Damos por hecho que van a salir, cuando no han salido, uno; además, el referéndum no es vinculante, dos; no se sabe a ciencia cierta qué intereses ocultos hay detrás, tres y, cuatro, todo el discurso empleado por los partidarios del Brexit no sólo ha estado basado en las tripas, sino que han mentido a la gente..., malo, malo.
¿Qué a España le beneficiaría su salida? Quizás con otros políticos distintos a los que tenemos quizás si, pero con lo que hay lo dudo mucho. Para empezar, y así lo ha manifestado Dolores de Cospedal, si hay Brexit, España pugnará por traerse todo el negocio bancario a Madrid, vamos que de London, The City a Madrid, The City, sólo hay un paso de negocio, porque el de intención ya está ahí.
A continuación cuelgo un artículo creo que aparecido en "The Economist" en el que tratan los aspectos legales de como evitar el "Brexit". En resumen, nadie sabe que va a pasar finalmente.
¿Está todavía Reino Unido a tiempo de evitar el Brexit?
Patricia Muñoz Carrasco
El pasado 23 de junio se desató aquello que muchos, entre los que debo incluirme, creíamos poco probable: Reino Unido ha decidido finalmente hacer las maletas y poner fin a cuarenta y tres años de pertenencia a la Unión Europea. Un 51,9% de los británicos que acudieron ese día a las urnas votaron a favor del Brexit y lo que el primer ministro David Cameron comenzaría como un órdago político hacia la UE con pocas vistas de llegar a prosperar en sus inicios ha llegado a materializarse. Si bien las causas de dicho resultado deberán ser convenientemente analizadas quizá con vistas a un posible –y tal vez necesario- replanteamiento de la Unión tal y como la conocemos, las atenciones se dirigen ahora a las consecuencias de la salida de Gran Bretaña, así como a los mecanismos jurídicos que deberán activarse para llevar a cabo esta separación sin precedentes. Con esto y con todo, muchos británicos ya se arrepienten del resultado de las urnas y la crisis política imperante en Westminster ha hecho que inevitablemente se plantee la posibilidad de dar marcha atrás.
¿Es irreversible la salida de Reino Unido la UE?
Definitivamente no, y a continuación explicaremos el porqué. Desde una perspectiva jurídica el Brexit a día de hoy es inexistente. Todavía no se ha activado el artículo 50 del Tratado de Lisboa que inicia el procedimiento de negociaciones para la separación de un miembro de la UE, lo que significa que Reino Unido continúa formando parte de la misma y ha de asumir los derechos y obligaciones que se le impongan hasta el día en que se active dicho proceso. Para ello es necesaria una notificación del Ejecutivo británico al Consejo Europeo, momento a partir del cual comienza a correr un plazo de dos años para negociar el acuerdo de retirada. Desde la UE ya se ha instado a que el Gobierno del Reino Unido proceda a dar curso a esta decisión del pueblo británico lo antes posible, por muy doloroso que sea. Por el contrario, en Downing Street han dicho que esperarán a activar las negociaciones a partir de octubre tras la dimisión de Cameron, ya que por el momento ni ellos mismos tienen clara la ruta a seguir de ahora en adelante.
Como es evidente, políticamente hablando la situación es mucho más compleja. Aunque el referéndum no tiene carácter vinculante, sería una auténtica traición a la voluntad popular paralizar el proceso desde la Cámara de Representantes, por lo que esta posibilidad está más que descartada. Sería un suicidio político que nadie está dispuesto a asumir. Sin embargo, existen otras formas indirectas de frenar la salida de Reino Unido de la UE si se demuestra que, en efecto, los británicos se retrotraen de lo decidido en el pasado referéndum.
Cómo evitar su salida de la UE
La primera de las alternativas, a la vista del clamor popular que parece imperar tras el temor a una realidad fuera de las fronteras comunitarias, sería la realización de un segundo referéndum. Para ello ya se ha puesto en marcha una iniciativa popular que ha superado los 3,6 millones de firmas para la repetición de la consulta. No parece que vaya a tener mucho éxito dado que Cameron ya ha declarado su intención de respetar los resultados del primer plebiscito. La opción, a pesar de ello, está ahí.
Otra posibilidad más remota, aunque sin duda sería la que más se ajustaría a la realidad de la voluntad de los británicos -ahora que le han visto las orejas al lobo, permítanme la expresión que es de lo más ilustrativa-, sería la de una nueva convocatoria de elecciones. En este caso, numerosas voces políticas han advertido que su campaña estaría marcada por el remain y que por tanto, de salir con suficiente respaldo parlamentario, Reino Unido no activaría la salida de la UE o como mínimo, se comprometerían a realizar una segunda consulta. Es el caso del Partido Liberal Demócrata. Por el momento los conservadores sólo han dicho que tendrán nuevo líder en octubre. Si a ello le sumamos el poco tiempo que llevan de legislatura a sus espaldas y las escasas posibilidades de revalidar la amplia mayoría que ahora ostentan en la Cámara de los Representantes, la hipótesis de unas nuevas elecciones resulta cuanto menos inverosímil, al menos a corto plazo. Aun así, a la vista de lo ocurrido, todo es posible en los próximos meses.
Una última variable a tener en cuenta en mitad de semejante confrontación de intereses es la del más que predecible veto del Parlamento Escocés, donde hubo un abrumador apoyo a la permanencia con un respaldo del 62% en la consulta. Además de la amenaza de su primera ministra, Nicola Sturgeon, de convocar un nuevo referéndum independentista si se produce la salida de la UE. En una situación parecida se encuentra Irlanda del Norte donde se obtuvo un 56% de apoyo al remain. Lo que parece inevitable es que el Gobierno británico deberá hacer frente a una crisis constitucional –a pesar de no tener Constitución- como nunca antes ha hecho, incluido el envite escocés de hace apenas unos meses.
Como vemos, cualquier cosa puede pasar. Habrá que esperar y dejar que las conversaciones sigan su curso, las figuras políticas protagonistas en escena definan de una vez a dónde quieren llegar y si están dispuestos a pagar el precio de quedarse fuera del club europeo. Ya lo decía Oscar Wilde, cuidado con lo que deseas, ya que puede convertirse en realidad. Los británicos todavía están a tiempo de cambiar su deseo. De lo contrario, no habrá vuelta atrás y deberán asumir la responsabilidad de lo decidido con todas sus consecuencias y como dirían ellos, come what may.
Imágenes: The Economist, El Confidencial
¿Tomadura de pelo, humor inglés, o intereses bastardos? En dichos "intereses" también estarían englobados los partidarios del Brexit.