LA NUEVA CASTILLA, BASTIÓN Y CETRO IMPERIAL DE LA AMÉRICA HISPANA :





Estos humildes escritos se centran vulgarmente en lo que historiográficamente se viene conociendo como la “ América Española “. Y digo vulgarmente porque se excluye, sistemática y erróneamente al Brasil y a Portugal, cuando son inherentes a la Hispanidad misma. La falta de documentación suficiente me hizo centrarme en las Conquistas que encontraron el patrocinio en las Coronas Hispánicas de Castilla y de León, cuyo pendón cuartelado significó el triunfo de la Reconquista, la formación de los Reinos de la Andalucía como la Castilla Novísima, y la continuación de esos ideales de Misión y Conquista en el Nuevo Mundo, refrendando la Tradición Imperial que en la misma Reconquista se forjó contra islámicos y sefardíes.





Los Cuarteles de Castilla y León, la Burgundia Cruz de San Andrés, y la Cruz del Apóstol Santiago-El Hijo del Trueno-campearon en la América Imperial durante siglos. La defensa que me merecen los realistas no es a través de la penosa monarquía borbónica, instaurada tras una cruel invasión donde la Europa repartíase los destinos hispánicos como si de un jugoso y pirático botín se tratase. ( Al no poder vencernos jamás por solitario ni los gabachos ni los hijos de la Union Jack. Ya lo dijo Enrique IV, el primer rey borbón, “ París, bien vale una misa….”) Cuando exalto a los realistas, estoy admirando su garra, su entrega, su lealtad; a Rodil resistiendo contra viento y marea en el Callao, o a Liniers derrotando al invasor inglés para luego mostrarse fiel a la Idea Imperial, o José Tomás Boves impresionando con su ardor guerrero-hoy tachado de “ criminal “, mientras su enemigo Bolívar es el “ libertador “….-desde los Llanos de la Venezuela, o el Virrey Elío intentando mantener la firmeza de la causa realista en el Uruguay-frente a las logias radicadas en la actual Argentina-en alianza con el Reino Hispánico de Portugal, o la determinación del Virrey Abascal en el Alto Perú, y etc. etc. etc. ….Una valiente defensa armada de los valores hispánicos tradicionales, valore sociales, auténticos, interés rural, Idea Imperial. Todo un auténtico protocarlismo, un paralelismo de resistencia que se da en el mundo occidental frente a las embestidas bestiales de la Revolución Francesa.





Los tópicos, tras tantos siglos de leyenda negra-“ fundamentada “ por españoles-, pretenden seguir engañando. El realismo no fue un movimiento de indios contra blancos, ni el independentismo fue un movimiento de criollos contra indios y mestizos. Fue una guerra civil en el mundo hispano, donde todos combatieron contra todos en diferentes bandos. La Hispanidad Imperial fue una creación de un pueblo blanco, que supo incorporar a otras razas a su Misión-como Roma-, siempre manteniendo sus ideales de Nobleza de Sangre forjados en la lucha. Muchas nobles gentes de otras razas se asimilaron a nuestra fundación. Se dice que los españoles fuimos “ promestizaje “….Realmente, no tenemos el carácter anglosajón; España tuvo aliados como la Germanidad Tradicional o la Italia; fuimos el Paladín de la Cristiandad; pero nunca el judío, como sí ellos. Los primeros y duros años de Conquista, inciertos, hicieron que el español no llevara apenas mujeres de su raza en cantidades considerables hasta bien entrado el siglo XVI; lo cual es una circunstancia histórica particular, no una predisposición o una predestinación. Los españoles podemos ser los mejores creadores, pero también unos furibundos cainitas; por eso dimos a un Carlos I o a un Pizarro, y también a un Antonio Pérez….¿ Las Casas ? Era judío, y por ende, antiespañol.





Los sentimientos hispanistas pueden percibirse en poesía y en prosa, directa o indirectamente; desde Miguel de Cervantes, Castiglione, Francisco de Quevedo y Villegas, Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Luiz de Camoens o el Inca Garcilaso; hasta Alberto Blest Gana, Juan Vázquez de Mella, Gabriela Mistral, Manuel Machado, Alberto Boixadós, Ramiro de Maeztu, Rubén Darío, Maurizio di Giovane, José Enrique Rodó, Rafael Gambra, Oliveira Martins, Ricardo Güiraldes, Maria Carolina Michaëlis de Vasconcelos, Amado Nervo, Ricardo Palma, J.Francisco V.Silva, Elías de Tejada, José Antonio Primo de Rivera, António Sardinha, Marcelino Menéndez Pelayo, José Santos Chocano, Enrique Guiñazú, Carlos Malheric Dias, José Hernández, Ricardo Jorge, Almeida Garret, García Morente, Onésimo Redondo…Y tantos y tantos que con su pluma y su espada han hecho honor a la verdad….





La Verdad nos hace libres; aplicando esta divina máxima, he intentando, con contraste argumental, tratar una época difícil y dolorosa, cargada de estética romántica. Y la Verdad, con todos los detalles habidos y por haber, nos dice que fue la Nueva Castilla la perla del Imperio Hispano. Lealtad mostraron los Llanos de la Venezuela y el Uruguay-como a posteriori Cuba y Puerto Rico-, como multitud de realistas desde el Río Grande hasta la Tierra de Fuego, pero no existe una justa y posible comparación para con lo que el Reino Peruano significó, por todo y para todo. Si algún día pensamos en serio en la Restavratio Imperio, deberemos tomar el novocastellano ejemplo, a través del espacio y de los tiempos refrendado. La Tradición Hispánica tiene en su orgullo a los bastiones que con la generosidad de su sangre la mantuvieron durante siglos.





Estos escritos están íntegramente dedicados a mi amiga y camarada Ariana del Perú, de la cual tanto aprendí y aprendo, de la Castilla Novissima a la Nova Castilla…..





Espero aportar algo, por poco que sea.



RESTAVRATIO IMPERII HISPANIAE



He dicho.







Harto puede extrañarnos ( Debido a la ineptitud de diversos sistemas “ educativos “ ) como harto extrañó a los liberales traidores del siglo XIX, que el Perú fuese el principal bastión combativo del realismo hispánico frente a la masónica y frustrada dictadura pretendiente de una “ Gran Colombia “. No obstante, repasando la Historia de la flor y nata de las Indias, encontaremos las correspondientes explicaciones de lo que fue su hispanismo militante; también junto a los llaneros venezolanos, y a posteriori, muchos hispanistas cubanos, tan olvidados…..



La invasión borbónica supuso desastres a lo largo y ancho de la Hispanidad Imperial; hasta en los mismos conceptos : La pérdida de Menorca, Gibraltar, el Rosellón, la Cerdaña y la Florida; los Tercios, creados por el Gran Capitán Andaluz Gonzalo Fernández de Córdoba-Héroe de Granada y de Nápoles-, se sustituyen por los regimientos de Felipe de Anjou; los Fueros pasan a mejor vida-sobre todo en el Reino de Valencia ( Corona de Aragón )-con la introducción del más brutal centralismo, cristalizado en los Decretos de Nueva Planta; y la idea de Castilla ( Entidad política posterior ) como médula de España; como contraposición a la forja del III Concilio Toledano…..En la América; como no podía ser de otra manera, toda esta hecatombe rebasaría lo inesperado; afectando a su Cetro Imperial, radicado en Lima, la Ciudad de los Reyes. En el 1701, se autoriza la entrada de los buques franceses ( Aliados de turcos y luteranos; confirmación de nuestra más triste servidumbre ) En el 1720; el nefasto Proyecto de Flotas y Galeones, que ponía “ normas “ abusivas para el comercio y el viaje; en el 1751, la continuación en el Reparto Forzoso de Mercancías; en el 1767, la expulsión de los misioneros jesuitas ( Que repetiría en la II República el jacobino Manuel Azaña ); y en el 1776, la creación del Virreinato del Río de la Plata, arrebatando el tradicional poderío de la Peruana Audiencia….Todo ello consumóse en el 1780 con las crueles revueltas del confundido mestizo José Gabriel Túpac Amaru en el Perú.





Con todo, ¿ cómo no ser hispanista en el Perú ? :





* Fundación de Francisco Pizarro



* Consolidación espléndida del culto a Santiago Apóstol ( Que fuera conocido allá como “ el Mataindios “ ) hasta la profundidad de las serranías andinas; indentificado en un principio por los amerindios de cultura incaica con Illapu, dios del trueno relacionado con la guerra.



* Esplendor barroco en las ciudades del Reino : La Paz, Huancavelica, Túmbez, Quito, Cajamarca, Ollantaytambo, Lima, Cuzco, Trujillo, Buenos Aires, Nazca, Santiago de Chile, Oruro, Potosí, Córdoba, Santa Fe, Arequipa, Rosario, Asunción, Guayaquil, Valparaíso, Tucumán, Salta, Tacna, Arica…Tan sólo basta con nombrarlas.



* Referencia de Conquista Hispánica con origen en el Panamá; herencia directa de las conquistas de Alonso de Ojeda y de Vasco Núñez de Balboa; respetando a la Nueva Granada y al Brasil; todo un Gran Imperio de lo que se llamó la Tierra Firme.



* Hondura de Cultura y Espiritualidad : En pintura, un Gaspar Miguel del Berrío, un Diego Quispe Tito, un Eladio Sevilla, o un Tadeo Escalante. En literatura, desde el Inca Garcilaso hasta José Santos Chocano. En arquitectura, un Padre Juan Bautista Egidiano, un Francisco Becerra, un Constantino de Vasconcelos, o un Marcos Guerra. En el alma, una Santa Rosa de Lima….



* Reminiscencias imperiales antiquísimas : Akakor, Tiahuanaco, el Caral, Nazca, mochicas, incas….Referencia del dios blanco, como el Naylamp mochica-relacionado con el Quetzalcóatl azteca-o el Wiracocha incaico. Arqueología que demuestra la presencia milenaria del hombre blanco, tanto humana como culturalmente; hasta las crónicas de los mismísimos Pizarro y Diego de MoguerM; hasta el físico y la cultura de los chachapoyas. Muchos esperaban la llegada de los Dioses Blancos; y lo confirmaron; sobre todo cuando ciento cuarenta y siete intrépidos españoles derrotaron a más de treinta mil despavoridos indios en la Batalla de Cajamarca…..



* Gobernantes férreos y leales : Un Virrey Amat, un Virrey Pezuela, un Gobernador Rodil, un Virrey Abascal….





Todos estos detalles no son más que una simplona y burda exposición; pero pienso que pueden ayudar en demasía para la captación del propósito de mis escritos, de esa Nueva Castilla que tanto admiro, de esas antiguas señoras limeñas vistiendo con su pequeño delantal, sus adornos de florida forma, su reloj y su cruz en la cintura; y en el Chile, esas polleras quedadas a cierta distancia del suelo, ahuecadas por un artilugio parecido al antiguo verdugado, pero cayendo en redondez….Cerros grises parecían deshacerse en piedras y arenas, caracterizando la sequedad, difuminándose en el gris blanquecino de la habitual capa de nubes que sigue la costa del Pacífico, sin soltar mayor lluvia que la impalpable garúa….Hasta el masón, traidor, liberal ( Todo va unido ) San Martín confeccionó las banderas peruanas inspirándose en los colores rojiblancos de la Borgoñona Cruz de San Andrés y la Casa de Austria, siempre muy presentes allí; como los masones portugueses fijáronse en el verde de los pendones de la marinería lusitana; hasta los liberaloides de tres al cuarto sucumben ante las evidencias de la Historia…..



La expresión máxima del hispanismo militante peruano, forjado en su esplendor criollo, y en la comprensión y asimilación de nuestro legado cultural, tradicional y espiritual de otros pueblos de lo que en su día fue un Imperio Común, se vio en las mal llamadas “ guerras de la independencia “; forjadas por la traición de hijos de “ sangre española “, refrendando la leyenda negra : Bolívar, San Martín ( “ Recordad, esto ante todo es una guerra contra el Perú “, dixit ), O´Higgins, Miranda, Hidalgo, Sucre….Para colmo de males, Bolívar y San Martín son hoy homenajeados arquitectónicamente en Sevilla, la que fuera puerta principal hacia las Indias; junto con José Martí; y el masón filipino Rizal, en Madrid…..



La génesis del “ emancipacionismo “ no hay que buscarla tanto en el exterior; la misma pérdida de las esencias hispanistas iniciada por los borbones y consumada por la invasión napoleónica. El criollo se va sintiendo desplazado, y apoyado por las logias de Francia, Inglaterra y Estados Unidos, irá fraguando las respectivas conspiraciones; no todos los criollos en verdad, sino un determinado sector burgués. Uno de los principales caudillos leales fue el llanero de la Pequeña Venecia José Tomás Boves, descendiente de asturianos. Se iban a enfrentar pues, como en los Estados Unidos con la Unión versus Dixie, en España liberales versus carlistas; la burguesía cosmopolita y urbanista frente a la sociedad tradicional rural; sería pues muy claro preludio de este fenómeno occidental; y como orgullo, la encomiable resistencia peruana. En algunos casos, como en el de la actual Argentina, el secesionismo comenzó pronto, y no conoció retrocesos importantes, pese a las disensiones existentes dentro del grupo dirigente del proceso. En otros procesos, como el de la Venezuela, donde los pronunciamientos separatistas fueron anteriores incluso a los rioplatenses, la lucha conoció avances y retrocesos que alargaron las luchas y las hicieron más encarnizadas. Existieron casos en la Nueva Castilla y en Méjico, que conocieron tempranas insurgencias; no fueron ni abrumadoramente mayoritarias ni característicamente independentistas, mientas que Cuba y Puerto Rico se mantuvieron fielmente hispanistas hasta las asesinas prácticas monroístas.



Desde el 1776, con la novedosa creación borbónica del Virreinato del Río de la Plata, siempre fue un área preferente del reformismo liberal. La proximidad de los establecimientos portugueses, aun después de la eliminación de la colonia de Sacramento, el peligro adicional que representaba la intensificación de la navegación por el Cabo de Hornos, y los conflictos que, como mostró el caso de las Malvinas, podían producirse con otras potencias marítimas, obligaba al refuerzo militar de la zona. Desde luego, lo que no se entiende bien es la adscripción del Alto Perú a Buenos Aires….Desde la apertura de Buenos Aires y Montevideo al comercio con Europa, la región del extremo sur se convirtió en un polo de atracción para los buscavidas mercantilistas; muchos imbuidos del nefasto liberalismo. Curiosas son las enérgicas reacciones contra la ocupación francesa, en torno al Virrey Santiago de Liniers; cuando la Francia napoleónica y la Union Jack, muertas de envidia, pretendían disputarse el Imperio Solar Español como si de un pirático botín-a su usanza-se tratase. Liniers había adquirido experiencia luchando contra los ingleses en el Mediterráneo y en el Brasil; organizando la bonaerense resistencia en el 18006 contra la expedición de Beresford. La Pérfida Albión sería devorada con creces ( Como tantas veces ) en Buenos Aires y en Montevideo; como en La Habana. La victoria donó prestigio a Liniers; de hecho se le nombra Virrey Interino; pero le granjeó envidias y enemistades, sobre todo de gentes de la Vieja España vinculados a ciertos intereses del mercantilismo metropolitano, que veían con malos ojos la colaboración de Liniers con los criollos leales que habían asumido el poderío regional. Los enemigos de Liniers, encabezados por el alcalde peninsular Martín de Alzaga, intentaron aprovechar la llegada a Buenos Aires de un buonapartista emisario, el marqués de Sassenay, para acusar de traición al Virrey e iniciar una sasonada-1 de Enero del 1809-que debiera concluir con su derrocamiento, y la constitución de una junta subordinada a la metrópoli : La intervención de Cornelio Saavedra, jefe del regimiento del patriciado bonaerense, fue decisiva para el fracaso de la intentona; pero no logró evitar que el gobernador español de Montevideo disolviera una junta, creada en Septiembre del 1808, para separar el Uruguay del dudoso destino que se avecinaba con la problemática anti-Liniers. El nombramiento por la Junta Suprema de Sevilla de un nuevo Virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros, apaciguó los ánimos, pero por poco tiempo. La apertura de Buenos Aires al comercio extranjero, en Noviembre del 1809, hizo que Cisneros perdiera el apoyo de los comerciantes mayoristas que harto celebraron la deposición de Liniers.



En la noche del 13 de Mayo del 1810 llegó a Buenos Aires una fragata judeosajona, trayendo la noticia de la caída de Sevilla en manos francesas. A pesar de la proclama del Virrey Cisneros manteniendo el respeto a la soberanía de la Regencia, ahora arrinconada en Cádiz, el grupo criollo mayormente secesionista presionó para lograr una convocatoria de cabildo abierto para el 22 de Mayo del 1808. En esta sesión, y frente a los alegatos legitimistas del fiscal Villota, Juan José Castelli y Juan José Paso sostuvieron que con la desaparición de la Junta Suprema, la legitimidad depositada en el monarca volvía de nuevo al pueblo de Buenos Aires, que representaba, de este modo, a las gentes de todo el Virreinato.



La resistencia del Virrey a aceptar el traspaso de poderes desembocó en el levantamiento del 25 de Mayo del 1810, cuya proclama firmada por diez notables de la ciudad, entre los que figuraban comerciantes peninsulares, cargó sobre las espaldas del grupo insurgente de Buenos Aires la organización de una expedición militar auxiliadora, que debía “ librar a los americanos del yugo español “ – La eterna farsa del proceso – La Junta de Buenos Aires, liderada por el jefe de la milicia criolla Cornelio de Saavedra, constituyó la primera representación política del separatismo del Río de la Plata. Su actitud estuvo caracterizada por la crueldad del radicalismo burgués jacobino, cristalizado por ejemplo, en el secretario Mariano Moreno. La declaración del free trade , claramente contrapuesto incluso al “ comercio libre “ de raigambre borbónica, se combinó con una declaración de principios de tipo “ formal “, donde se aludía a la dictadura igualitarista, aludiendo en especial al blanco y al indio e ignorando a los mestizos. La retórica revolucionaria liberal dirigió en Buenos Aires el fervor popular contra los “ chapetones “ o “ gachupines “ ( Españoles ) Como sucedería en otros países iberoamericanos, los de la Vieja España fueron perseguidos ( En más de una ocasión, por sus mismos corraciales, con mayor saña si cabe, debido a las raíces judaicas de su ideología ) y sus bienes confiscados, salvo cuando se pronunciaron muy claramente- de palabra y obra; no sin coacciones…. – a favor de la funesta causa antihispánica.



Dificultades encontró el ambiente porteño en su tarea de exportar los fuegos antiimperiales al resto de la América. Como afirmó Lynch, los liberales más radicales creyeron que la totalidad del Virreinato acataría con entusiasmo sus determinaciones; olvidando que el desorden provocado por ellos en la metrópoli podría azuzar más la resistencia prohispana; cosa que sucedió en el Alto Perú ( Arrebatado al Cetro Imperial Novocastellano ), el occiente argentino y la Banda Oriental. El primer conato produjóse en Córdoba, donde el Gobernador José Gutiérrez de la Concha, y el Obispo Orellana contaran con la leal colaboración del ex Virrey Santiago de Liniers para lograr que, el 20 de Junio del 1810, el cabildo abierto jurar fidelidad a la Regencia hispánica metropolitana; entre Junio y Julio, los cabildos de Potosí, Montevideo y Asunción siguieron esta vía, en una clara desautorización a las proclamas de la juntilla de Buenos Aires. Liniers pagó con la vida su fidelidad; tantas veces puesta en duda por sus detractores. Tras un sumarísimo juicio sería fusilado el 26 de Agosto del 1810 en Cabeza de Tigre.



El segundo objetivo del jacobinismo instalado en Buenos Aires sería el Alto Perú. Aquí, la victoria obtenida por Castelli contra los leales realistas en Suipacha- Noviembre del 1810 - , que dejó expedito el camino al Potosí y propició la constitución de las juntas antiespañolas en La Paz y Chuquisaca, tropezó con algunos problemas derivados de la diferente estructura etnosocial del Alto Perú, que en homenaje al sanguinario Simón, pasaría a llamarse “ Bolivia “ y a separarse de la Patria Común Peruana. Los criollos titubearon : En un principio parecieron apoyar a la insurgencia; pero al comprobar las proclamas igualitaristas del radicalismo jacobino ( Sobre todo por el tema de las indiadas y los blancos ); se posicionaron del lado del poderío militar liderado por el Perú en la persona de José Manuel de Goyeneche, derrotando al secesionismo en Huaqui, cerca del Lago Titicaca- 20 de Junio del 1811 - , obligando a los enemigos de la Hispanidad a una precipitada y cobardona huida, hasta Tucumán.



En el 1813, el separatismo radicado en la Argentina volvió a intentar deshispanizar los Andes. La expedición conducida por- el sicario de la masonería – Manuel Belgrano derrotó a los realistas en Salta – 20 de Febrero – y tomó el Potosí ( “ Cosa grande “ en quechua ) en Mayo. Con todo, padeció la derrota el 1 de Octubre en Vilcapugio y el 14 de Noviembre en Ayohuma; abandonando precipitadamente Potosí, ante el miedo a la cercanía de las tropas de la lealtad peruana, comandadas por Joaquín de la Pezuela. El masón San Martín asumiría el mando operativo separatista; de Enero a Mayo del 1814, transfiriéndolo a partir de este último momento, al general Rondeau. La concluyente derrota de Sipe-sipe el 29 de Noviembre del 1815 obligaría al liberalismo entusiasmado con Napoleón y las logias tricolores a retirarse por dos años de la Nueva Castilla.



Con todo, si nos referimos al Patriotismo Hispanoamericano, no tenemos más remedio que centrarnos orgullosos en el Perú, el basión inexpugnable de los realistas :



En Diciembre del 1815 fueron ejecutados en la Plaza Mayor del Cuzco los funcionarios de la Audiencia Gabriel Aguilar y Manuel Ubalde, acusados de organizar una conspiración cuyas pretensiones radicaban en expulsar a los españoles, y tomar la ciudad para restablecer la monarquía incaica….



En Quito, un grupo de conspiradores se reuniría en Diciembre del 1808, ( La mayoría de origen criollo ) en la hacienda que el marqués de Selva Alegre tenía en Chillo para trazar un plan que formaría una junta suprema revolucionaria antiibérica. Una delación permitió que los componentes de esa junta fueran detenidos por orden de la presidencia de la Audiencia y procesados; aunque finalmente se les puso en libertad, tras no hallar delito alguno….En Agosto del 1809, los hijos de la antipatria proclamarían esa junta, constituyéndose en gobierno provisional, en representación del nefasto Fernando VII. A pesar de su aparente lealtad, la juntilla quiteña fue secundada por los cabildos de las tres ciudades que seguían en importancia a esta capital de Audiencia : Guayaquil, Cuenca y Loja. A medida que fue aumentando el poderío realista, las posturas de los junteros del actual Ecuador se fueron agravando : En Octubre del 1811, el antiguo Gobernador Ruiz Castilla, cuya incorporación a la junta como presidente había tranquilizado el temor de la Regencia de Cádiz- no menos corrupta que el separatismo; y también con más de un masón – fue sustituido por el obispo Cuero, que aceleraría el proceso independentista. Un congreso constituyente declaró fervorosamente la independencia del “ Estado de Quito “, cuya carta magna sería aprobada el 15 de Febrero del 1812, aunque no llegaría a entrar en vigor; en Noviembre, las tropas realistas enviadas por el peruano Virrey Abascal entraron en Quito y lograron en menos de un mes controlar de nuevo el Cetro Imperial Novocastellano.



El mantenimiento del Perú en el Orden Imperial más o menos tradicional , cuando en las Américas explotaban las juntas masónicas inspiradas por Bolívar y Miranda, con el trapo tricolor del oro robado, la sangre de los separatistas y el azul del cielo; inspirados y ayudados por la Francia liberal y napoleónica, la Union Jack, la Jamaica cromwelliana afrojudía…Debió su lealtad harto a sus gentes y al hábil mando del Virrey José Fernando Abascal y Sousa, que supo reaccionar rápidamente. El 13 de Octubre, el mediocre Fernando VII fue proclamado rey en Lima, y los conatos de oposición fueron extirpados de raíz. Los tertulianos burguesitos del Café de Bodegones, que habían criticado el reconocimiento de la Junta de Sevilla, fueron detenidos y deprotados a la Península Ibérica; y una conspiración más seria, urdida por José de la Riva Agüero, fue también descubierta y deportados sus organizadores. Abascal mantuvo al Perú libre de la tiranía antipatriótica.



Supo este Virrey ganarse a los sectores criollos de Lima y a amplísimos núcleos poblacionales mestizos y amerindios; siempre razonadamente recelosos de las bonaerenses insurgencias. La firmeza del realismo limeño permitió que se demostrara con creces la lealtad muy ilustrativamente, a través de la mismita Ciudad de los Reyes, ejemplo honroso de Tradición Occidental. Abascal logró asimismo incorporar al Imperio el distrito minero del Potosí, que fue incorporado por los borbones a su porteño virreinato.



Los sucesos de La Paz sí que tuvieron mayor repercusión, entre otras cosas porque no fueron totalmente sofocados hasta la definitiva intervención de las tropas de Abascal. El 16 de Julio del 1809, el cabildo abierto decidió deponer de sus cargos al intendente y al obispado, acusados de deslealtad hacia Fernando VII. La junta, presidida por el abogado mestizo Pedro Domingo Murillo, puso en marcha un proyecto político que rechazaba la Historia Imperial; ( Con los borbones, los ideales de Misión Conquistadora e Imperivm fueron pasando a mejor vida a favor de las “ colonias “ y en detrimento de la propia esencia de las Leyes de Indias ) conectando sus reivindicaciones independentistas con el Túpac Amaru del 1781. El radicalismo juntero de La Paz no sólo sembró la disensión entre los sectors que inicialmente apoyaron su creación; sino que intensificó la oposición del más leal hispanismo. El presidente de la Audiencia cuzqueña, Goyeneche, jugó un papel muy importante en la intervención realista, que apenas halló resistencia.



La intervención del Chile constituyó otra buena muestra de la eficiencia de Abascal. Gobernación de la frontera supeditada al Imperio Peruano, el Chile fue una de las regiones americanas que experimentaron más transformación a lo largo del siglo XVIII : Influyó el incremento de la navegación por el Cabo de Hornos, que facilitaron las relaciones de los puertos chilenos- singularmente Concepción y Valparaíso – con el comercio europeo, tanto legal como fraudulento, y la reforma del mapa administrativo introducida por Carlos III, ( El “ rey “ de Las Españas que mayor número de motines sufrió, y con razón ) en la cual perdió la región del Cuyo, que pasó a formar parte del nuevo Virreinato del Río de la Plata. En el 1778, el Chile se vería elevado a la categoría de Capitanía General, como la Venezuela.



La posibilidad de aumentar los intercambios en el exterior, unido a la propia transformación de la economía interna como resultado del crecimiento demográfico, favorecieron la aparición de una burguesía mercantilista criolla que combinaba la explotación de recursos con demanda exterior, como el cobre, y el contrabando, con un aprovechamiento más intensivo de los recursos agrarios en los valles andinos. La consolidación de esta burguesía culminaría con la creación del Consulado de Santiago de Chile, bajo el gobierno de hechuras ilustradas de Ambrosio O´Higgins – de irlandesa ascendencia -, padre de Bernardo O´Higgins, artífice del secesionismo chileno bajo la tricolor banderita masónica.



Como sucediera desgraciadamente en muchas otras áreas del Imperio de Castilla y León, el último gobernador del Chile, Mateo de Toro y Zambraono, traspasó el poder a la junta revolucionaria el 18 de Septiembre del 1810; aunque tuvo la habilidad suficiente para situarse a su frente, y desde ese mundo, durante un tiempo, mantener fidelidad a Fernando VII. Arrimarse al sol que más calienta, que se dice….



El proceso independentista se aceleró cuando el viejo gobernador fue depuesto y sustituido al frente de la Junta de José Miguel Carrera Verdugo- Noviembre del 1811 -, quien asumió el mando frente a las ofensivas realistas, iniciadas con el Desembarco de Concepción, a fines de Marzo del 1813.



La manifiesta inferioridad de los sicarios de las logias frente al arrebato de la lealtad peruana aconsejó a Bernardo O´Higgins firmar el Tratado de Lircay- 3 de Mayo del 1814 -. La circunstancia fue aprovechada por los seguidores de Carrera, que había sido destituido por la junta como general en jefe a fines del 1813, para romper la unidad del mando insurgente, iniciando una lucha por la supremacía – La avidez de poder del liberalismo - , en disputa con O´Higgins.



El Virrey Abascal desautorizó la firma del Tratado por considerarlo una inadmisible cesión a los antiespañoles chilenos. Aprovechó la circunstancia para ordenar al Brigadier Mariano Osorio que marchara de Talca a Rancagua. Éste derrotó allí a las tropas, coaligadas a última hora, de los dos líderes “ chilenos “, y puso fin al intento de disgregación del Imperio.



El separatismo de la Argentina tampoco logró sumar a su bandera al Paraguay y al Uruguay; cuyos sectores criollos – muy mayoritarios en la estructura étnica uruguaya – nunca lo vieron con buenos ojos. El cabildo de Asunción, convocado por el gobernador de la plaza, Bernardo de Velazco, dos meses después de la Revolución de Mayo, juró fidelidad a la Regencia, consolidando su posición cuando las tropas paraguayas realistas, en su mayoría guaraníes, derrotaron por dos veces a Belgrano; que fue en apoyo del independentismo forjado el 19 de Enero del 1811 en Paraguari y el 9 de Marzo del último año en Tacuarí.



La fidelidad realista del Paraguay, por desgracia, no duró en demasía de años; ni militarmente tampoco. El 17 de Mayo del 1811, una conspiración mayoritariamente criolla que había estallado tres días antes, proclamaba la ¿ independencia ? del Paraguay y destituía a Velazco, convocando un congreso ¿ nacional ? , para determinar los destinos de un nuevo estado. Hasta la proclamación de la república, el 12 de Octubre del 1813, seguida poco después de la dictadura de José Gaspar de Francia, que supuestamente garantizó la estabilidad política paraguaya hasta el 1840, los argentinos y uruguayos intentaron ganarse sin éxito el apoyo de Asunción para reforzar su situación en el Río de la Plata.



Montevideo, cuyo apoyo a la noble causa hispánica había sido ratificada por el Cabildo en Junio del 1810, se convirtió en el bastión de la reacción españolista contra la insurgencia; siendo la última sede de la administración virreinal. El grito de Asensio – 28 de Agosto del 1811 – significó la proclamación de la ¿ independencia ? uruguaya, y el inicio de la Guerra del Litoral, que tras hechos como tres asedios de Montevideo, portuguesa intervención en apoyo del Virrey Elío, anglojudaicas maniobras a favor del separatismo, y ruptura de relaciones entre el triunvirato de Buenos Aires y del uruguayo José Gervasio de Artigas – producto de una diferente concepción sobre el futuro de la Banda Oriental - ; finalizó con la Capitulación de Montevideo el 20 de Junio del 1814. El Uruguay siempre fue un reflejo de la fidelida criolla a su Madre Patria.



Pese a tener que abandonar el asedio de Montevideo a las tropas de Buenos Aires, Artigas no cejó en el empeño de constituir la Banda Oriental en un territorio no dependiente del círculo porteño. El apoyo recibido en Corrientes, Córdoba, Entre Ríos, Santa Fe y Misiones le situaría en la posición idónea para que, finalmente, el 25 de Febrero del 1815, Montevideo quedara expedita por las tropas orientales. Su programa de reforma agraria, que pretendía usar las tierras confiscadas a los propietarios, supuestamente para que favorecieses las necesidades de negros, mulatos y blancos pobres; fue interrumpido bruscamente por la intervención de las tropas lusas de Joâo VI; que entraron en Montevideo el 20 de Enero del 1817. Artigas tardó casi tres años en darse por vencido y renunciar a sus confusos proyectos políticos. En Septiembre del 1819 cruzó el Paraná, para ponerse a disposición del gobierno paraguayo. Ya no volvió a la Banda Oriental.



La Venezuela– o para ser más exactos, los ambientes caraqueños – presentó una evolución en la última etapa muy similar a la de Buenos Aires. La división territorial llevada a cabo durante el mal gobierno de Carlos III convirtió a la Pequeña Venecia en un área de atención preferente para la metrópoli, que pretendía contrarrestar las relaciones económicas con la piratería asentada en Curaçao, Surinam, Barbados, Martinica o Tobago. Sin plata con que pagar sus mercancías de importación, la Venezuela dependió de su capacidad exportadora más que ninguna otra región de la América de León y Castilla.



Como en el Río de la Plata, el crecimiento económico conllevó el auge de una conciencia burguesa mercantilista, que comenzó el desarrollo de una política antinacional; siempre muy influenciada por la terrible y xenófobo-africanista revolución haitiana ( La parte de La Española que Francia rapiñó ) y por la masonería de Francia, Jamaica y Gran Bretaña.



Francisco de Miranda sería el precursor de ese bolivarismo o bolivianismo que aún impregna hasta a los comunistas- nada extraño – Hijo de un comerciante canario y de la élite criolla, fue seminarista en Santa Rosa, universitario en Caracas, para luego andar pegando bandazos por toda la Europa y algo del Asia; radicándose antes de estos estrambóticos viajes – Por Holanda, Suecia, Dinamarca, Rusia, Italia y el Imperio Otomano – en París , en el 1771, relacionándose con los enciclopedistas a través de Henri Berthélemy. En España hizóse masón, y militar, llegando a participar en la expedición de Argel, al mando de O´Reilly. En el 1780 regresó con el general irlandés a las Américas, participando en la pacificación de la Luisiana y en la toma de Providence. Para eludir su procesamiento por las autoridades cubanas hispánicas, se enroló con los partidarios de George Washington, y vivió intensamente el proceso nacionalista yanqui. En Londres sorprendióle la toma de la Bastilla. En el 1792 se alista en el ejército d Dumouriez, participando con el colonialismo liberal francés en la campaña de Bélgica. De regreso a París, contacta con ex jesuitas expulsados de América, creando focos conspiradores. En Londres organizó la Logia Americana, un punto de encuentro de turistas y exiliados : Allí se forjan Bolívar, San Martín, O´Higgins, Nariño, Pedro Vargas, Fray Servando Teresa de Mier, Bello….Logró un pausado compromiso verbal con Pitt en el 1805 en los Estados Unidos de América; para organizar su expedición conspiradora a la misma Venezuela; en un momento muy oportunista : Derrota de Trafalgar y auge de la tradicional piratería anglicana. Con todo, el yacimiento de Pitt limitó la ayuda de la Pérfida Albión a 6.000 libras; empleadas en habilitar la Leander, corbete de 200 toneladas de arqueo, armada con 18 cañones, con la cual intentaría un frustrado desembarco en Ocumare, al este de Puerto Cabello. Derrotado de nuevo en Coro, Miranda debió regresar a Londres, y seguir allí con su propagandismo, mientras no se ganaba el favor de las élites criollas.



Esta búsqueda de apoyo europeo fracasó; las bonitas palabras británicas quedarónse en menos aún, ante lo cual Bolívar, Bello, López Méndez y el mismo Miranda optan por regresar a Caracas. No encontraron la suerte en un principio en lo que al extender su revolución al resto de la Venezuela respecta : De las ciudades que intentaron forzar al terrible y sanguinario proyecto bolivariano, Guayana, Maracaibo y Coro, no cedieron en su antagonismo propio para contra la capital; asimismo en Coro se temía mucho por las posibles sublevaciones de esclavos.



Realmente, y por desgracia, todos estos fracasos fueron el preludio hacia la ¿ independencia ? y todo lo que después vino. En Junio del 1811 reunióse un congreso de “ notables “ en Caracas que, como resultado de las maniobras de Miranda y de la “ Sociedad Patriótica “, decidió romper todos los lazos con la España. El 5 de Julio del 1811, sin las firmas de Coro, Maracaibo y Guayana, se firmó la declaración de ¿ independencia ? En otros sitios, como Valencia, la ferocidad de la lealtad realista se contestó con las armas. La constitución venezolana del 21 de Diciembre del 1811 fue una descarada imitación de la norteamericana; tanto discursillo libertador sólo quedó en una supuesta abolición de la trata; que no de la esclavitud – tanta o más hipocresía que a posteriori Lincoln –





En el 1812 la situación se antoja harto desagradable. Los “ emancipacionistas “ eran minoría; y la economía hacía aguas por todas partes. La contraofensiva realista se tornó realmente fuerte con el General Monteverde; que teniendo la república un año, entró en Caracas. El infame traidor Miranda cayó en hispanistas manos, traicionado por los suyos – triste y merecido final – y deportado a la Península Ibérica; mientras que Bolívar se escondió en Curaçao.



En la Nueva Granada, las juntas separatistas comenzaron por el principal puerto exportador del Virreinato : Cartagena de Indias, donde tenía asiento un importante sector mercantilista, ligado principalmente a la exportación del cacao y del algodón.



El 20 de Julio del 1810, una junta de gobierno rompió formalmente los imperiales vínculos, convocando un congreso antinacional, que fue un rotundo fracaso : Por diversas razones, se negaron a asistir Venezuela, Quito y Panamá, que nunca reconocieron la primacía de Bogotá, mientras que Popayán, Pasto y Santa Marta se mantuvieron fieles a la causa realista; como la misma ciudad cartagenera. Ni las mismas provincias reunidas pudieron llegar a un claro acuerdo; muchos grupos de la burguesía criolla se peleaban por la primacía del poder. Boyacá, Santander – tradicional centro criollo - el territorio del Magdalena, partidarias del federalismo, acabarían organizando en Tunja las Provincias Unidas de la Confederación de Nueva Granada; mientras que Cundinamarca, inclinada a organizar un estado liberal en torno a Bogotá, se quedaría sola, bajo el liderazgo de Antonio Nariño.



Las disensiones entre los tres estados independentistas organizados sobre la antigua Tierra Virreinal – Cartagena, Cundinamarca y la Confederación – facilitarían la Reconquista Realista, que, desde Santa Marta en el norte, y Pasto y Popayán en el sur, acabarían, en el 1813, con la llamada – por los separatistas venezolanos principalmente – “ Patria Boba “.



No obstante, antes de verse derrotado, el secesionismo “ neogranadino “ sirvió de plataforma para el relanzamiento del antihispanismo “ venezolano “. Bolívar obtuvo del confederacionismo de Nueva Granada, en 1813, el mando de un ejército que debía contener los impetuosos avances de los hispanistas imperiales de Santa Marta.



Bolívar logró encadenar varias acciones victoriosas que le llevaron de nuevo a la capital, en Agosto del 1813; ante lo cual fue reconocido por Mariño, Piar y Arismendi. Entre el 1813 y el 1814, el conflicto alcanzó un recrudecimiento inédito. En el decreto – donde se palpa el fervor masónico – de “ guerra a muerte “, firmado en Trujillo dos meses antes de la toma de Caracas, Bolívar legitimaría el ensañamiento de sus partidarios contra los españolistas, cuyos bienes y cuya vida se convirtieron en objetivo preferente de las iras revolucionarias. En el bando realista, destacaba la fidelidad de los Llanos de Venezuela; regiones de inmensa riqueza agrícola, ganadera y tradicional. De la mano del feroz caudillo criollo José Tomás Boves, infligieron una derrota humillante a la armada bolivariana ( También iba Mariño ) en La Puerta, el 15 de Junio del 1814. Un mes después, Boves – de sangre astur – entraba en Caracas triunfante, poniendo fin a la experiencia de una “ II República “. La Venezuela Auténtica había derrotado a la burguesía de la antipatria.



A comienzos del siglo XIX, la Nueva España constituía toda una perita en dulce en la Hispanidad Imperial Americana. Aparentemente, su prosperidad económica miraba muy de cerca al vecino de las barras y estrellas. Había un descontento en los sectores amerindios, que de siempre los criollos traidores intentaron utilizar contra el “ gachupín “; para luego, tras la ¿ independencia ?, ensañarse con esos mismos indios, robándole tierras y, mediante la fiebre urbanista, intentar destrozar la tradición ruralista americana. Por desgracia, fue un fenómeno muy generalizado al triunfar el brutal liberalismo en el Nuevo Mundo.



El proceso independentista se inició en Méjico, como en el resto de la América Celtíbera; con la llegada a Veracruz de las primeras noticias sobre los hechos de Mayo del 1808 – tan bien inmortalizados por Goya -, circunstancias que fueron aprovechadas por miembros de la élite criolla para, con el apoyo del Virrey Iturbide, convocar cabildo abierto y decidir el reconocimiento de Fernando VII, pero no así el de la Junta de Sevilla – 9 de Agosto del 1808 – Durante el resto del verano, lacayos de José Buonaparte y de las juntas de Asturias y de Sevilla intentaron obtener el reconocimiento de la administración colonial – asesinado por los borbones el concepto de Imperivm – mejicana, sin lograrlo; ante el enfrentamiento de peninsulares partidarios del reconocimiento de la hispalense junta, y los criollos. Poco después, con habilidad, los peninsulares, dirigidos por el hacendado Gabriel Yermo y con bendición del Obispo Lizana, detuvieron al Virrey, constituyendo un gobierno provisional que intentó ganarse el favor popular, y evitar así la posibilidad de cualquier altercado; rebajando o suprimiendo cargas fiscales, tan impopulares como la alcabala, o los impuestos sobre el pulque o el chiringuito.



Neutralizados los intentos de insurgencia de carácter criollo en la capital, se traslada el enrarecido ambiente a los campos; con la bandera de la crisis agraria de 1809-1810. El famoso “ Grito de Dolores “ reconvirtió una frustrada conspiración criolla, que debía combinar sendos levantamientos en Valladolid de Michoacán, Guanajuato y Querétaro, en un movimiento populista dirigido por las arengas del “ cura “ Miguel Hidalgo, bajo el grito de “ ¡ Viva el rey, mueran los gachupines ! “. En menos de dos meses, un entusiasta ejército tomaría Guadalajara, Guanajuato, Valladolid de Michoacán, llegando en su momento álgido hasta Ixtlahuaca, a 48 kilómetros de la capital.



La revuelta, sin embargo, no murió con Hidalgo. Con la lección bien aprendida, otro “ cura “, José María Morelos, se convirtió en su principal cabecilla. Morelos modificó radicalmente el sentido de la lucha contra la administración colonial. Con un ejército reducido, apoyándose en el campesinado, organizó una especie de guerrilla que mantuvo en jaque al Virrey Venegas y luego de Calleja durante tres años. Su discurso político sustituía el el Reinado por una república mejicana fundamentada en un supuesto pasado idílico azteca – Una gran mentira que, en la Vieja España, nos recuerda a los nacionalismos – en la cual se integrarían los habitantes del país excepto los “ gachupines “. En el congreso de Chilpancingo – 1813 – se presentó un programa donde se ponía de relieve la dictadura del igualitarismo, la supresión de la esclavitud – Esta misma consigna tan lincolniana se repitió hasta la saciedad, siendo siempre hipocresía y mentira, como también en los Estados Unidos – y de tributo.



No obstante, cuando el tontorrón de Fernando VII retorna, resaltan las ofensivas realistas :

Entre el 1814 y el 1815, el fracaso de repetidos intentos de directorio “ argentino “ para ampliar su área de influencias sobre el Perú y la Banda Oriental, la derrota del cajamarquino Nariño en Pasto, el inicio de un nuevo exilio para Bolívar en Jamaica – la hija de Cromwell… - , y la actitud decidida del Virrey Novohispano Calleja, y de Abascal en el Perú, pusieron de manifiesto la fuerza de la lealtad imperial.



Esto provocaría nuevas ideas para la estrategia separatista : El Congreso de Tucumán, iniciado el 24 de Marzo del 1816, trasladóse a Buenos Aires en la primavera del 1817, por temor a un ataque del empuje neocastellano, y contribuyó decisivamente al proceso formativo del estado liberal argentino. El congreso, dominado por los porteños, proclamó la independencia de las Provincias Unidas de Sudamérica el 9 de Julio del 1816 y aprobó una constitución, la del 1819, que dejaba sin resolver la cuestión de un definitivo modelo estatal. El liberalismo argentino fue siempre fanáticamente antiespañol, anglosajonista; y ahí están los escritos de Juan Bautista Alberdi o Domingo Faustino Sarmiento, donde siempre brilló la ignorancia y el resentimiento.



Fernando VII buscó, asimismo, apoyos en Europa para poder legitimar la Reconquista Hispánica Americana. En la Rusia encontró un interesante aliado para defender las españolas posturas ante la Santa Alianza; de la Santa Sede obtuvo la publicación de la encíclica Etsi Longissimo – 30 de Enero del 1816 - , dirigida a los obispos americanos, en la cual el Papa Pío VII pedía la colaboración activa de la jerarquía eclesiástica en la pacificación de América. Francia constituyó otro sólido apoyo al mediocre legitimismo – inventado por ellos – hasta que, hacia el 1818, Luis XVIII cambiara de opinión – cosa nada extraña esta falta de lealtad de los gabachos –



En Agosto del 1814, Pablo Morillo fue nombrado jefe de un cuerpo expedicionario de 10.000 hombres, con destino, en principio, al Río de la Plata, pero que finalmente decide dirigirse a la Venezuela y a la Nueva Granada, ante las alarmantes noticias de asedio y posterior Capitulación de Bogotá, a manos de Bolívar, en Diciembre del 1814.



La llegada de Morillo tuvo efectos inmediatos : Bolívar se retiró a la pirático-africana Jamaica, poco días después de conocer la llegada del mariscal español a Margarita – 17 de Marzo del 1815 – Tras crear en Caracas un gobierno militar de ocupación, embarcase a neogranadinos pagos, poniendo sitio a la fortificada Cartagena de Indias, que se rinde el 6 de Diciembre del 1815. De estas fechas, hasta Junio del 1816, los soldados hispánicos de Morillo reconquistan el Virreinato.



No obstante, a partir del 1820, la guerra civil se va tornando feísima para el hispanismo imperial. Y sí, guerra civil, nada de guerra de invasión colonialista retrógrada ni demás memeces de la historiografía demócrata.



Fernando VII es secuestrado y derrotado en España por la Gran Expedición al mando del ex virrey de Méjico. Se preparaba el apoyo a los realistas, tras el descrédito de Morillo ante el nuevo gobierno constitucionalista – masónico hasta la médula, como lo era Riego - ; a lo cual se va uniendo la creencia posibilista negociadora y pacifista para con el antiespañolismo. Esto fue fatal : Supuso un desaliento psicológico terrible para el realismo.



La creación del Gobierno de Cúcuta, en el 1821, señala el triste proceso de construcción política del engendro grancolombiano, proceso que fracasaría – como no podía ser de otra manera – muriendo Bolívar – aíno de rencores – el 17 de Diciembre del 1830 – Que Satán lo mantenga ardiendo en los infiernos – El engendro sería el de la Nueva Granada-Venezuela-Panamá, con los ideales de una “ magna patria “ que abarcaría la América Íbera. “ Colombia “ es un homenaje a Colón, un marino intrépido y admirable, pero un megalómano pretencioso, esclavista y mercantilista, que fue puesto en su sitio por los Reinos de Las Españas; y aún figura como nombre del país de la antigua Nueva Granada, con el correspondiente trapillo tricolor bolivariano en Venezuela, Colombia o Ecuador.



En la Nueva Castilla, la vía abierta por la convocatoria de Cortes despertó una gran expectación, especialmente en las limeñas élites, que concedieron su confiado aval a las gestiones de sus representantes en Cádiz; en verdad unas reivindicaciones muy criollas : Equidad en las oportunidades para con la carrera jurídica y administrativa, liberalización del comercio y supresión del estanco, lo cual suavizó el autoritario empuje del Virrey Abascal.



San Martín, consiguiendo el apoyo de Pueyrredón y de los “ chilenos “ O´Higgins y Carrera – que habían abandonado el Chile tras el desastre de Rancagua -, atravesó los Andes – cargado de un fuerte resentimiento antiperuano – en Enero del 1817. El primer encuentro crudo con el realismo radicó el 12 de Febrero del 1817 en Chacabuco, que sirvióle para abrir las puertas de Santiago y proclamar la ¿ independencia ? el 12 de Febrero del 1818, con Bernardo O´Higgins como director de politiquera orquesta. Hasta la victoria secesionista de Maipú, el 5 de Abril del 1818, no se consolidaría; esforzándose el Virrey Pezuela por el Perú. Desde esta fecha, y hasta el inicio de la definitiva ofensiva antiperuana, hacia el 1820, los insurgentes practicaron una política de hostigamiento constante a los intereses del comercio imperial en el Pacífico, que le sirvió para regularizar un ejército y acentuar el odio a la Nueva Castilla Imperial.



Ayacucho, en el 1824 ( Cuyo pendón cuartelado de las Coronas de Castilla y León bajo bandera carmesí aún se conserva en el Museo del Ejército de Madrid ) significaría la tristeza para el patriotismo. Fueron luchas encarnizadas hasta límites insospechados. El Callao se fue rindiendo entre el 1820 y el 1826, donde Rodil realizó una extraordinaria resistencia. Bolívar jamás llegó a convencer a la sociedad peruana, la cual siguió en guerrilla hasta el 1835; anulando el cargo de curaca, y por la fuerza incorporado al nuevo poder burgués. En el 1820, se suspendió definitivamente el envío de la Gran Expedición en apoyo para los realistas por una real orden borbónica, lo cual harto facilitó la labor a los antiimperiales. En la Nueva España, el proceso se agilizó notablemente; hasta muchos realistas apoyaron a Agustín de Iturbide, recelosos de una España liberaloide. La capital mejicana se rindió el 13 de Septiembre del 1821; adheriéndose con Guatemala y proclamándose emperador Iturbide; recomponiendo por unos años la vieja unidad virreinal.



En cambio, el Perú no se rindió. Hasta el 1835 no se concluyó la farsa republicano-independentista; muy tristemente para la Nueva Castilla y la Vieja España, que imperialmente se encontraron a través de los Océanos. Quedarían Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, pero esa es ya otra historia….



¿ Seremos de nuevo un Imperio ? Los Nikis así lo cantaron afirmativamente….