Cita Iniciado por Ennego Ximenis Ver mensaje
Se equivoca usted en llamar Iglesia a aquellos que en realidad son la Anti-iglesia y que han vendido los sufrimientos y la muerte del Hijo de Dios, por los poderes del Mundo. Los mercaderes ocupan hoy el templo, unos son mercaderes empáticos que quieren repartir igualitariamente los dineros y bienes de este mundo (el ala progresista) y otros los
mercaderes de toda la vida (conservadores) que tienen a Dios como un psicólogo personal que ayude a las gentes (sobre todo burguesas) a no decaer moralmente ante el imparable ascenso degenerador, desenraizador y destructor del Progreso Material.
No, no me equivoco. ¿Es usted sedevacantista? Le digo esto ya que el sedevacantismo al igual que el modernismo es erróneo y sus postulaciones falsas.

El Catecismo nos dice:

880 Cristo, al instituir a los Doce, "formó una especie de colegio o grupo estable y eligiendo de entre ellos a Pedro lo puso al frente de él" (LG 19). "Así como, por disposición del Señor, san Pedro y los demás apóstoles forman un único Colegio apostólico, por análogas razones están unidos entre sí el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, y los obispos, sucesores de los Apóstoles"(LG 22; cf. CIC, can 330).

2034 El Romano Pontífice y los obispos como “maestros auténticos por estar dotados de la autoridad de Cristo [...] predican al pueblo que tienen confiado la fe que hay que creer y que hay que llevar a la práctica” (LG 25). El magisterio ordinario y universal del Papa y de los obispos en comunión con él enseña a los fieles la verdad que han de creer, la caridad que han de practicar, la bienaventuranza que han de esperar.]

De nuevo el catecismo: 2037 La ley de Dios, confiada a la Iglesia, es enseñada a los fieles como camino de vida y de verdad. Los fieles, por tanto, tienen el derecho (cf CIC can. 213) de ser instruidos en los preceptos divinos salvíficos que purifican el juicio y, con la gracia, sanan la razón humana herida. Tienen el deber de observar las constituciones y los decretos promulgados por la autoridad legítima de la Iglesia. Aunque sean disciplinares, estas determinaciones requieren la docilidad en la caridad.

Dice el Código de Derecho Canónico: Se ha de creer con fe divina y católica todo aquello que se contiene en la palabra de Dios escrita o transmitida por tradición, es decir, en el único depósito de la fe encomendado a la Iglesia, y que además es propuesto como revelado por Dios, ya sea por el magisterio solemne de la Iglesia, ya por su magisterio ordinario y universal, que se manifiesta en la común adhesión de los fieles bajo la guía del sagrado magisterio; por tanto, todos están obligados a evitar cualquier doctrina contraria. (Canon 750, libro III)