Iglesia a «una pieza de museo o a un objeto propiedad de unos cuantos».


    Un momento que indica el estado de ánimo despectivo de Su Santidad con respecto a este tema es la humillación al acólito, que ya ha sido dada a conocer a todo el mundo y conmemorada en Internet.


    Mientras el joven se encontraba postrado, con sus manos unidas en oración, a la entrada de los grutas del Vaticano, los cuales usted visitaba en ese momento, le separó usted las manos mofándose de él con las palabras « ¿Acaso tenéis las manos atadas? ¡Ya, parecen estar atoradas!». Para mérito suyo, el joven volvió a unir sus manos inmediatamente, resumiendo el comportamiento adecuado a la dignidad de la ocasión y en obediencia a una formación espiritual cuidadosa. Nos preguntamos, sin embargo, qué efecto tendrá esta humillación pública, ya permanentemente accesible a todo el orbe, sobre la vida espiritual en una mente susceptible como ésta.


    Quizá el más injurioso de los insultos de Su Santidad a los fieles aparece en Evangelii Gaudium, donde denuncia usted a los tradicionalistas católicos por un supuesto «ensimismamiento prometeico neo pelagiano». Asumiendo usted conocer su criterio interno declara que estos católicos «se sienten superiores a su prójimo porque siguen ciertas normas y se mantienen fieles a un estilo católico particular del pasado»; como si nuestra religión fuera asunto de estilos que pasan de moda como la ropa. Llega usted al extremo de burlarse de «una supuesta solidez de doctrina y disciplina» calificándola como «narcisista, un elitismo autoritario, que en vez de evangelizar se dedica a analizar y a clasificar a los demás…»


    Por el bien de la verdad y la justicia, Santo Padre, debemos decirle a usted que parece ser que usted mismo ha dedicado bastante tiempo a analizar, clasificar y, ciertamente, a juzgar a los demás, para mayor consternación y vergüenza de sus súbditos, que jamás han presenciado tal comportamiento de un pontífice romano. Y este comportamiento no parece llegar a término alguno. Recientemente durante una conferencia para la formación sacerdotal, aseveró usted —con gran deleite de los presentes— que tenía usted «miedo de los sacerdotes inflexibles… no me acerco a ellos. ¡Creo que muerden!» ¿Qué propósito tiene esa retórica burlona si no es humillar y marginalizar a aquellos sacerdotes que aún tienen el valor de defender las enseñanzas impopulares de la Iglesia, sin compromiso, ante un mundo en guerra con Dios y Su ley? ¡No es del todo sorprendente que los medios aclamen vuestro pontificado!


    Hay aún más que las palabras, Santo Padre, ya que ha dirigido usted la persecución abierta de órdenes religiosas dedicadas a restaurar la ortodoxia, la piedad sobria, la vida interior y la tradición litúrgica en medio de lo que su predecesor describió como las «calamidades» y el «sufrimiento» que ha soportado la Iglesia en nombre del Vaticano II, incluyendo «seminarios cerrados, conventos cerrados, la banalización de la liturgia…». Bajo vuestras órdenes específicas los florecientes Frailes Franciscanos de la Inmaculada han sido destruidos por motivo de lo que vuestro comisionado apostólico (quien más tarde murió de una apoplejía) calificó como «definitivamente un giro tradicionalista». Así mismo, las Hermanas de la Inmaculada, afiliadas a aquella orden, han sido colocadas bajo un comisionado apostólico debido a supuestas «desviaciones» que consisten en una formación «preconciliar»; en otras palabras, una liturgia tradicional, una vida conventual tradicional, como si estas cosas sagradas fuesen una enfermedad que debe ser erradicada de la Iglesia. Estas son acciones propias de un dictador motivado por una ideología, no de un paternal guardián del patrimonio sagrado de la Iglesia.


    Y sin embargo, después de un año de investigaciones el proceso disciplinario, iniciado por el papa Benedicto, del Directorio de Religiosas (LCWR por sus siglas en inglés) bajo vuestra supervisión, ha sido encubierto y dispensado a pesar de su apoyo al aborto la eutanasia y el «matrimonio homosexual» y su notoria promoción por lo que el cardenal Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha descrito como «errores fundamentales acerca de la omnipotencia divina, la Encarnación de Jesucristo, la realidad del pecado original, la necesidad de la salvación y la naturaleza definitiva de la acción salvífica de Cristo en el Misterio Pascual».


    Tercero.
    Al persistir con su menosprecio programático de la doctrina y la disciplina tradicional de la Iglesia y de los que la defienden, usted presidió y controló un “Sínodo sobre la Familia”, que pasó a ser un esfuerzo sostenido para diluir o adaptar la enseñanza infalible de la Iglesia sobre el matrimonio, la procreación y la sexualidad, con el fin de acomodar el espíritu rebelde de la época y la inmoralidad que se ha fomentado en toda nuestra civilización post-cristiana.


    En el nombre de la “misericordia” –los prelados progresistas que dominan su círculo de asesores, incluyendo el infame cardenal Kasper, cuyos puntos de vista se han promovido desde el inicio de su pontificado– ahora se proclama una falsa disyuntiva entre la doctrina y la intrínsecamente relacionada práctica pastoral, como si la Iglesia pudiera prohibir la conducta inmoral como principio, mientras que da acogida a la práctica de la misma. Como un cardenal prominente lo ha manifestado, esta “es una forma de herejía, una patología esquizofrénica peligrosa“. Sin embargo, se ha convertido en un tema de su pontificado, ya que se invoca a la “misericordia” sin cesar contra las leyes morales de la Iglesia, que se degradan como “reglas de mentes pequeñas“, “barreras“, “puertas cerradas“, y “casuística“.


    Los progresistas que usted personalmente designó para la secretaría del Sínodo y la comisión de redacción, además de los 45 progresistas agregados a los miembros votantes, incluido el cardenal Kasper, se juntaron para atacar la indisolubilidad del matrimonio mediante la promoción de la admisión “caso por caso” de los divorciados y “vueltos a casar” a la santa comunión. Esto significaría el derrocamiento de la disciplina sacramental milenaria de la Iglesia, enraizada en las palabras de Nuestro Señor: “Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, comete adulterio… (Lc. 16, 18.)”. Esta disciplina la reafirmaron Benedicto XVI y Juan Pablo II frente a los desafíos por disidentes Católicos de la enseñanza, siendo el Cardenal Kasper uno de los más importantes entre ellos. Es evidente que usted desea abandonar la disciplina, como lo hizo cuando era arzobispo de Buenos Aires y cuando ya fue Papa, cuando se permitió llamar personalmente por teléfono, a una mujer en Argentina, casada por lo civil con un hombre divorciado, para decirle que podía recibir la sagrada comunión a pesar de que su “rígido” párroco había dicho lo contrario.


    En la primera sesión del sínodo en 2014, en la que usted personalmente aprobó y ordenó publicar al mundo, un informe intermedio“, antes de que los padres sinodales lo hubieran revisado y que nunca fue aprobado por ellos, y de hecho, era una invención al parecer escrita antes del sínodo que no representaba ni remotamente su consenso real. Este documento vergonzoso abogaba por un tratamiento tipo “caso por caso” para abandonar la disciplina de la Iglesia, respecto a los divorciados “vueltos a casar” y el “valorar” la “orientación” homosexual. Un prelado valiente calificó este hecho como “un punto negro que ha manchado el honor de la Sede Apostólica“. Sin embargo, después de que la mayoría en el sínodo rechazó con fundamento estos puntos, usted denunció a “los llamados… tradicionalistas” por “querer cerrarse dentro de la palabra escrita… y no dejarse sorprender por Dios, por las sorpresas de Dios…“. Y entonces usted pidió que el mismo documento se distribuyera a los obispos del mundo, junto con tres párrafos del informe final que no recibieron la mayoría necesaria, pero que usted pidió fueran incluidos de todos modos, después de haber “quebrantado el libro de reglas” de un sínodo que fue “amañado” para lograr un resultado arreglado de antemano, pero que por la gracia de Dios no se logró.


    En la segunda sesión del sínodo en 2015, usted solicitó que todas las deliberaciones se basarán en un Instrumentum laboris tan heterodoxo, que una coalición internacional de clérigos y laicos advirtió que se “pone en peligro toda la estructura de la enseñanza católica sobre el matrimonio, la familia y la sexualidad humana…“. Cuando ese documento fue igualmente rechazado por la mayoría en el sínodo y sustituido en el último minuto por un documento compromiso (que crea aberturas para el derrocamiento de la disciplina sacramental de la Iglesia), usted denunció los “corazones cerrados, que con frecuencia se ocultan incluso detrás de las enseñanzas de la Iglesia o de las buenas intenciones, con el fin de sentarse en la silla de Moisés y del juez… casos difíciles“. Es decir, usted condenó a los padres sinodales que habían defendido la disciplina sacramental constante de la Iglesia.


    En su evidente determinación para dar cabida a los divorciados “casados nuevamente” por lo civil, a quienes inexplicablemente usted caracterizó como “los pobres“, justo antes del sínodo 2015, usted inventó en secreto, sin consultar a cualquier dicasterio competente del Vaticano, una repentina y drástica “racionalización” del proceso de anulación. Un canonista de renombre mundial, que reflexionó y comentó sobre la alarma generalizada por esta “reforma” imprevista, la describió como “proporcionar un camino que se parece a la versión católica de divorcio sin culpa“. Usted mismo libremente reconoció que “no se me ha escapado, el hecho de que un juicio abreviado podría poner en riesgo el principio de la indisolubilidad del matrimonio… “.


    Cuarto.
    Al mantener su asombrosa sugerencia, rápidamente aclamada por los medios de comunicación, de que la Iglesia ha estado “obsesionada” con “el aborto, el matrimonio gay y el uso de métodos anticonceptivos“, por su propio reconocimiento, usted “no había hablado mucho sobre estas cosas, y fue reprendido por ello“. Sin embargo, estas faltas graves amenazan la supervivencia misma de nuestra civilización en medio de lo que Juan Pablo II llamó una “cultura de la muerte” y “apostasía silenciosa”. Mientras tanto, Vuestra Santidad tuvo una opinión muy vocal sobre muchos temas políticos, a la vez que permanecía en completo silencio mientras que la que una vez fue Irlanda católica, legalizó el “matrimonio gay” por referéndum popular y la Corte Suprema de los Estados Unidos impuso esta abominación en los cincuenta estados.


    Por otra parte, mientras el mundo occidental se hunde en el abismo de la depravación y los musulmanes fanáticos están masacrando a los cristianos de todo el Medio Oriente, África y en el corazón de Europa, usted está preocupado por “el cambio climático”. Su encíclica, con la extensión de un libro, sobre una supuesta “crisis ecológica”, Laudato si, la única encíclica que ha producido, postula la existencia de una “crisis ecológica” y adopta acríticamente los reclamos ideológicamente motivados, fuertemente impugnados por la “ciencia del cambio climático”, sobre los que un Papa no tiene absolutamente ninguna competencia para evaluar, y mucho menos presentar a los fieles como hechos indiscutibles.


    La misma encíclica lamenta el “calentamiento global”, el uso excesivo de aire acondicionado, la pérdida de manglares, la supuesta amenaza para el plancton y los gusanos, la extinción de diversas plantas y animales, que se denuncia como una ofensa a Dios, antes de mencionar el aborto (mientras que falla completamente en no mencionar la práctica sumamente anti-natural de la anticoncepción). En cuanto al aborto, la encíclica habla sólo de un fracaso “para proteger un embrión humano”, cuando en realidad el aborto es el asesinato en masa y brutal de seres humanos inocentes, desgarrándolos miembro a miembro en el útero o apuñalándolos con unas tijeras quirúrgicas en el mismo momento del nacimiento.


    No es de sorprender que los poderes del mundo hayan aclamado universalmente a Laudato si, como parte de “la revolución de Francisco“, y que los medios de comunicación, incluida la prensa progresiva “católica”, hayan estado alabando la misma a lo largo de su pontificado.


    Quinto.
    Vuestra Santidad ha desestimado constantemente todas las diferencias doctrinales con los protestantes, considerándolas insignificantes, y ha declarado en repetidas ocasiones, muy falsamente, que «todos los bautizados son miembros del mismo Cuerpo de Cristo, su Iglesia». En esto también desestima la enseñanza de Juan Pablo II, Benedicto XVI y todos los papas que los precedieron, incluido Pío XI, que enseñó todo lo contrario en relación con la situación de los protestantes: «Dado que el Cuerpo Místico de Cristo, esto es, su Iglesia, a semejanza de su cuerpo físico, es uno, compacto y unido, sería necedad y absurdo el decir que puede estar compuesto por miembros desunidos y separados: quienquiera, pues, que no esté unido a él no es miembro suyo, ni está unido a la cabeza, que es Cristo».


    En este sentido, Vuestra Santidad parece indiferente a la creciente inmoralidad y herejía de las mismas sectas protestantes que participan en interminable y absurdo «diálogo ecuménico» con el Vaticano. Después de cincuenta años de «diálogo», esas sectas toleran el divorcio, la anticoncepción, el aborto, la homosexualidad y el «matrimonio gay», pretenden ordenar «sacerdotes» y «obispos» a mujeres y homosexuales practicantes, y continúan rechazando firmemente dogmas fundamentales de la única religión verdadera revelada por Cristo para la salvación del mundo.


    ¿Y qué hay de lo de que la verdad que nos hace libres? (Juan 8, 32) ¿Qué sucede con el testimonio de innumerables santos y mártires que gastaron su fortuna y ofrendaron su vida para defender y transmitir la fe católica ante los numerosos errores y la destrucción social generados por la revuelta protestante, cuyas
    últimas consecuencias se están jugando ante los propios ojos de Vuestra Santidad?


    Sexto.
    Parece que sus declaraciones públicas de estos últimos días se han vuelto cada vez más descuidadas y desordenadas, causando aún más escándalo y aprensión entre los fieles:


    El 15 de noviembre, durante su participación en un servicio de oración dominical luterana, Vuestra Santidad afirmó que las enseñanzas de los católicos y los luteranos acerca de Cristo son «las mismas», ya que se trata simplemente de una cuestión de «lenguaje católico» o «lenguaje luterano». Calificó el dogma definido y la realidad ontológica de la transubstanciación como meras «explicaciones e interpretaciones», declarando que «la vida es más que explicaciones e interpretaciones». Como si «la vida» fuera «más» que la presencia real de Dios encarnado en la Sagrada Eucaristía, que los protestantes niegan.


    En la misma ocasión, sugirió que si los protestantes pueden recibir la Sagrada Comunión es algo que les corresponde determinar a los teólogos, cuando la Iglesia ya ha determinado infaliblemente que es imposible sin la conversión y la profesión de la misma fe de los católicos. Afirmando que el asunto estaba más allá de su competencia -pero es precisamente competencia del Papa sostener la doctrina de la Iglesia en este sentido-, dio a entender que un luterano casado con una católica podría recibir la Sagrada Comunión después de «hablar con el Señor», pero que «no se atreve a decir más». Pero ya había dicho demasiado al remitir públicamente un asunto de grave importancia para la salvación a la conciencia privada, propensa a errores personales: «El que come y bebe no haciendo distinción del cuerpo del Señor, come y bebe su propia condenación» (1 Cor. 11,29).


    El 21 de noviembre declaró en una conferencia mundial de educadores católicos: «Nunca hagan proselitismo en las escuelas. Educar cristianamente es sacar adelante a los jóvenes con unos valores humanos en toda su realidad, y uno de ellos es la trascendencia». Por el contrario, la educación católica consiste sobre todo en inculcar los valores divinos: el Evangelio y lo que se exige a los católicos, de hecho a todo el mundo, no valores meramente humanos o una «trascendencia» vaga desprovista de su propio fin, que es el Dios que se ha revelado en la persona de Jesucristo, el Verbo Encarnado.


    Durante su viaje a África del 25 al 30 de noviembre, opinó que el mundo está «al borde del suicidio» por el «cambio climático». Como ha hecho a lo largo de su pontificado, no abordó el verdadero peligro de suicidio para la civilización de nuestro tiempo, destacado por su gran predecesor el venerable Pío XII: que casi todo el género humano está dejándose arrastrar a dos campos opuestos, o por Cristo o contra Cristo. La especie humana está inmersa hoy en una crisis suprema que resultará en su salvación por Cristo o en su terrible destrucción. A fuerza de dirigir la atención de la Iglesia a una mundana «crisis ecológica», consigue que los fieles pierdan de vista la crisis cristológica que pone en peligro en nuestro tiempo la felicidad eterna de innumerables almas.


    Durante la conferencia de prensa en el vuelo de regreso a Roma desde África, denunció una vez más a los católicos «fundamentalistas», burlándose de las convicciones religiosas absolutas de los miembros ortodoxos de su rebaño, basadas en la palabra revelada de Dios y la enseñanza infalible del Magisterio en la fe y la moral:


    El fundamentalismo es una enfermedad que se encuentra en todas las religiones… Entre nosotros los católicos tenemos algunos… no algunos, muchos, ¿eh? –que se creen que poseen la verdad absoluta y van por ahí ensuciando a otros con calumnias, con difamaciones, y hacen mal… El fundamentalismo religioso no es religioso, porque no tiene a Dios, y es idólatra, como la idolatría del dinero.



    Después de acusar a «muchos» miembros de su propio rebaño de ser idólatras que prescinden de Dios, propuso más tarde una equivalencia moral entre los cristianos y los musulmanes fanáticos que masacran, torturan, violan, esclavizan y obligan a exiliarse a cristianos por todo el mundo: «No se puede acabar con una religión solo porque haya algunos o varios grupos de fundamentalistas en un momento dado de la historia… Piense en cuántas guerras hemos librado los cristianos. No fueron los musulmanes los culpables del Saco de Roma».


    Una vez más Vuestra Santidad avergüenza a la Iglesia -y a usted mismo- con un comentario malconsiderado, bastante inadecuado para el Romano Pontífice. El histórico registro requiere rectificación de su absurdo.


    Antes que nada, los musulmanes sí saquearon Roma en el 846, saqueando el viejo San Pedro y provocando que el Papa León IV construyera las “murallas leoninas” “para defender la sede de Pedro de una yihad islámica”.


    En segundo lugar, si se estaba refiriendo al saqueo de Roma en 1527, a manos del ejército de Carlos V, no tuvo nada que ver con “fundamentalismo” religioso, sino que más bien implicó básicamente represalia política contra Clemente VII, un Papa débil y vacilante, que desafortunadamente había forjado una alianza con el rey de Francia (Francisco I), con quien Carlos estaba en guerra. En efecto, el ejército del emperador incluía mercenarios alemanes, la mayor parte de los cuales eran luteranos, y fueron ellos los principales responsables de la devastación de la santa Sede, y la violencia contra sus habitantes católicos.


    En tercer lugar, durante el mismo periodo, por supuesto, los saqueadores musulmanes -que de hecho eran violentos “fundamentalistas”- estaban expandiendo el imperio otomano, a base de la conquista de tierras cristianas, hasta la rotunda y milagrosa derrota de la flota musulmana en la batalla de Lepanto en 1571, que evitó una conquista musulmana de toda Europa y, probablemente, otro saqueo musulmán de Roma.


    Provocando incluso más escándalo, en respuesta a una pregunta sobre si la Iglesia debería “cambiar su postura” sobre la inmoralidad de la contracepción, para permitir el uso de condones como un método de limitar nuevas infecciones de VIH, usted se refirió a esta nefasta práctica como “uno de los métodos”, pareciendo legitimarlo de este modo, mientras sugería que presenta un dilema moral para la Iglesia, incluso equiparándolo a la curación de nuestro Señor en el sábado:


    La pregunta me parece demasiado pequeña. Me parece también una pregunta parcial. Sí, es uno de los métodos. La
    moral de la Iglesia se encuentra, pienso, en este punto, frente a una perplejidad. O el quinto o el sexto mandamiento: la vida (con condones) o que la relación sexual esté abierta a la vida. Pero este no es el problema. El problema es más grande.

    Esta pregunta me hace pensar en la que le hicieron a Jesús una vez: “Dime, maestro, ¿es lícito curar el sábado?” Es obligatorio curar. Esta pregunta si es lícito curar. La malnutrición, el trabajo esclavo, la explotación, la falta de agua potable… Esos son los problemas.

    No hablemos de si se puede usar esta tirita o no para esa herida. El gran problema la injusticia social, la injusticia del medio ambiente…


    Así que parece que usted aceptó que hay lugar para considerar este “método”, aunque usted lo ve como un asunto más bien trivial (una tirita), incluso si facilita la fornicación y una cultura de total depravación sexual. ¡Usted entonces ha subordinado la ley moral a la preocupación por la justicia social y ambiental! Y así, una vez más, la Iglesia se encuentra herida por el escándalo y la confusión, a causa de su costumbre de comentarios a la prensa descuidados y fruto de la casualidad, sobre temas morales de peso y cuestiones teológicas, acerca de las cuales un Papa debería hablar o escribir con la máxima prudencia y reflexión, invocando la asistencia divina.


    Finalmente, justo ha aparecido en la web del Vaticano una entrevista de su Santidad al semanal Credere, en la que alude favorablemente (una vez más) a la falsa noción de “misericordia” del cardenal Kasper, y revela que usted pretende dirigir una “revolución de la ternura” -una alusión al título del libro del cardenal Kasper que lo elogia a usted: El Papa Francisco. Revolución de la ternura y el amor-. Usted declara que esta “revolución de la ternura” tendrá lugar durante su Jubileo de la Misericordia, que implicará “tantos gestos”, incluyendo “un gesto diferente” el “viernes de cada mes”.


    El motivo señalado para la “revolución de la ternura” es que, según usted, “la Iglesia misma a veces sigue una línea dura, cae en la tentación de seguir una línea dura, en la tentación de poner énfasis sólo las reglas morales, mucha gente es excluida”. Afirmando la sugerencia de su entrevistador que la Iglesia debe “descubrir” a “un Dios que Es conmovido y Quien tiene compasión para el hombre”, usted responde: “El descubrirlo nos llevará a tener una actitud más tolerante, más paciente, más llena de ternura”—como si a la Iglesia le faltara paciencia y compasión por los pecadores antes de su elección.


    ¿Qué son estas afirmaciones asombrosas sino una amenaza totalmente sin precedentes, hecha por un Romano Pontífice de poner de lado las “reglas morales”—esto es, la enseñanza constante del infalible Magisterium—en el nombre de una falsa misericordia, evidentemente refiriéndose a los divorciados, a los “vueltos a casar” y a otros quienes usted estima “excluidos” de alguna manera? ¿Cómo debemos tomar a un papa que dice que la Iglesia que Cristo fundó para enseñar infaliblemente sobre la fe y la moral ha “caído” en la tentación de tomar una línea dura sobre la moral? ¿Qué, además de horror, deberían experimentar los fieles cuando un papa dice tales cosas que nunca han sido escuchadas desde la Sede de Pedro en 2,000 años?


    Los católicos saben que una verdadera revolución de ternura ocurre en cada alma que pasa por el Bautismo o que, correspondiendo a la gracia del arrepentimiento, entra al confesionario con el firme propósito de hacer enmienda y con un corazón contrito, se libra del peso del pecado, recibe la absolución por un sacerdote ejerciendo in persona Christi, y emerge “blanca como la nieve”, citando a su propio antecesor, hablando del Sacramento de la Confesión. La Iglesia Católica siempre ha sido una fuente inagotable de divina misericordia por medio de sus Sacramentos. ¿Qué es lo que su propuesta “revolución” le puede agregar a lo que Cristo ya ha provisto en Su Iglesia? ¿Puede usted declarar la amnistía al pecado mortal? ¿Puede usted perdonar lo que no es perdonable sin el arrepentimiento y la contrición? ¿Puede usted sobrepasar la misericordia del Mismo Dios?


    A diario crece la percepción de que aunque usted es el Vicario de Cristo, usted simplemente no tiene el interés de defender la fe y la moral, las cuales están siendo atacadas como nunca antes, ni tiene intención alguna de llamar a las ovejas extraviadas al redil establecido por Nuestro Señor para su salvación. Por el contrario, parece que usted ha dedicado su papado a un verdadero programa de laxitud doctrinal y disciplinario, cuyo tema es el de denunciar a los católicos ortodoxos regularmente, combinado con las acusaciones de que a la Iglesia le falta misericordia. Al mismo tiempo, usted persigue asuntos sociales y políticos, ámbitos en los cuales un papa no tiene injerencia ni autoridad alguna, tales como “el cambio climático”, el medio ambiente, y restaurar relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos.


    Después de ser vilipendiado por una tormenta de controversias, una tras otra, ocasionada por vuestras palabras y acciones sin precedente, los fieles se sienten cada vez más como si “el barco de la Iglesia hubiera perdido su brújula.


    En suma, Santo Padre, durante los últimos dos años y medio usted ha ganado la alabanza unánime del mundo mientras que ha sumergido al bien común eclesiástico en un estado de confusión y de división. Ha ridiculizado, regañado y condenado a los ortodoxos, mostrado tolerancia sin límites a los heterodoxos y a los desviados sexualmente, y ha buscado subvertir a la disciplina sacramental defendida por el mismo Papa a quien usted declaró como un santo. Acompañado a todas partes por la adulación de los medios y del rugir de las multitudes, usted parece no hacerle caso a la amonestación de Nuestro Señor: “Miseria a ustedes
    cuando los hombres los bendigan: porque esto mismo hicieron sus padres a los falsos profetas.”


    La situación ha alcanzado el punto en donde un oficial superior en jefe del Vaticano, haciendo reflexiones sobre las preocupaciones de los católicos de todos los rangos, se ha visto obligado a advertirle a un bien conocido periodista católico que “este pontificado supone serios riesgos para la integridad de la enseñanza Católica en cuestión de fe y de la moral”.


    De acuerdo con el prelado, estamos obligados ante Dios a declarar públicamente, en conciencia, que su pontificado sólo puede ser visto como un claro y presente peligro para la Iglesia, un peligro que parece aumentar con cada día que pasa. Verdaderamente los efectos dañinos de su pontificado están en evidencia por doquier, con los Católicos alrededor del mundo tratando a las enseñanzas de la Iglesia sobre la fe y la moral cada vez con más y más desdén, tomando como su punto de referencia vuestras propias palabras y acciones —jubilosamente proclamadas al mundo por los medios de comunicación— en vez de la enseñanza infalible del Magisterum sobre la fe y la moral durante los últimos 2000 años.


    Ahora, en tanto que usted condena la “línea dura” de la Iglesia sobre “las reglas morales” y proclama una “revolución de ternura”, nos vemos encarados ante la inminente amenaza de inauditos “gestos” de “misericordia” que podrían socavar la estructura moral de la Iglesia con un gran daño para las almas, cuya salvación está en riesgo. Entre estos gestos al parecer podría estar una exhortación apostólica post-sinodal autorizando la admisión a la Santa Comunión de los públicamente adúlteros, de acuerdo con el juicio individual de los obispos o conferencias episcopales. Esto significaría nada más y nada menos que el sacrilegio masivo, la práctica destrucción de la unidad de la Iglesia, la abolición de facto de la doctrina sobre el pecado mortal y los requerimientos del estado de gracia para una vida sacramental, el colapso de las enseñanzas morales de la Iglesia, y en última instancia, la rendición de su reclamo a un Magisterium infalible. Se tiene la sensación de un giro casi apocalíptico de los acontecimientos en la historia de la Iglesia.


    No nos atrevemos a juzgar sus motivos ni sus intenciones subjetivas con respecto a lo que usted ha dicho y hecho en detrimento a la Iglesia en el transcurso de un papado turbulento, sin parecido a ninguno que la Iglesia haya tenido jamás. Pero no nos podemos quedar silenciosos ante el daño objetivo que la Iglesia ya ha sufrido, ante la alabanza sin fin del “papa de la gente”, o a un futuro daño que ahora parece inminente.


    Para recordarnos una vez más de las palabras de su predecesor, un papa debe ejercer su poder para “atarse a sí mismo y a la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios, ante cualquier intento de adaptarla o diluirla, así como a cualquier tipo de oportunismo“. Cuando un papa no puede o no quiere seguir este fin, cuando de hecho él parece determinado a actuar en contra de ella, ¿no estaría mejor servida la Iglesia si él dejara el puesto, tan augusto, de Vicario de Cristo? Mejor esto que arriesgar un fatal compromiso de la doctrina y disciplina de la Iglesia, subvertiendo 2,000 años de tradición apostólica y eclesiástica e incurriendo, para citar la famosa fórmula del Papa San Pío V, “ la ira de Dios Todo Poderoso y del de los Benditos Apóstoles Pedro y Pablo.

    8 de Diciembre de 2015


    Fiesta de la Inmaculada Concepción



    SI DESEA ADHERIRSE A ESTA PETICIÓN PUEDE HACERLO FIRMANDO EL FORMULARIO EN EL ARTÍCULO ORIGINAL INGLÉS, AL FINAL DEL MISMO ENCONTRARÁ EL FORMULARIO PARA RELLENARLO. EL NOMBRE DEL FIRMANTE NO SE MUESTRA PÚBLICAMENTE.

    Comienza el Año de la Misericordia. Petición a Francisco para que cambie de rumbo o renuncie | Adelante la Fe

  7. #7
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Habemus Papam - Francisco I



    ¿Esta medida está pensada para eliminar la resistencia en conservar la ortodoxia en aquellos que por su carácter o edad ya no pueden ser amenazados con el escalafón o la carrera cortada y sin embargo por sus escrúpulos morales o edad pueden temer una excomunión aunque no sea legítima?


    Anotaciones de Pensamiento y Critica

  8. #8
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Habemus Papam - Francisco I


    El efecto Francisco: el Vaticano profanado


    El increíble espectáculo en la Basílica de San Pedro: una obscenidad neo-pagana durante la Fiesta de la Inmaculada. En la imagen: una mujer musulmana con burka profana San Pedro La percepción de que la Basílica de San Pedro ha sido profanada es muy fuerte. El simbólico significado del evento, es una iglesia inmersa en la oscuridad, pero iluminada por el mundo, por la nueva ideología religioso-climática (todo ello financiado por el Grupo Banco Mundial quienes, en su promoción, ahora nos quieren explicar que la política es compatible con las enseñanzas de la Iglesia).



    El lugar sagrado por excelencia, el corazón de la Cristiandad, ha sido transformado en una súper-pantalla para el show de la ideología del Nuevo Orden Mundial…, y el pesebre de Navidad se dejó en la oscuridad.

    Antonio Socci

    El efecto Francisco: el Vaticano profanado | Adelante la Fe

  9. #9
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Más fotos del espectáculo panteísta, ecologista y pagano. La abominación en el Lugar Santo. Todo para combatir el cambio climático, costeado por el lobby ecologista-abortista. Y se titula descaradamente Fiat Lux. Fiat tenebrae más bien, diría yo.



















    Los lobos infiltrados en el Vaticano empiezan a dar la cara

    Como se ve, hay de todo: culto a la Naturaleza (a Gaia), animales en un lugar sagrado, imágenes de mal gusto, santones hindúes superpuestos sobre la Basílica de San Pedro, camellos hollando la Santa Sede.



    Lamas tibetanos o sacerdotes hinduistas, no se distingue bien, pisoteando la sede de la Cristiandad


    Y esto ya es el colmo: según se dice, es una puesta de sol en el desierto, pero lo único que se ve es lo que semeja un incendio (no me digan que lo de arriba son nubes, que se nota que es humo, o más bien una explosión) con unos camellos en primer plano (¿desquite del islam sobre el Cristianismo?), todo esto mientras los secuaces de Mahoma (malhaya la memoria del CAMELLERO de La Mecachis, que precisamente antes de empezar a predicar su maldita religión era arriero con una recua de camellos)




    Lo último de lo que he tenido noticia es de que el árbol de Navidad de la Plaza de San Pedro, inaugurado también ayer pero que no se iluminará hasta el viernes 18, es para echarse a temblar. Esta vez, en vez de poner las bolas entremezcladas como se hace normalmente, en el Vaticano o en cualquier casa, las han colocado por capas: primero un color, luego otro, y así sucesivamente para formar un arco iris, como el trapo que enarbolan los sodomitas, efecto que quedará resaltado una vez iluminado el árbol. Para echarse a llorar.

  10. #10
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Habemus Papam - Francisco I


    Bergoglio, el hombre que nunca se arrodilla delante de Dios

    Esto está empezando a ponerse deprimente, incluso inquietante…
    Bergoglio nunca se arrodilla frente la Eucaristía durante la Santa Misa. No se arrodilla ni en la adoración eucarística; la imagen de él estando de pie frente al Santísimo Sacramento al final de la procesión de Corpus Domini, en la cual no participó, es inolvidable.

    Ahora bien, la apertura de la Puerta Santa durante el comienzo del Jubileo, fue vergonzosa. ¡Miren ustedes lo que pasó! En el minuto 6.20 de este vídeo: abre la Puerta Santa y permanece parado, mientras los feligreses caen de rodillas. ¡Es una escena escalofriante! (Ver vídeo)

    A aquellos que lo atribuyen a problemas pulmonares, me gustaría recordarles que Bergoglio se arrodilló muchas veces en otras circunstancias; y hay sobradas fotos para demostrar esto, ¡pero no lo hace frente al Santísimo Sacramento!

    Además, recuerdo que Juan Pablo II, en el año 2000, estando ya muy enfermo y con sufrimientos físicos, abrió la Puerta Santa, se arrodilló y permaneció de rodillas durante un tiempo en oración. Vean la foto: Papa Juan Pablo II versus Papa Francisco ¿Habrá alguien que pueda explicarnos el misterio del hombre que nunca se arrodilla delante de Dios?
    Antonio Socci
    (mediante Facebook)

    Nota de Rorate:

    En contraste, el 28 de noviembre, el Papa Francisco se arrodilló en un relicario anglicano ante el cual se rinde tributo a los mártires ugandeses de esta confesión. Ver el vídeo:



    Bergoglio, el hombre que nunca se arrodilla delante de Dios | Adelante la Fe

  11. #11
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Habemus Papam - Francisco I

    Ad cautelam


    Pedir por las intenciones del Papa era, hasta ahora, una nota de pío catolicismo. Desde este desgraciado vídeo francisquista, si no se tiene la cautela de hacer una reserva respecto al recto catolicismo, es decir, sobre la ortodoxia, de la intención papal, rezar por las intenciones del Papa puede comprometernos con algo difícilmente compatible con la Doctrina, la doctrina católica.



    Comulgar con lo que expone el vídeo, sería profesar el confuso indiferentismo religioso que parece animar ese documento audiovisual. Si me dijeran que tiene explicación, yo respondería que la palabra del Papa, por ser del Papa, debe ser clara, sin necesidad de explicaciones que clarifiquen su sentido, que tiene que ser transparente, no turbio, ni equívoco, ni confuso.

    Resumiendo: Si se reza por las intenciones del PP Franciscus, hágase con la salvedad de la católica intención, no sea que nos unamos a alguna intención impropia y/o incompatiblemente católica.




    Semper salva reverentia.


    +T.

    EX ORBE

  12. #12
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Habemus Papam - Francisco I

    El Roscón Interreligioso

    2
    A propósito de cierto roscón (ver aquí) servido el día de Reyes, aquí van algunos subsidios para evitar indigestiones comiéndose la habichuela sin cocinar. Que los Santos Magos otorguen a nuestros queridos lectores la prenda buena que tan sólo la doctrina inmortal de la Santa Iglesia les puede proporcionar:
    • Rechaza la verdadera religión el que opina que otras son buenas y laudables


    Convencidos de que son rarísimos los hombres privados de todo sentimiento religioso, parecen haber visto en ello esperanza de que no será difícil que los pueblos, aunque disientan unos de otros en materia de religión, convengan fraternalmente en la profesión de algunas doctrinas que sean como fundamento común de la vida espiritual. Con tal fin suelen estos mismos organizar congresos, reuniones y conferencias, con no escaso número de oyentes e invitar a discutir allí promiscuamente a todos, a infieles de todo género, de cristianos y hasta a aquellos que apostataron miserablemente de Cristo o con obstinada pertinacia niegan la divinidad de su Persona o misión.
    Tales tentativas no pueden, de ninguna manera obtener la aprobación de los católicos, puesto que están fundadas en la falsa opinión de los que piensan que todas las religiones son, con poca diferencia, buenas y laudables, pues, aunque de distinto modo, todas nos demuestran y significan igualmente el ingénito y nativo sentimiento con que somos llevados hacia Dios y reconocemos obedientemente su imperio. Cuantos sustentan esta opinión, no solo yerran y se engañan, sino también rechazan la verdadera religión, adulterando su concepto esencial, y poco a poco vienen a parar al naturalismo y ateísmo; de donde claramente se sigue que, cuantos se adhieren a tales opiniones y tentativas, se apartan totalmente de la religión revelada por Dios. (Pío XI. Encíclica Mortalium animos, n. 8-9, 6 de enero de 1928)
    • No se puede identificar la fe teologal cristiana y la creencia en las otras religiones


    Debe ser, por lo tanto, firmemente retenida la distinción entre la fe teologal y la creencia en las otras religiones. […] No siempre tal distinción es tenida en consideración en la reflexión actual, por lo cual a menudo se identifica la fe teologal, que es la acogida de la verdad revelada por Dios Uno y Trino, y la creencia en las otras religiones, que es una experiencia religiosa todavía en búsqueda de la verdad absoluta y carente todavía del asentimiento a Dios que se revela. Este es uno de los motivos por los cuales se tiende a reducir, y a veces incluso a anular, las diferencias entre el cristianismo y las otras religiones. (Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Dominus Iesus, n. 7, 6 de agosto de 2000)
    • La filiación divina no se puede lograr sin el bautismo


    Aunque Jesucristo murió por todos, no todos participan del beneficio de su muerte, sino sólo aquellos a quienes se comunican los méritos de su pasión. […] En las palabras mencionadas se insinúa la descripción de la justificación del pecador: de suerte que es tránsito del estado en que nace el hombre hijo del primer Adán, al estado de gracia y de adopción de los hijos de Dios por el segundo Adán Jesucristo nuestro Salvador. Esta traslación, o tránsito no se puede lograr, después de promulgado el Evangelio, sin el bautismo, o sin el deseo de él; según está escrito: “No puede entrar en el reino de los cielos sino el que haya renacido del agua, y del Espíritu Santo” (Concilio de Trento, cap. II, sesión VI. De los predicadores de la palabra divina, y de los demandantes. Celebrada en 13 de enero de 1547)
    • El bautismo nos distingue de todos los grupos religiosos


    El Pueblo de Dios tiene características que le distinguen claramente de todos los grupos religiosos, étnicos, políticos o culturales de la Historia:
    – Es el Pueblo de Dios: Dios no pertenece en propiedad a ningún pueblo. Pero El ha adquirido para sí un pueblo de aquellos que antes no eran un pueblo: “una raza elegida, un sacerdocio real, una nación santa” (1 P 2, 9).
    Se llega a ser miembro de este cuerpo no por el nacimiento físico, sino por el “nacimiento de arriba”, “del agua y del Espíritu” (Jn 3, 3-5), es decir, por la fe en Cristo y el Bautismo. (Catecismo de la Iglesia Católica, 782)
    • Grande injuria es poner la Iglesia Católica al mismo nivel de las demás


    Tampoco faltan los que, si bien no impugnan de propósito la verdad, adoptan, sin embargo, ante ella una actitud de negligencia y sumo descuido, como si Dios no les hubiera dado la razón para buscarla y encontrarla. Tan reprobable modo de actuar conduce, como por espontáneo proceso, a esta absurda afirmación: todas las religiones tienen igual valor, sin diferencia alguna entre lo verdadero y lo falso.Este principio —para usar las palabras de nuestro mismo predecesor— lleva necesariamente a la ruina todas las religiones, particularmente la católica, la cual, siendo entre todas la única verdadera, no puede ser puesta al mismo nivel de las demás sin grande injuria”. Por lo demás, negar la diferencia que existe entre cosas tan contradictorias entre sí, derechamente conduce a la nefasta conclusión de no admitir ni practicar religión alguna. (Juan XXIII. Carta Encíclica Ad Petri Cathedram, n. 10-11)
    • Contra los imprudentes “pancristianos”, recuérdese que San Juan prohibía el trato con quien no tuviera la doctrina íntegra


    Podría parecer que dichos ‘pancristianos’, tan atentos a unir las iglesias, persiguen el fin nobilísimo de fomentar la caridad entre todos los cristianos, pero, ¿cómo es posible que la caridad redunde en daño de la fe? Nadie, ciertamente, ignora que San Juan, el Apóstol mismo de la caridad, el cual en su Evangelio parece descubrirnos los secretos del Corazón Santísimo de Jesús, y que solía inculcar continuamente a sus discípulos el nuevo precepto Amaos unos a los otros, prohibió absolutamente todo trato y comunicación con aquellos que no profesasen, integra y pura, la doctrina de Jesucristo: ‘Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, y ni siquiera le saludéis’ (2 Jo 1,10). Siendo, pues, la fe integra y sincera, como fundamento y raíz de la caridad, necesario es que los discípulos de Cristo estén unidos principalmente con el vínculo de la unidad de fe. (Pío XI, Encíclica Mortalium animos, 6 de enero de 1928)
    • No es lícito esconder la verdad so pretexto de facilitar la paz


    No es lícito, ni siquiera con el pretexto de hacer más fácil la concordia, disimular siquiera un solo dogma; pues, como advierte el patriarca de Alejandría: ‘Desear la paz es ciertamente primero y mayor bien, pero no si debe por tal motivo permitir que venga a menos la virtud de la piedad en Cristo (Epis. 61). (Pío XII, Encíclica Orientalis Ecclesiae, 9 de abril de 1944)
    • La paz sólo vendrá mediante la luz de la razón regida por la ciencia de las cosas divinas


    La actual depresión y debilidad de las almas, de que resultan los mayores males, provienen, principalmente, de la ignorancia de las cosas divinas. Esta opinión concuerda enteramente con lo que Dios mismo declaro por su profeta Oseas: ‘No hay conocimiento de Dios en la tierra. La maldición, y la mentira, y el homicidio, y el robo, y el adulterio lo han inundado todo; la sangre se añade a la sangre por cuya causa se cubrirá de luto la tierra y desfallecerán todos sus moradores.’ (Os 4,1ss) […] Con razón decía el apóstol San Pablo escribiendo a los de Éfeso: ‘La fornicación y toda especie de impureza o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como corresponde a santos, ni tampoco palabras torpes, ni truhanerías’ (Ef 5,3ss). Como fundamento de este pudor y santidad, con que se moderan las pasiones, puso la ciencia de las cosas divinas: ‘Y así, mirad, hermanos, que andéis con gran circunspección; no como necios sino como prudentes… Por lo tanto, no seáis indiscretos, sino atentos sobre cuál es la voluntad de Dios (5, 15ss) […] Sentencia justa; porque la voluntad humana apenas conserva algún resto de aquel amor a la honestidad y la rectitud, puesto en el hombre por Dios creador suyo, amor que le impulsaba hacia un bien, no entre sombras, sino claramente visto. Mas, depravada por la corrupción del pecado original y olvidada casi de Dios, su Hacedor, la voluntad humana convierte toda su inclinación a amar la vanidad y a buscar la mentira. Extraviada y ciega por las malas pasiones, necesita un guía que le muestre el camino para que se restituya a la vía de la justicia que desgraciadamente abandono. Este guía, que no ha de buscarse fuera del hombre, y del que la misma naturaleza le ha provisto, es la propia razón; mas si a la razón le falta su verdadera luz, que es la ciencia de las cosas divinas, sucederá que, al guiar un ciego a otro ciego, ambos caerán en el hoyo […] Solo la doctrina cristiana pone al hombre en posesión de su eminente dignidad natural en cuanto hijo del Padre celestial […] Pero de esta misma dignidad y del conocimiento que de ella se ha de tener infiere Cristo que los hombres deben amarse como hermanos y vivir en la tierra como conviene a los hijos de la luz, no en comilonas y borracheras, no en deshonestidades y disoluciones, no en contiendas y envidias (cf. Rm 13,13); mándanos asimismo que nos entreguemos en manos de Dios, que es quien cuida de nosotros; que socorramos al pobre, hagamos bien a nuestros enemigos y prefiramos los bienes eternos del alma a los perecederos del tiempo. […] Cuando al espíritu lo envuelven las espesas tinieblas de la ignorancia, no pueden darse ni la rectitud de la voluntad ni las buenas costumbres, pues si caminando con los ojos abiertos puede apartarse el hombre del buen camino, el que padece de ceguera está en peligro cierto de desviarse. (Pío X. Encíclica Acerbo Nimis, sobre la enseñanza de la Doctrina cristiana, 15 de abril de 1905)
    • Los fieles sencillos no deben tratar con los infieles por temer su propia perversión


    A los fieles se les prohíbe el trato con alguna persona por dos razones: la primera, en castigo de aquel a quien se le sustrae la comunicación con los fieles; la segunda, por precaución hacia quienes se les prohíbe el trato con ella. Ambas razones pueden deducirse de las palabras del Apóstol. […] En cuanto al segundo título, hay que distinguir, de acuerdo con las condiciones diversas de personas, ocupaciones y tiempos. Si se trata, efectivamente, de cristianos firmes en la fe, hasta el punto de que de su comunicación con los infieles se pueda esperar más bien la conversión de éstos que el alejamiento de aquéllos de la fe, no debe impedírseles el comunicar con los infieles que nunca recibieron la fe, es decir, con los paganos y judíos, sobre todo cuando la necesidad apremia. Si, por el contrario, se trata de fieles sencillos y débiles en la fe, cuya perversión se pueda temer como probable, se les debe prohibir el trato con los infieles; sobre todo se les debe prohibir que tengan con ellos una familiaridad excesiva y una comunicación innecesaria. (Santo Tomás de Aquino. Suma Teológica, II-II, q.10, a.9, co.)
    • Los no creyentes deben convertirse y hacer penitencia


    Por eso, a los no creyentes la Iglesia proclama el mensaje de salvación para que todos los hombres conozcan al único Dios verdadero y a su enviado Jesucristo, y se conviertan de sus caminos haciendo penitencia. (Concilio Vaticano II, Constitución Sacrosanctum Concilium, n. 9, 4 de diciembre 1963)
    • Una súplica a los que no pertenecen a la Iglesia Católica: se esfuercen por salir de ese estado


    También a aquellos que no pertenecen al organismo visible de la Iglesia Católica, […] nada Nos preocupa más sino que tengan vida y la tengan con mayor abundancia. Esta Nuestra solemne afirmación deseamos repetirla por medio de esta Carta Encíclica, en la cual hemos cantado las alabanzas del grande y glorioso Cuerpo de Cristo, implorando oraciones de toda la Iglesia para invitar, de lo más íntimo del corazón, a todos y a cada uno de ellos a que, rindiéndose libre y espontáneamente a los internos impulsos de la gracia divina, se esfuercen por salir de ese estado, en el que no pueden estar seguros de su propia salvación eterna. (Pío XII. Encíclica Mystici Corporis Christi sobre el Cuerpo Místico de Cristo, 29 junio 1943)
    • Callar es propio del cobarde o de quien duda de la verdad, y es injurioso a Dios


    Pero cuando la necesidad apremia no sólo deben guardar incólume la fe los mandan, sino que cada uno esté obligado a propagar la fe delante de los otros, ya para instruir y confirmar a los demás fieles, ya para reprimir la audacia de los infieles. Ceder el puesto al enemigo, o callar cuando de todas partes se levanta incesante clamoreo para oprimir a la verdad, propio es, o de hombre cobarde o de quien duda estar en posesión de las verdades que profesa. Lo uno y lo otro es vergonzoso e injurioso a Dios; lo uno y lo otro, contrario a la salvación del individuo y de la sociedad: ello aprovecha únicamente a los enemigos del nombre cristiano, porque la cobardía de los buenos fomenta la audacia de los malos. (León XIII, Encíclica Sapientiae Christianae, n.14, 10 de enero de 1890)
    • Quien tiene autoridad para enseñar y no lo hace es transgresor de la Ley


    Nota bien cómo [Cristo] empieza y por dónde hace resaltar las culpas de ellos. Porque dice: Enseñan, pero no obran. Como si les dijera: cada uno tiene culpa como transgresor de la Ley, pero sobre todo el que tiene autoridad para enseñar, pues queda reo de doble y aun triple condenación. En primer lugar como transgresor: en segundo lugar porque debiendo enseñar a los otros y enmendarlos falla en esto, y por razón de su dignidad de maestro es digno de pena mayor. En tercer lugar porque es motivo de mayor corrupción, pues procede así estando constituido en el grado de doctor de la Ley. (San Juan Crisóstomo, Homilía LXXII sobre el Evangelio de San Mateo, n.72)


    El Roscón Interreligioso |

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. Francisco Elías de Tejada
    Por Hyeronimus en el foro Italiano
    Respuestas: 2
    Último mensaje: 27/01/2022, 11:47
  2. Inquisición arquitectónica habemus (habremus???)
    Por Hyeronimus en el foro Cultura general
    Respuestas: 19
    Último mensaje: 09/04/2021, 17:03
  3. Testamento Francisco Franco.
    Por TerciodeSarmiento en el foro Historiografía y Bibliografía
    Respuestas: 3
    Último mensaje: 14/05/2009, 00:59
  4. Francisco Hernández
    Por Hyeronimus en el foro Hispanoamérica
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 27/11/2007, 01:45
  5. ¡¡Ilustrísimo forero habemus!!
    Por Juan del Águila en el foro Tertúlia
    Respuestas: 18
    Último mensaje: 24/07/2006, 10:07

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •