Mayer Amschel Bauer, el patriarca de los judíos Rothschild, fue el "agente financiero" de Guillermo de Hesse-Cassel, el hermano mayor de Carlos, que poseía la mayor fortuna mundial de la época.
El fabuloso enriquecimiento de la Casa Hesse provenía del negocio con sus tropas mercenarias.
Mayer, bajo el manto de Hesse, se lucró con tan "filantrópico" negocio. El cheposo talmudista se ocupaba de la financiación de los ejércitos que se enfrentaban a los "hessianos" y así optimizaba el negocio: era la "táctica Rothschild" que se ha usado hasta hoy.
Tras la Batalla de Jena (1806) que supuso la ocupación del principado por las tropas napoleónicas, Hesse-Cassel se vio obligado a refugiarse en Dinamarca, y luego en Bohemia. Envió la mayor parte de su fortuna a la City londinense donde Mayer había situado a su hijo Nathan, que la administró en su provecho y engañando a Hesse.
"el acuerdo tomado con Guillermo suponía la compra de títulos al precio medio de 72. Pero invirtió el dinero por su propia cuenta, sacó un rápido provecho y luego un segundo cuando compró los consolidados del príncipe que habían bajado a 62, tal como suponía. El ahorro en el precio, naturalmente, fue a su propio bolsillo" (Frederic Morton en Los Rothschild, pag. 53).
Un negocio redondo para los Rothschild que desviaron buena parte de ese capital para financiar, por encargo del gobierno de su graciosa majestad, a los ejércitos británicos comandados pro Arthur Wellesley, Duque de Wellington, que luchaba en Portugal y España contra Napoleón.
Tras la derrota napoleónica en la Península, merced al heroico pueblo español, se le adjudicó el coste de ese ejército a España, aunque ésta no le había pedido ayuda alguna. Para colmo, el ejército de Wellington se dedicó al saqueo arrasando con todo por donde pasaba (hasta los perros de caza se llevaba) de pueblos y ciudades. Asesinando españoles y quemando sus iglesias, en la misma o similar medida que los franceses.
Pero con todo España se vió obligada a pagar las cuentas y con unos intereses brutales.
Y este es el origen de la asfixiante deuda pública y el consiguiente empobrecimiento de España durante el XIX, a mayor gloria de los "patriotas de Cádiz" masones que aceptaron la falsa deuda en nombre de España, sin tener legitimidad para ello.
Es un caso único de la Historia, el ganador de la guerra, España, tiene que pagarla mientras que al perdedor no se le reclama nada.
La desfachatez de estos "liberales" revela hasta que punto estaban al servicio de los financieros internacionales, Rothschid a la cabeza, y otro caso histórico único: incluyeron en su Constitución, la Pepa de 1812, el reconocimiento de dicha deuda, su pago mediante un impuesto creado ad hoc y la administración del mismo directamente por las Cortes.
Como reza en el art. 355 de esa carta magna, tan golpista y ajena a los intereses de España y tan mitificada por los "liberales" de hoy:
"la Deuda pública reconocida será una de las primeras atenciones de las Cortes y éstas pondrán el mayor cuidado en que se vaya verificando su progresiva extinción, y siempre el pago de los réditos en la parte que los devengue, arreglando todo lo concerniente a la dirección de este importante ramo, tanto con respecto a los arbitrios que se establecieren, los cuales se manejaran con absoluta separación de la Tesorería General, como respecto a las oficinas de cuenta y razón".
La mayoría de los "liberales" que tanto alaban la Pepa no se han leído ese artículo que anteponía el pago de la supuesta deuda (más unos onerosos intereses) a cualquier otro débito.
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