Lo que además es mentira, porque en Francia (por ejemplo), país que también es Europa, los horarios comerciales y laborales de las oficinas y las fábricas, son bastante mas restringidos que los nuestros (digo, de los de antes del nuevo "todo abierto todo el día y, además, durante los 365 días del año... que tanto le gusta al gran capital del comercio y a la señá Esperancita).
Pero aquí tenemos unos gobernantes (sobre todo la señora esa que quiere que nuestros hijos hablen perfectamente el inglés) enamorados del sistema liberal anglosajón, pero también cómplices del afán egoísta y depredador que siempre han tenido los grandes contra los pequeños, si la autoridad pertinente no lo evita... unido, como dice el artículo a un pueblo ignorante y acomodaticio que se lo cree todo si sale por la TV, y que a todo le encuentra oportunidad y justificación (creyendo, eso sí... que no les va a tocar nunca a ellos).
Y así vemos como se nos dice tan tranquilamente que "los consumidores reclaman libertad plena de horarios", mientras "los trabajadores se oponen a esta medida". Y todos nos quedamos tan tranquilos, ante semejante tontería. Pero... ¿acaso no somos ambos, es decir, los mismos hombres y mujeres, quienes unas veces compramos, y otras trabajamos vendiendo o produciendo, para que otros consuman?. ¿No contentos con aislar al individuo de la sociedad en la que vive y de sus propias familias, también nos van a dividir a cada uno de nosotros en cachitos antagónicos?. Todo esto es patológico...
Pero ocurre por nuestros propios pecados y por nuestra laxa moral relativista y complaciente. Por poner un ejemplo, si yo soy católico no puedo trabajar en una clínica abortista, ni siquiera de cajero... y aunque no pueda encontrar otro puesto de trabajo, porque estaría faltando a mi integridad moral. El católico no lo es solamente el domingo en la misa, ni en su intimidad mientras reza... No existe una moral "profesional" que sea distinta de la que uno ha de poseer como persona, siempre y en todo momento. Es esquizofrénico.... Yo no puedo tener una moral como consumidor y otra distinta y opuesta como productor de lo que va a ser consumido. Mi moral solo puede ser una. Y si no pienso y vivo así, estoy perdido. Y por eso el mal se extiende corrompiéndolo todo (con la ayuda inestimable de agentes del Maligno, como la tal Esperancita que nos gobierna).
La culpa también es nuestra, y por nuestros pecados también nos envilecemos..
Un saludo
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