Calabaza brillante de España dixit: Vengan todos al atrio a opinar todos de todo
Algunas veces pienso que algunos mitrados, en vez de mitras, deberían ponerse una calabaza. Es una redundancia ponerse sobre la calabaza craneal una calabaza ornamental, reconózcolo. Pero así se evidenciaría la roma inteligencia pastoral de tales perlados (sic), y se notaría, igualmente, la dramática situación de nuestra jerarquía, con sobre-pululación de calabazos monumentales.
Por ejemplo, sin ir más lejos, el compostelano, que en dos calabazadas seguidas, a propósito del anuncio de un próimo sínodo diocesano, ha proclamado que:
- Todos, creyentes y no creyentes, participen y envíen sus propuestas para el sínodo compostelano
- A imagen del templo de Salomón, la Plaza del Obradoiro debe ser el "Atrio de los Gentiles"
La Plaza del Obradoiro nunca ha sido foro de paganos, sino meta de peregrinos. Ahora, invocando "la mención expresa que el papa Francisco hace del 'diálogo social en un contexto de libertad religiosa' (sic)", se pretende degenerar el espacio netamente jacobeo promiscuando el ideal del peregrino cristiano con el indefinible paradigma de la gentilidad post-moderna. Todo ello con la no confesada intención de sustituir la evangelización apostólica por el diálogo des-cristianizador que convierte el Credo católico en sarta de elucubraciones laberínticas sin alfa ni omega, sólo sustentadas por el intrínseco valor del diálogo en sí.
Si el mulay de los muladares del islam me invitara a proponer algo para el sínodo mahometano de La Meca y Medina, lo que yo propondría sería en cierre de La Meca y Medina y el desmontaje de la Kaaba y el peñón del moro. Eso propondría yo si me dijeran los ulemas 'proponga usted, no se corte un pelo, que le escuchamos'. Pongo este ejemplo avanzando lo que podría suceder si el calabazo arzobispal compostelano recogiera la lluvia de ideas que todos-todos, de todo sitio y convicción, le propondrían para discutir/dialogar en su sínodo.
Sirva como marco de fondo desatinado la estampa reciente de los budistas aquellos que rezaron no sé qué indecentes cuchufletas orientales allí mismo, cabe el Botafumeiro, justo frente al altar del Astro Brillante de España. ¡Qué emoción! ¡Cuánta promiscua solidariedad globalizada! ¡Qué estallido jubilar de indiferentismo pan-religioso! ¡Viva!
A veces tiene uno la impresión de estar en mitad de una parodia, de un esperpento vallinclanesco-eclesial, un espejismo delirante.
La borrachera del juanpablismo más el humo estupefaciente francisquista son la razón de esta sinrazón.
Me afecta tanto decirlo, pero más me duele el sufrirlo.
+T.
EX ORBE
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