In memoriam: P. Thomas Hopko


Estimado Wanderer,
En estos días ha fallecido el P. Thomas Hopko (1939-2015), un cura Ortodoxo de los EE.UU. al que hemos seguido durante los últimos años con fervor, reverencia y gratitud.
Mientras se nos permite asistir virtualmente a los diversos oficios exequiales por su alma (https://www.youtube.com/watch?v=6yLS7fQMHos) no puedo dejar de pensar una y otra vez, cuánto más serios son los Ortodoxos que nosotros los católicos cuando de liturgia se trata.
Cuando se trata de cosas importantes.
Cuando se trata, por ejemplo, de la muerte. Pensar solamente que los rituales en este caso insumen no menos de tres días… como para que nadie se vea tentado de puerilizar la muerte, obligándonos a considerar la cosa una y otra vez, desde este punto de vista, desde aquel otro, y qué sucede luego y qué cosa terrible no será el Juicio y cuánto necesitamos de la misericordia de Dios...
Ayer nomás asistí a las exequias de un empresario católico, presididas por un cura joven de San Isidro y una runfla de jóvenes (y no tan jóvenes) cantores: conté no menos de seis guitarras: cantaron dos veces “Cristo de las redes” y otras cosas, considerablemente más acompasadas, con más ritmo, que finalmente terminó con el acompañamiento de las palmas…
Desde luego, en ningún momento hubo la menor referencia a los Novísimos, ni una recomendación siquiera por el alma del difunto: eso no habría encajado en la general catarsis sentimental y feminoide que todo lo dominaba.
¿Seriedad? Mirando esta clase de cosas, las cosas que nos tocan en suerte (y entre otras, el Papa jocosamente reinante), es lo que los católicos, en esta hora, más necesitamos.
Por eso nos encantó, entre decenas de razones, el P. Hopko, la seriedad con que había preparado sus charlas, la seriedad de su preparación “lato sensu” durante toda una vida (¿y si no, cómo podía hablar con tanta solvencia? ¿y si no, cómo metía esos chistes en medio de distinciones tan subidas?), cuando nos habló de las postrimerías, de la historia de la Iglesia, de los homosexuales, de la mística de los Capadocios, de la conveniencia de recurrir al médico cuando uno anda mal, de la debida compostura cuando se reza, de la trascendencia del vocablo “Amén”, del Salmo 118, “de omni re scibili et quibusdam aliis”.
Creo que nunca lamenté tanto que algunos amigos no pudieran escucharlo por falta de inglés (http://www.ancientfaith.com/podcasts/hopko): ¡cuántos no fueron los viajes en auto que nos hemos aprovechado escuchándolo! O, en la cama, cuando enfermos, imposibilitados de leer. O, incluso, algunas pocas veces, solos, en el living de casa, fumando un pucho, tomando un whisky y dejándonos llevar por sus ideas, sus percepciones, sus intuiciones, conocimiento de tantas lenguas y general erudición.
Para nosotros Hopko era de una originalidad absoluta, fue como una revelación… no sabíamos que los Ortodoxos contaban con tipos así (después descubrimos a unos cuantos más, John Behr, sin ir más lejos), capaces de semejantes inferencias a partir de datos litúrgicos aparte de un conocimiento íntimo, profundísimo, sapientísimo, de las Escrituras, de los Padres (y de algunos escritores occidentales contemporáneos también, no vayan a creer, empezando por el insigne C.S. Lewis, pero siguiendo con Kierkegaard y Tomás de Aquino, créase o no).
En sus charlas Hopko trasuntaba un humor, una humildad y una devoción por Nuestra Señor que sólo el que las escuche se puede dar una idea… nosotros quisimos darlos a conocer entre los amigos católicos y para eso, subtitulamos una de sus charlas
https://www.youtube.com/watch?v=iNm8XbrzQvM)
y tradujimos otra
Et Voilà! | La página de Jack Tollers
En fin, ahí está él ahora, frente al Justo Juez.
Me imagino (Dios me perdone el atrevimiento) el siguiente diálogo:
-¿Y, Dios mío? Teníamos razón nosotros los Ortodoxos ¿no?
-¿Razón?
-Claro, porque los Protestantes sacaron cosas esenciales y los Católicos le agregaron otras innecesarias—el filoque, sin ir más lejos...
-No, hijo, no. La Iglesia Católica Apostólica Romana es la única verdadera… la fundada por Mí, hombre, que no es tan difícil de ver…
-Pero son heterodoxos… los católicos son heterodoxos en tantas cosas…
-Puede ser, puede ser, y ciertamente que tú has sido más ortodoxo que la mayoría de ellos…
-Entonces, ¿tenía razón? ¿La Iglesia Ortodoxa es la verdadera?
-No, hijo, no. Te lo acabo de explicar. Pero como disponemos de toda la Eternidad, vamos despacio. Tú fuiste más ortodoxo que la mayoría de los católicos, pero eso no significa que…
Etcétera.
Un saludo,

Jack Tollers

The Wanderer