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Tema: ¿Cómo ha llegado una partidaria del aborto a la Pontificia Academia para la Vida?

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    ¿Cómo ha llegado una partidaria del aborto a la Pontificia Academia para la Vida?

    Este mes de octubre se han hecho públicos los nuevos miembros de la Pontificia Academia para la Vida en el Vaticano. Entre ellos figura una economista ítalo británica de reconocido prestigio, Mariana Mazzucato. Profesora del University College en Londres, cuestiona la evolución del capitalismo actual e investiga fórmulas para reducir la desigualdad. Pero también se muestra firme partidaria del aborto.

    Una página web norteamericana, Catholic Culture, ha desvelado numerosos comentarios en redes sociales de esta profesora en los que lamentaba la decisión de la Corte Suprema Americana sobre el aborto. Así como el hecho de compartir tuits de otras personas que calificaban esta decisión como «uno de los días más oscuros para los derechos de la mujer en mi vida».

    El último estatuto de la Pontificia Academia para la Vida, aprobado en octubre de 2016 por el Papa Francisco, asegura que esta institución «tiene como finalidad la defensa y la promoción de la vida humana y de la dignidad de la persona». Como objetivo específico señala la formación «en una cultura de la vida a través de las iniciativas oportunas y siempre en el pleno respeto al Magisterio de la Iglesia».

    En este mismo documento se establece que los miembros ordinarios de la Academia deben ser nombrados en base a criterios académicos, a su competencia profesional y «al fiel servicio en defensa y promoción del derecho a la vida de cada persona humana». Un hecho que entra en contradicción con el reciente nombramiento.

    El profesor de la Universidad de Princenton y defensor del derecho a la Vida, Robert P. George, ha asegurado en declaraciones a la agencia CNA que «la Academia Pontificia para la Vida existe para garantizar la misión de la Iglesia en la profunda e inherente dignidad de cada miembro de la familia humana, desde su concepción en el vientre materno. Si uno no cree en este principio, ¿por qué ser miembro de esa Pontificia Academia?»

    Un portavoz de la Pontificia Academia para la Vida ha defendido la incorporación de Mariana Mazzucato en el hecho de que esta institución «es una entidad de estudio e investigación. Por tanto, se facilita el diálogo y el debate con personas de distinta procedencia». Aclarando que es distinto el diálogo de los documentos que emana esta Academia, que se envían a la Congregación para la Doctrina de la Fe antes de su publicación.

    También aseguran que el nombramiento de nuevos miembros en la Pontificia Academia para la Vida supera todo un proceso que pasa por el nuncio apostólico en el país donde trabaja o reside la persona, en este caso Gran Bretaña, así como por la Conferencia Episcopal. Desde la Academia aseguran que en este caso se ha actuado según el protocolo, «sin que haya habido problemas».

    La profesora Mazzucato ha publicado diversos libros de éxito sobre economía. Su última obra traducida al castellano se titula Misión economía. Una guía para cambiar el capitalismo. En ella aboga por aplicar a los problemas actuales el espíritu y la mentalidad que llevó al hombre hasta la Luna en los años sesenta. Considera que es necesario repensar el papel de los gobiernos nacionales en la economía global.

    https://www.eldebate.com/religion/va...ida_67334.html
    Última edición por Pious; 22/10/2022 a las 14:32

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    Re: ¿Cómo ha llegado una partidaria del aborto a la Pontificia Academia para la Vida?

    Otro miembro de la Academia Pontificia para la Vida critica la anulación de Roe v. Wade

    Roberto Dell'Oro, miembro de la Academia Pontificia para la Vida, ha criticado la decisión Dobbs, que anuló las fuertes protecciones de Roe v. Wade para el aborto legalizado.

    (CWR/InfoCatólica) Roberto Dell'Oro es profesor de teología moral y ocupa la Cátedra O'Malley de Bioética en la Universidad Loyola Marymount, una institución jesuita. Sostiene que la decisión del Tribunal Supremo del 24 de junio en el caso del aborto Dobbs v. Jackson Women's Health Organization viola las normas de la libertad personal democrática y el respeto a la autonomía básica de las mujeres de una manera que roza lo «totalitario».

    Sus puntos de vista sugieren una división entre la opinión católica pro-vida en Estados Unidos y los miembros del organismo pontificio creado originalmente con una fuerte misión pro-vida. La semana pasada, una economista que defiende abiertamente el derecho al aborto, Mariana Mazzucato, fue nombrada miembro de la academia pontificia.

    Dell'Oro, en un acto celebrado el 12 de octubre en el campus de la Universidad Loyola Marymount de Los Ángeles, se mostró partidario de prohibir el aborto a partir del primer trimestre o, como mínimo, en el momento en que el feto pueda sentir dolor, a las 16 semanas de embarazo.

    Aunque la decisión de Dobbs permite esas prohibiciones a nivel estatal y devuelve la ley del aborto a los estados, para Dell'Oro la decisión sigue siendo errónea.

    «En el conflicto potencial entre la reivindicación de la autonomía de la mujer y el derecho del Estado a determinar el futuro de su embarazo, la decisión Dobbs se decanta por lo segundo frente a lo primero, rechazando cualquier espacio de “libertad personal” para la mujer, incluso en casos de violación o incesto», dijo Dell'Oro en la conferencia de la Cátedra O'Malley.

    Dell'Oro es también director del Instituto de Bioética de la universidad, que presentó el acto. El instituto concede títulos de máster y certificados de posgrado en bioética y se dedica a la divulgación de problemas éticos entre profesionales médicos, investigadores, administradores de hospitales, capellanes y trabajadores sociales.

    En una entrevista posterior con CNA, Dell'Oro subrayó que sus observaciones en el debate del campus se centraron en la legalidad del aborto, no en su moralidad.

    Dell'Oro, uno de los tres ponentes del evento, argumentó durante el debate que la plena capacidad moral define el estatus de un ciudadano en «una política secular y democrática», por lo que si no se reconocen «las dimensiones que son esenciales para la libertad de las mujeres» se corre el riesgo de restringir la «plena participación democrática» de más de la mitad de la sociedad.

    «Imponer una elección a las mujeres sobre asuntos que pertenecen a su esfera más íntima amenaza con comprometer su integridad, corporal y de otro tipo, como personas. También socava los requisitos básicos de tolerancia hacia el pluralismo de perspectivas morales dentro de la sociedad. En materia de vida personal, una democracia se diferencia de un régimen totalitario porque maximiza, en lugar de restringir, un espacio de libertad personal para todos los ciudadanos, incluidas las mujeres».

    Las declaraciones de Dell'Oro suscitaron fuertes críticas por parte de Teresa Collett, profesora de Derecho de la Universidad de St. Thomas, coautora de un informe amicus en nombre de las mujeres académicas que pidieron al Tribunal Supremo que anulara Roe en el caso Dobbs.

    «Al centrarse en la “elección y el pluralismo”, el profesor ignora que una república democrática sólo puede existir si protege los derechos humanos más básicos, siendo el más fundamental el derecho a la vida, que como mínimo debe incluir el derecho a ser protegido contra la violencia mortal de otros.
    Ni el pluralismo ni la invocación de la “elección” niegan esta realidad política básica. Al igual que el pluralismo no justifica la indiferencia del Estado ante el infanticidio o el sacrificio de niños, incluso cuando aparece bajo la apariencia de la libertad religiosa, no justifica que se permita el aborto si no se da la circunstancia extraordinaria de que el embarazo suponga una amenaza para la vida física de la madre».

    En respuesta a las preguntas sobre sus comentarios, Dell'Oro describió su posición como un compromiso legal.

    «Espero que mi posición personal como experto en ética no se reduzca simplemente a la posición de compromiso que articulé con respecto a la ley.
    El compromiso puede ser, de hecho, lo único a lo que se puede aspirar en la situación política en la que nos encontramos aquí en California», dijo. Los votantes de California decidirán si aprueban una medida electoral fuertemente pro-aborto este noviembre.

    En sus comentarios en el evento del campus, Dell'Oro sostuvo que Dobbs muestra una aparente ceguera ante los desarrollos que han ayudado a afirmar «la agencia moral de las mujeres». Estos cambios contribuyeron a «una maduración en nuestra sensibilidad moral, al llegar finalmente a reconocer a las mujeres como agentes morales plenos».

    «Esa agencia moral da a las mujeres la libertad de decidir si quieren tener hijos y cuándo. Determina cómo viven sus vidas y cómo contribuyen a la sociedad que las rodea», dijo, obviando el hecho de que una mujer embarazada ya es madre del hijo que lleva en sus entrañas, lo que decide al abortar es si mata a ese hijo o lo deja vivir.

    Sin embargo, Collett se mostró escéptica. Se opuso a que Dell'Oro no identificara cómo determinar si un desarrollo particular es un avance o un declive en el ethos de una sociedad.

    «Este silencio es revelador, dado que basa toda su crítica a Dobbs en la afirmación de que la restricción del aborto (al menos en los primeros tres o cuatro meses de embarazo) es una limitación injusta de la autonomía de las mujeres y que, en la medida en que Roe v. Wade creó un derecho constitucional al acceso a tales abortos, el caso reflejó un avance del “ethos de la sociedad”.

    La prudencia política puede requerir la aceptación de excepciones para los casos de violación, incesto y amenazas de un deterioro permanente y sustancial de una función corporal importante, pero la protección de la vida de cada ser humano, nacido y no nacido, debe ser el objetivo último de nuestra sociedad».

    A pesar de sus críticas al aborto legal, Dell'Oro también criticó las protecciones legales máximas a favor de la vida.

    «Se puede ir hasta el final para la protección de los vulnerables desde el momento de la concepción, pero eso significa que se está anulando la agencia de las mujeres».

    Tergiversando el Concilio Vaticano II para defender el aborto

    Dell'Oro trató de nuevo de hacer una distinción entre la moral y la ley. Mientras que el Concilio Vaticano II rechazó el aborto directo como un «crimen» en Gaudium et spes, y el Catecismo de la Iglesia Católica enfatiza el derecho a la vida desde la concepción, Dell'Oro caracterizó estos como «declaraciones relativas a la moralidad del aborto».

    «El Concilio Vaticano II dice algo también muy importante sobre el problema de la relación entre la moral y la ley», dijo. Invocó el pensamiento del padre jesuita estadounidense John Courtney Murray. Murray está considerado como una influencia en la enseñanza de la libertad religiosa del Concilio. Sin embargo, Dell'Oro no pudo especificar en qué punto Murray habló del aborto legal.

    Para Dell'Oro, Murray «comprende el espacio de tolerancia que debe concederse en materia de opciones personales dentro de una sociedad democrática pluralista».

    «De lo contrario, la alternativa que tienes es la de una sociedad teocrática totalitaria. Si quieres que una sociedad democrática se convierta en Irán, bien. Pero entonces colapsas la moralidad y la legalidad. Ahora bien, esa distinción está ciertamente arraigada en los documentos del Concilio Vaticano II y está ciertamente arraigada en nuestra propia comprensión católica de cómo se relacionan la moral y la legalidad. Ahora bien, hay leyes injustas. Pero la cuestión no es si todas las leyes deben ser justas. La cuestión es si algunas leyes injustas pueden ser toleradas en aras de la convivencia democrática y en aras del pluralismo moral. Eso es lo que está en juego aquí».

    Dell'Oro dijo que la situación de embarazo, en la que otro ser humano se «encarna» en otro, significa que la persona que lleva el embarazo debe ser reconocida plenamente como agente moral. Hizo hincapié en la necesidad de capacitar a las mujeres que se plantean el aborto para que «puedan elegir en una dirección diferente».

    La Academia adopta un enfoque más «pluralista».

    A pesar de sus críticas a Dobbs, en su intervención en el acto del campus Dell'Oro dijo que la respuesta moral a la vida «no puede ser menos que la afirmación de la vida».

    Todos los que están vivos lo están gracias a que su madre «aceptó nuestra aparición en su carne», dijo, y añadió que esperaba que la mujer respondiera a su embarazo como un agente moral «capaz de reconocer también la dignidad de la vida que crece en ella». Dado que la dependencia de los demás y la responsabilidad por el otro forman parte de la condición humana, la mujer debe contar también con el apoyo de la sociedad, dijo.
    «La labor de sensibilización de la sociedad en torno al valor de la vida prenatal sigue absolutamente intacta y es absolutamente importante. Este es un compromiso que creo que la ley podría empezar a establecer», dijo Dell'Oro a CNA.

    Dijo que invocó la capacidad del dolor fetal para centrarse en su «significado simbólico», no como una «teoría del estatus moral». Reconoció que la «libertad de elegir» no puede ser absoluta, y que la capacidad de dolor fetal es un momento «que puede despertar el albedrío de una mujer» al considerar si debe abortar.

    Sin embargo, a Collett le preocupa que esta propuesta de compromiso «ignore el hecho biológico de que cada aborto acaba con la vida de un ser humano único e independiente».

    «Es moralmente deficiente», dijo, comparándolo con compromisos anteriores que permitieron la esclavización de los negros en Estados Unidos.
    «Una prohibición del aborto a las 15 semanas salvaría sólo una pequeña fracción, quizás el 1-2%, de los bebés de la muerte por aborto. Aunque la prudencia nos exige aceptar un progreso gradual cuando sea necesario, su posición sigue avalando la negativa de la industria del aborto a aceptar la realidad biológica de la persona humana. Avalar (o incluso aceptarlo) en nombre del pluralismo y la ambigüedad socava los principios básicos de justicia e igualdad».

    En junio, el arzobispo José Gómez de Los Ángeles, presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, se unió al presidente de las actividades provida de los obispos estadounidenses, el arzobispo William Lori de Baltimore, para elogiar la decisión de Dobbs como «el fruto de las oraciones, los sacrificios y la defensa de innumerables estadounidenses de a pie de todos los ámbitos de la vida». Dijeron que el caso Roe v. Wade «negaba gravemente» las verdades fundacionales americanas «de que todos los hombres y mujeres son creados iguales, con derechos dados por Dios a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad».

    La Academia Pontificia de la Vida dijo que la sentencia Dobbs «desafía al mundo entero».

    «La protección y la defensa de la vida humana no es una cuestión que pueda quedar circunscrita al ejercicio de los derechos individuales, sino que es un asunto de amplio calado social», dijo la academia en junio, llamando a reabrir «un debate no ideológico sobre el lugar que tiene la protección de la vida en una sociedad civil para preguntarnos qué tipo de convivencia y sociedad queremos construir».

    En declaraciones a CNA, Dell'Oro describió la Academia Pontificia para la Vida bajo el Papa Francisco como enraizada en las premisas de Juan Pablo II, hasta cierto punto, pero también yendo más allá. Bajo Juan Pablo II, la academia era «más un espacio de un compromiso en el movimiento pro-vida en formas que estaban muy definidas a priori por los límites de la doctrina católica».

    Bajo el Papa Francisco, dijo, la academia es más análoga a otras academias pontificias, que aceptan a los principales académicos y eruditos independientemente de sus opiniones religiosas y morales.

    Dell'Oro dijo que la Academia Pontificia para la Vida es «el espacio académico que sirve a las preocupaciones de la Iglesia en el ámbito de la bioética». Pone en diálogo la posición de la Iglesia, y los miembros de la academia deben conocer las posiciones de los pensadores laicos y de otras religiones.
    «Sí, la academia se ha convertido en un organismo más pluralista. Pero, de nuevo, el pluralismo del diálogo no debe socavar la posición de la Iglesia, sino que, de hecho, puede poner de manifiesto la singularidad de su posición», dijo Dell'Oro.

    https://www.infocatolica.com/?t=noticia&cod=44706
    Última edición por Pious; 23/10/2022 a las 12:44

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    Re: ¿Cómo ha llegado una partidaria del aborto a la Pontificia Academia para la Vida?

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    Academia para la Vida: ¡No me puedo callar más!

    El Dr. José María Simón Castellví, Presidente emérito de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC) alerta sobre la deriva de la PAV: «se nombraron y se siguen nombrando académicos abortistas, defensores de la eutanasia en algún grado o detractores de la Humanae vitae, justo lo contrario de lo que deseaba Juan Pablo II y de lo que es razonable para el bien de la Iglesia peregrinante en esta tierra»

    Se acerca la Fiesta de San Juan Pablo II, en muchos sentidos llamado también el Papa de la Vida y de la Familia. Él creó la Pontificia Academia para la Vida con el fin de estudiar en profundidad maneras de defender la vida humana y su transmisión desde la concepción hasta la muerte natural.
    La FIAMC colaboró muchas veces con la Academia y organizamos congresos en común de un altísimo nivel científico. También publicamos en revistas científicas de impacto. Eran tiempos en los que, dejando aparte legítimas discusiones académicas u organizativas, tanto sus presidentes como todos sus miembros defendían la vida humana como Dios les daba a entender.

    Hubo presidentes que sabían lo que era el ADN, la buena obstetricia y la comunicación de los aspectos seguros de la Doctrina y de las leyes de la naturaleza.

    El Prof. Jérôme Lejeune, descubridor de la causa de la trisomía 21 y defensor de la vida de los no nacidos y de la dignidad de los nacidos con el síndrome, fue el primer presidente. Mantuve durante muchos años una buena amistad con su viuda Birthe, que siempre lo tenía en sus labios a él y a sus «trisomiques».

    Mons. Elio Sgreccia era un sabio de corazón puro cuyos tratados se utilizan ampliamente para la formación en Bioética. Mons. Ignacio Carrasco es médico de carrera civil y nunca paró de estudiar. Es cierto que en había unos cuantos académicos que creaban problemas, eran hipercríticos y acusaban al Santo Padre de esto o lo aquello. Se les podía haber aplicado el reglamento y asunto arreglado.

    Sin embargo -hecho insólito bajo el sol- bajo la actual presidencia se expulsó a todos los académicos y posteriormente se nombró a los nuevos, incluidos algunos de los antiguos. Era como un nuevo comienzo, con los riesgos que supone para un investigador la inseguridad de su expulsión cuando quiera el presidente. Alguien convenció al Santo Padre de ello. Así, se nombraron y se siguen nombrando académicos abortistas, defensores de la eutanasia en algún grado o detractores de la Humanae vitae, justo lo contrario de lo que deseaba Juan Pablo II y de lo que es razonable para el bien de la Iglesia peregrinante en esta tierra. Y se dejaron de lado a valiosos científicos defensores de la Vida.

    La presidencia de una academia pontificia es un cargo muy apto para un laico o para una mujer. ¿O es que no tenemos en la Iglesia a una mujer de trato agradable, casada, con 7 hijos, de sólida formación en Medicina, que hable idiomas y que pueda ir a Roma frecuentemente? ¿Tan mal estamos? No creo que sea bueno para nadie que las mujeres tengan cargos intermedios o se las nombre «diaconisas». Sí, es cierto que el hecho de que un clérigo competente sea nombrado presidente no es ningún pecado ni se le acerca. Pero es una oportunidad desaprovechada para que un laico o laica desarrolle una labor muy necesaria y de cierta visibilidad.

    El aborto provocado es una ofensa a Dios, a las madres, a los hijos y a la Medicina. Es la anti-Medicina. Nunca puede ser aceptado ni promovido. En este sentido la revocación de la sentencia Roe versus Wade es una puerta abierta a la protección de la Vida en un país occidental muy importante desde diversos puntos de vista y creo que nos ayudará con el tiempo a revertir la lacra del aborto, le pese al lobby que le pese. Comprendo que hay que intentar dialogar con aquellos que son favorables a destruir la vida intrauterina y atraerlos a la causa de la Cultura de la Vida. Pero no se les puede ofrecer púlpitos para que difundan sus planteamientos. Ya tienen demasiados en el mundo civil y con una mayoría abrumadora.

    Pablo VI pedía a los médicos y personal sanitario que nos hiciéramos con toda la ciencia necesaria para, respecto a la transmisión de la vida, dar a los esposos de nos consultan sabios consejos y directrices sanas que de nosotros esperan con todo derecho. Así, en lugar de perder el tiempo y la salud con los anticonceptivos o con discusiones que no sirven, deberíamos ayudar a las madres con problemas y a los esposos que necesitan espaciar un nacimiento por razones graves.

    No quiero olvidar aquí poner por escrito una antigua oración en favor del Santo Padre y de sus colaboradores. Los cristianos tenemos que hablar pero también hay que orar: «el Señor lo proteja, lo bendiga y lo guarde, lo haga feliz en la Tierra y no lo entregue a la saña de sus enemigos».

    https://www.infocatolica.com/?t=opinion&cod=44677

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