Muy interesante tu post, Lo Ferrer, y me alegro que lo hayas puesto.
Ahí van, a continuación, algunos de mis compatriotas favoritos. Como podéis ver, barro para casa, pero es que las Provincias Vascas (y muy especialmente la Muy Noble y Muy Leal Provincia de Gipuzkoa, cuya fidelidad nunca ha sido superada) hemos sido cuna de grandes patriotas de Las Españas que, en especial, hay que reivindicar!
Un saludo!
Andrés de Urdaneta, gran marino y explorador gipuzkoano
Andrés de Urdaneta (Villafranca de Ordizia, Gipuzkoa, 1498-1568), fue un marino y explorador gipuzkoano, famoso por descubrir y documentar una ruta a través del Océano Pacífico desde Filipinas hasta Acapulco, México, conocida como Ruta de Urdaneta o tornaviaje. Urdaneta zarpó de San Miguel, en Filipinas, el 1 de junio de 1565 y llegó a Acapulco el 8 de octubre, tras haber recorrido 20.000 kilómetros en poco más de 4 meses. Al llegar, Urdaneta descubrió que un miembro de su expedición, Alonso de Arellano, que se había separado de la flota apenas dejar el puerto, se había adelantado siguiendo el mismo camino y había alcanzado el puerto de Navidad en agosto. Sin embargo, las notas de Arellano eran menos precisas y profesionales que las de Urdaneta, por lo que el nombre de este último se asoció al recorrido Durante el resto de los siglos XVI y XVII, las naves españolas, particularmente los galeones que recorrían anualmente el trayecto Acapulco-Manila-Acapulco, emplearon la ruta de Urdaneta.
Ramiro de Maeztu, insigne hispanista alavés
Ensayista español. Nació en Vitoria en 1875. Uno de los integrantes de la generación del 98, Maeztu se dedicó sobre todo al periodismo, actividad manifiesta en sus abundantes artículos. De las ideas socialistas de su juventud fue avanzando hacia una posición promonárquica y defensora del modelo de la España católica y autoritaria. En su libro Defensa de la hispanidad (1934) sostiene que la comunidad con los países americanos ha de ser espiritual, no racial ni geográfica, y se manifiesta en contra del espíritu de secta y a favor del espíritu universal, que identifica con el catolicismo. En Don Quijote, Don Juan y La Celestina (1926) representa, respectivamente, al amor, el poder y el saber o la verdad, tríada cuya unidad sólo es posible mediante la función organizadora del poder. De la misma época de esta última obra es la serie de artículos Norteamérica desde dentro. Cercana a la ideología de estos libros y a su posición con respecto a Estados Unidos está El sentido reverencial del dinero. En una obra más temprana, La crisis del humanismo, de 1920, ya está contenida su defensa del catolicismo y del sistema corporativo como modelo de sociedad, resultado de su viaje a Londres. Fue embajador en Argentina durante la dictadura de Primo de Rivera. Murió fusilado por los rojos en Aravaca, Madrid, en 1936, al comienzo de la Guerra Civil española.
Tomás de Zumalakarregi, genial militar gipuzkoano
Militar español que dirigió el ejército carlista (Ormaiztegi, Gipuzkoa, 1788 - Zegama, Gipuzkoa, 1835). Tomás de Zumalakarregi ingresó en el ejército durante la Guerra de la Independencia (1808-14). En las luchas políticas del reinado de Fernando VII se significó por su postura antiliberal, colaboró con los realistas y fue ascendido a coronel. Cuando se planteó el pleito sucesorio al morir el monarca, Zumalakarregi participó desde Pamplona en el levantamiento de los reaccionarios que apoyaban al infante Carlos María Isidro en defensa del absolutismo monárquico (1833). Fracasado el pronunciamiento en la ciudad, Zumalakarregi se retiró al interior de la provincia, en donde unificó a las fuerzas carlistas navarras y organizó uno de los contingentes más eficaces del ejército rebelde. Durante la Primera Guerra Carlista que entonces se inició (1833-40), don Carlos le confió el mando de sus fuerzas en Navarra y le ascendió a general. Se resistió a todos los intentos de atraerle hacia el bando de Isabel II, por parte de su propio hermano Miguel y de su antiguo jefe, el general Quesada. Consciente de su inferioridad numérica y armamentística, Zumalakarregi reprodujo la táctica guerrillera que conocía desde la Guerra de la Independencia, amparándose en lo accidentado del relieve y en el apoyo de gran parte de la población civil. Fue muy popular entre sus tropas (que le apodaban el tío Tomás), pero no dudó en mostrarse cruel en la represión de los liberales ni en emplear el terror para mantener controlado el territorio. Durante el año 1834 se sucedieron las victorias en pequeñas escaramuzas (como las batallas de Alegría y las Amezkoas), hasta el punto de provocar la dimisión de Rodil en el mando del ejército enemigo. Animado por esos éxitos y por la necesidad de conseguir dinero y apoyos internacionales, don Carlos le ordenó al año siguiente tomar Bilbao, a pesar de la opinión contraria de Zumalakarregi (que hubiera preferido atacar Vitoria). La operación comenzó con éxito, al abrirse paso la marcha hacia Bilbao venciendo a Espartero en Durango. Luego, ya dueño de la mayor parte de las Provincias Vascongadas, puso sitio a la capital vizcaína; pero, en su empeño por reconocer personalmente las fortificaciones enemigas y las posiciones de sus hombres, resultó alcanzado por un disparo del ejército que defendía Bilbao. Herido en una pierna, Zumalakarregi se trasladó a su pueblo para ponerse en manos de un curandero de su confianza y murió, probablemente de septicemia. El ejército carlista perdió así a su militar más prestigioso, debilitándose notablemente sus posibilidades de éxito en la contienda y abriéndose en su seno fuertes disensiones políticas.
San Ignacio de Loyola, Patrón de Gipuzkoa y Bizkaia
Fue el menor de trece hermanos de una familia vasca acomodada e influyente. Los Loyola son patronos de la parroquia de Azpeitia (Gipuzkoa). Su madre muere al poco tiempo. Su padre lo confía, desde los siete años, al Contestable Mayor del Reino de Castilla, Juan Velázquez de Cuéllar. Recibe así una educación cortesana como uno más de los diez hijos de su tutor, empleados como pajes y damas de honor en los palacios reales. A los 26 años, lucha al lado de su señor enfrentado al Cardenal Cisneros, regente de Carlos I, para conservar el señorío de unas villas castellanas y rescatarlas del dominio de Germana de Fois, a quien el propio Carlos I las había donado injustamente. La derrota y muerte de Velázquez de Cuéllar le deja sin sueldo ni beneficio. Al servicio del Duque de Nájera, Virrey de Navarra, y en la brava defensa de Pamplona contra los franceses, cae gravemente herido en las piernas por una bala de cañón (1521). Paradójicamente, va a convertirse en un gran andador, cojeando "solo y a pie" por Europa, primero, y oteando minuciosamente desde Roma los nuevos caminos del Mundo a través de sus compañeros, luego. Ahora bien, siempre más fue peregrino íntimo del Espíritu, por el cual deseaba ser utilizado como instrumento, aunque romo e indigno. Pero en el tiempo que nos ocupa, se describe a sí mismo como muy laxo en la moral, en cosa de juegos y de mujeres, aunque ferviente en la fe. Era vanidoso, desgarrado y soñador. Tenía que despertar. Superado el peligro de muerte, durante la convalecencia se entretiene con libros espirituales: la vida de Cristo y de los santos. En la casa no había sus lecturas preferidas de caballerías y lances amorosos. Aunque seguía soñando con las hazañas que emprendería para distinguirse ante su dama. Pronto cayó en la cuenta de los efectos contrarios producidos por las hazañas soñadas por una dama de especial nobleza y la emulación de los santos en servicio de Jesús. Se aficionó locamente por lo último. Teniendo en cuenta su pasado, emprende una exacerbada penitencia. Se viste de saco, confiesa toda su vida pasada en el Monasterio de Montserrat y se detiene once meses en Manresa, con exagerados ayunos, larguísimas oraciones, y luminosas y consoladoras experiencias divinas. Las anota y discierne cuidadosamente, elaborando lo que llamaríamos primer borrador de su excelente libro de pedagogía espiritual: los Ejercicios. Frustrado su intento de quedarse en Tierra Santa, emprende estudios en Barcelona, Alcalá y París. No cesó de tener problemas, incluso palizas, juicios y encarcelamientos, por su influencia en la gente que dirigía espiritualmente. En Barcelona, le recogió casi muerto un molinero. Un mercenario lo apaleó a cuenta de un caballero cuya amante religiosa había apartado Ignacio de su extraviado camino. En Alcalá fue encadenado en tanto regresasen dos feligresas suyas desaparecidas con motivo de una peregrinación desaconsejada por Ignacio. En Salamanca, le detienen los dominicos. En París, escapó por poco de una humillación pública, acusado de desviar espiritualmente a los estudiantes. De hecho, juntó un grupo de amigos y, el 15 de agosto de 1534 hacen voto de vivir en pobreza y castidad y hacer vida ascética y apostólica en Tierra Santa u ofrecerse al Papa para que les envíe donde puedan dar más fruto. Son siete. Los más conocidos son San Francisco Javier, misionero en la India y Japón, Laynez y Salmerón, teólogos del Concilio de Trento y el Beato Pedro Fabro, el único que ya era sacerdote en aquel momento. Bobadilla y Rodríguez son los dos restantes. A este grupo se juntaron otros tres compañeros. En Roma, los diez deciden mantenerse unidos como orden religiosa y el Papa Paulo III la aprueba con el nombre de Compañía de Jesús (1540). Por votación unánime sale elegido Ignacio como Prepósito General. Javier argumentaba su voto: puesto que él nos ha reunido, sabrá conservarnos en unidad. Es difícil resumir la labor de gobierno de sus dieciséis años de General. Se conservan unas 7.000 cartas. Valga el siguiente listado de empresas apostólicas: implantó las catequesis a niños, creó dos orfelinatos de niños y de niñas; dos catecumenados, para judíos y para musulmanes. Creó una casa para muchachas pobres y una cofradía de clérigos y laicos para dotarlas y casarlas, evitando su prostitución. Promovió la recogida de prostitutas en la casa así llamada de Santa Marta, haciendo los estatutos de la comunidad religiosa que debía atenderlas y el de las internas, en tanto pudieran rehabilitarse y casarse honestamente. Hizo paces entre familias y gobernantes. Promocionó las misiones: Brasil, Norte de África, India, Japón. Colaboró con el Concilio de Trento, fundó el colegio Romano (actual Universidad Gregoriana) y el colegio Germánico (seminario concebido según las directrices de Trento). Al morir, en Roma en 1556, la Compañía de Jesús regentaba veintidós colegios, dos universidades, varias casas Santa Marta y estaba esparcida por Europa, por Oriente y por Occidente.
Miguel López de Legazpi, conquistador de las Islas Filipinas
Conquistador español de las islas Filipinas (Zumarraga, Gipuzkoa, h. 1510 - Manila, 1572). Desde que pasó a las Indias en 1545 se instaló en México ejerciendo oficios burocráticos. Aunque no era marino, fue puesto al mando de una expedición española a Filipinas, organizada en 1564-65 por la Audiencia de México, a pesar de saber que dicho archipiélago caía en la zona de demarcación reservada a Portugal por el Tratado de Tordesillas (1494). Aquella expedición, cuyo piloto era el agustino Andrés de Urdaneta, tío de Legazpi, tenía como objetivos traer especias y rescatar a posibles supervivientes del anterior viaje de Villalobos (1542-44), que era quien había dado a las islas el nombre de Filipinas en honor del rey Felipe II. Legazpi tomó posesión para España de la isla de Guam (en el archipiélago de las Marianas) y algunas de las principales islas de Filipinas: Leyte, Samar, Bohol, Camiguin, Mindanao, Negros y Cebú; en esta última fundó una ciudad que le sirvió de base para la conquista. Estableció relaciones amistosas con algunos reyes locales, pero en otros lugares encontró una fuerte resistencia, como reacción de los indígenas contra los abusos sufridos en el pasado a manos de exploradores portugueses. Urdaneta (que regresó a México en 1565 para llevar noticias, descubriendo la ruta de navegación hacia el este por el norte del Pacífico), se opuso siempre a la colonización del territorio, para respetar los derechos de los portugueses; éstos reaccionaron con hostilidad a la intromisión española, enviando contra Legazpi una flota que no consiguió arrebatarle Cebú (1568-69). En 1569 Felipe II decidió conservar el dominio español sobre el archipiélago, envió refuerzos para hacerlo efectivo y nombró a Legazpi gobernador y capitán general. Éste, que permaneció en Filipinas hasta su muerte, continuó la conquista con la adquisición de nuevas islas: Panay (donde estableció su nueva base), Masbate, Mindoro y, por fin, Luzón. En esta última, la mayor de las Filipinas, hubo de vencer una fuerte resistencia de los indígenas tagalos, tras lo cual construyó allí la capital del archipiélago, Manila (1571). Completado el control de Luzón, Legazpi organizó la colonización según el modelo seguido por los españoles en América, a base de conceder encomiendas a los colonizadores; dejó la evangelización en manos de los religiosos agustinos; y estableció relaciones comerciales con el continente asiático a través de la importante colonia de comerciantes chinos establecidos en Luzón desde antes de su llegada.
Juan Sebastián Elcano, "Primus circumdedisti me"
Juan Sebastián Elcano, nació en Getaria, Gipuzkoa en Mayo de 1476, navegante y descubridor español que consiguió dar la primera vuelta al mundo y demostrar así la esfericidad de la Tierra. Embarcado desde su juventud en naves pesqueras y comerciales, donde adquirió una gran experiencia marinera. En 1509 tomó parte en la expedición militar dirigida por el cardenal Cisneros contra Argel. Al regreso de la campaña se estableció en Sevilla, donde patroneó embarcaciones de pesca durante 9 años, una vez que tuvo conocimiento del proyecto de Fernando de Magallanes para descubrir una ruta por occidente, a través de un paso o estrecho por el sur de América, que llevara a las islas de las especias sin tener que atravesar por dominios controlados por Portugal, ofreció sus servicios y experiencia. Juan Sebastián de Elcano fue admitido en 1519 como contramaestre de la nave Concepción con la expedición de Magallanes. Con toda la flotilla, cruzó el Atlántico y se dirigió a Sudamérica. La flotilla pasó el invierno en la bahía de San Julián, donde hubo un intento de sublevación causa que apoyó Elcano. El 21 de octubre de 1520 se adentraron en el deseado estrecho al que Fernando de Magallanes bautizó como de todos los Santos. El 28 de noviembre salieron al mar del Sur, al que denominaron con el nombre de mar Pacífico o mar de las Damas por los suaves vientos alisios que soplaban. Por él navegaron durante tres meses en condiciones muy adversas al carecer la tripulación de agua y provisiones frescas y, en consecuencia, padecieron de escorbuto. El 24 de enero de 1521 llegaron a las islas Marianas o de los Ladrones. Muerto Magallanes en las Filipinas, Elcano, al mando de la expedición, se dirigió a las Islas Molucas, donde llegó a finales de 1521. Allí, en la isla de Tidore, cargó un importante cargamento de especias, con lo que se cumplió el objetivo del viaje. La proximidad de los portugueses, dueños comerciales de la zona, le hizo poner rumbo al oeste. Arribó a la isla de Timor (1522) donde supo de la existencia de otras tierras e islas, las actuales China, Java e Indonesia. Ya sólo con la nave Victoria cruzó el océano Índico, dobló el cabo de Buena Esperanza (mayo de 1522) en el sur de África y, poniendo rumbo al norte, llegaron a las islas de Cabo Verde, que pertenecían a la Corona portuguesa. Aquí supieron que llevaban un día de retraso como consecuencia de haber navegado de Este a Oeste, dando la vuelta a la Tierra. Por fin, después de tres años y catorce días de navegación, el 6 de septiembre de 1522 la expedición al mando de Elcano, tras recorrer 14.000 leguas, entraba en el Puerto de Santa María con sólo 18 hombres y la nave Victoria, la única que quedaba, cargada de especias. El emperador Carlos V (Carlos I de España) recibió a los supervivientes en Valladolid y concedió a Juan Sebastián Elcano una renta anual de 500 ducados en oro y un escudo de armas, cuya cimera era un globo terráqueo con la leyenda "Primus circumdedisti me", el primero que me rodeaste. En un segundo viaje a las Islas Molucas, Juan Sebastián Elcano murió el 4 de agosto de 1526 durante la travesía del Pacífico de vuelta a España.
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