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Tema: Hacia un concepto teológico de la homosexualidad

  1. #1
    Marcosmontt está desconectado Miembro graduado
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    Exclamation Hacia un concepto teológico de la homosexualidad

    La siguiente publicación pertenece a un sacerdote y teologo jesuita (Doctorado en la Universidad Gregoriana) que hasta el año pasado era profesor de Trinidad y Cristologia en la Universidad Catolica de Chile. Despues de su sanción la cual lo impide ejercer la facultad de profesor de Teologia, ha demostrado tener el apoyo de gran parte del estudiantado de la Universidad, y la Facultad (incluyendo los profesores), apoyo que no flaquea hasta el dia de hoy. Digo esto para que puedan ver la importancia de este profesor hoy en Chile y puedan compararlo con su siguiente publicación.
    Tambien hay que tener en cuenta que practicamente lo que él dice es tema de discusion segura dentro de los circulos catolicos chilenos, y sorprendentemente, como signo de la decadencia hoy vivida, tiene un apoyo arrollador.

    Dejare su ultima publicación, y espero que lo miembros del foro puedan discutir sobre ella.

    Concepto teológico de la homosexualidad

    de Jorge Costadoat S.I.

    El tema de la homosexualidad en América Latina es nuevo. Tiene una década, a lo más dos. Pero la realidad es antigua, tal vez tanto, tal vez no, como su censura. La censura religiosa ha sido cruel a su propósito. Por esto la mera frase del Papa Francisco “quién soy yo para juzgar a los gay” ha sido liberadora. Por cierto, el levantamiento del tema en algunos países ha sido incómodo para las generaciones mayores. También en otras partes del mundo hay inquietud. En algunas iglesias protestantes se ha aceptado que ministros del culto tengan una pareja homosexual. Pero en otras ha habido reacciones furiosas al respecto, y en contra de la posibilidad de legalización de uniones y matrimonios homosexuales. En el campo católico se experimentan las mismas tensiones. Las iglesias de los países desarrollados esperaban que en el Sínodo sobre la Familia se diera algún tipo de reconocimiento a las parejas homosexuales. Pero las iglesias de África, según se dice, no quisieron oír hablar del tema. El texto final parece recoger esta posición. El Catecismo de la Iglesia Católica, por su parte, frena en seco esta posibilidad. No considera que la homosexualidad sea una perversión, pero la trata como una inclinación “objetivamente desordenada” (Catecismo, 2357). Las personas homosexuales deben vivir su condición con resignación religiosa.


    Con todo, los católicos aperturistas creen ver en el documento del Sínodo algo como una fisura en el muro. El Sínodo pide respeto por la dignidad de las personas homosexuales. Pero, además, demanda “una atención específica al acompañamiento de las familias en las que viven personas con tendencia homosexual” (76). ¿Quiénes? ¿Hijos e hijas homosexuales? Pensamos que sí, obvio. No es obvio, en cambio, pero tampoco el texto lo excluye, que la indicación se aplique a posibles padres homosexuales. ¿Ha sido esta una redacción descuidada o deliberadamente ambigua? Los moralistas de avanzada, además, hacen notar que el Sínodo no ha hecho una condena explícita de los “actos homosexuales”, como lo hace enérgicamente el Catecismo. En fin, el Papa tendrá que decir una palabra sobre este tema, el más importante para la Iglesia de EE.UU. y para muchos europeos. En el curso de 2016 debiera salir a la luz una exhortación apostólica con la cual Francisco dará una palabra orientadora final sobre estas materias de moral familiar, matrimonial y sexual.


    Tenemos ante los ojos una situación poco frecuente. He aquí una cuestión que estaba cerrada a la discusión, que luego el Papa la ha abierto, pero que el mismo Francisco tendrá que cerrar dentro de poco. La Iglesia tiene por delante la obligación de pensar, iluminada por su fe, una realidad humana que, habiendo sido cruelmente soterrada por generaciones, ha emergido en nuestra época con una lucha por abrirse un espacio al interior de una cultura que le ha sido contraria; como un reclamo de amor y de justicia que merece ser conocido a fondo, y permitírsele abrirnos el corazón, modificar nuestras actitudes y perfeccionar los criterios para hacer de este reclamo un reclamo propio.


    Me permito aquí una reflexión teológica, pues hemos de desmontar un maltrato antiguo e injusto que tiene un aspecto religioso. La teología, a propósito del tema de la homosexualidad, tiene que ofrecer argumentaciones que actualicen del modo más humanizador posible la revelación de Dios ocurrida en Cristo, el paradigma de humanidad de los cristianos (Gaudium et spes 22). ¿Qué dice la teología de las personas homosexuales mismas, independientemente de sus actos? ¿Qué son? ¿Las pensó Dios así?


    Se hace necesario, pues, relacionar las argumentaciones magisteriales sobre la revelación, que se han desarrollado durante dos mil años, con las argumentaciones científicas contemporáneas, pues en los dos tipos de argumentación hay razones y hay convicciones que, en tanto correctas, la Iglesia debe considerar que vienen de Dios mismo. La Iglesia, por creer en el Creador de la humanidad, está obligada a hacer suyas la ciencia y las convicciones éticas de la cultura en la que ella cumple su misión, cuando se puede comprobar que estos logros hacen más feliz la vida humana. Si Dios no quiere otra cosa que el triunfo de la humanidad sobre sí misma, sería absurdo que la Iglesia se opusiera a su voluntad.


    El caso es que las ciencias arrojan resultados importantes. Hoy se nos dice que la homosexualidad no es una perversión. Nadie elije ser homosexual. Se llega a serlo por razones biológicas (carga genética) y/o por razones biográficas (la historia personal). La homosexualidad es una realidad pre-moral. Se es libre en cuanto al modo de vivir la homosexualidad, pero no en cuanto a serlo o no. Otro resultado científico importante es que, según lo sostiene la Organización Mundial de la Salud (1990), no se trataría tampoco de una patología, sino de una variante de la sexualidad humana. Por de pronto, los esfuerzos médicos por sanarla han sido funestos.


    Dicho en términos duros: si los homosexuales son inocentes de su condición, esta es un “pecado” de Dios. Dicho en términos blandos: Dios es el responsable de la sexualidad humana en todas sus versiones y, si nos cuesta entender cómo, debemos esforzarnos otra vez por entrar en el misterio del amor de Dios. La homosexualidad es obra de Dios. No es creación humana. Las personas homosexuales son criaturas de Dios, de su amor y, por tanto, lo único que pudiera frustrar su existencia es que no amen a su prójimo como Dios las ama a ellas. La persona homosexual es un “don” de Dios para ella misma, pero también un “don” para los demás, ya que es inherente al don donarse y no restarse egoístamente a los otros.


    Desembocamos así en dos preguntas: ¿qué debe hacer una persona homosexual para amarse a sí misma como Dios la ama? Este es todo un programa de vida. Lo es también, y con igual importancia, para las personas heterosexuales. Segunda pregunta: ¿cómo una persona homosexual puede ser un don para los demás? Este es el punto teológicamente más difícil. Un amigo homosexual me dice: “¿Cómo Dios ha podido darle a las personas homosexuales la condición, pero negarles su ejercicio?”. La pregunta es difícil porque la misma Iglesia sabe y enseña que lo único que realmente arruina a las personas es el egoísmo y la indiferencia ante el sufrimiento del prójimo.


    Fuente: Concepto teológico de la homosexualidad | Cristo en Construcción
    ------------
    Como opinión personal solo me queda agradecer a los sacerdotes africanos que en estos momentos son los mas cuerdos y practicamente a este paso no me extrañaría que terminaran cargando con la Iglesia en sus hombros.

    una cosa mas, este tema no lo puse dentro del post sobre el Sinodo, dentro de este mismo subforo, porqué 1° el Sinido ya termino y esta publicación, por lo tanto es post-Sinodal 2° porque aunque dentro de su contenido recoje un tema del Sinodo (la Homosexualidad) no trata a la Homosexualidad dentro del contexto del Sinodo sino como algo mas amplio, un tema teologico.
    Última edición por Marcosmontt; 15/02/2016 a las 21:45

  2. #2
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
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    Re: Hacia un concepto teológico de la homosexualidad

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    Cita Iniciado por Marcosmontt Ver mensaje
    ¿qué debe hacer una persona homosexual para amarse a sí misma como Dios la ama?
    Velar por la pureza, con la ayuda de Dios y de los sacramentos, como procuramos hacer los heterosexuales.

    Cita Iniciado por Marcosmontt Ver mensaje
    ¿cómo una persona homosexual puede ser un don para los demás?
    Como cualquier otra persona, amando al prójimo lo mejor que pueda. El hecho de que tenga tentaciones homosexuales no tiene nada que ver. Como otro puede tener tentaciones de robo o de envidia. En tanto que no ceda a las tentaciones no hay diferencia alguna. Pero como homosexual en sí no tiene nada que ofrecer, a pesar de aquella lesera que dijo Francisco de que esas personas tienen "dones que aportar".


    Cita Iniciado por Marcosmontt Ver mensaje
    Este es el punto teológicamente más difícil. Un amigo homosexual me dice: “¿Cómo Dios ha podido darle a las personas homosexuales la condición, pero negarles su ejercicio?”.
    Dios no puede dar a nadie la condición de homosexual, como tampoco le da a nadie la condición de ladrón, de adúltero o de asesino. Todos tenemos condición de pecadores, pero es por culpa de nuestros primeros padres, Adán y Eva. Una de las cuatro heridas de la Caída es la concupiscencia. Unas personas pueden tener más inclinación a ciertos pecados que otras, pero Dios no inclina al pecado. Y admitiendo que alguien pueda tener un desarreglo de hormonas (cosa excepcional; en la mayoría de los casos la homosexualidad es adquirida, o sea, fruto de la tentación. Y hoy en día es más una moda que otra cosa), no deja de ser consecuencia también de la debilidad humana resultante de la Caída. En todo caso, bien resistido con la ayuda de Dios y de los sacramentos, ese aguijón en la carne puede llegar a ser una vía a la santidad, precisamente porque se lucha contra ello y se lo resiste.


    Cita Iniciado por Marcosmontt Ver mensaje
    La pregunta es difícil porque la misma Iglesia sabe y enseña que lo único que realmente arruina a las personas es el egoísmo y la indiferencia ante el sufrimiento del prójimo.
    ¿Dónde ha dicho la Iglesia que los únicos pecados sean el egoísmo y la indeferencia ante el dolor ajeno?

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