Día de la pseudo-europa
El 9 de mayo de 1950 Robert Schuman, ministro de Exteriores de Francia, dio un discurso --calificado como trascendental-- el cual fue conocido como declaración Schuman. Esta "declaración" llamaba a los europeos a forjar una Europa unida, para garantizar la paz y la concordia. Hasta ahora todo muy bonito y pasteloso, pero contemos realmente la verdadera historia.
La idea de Schuman y de la Francia de De Gaulle era firmar un acuerdo sobre el Carbón y el Acero con la otra gran potencia europea, Alemania Occidental, con el objeto de buscar una integración económica. Muchos en su día calificaron esta acuerdo como un "gran éxito", con la idea de que reducía la posibilidades de una nueva guerra entre Berlín y París, habida cuenta de la tradicional rivalidad germano-francesa procedente de la guerra franco-prusiana de 1870 y las guerras mundiales de 1914 y 1939.
Pues bien, amigos, os volvieron a mentir. La Europa que celebran hoy los oligarcas europeos es la de la entrega total de nuestro continente a los ocupadores de Europa occidental: los Estados Unidos de América.
Tras la Segunda Guerra Mundial, las dos grandes potencias triunfadoras, estadounidenses y soviéticos, se repartieron el suculento pastel europeo. Igual que la URSS tuvo sus estados títere (Polonia, la RDA, Hungría, Rumanía, Checolosvaquia, etc.), la parte occidental quedó en manos del otro gigante con sus otros gobiernos lacayos. Como los norteamericanos no tenían de tontos un pelo, designaron como grandes adláteres del atlantismo (o sea de la política exterior norteamericana) a las dos potencias continentales por excelencia: Alemania (la RFA o Alemania Occidental, en aquellos tiempos) y Francia.
Desde aquel momento, con la declaración del señor Schuman, Francia y Alemania tuvieron el papel estelar de la política europea. Se convertían, por obra y gracia de Estados Unidos, en las privilegiadas del continente pero a costa de un alto precio para toda Europa: el servilismo perenne a Washington. Porque de eso se ha tratado Europa, de un mero apéndice estadounidense.
Si analizamos desde el fin de la contienda mundial la dinámica quedarán muchas cosas claras. Después de 1945 los ejércitos de ocupación de EEUU colocan a figuras de segundo nivel como De Gasperi o Adenauer en los gobiernos europeos; en 1948 se forma el Benelux entre Bélgica, Holanda y Luxemburgo como unión aduanera; se firma el Acuerdo del Carbón y el Acero en 1951, por lo que franceses y alemanes se convierten en las dos grandes factorías europeas y se unen en intereses con el Benelux, con el beneplácito yanqui; porteriormente se comienza un proceso de integración en la Comunidad Económica Europea, lo que arrastra a los países de Europa occidental a adherirse al nuevo organismo; los dos países ibéricos, Irlanda y Grecia los "simpáticos" PIGS, son "llamados" a entrar para su "progreso" en los 70 y 80; con la caída del muro de Berlín, los antiguos estados comunistas del este europeo comienzan progresivamente a unirse al club...
De toda esta estratagema el general De Gaulle se acabó dando cuenta. Cuando entendió que los norteamericanos no tenían otra intención que hacer de Europa un territorio afín a sus intereses al otro lado del charco ya era demasiado tarde. Había mordido el anzuelo como un pardillo.
En el caso de España no dejó de tener su gracia. La entrega a los oligarcas europeos se lleva a cabo de forma premeditada por Felipe González, el hombre de la CIA y de la socialdemocracia alemana en España para entregar definitivamente nuestra soberanía. Hinchado de millones el partido socialista en la transición por Willy Brandt, jefe de la Internacional Socialista y ex canciller alemán, y promocionado desde Washington y la Comunidad Europea como el "hombre del cambio", nos metió en la OTAN en 1982 y en la UE en 1986. Era el precio a pagar por los españoles: nuestra industria --llamada "reconversión industrial"-- desmantelada para favorecer a Alemania, nuestras grandes empresas estatales --un ejemplo en toda Europa-- pasan a ser privatizadas para que las devoren los buitres y, por último, descuartizar nuestra soberanía por completo para que nos marcaran las pautas unos señores que no ha elegido el pueblo español. Las consecuencias: un país desindustrializado, nuestra agricultura y ganadería marginadas y convertidos en un país de camareros (con todo el respeto a esta noble profesión). Después vino Masstricht, Schengen, el Tratado de Lisboa... Aznar, Zapatero y Rajoy simplemente continuaron el guión establecido hasta arrasar los últimos vestigios de soberanía.
¿A quién ha beneficiado la Unión Europea? A los trepas de los políticos profesionales, a las grandes multinacionales, a la banca internacional y a multitud de corporaciones que han hecho un jugoso negocio: Los perdedores: los pueblos y ciudadanos europeos. ¿Hay una Europa unida? Para nada. La misma ha creado un continente donde las distintas naciones, de tanto ceder en soberanía, han dejado de serlo para convertirse en empresas de gestión. ¿Ha habido paz y concordia? Ninguna. Hemos apoyado las guerras exóticas y surrealistas del amo para beneficio de este, arrasando países sin escrúpulos, sufriendo graves consecuencias. ¿Y la unión monetaria? Un fracaso. La misión de la misma fue acorralar a los Estados para que no pudieran aplicar su política monetaria en función de las necesidades nacionales, pasando esta al Banco Central Europeo (BCE) que --no hay que olvidarlo-- es un banco privado.
¿En lo social? Perdiendo nuestras numerosas conquistas, mediante la devaluación de salarios y el empleo basura. ¿Y Schengen? Nefasto. europa se ha convertido en un coladero migratorio, pues estamos sufriendo la segunda oleada de destrucción de la cultura europea tras la llevada por los Estados Unidos en los cuarenta. Hoy ser europeo no vale para nada.
Todo esto ha ocurrido por una simple razón. Los peleles del 9 de mayo de 1950 por los que hoy se celebra el "Día de Europa" --de la falsísima Europa-- fueron utilizados y bien pagados por Estados Unidos. ¿Quién es acaso la única potencia que puede competir con ellos cultural, económica, militar, científica y tecnológicamente? Sí... Europa. Bien lo sabe Estados Unidos, que prepara con el TTIP la puntilla. Nuestra postergación es su triunfo y la derrota de Europa.
Como europeos que somos, queremos la libertad de Europa. Lo que hoy existe es solo una cosa: la anti-Europa.
Asociación Iberia Cruor: Día de la pseudo-Europa.
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