Bush ya había nominado a Roberts para sustituir a la juez Sandra Day, que se retiraba del Tribunal Supremo, pero ahora lo propone para sustituir al recientemente fallecido presidente de este Tribunal.





“Durante los dos últimos meses los miembros del Senado de EEUU y el pueblo americano han ido conociendo la carrera y personalidad del juez Roberts. Les gusta lo que ven”, dijo Bush al nominarlo el lunes. Bush lo presenta como su candidato para sustituir al presidente del Tribunal Supremo, William Rehnquist, quien murió el sábado por la noche a los 80 años tras casi un año de lucha contra su cáncer de tiroides.



Además, Bush pidió que se ratificase su candidato con rapidez: el curso en el Tribunal Supremo empieza el 3 de octubre y “es del interés del tribunal y del país tener un Chief Justice [Presidente del Supremo] en el banco el primer día de trabajo.”



Roberts ya se enfrentaba a un atento escrutinio y a varias tácticas dilatorias siendo sólo candidato a sustituir a la juez Sandra Day –que se retiró por razones personales-, pero ahora puede esperar la mayor de las atenciones.

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¿Y quién sustituirá a Sandra Day, la otra vacante en el Supremo, una institución de 9 jueces que no han cambiado en décadas y ahora tiene dos vacantes? Bush tiene ahora que nombrar otro candidato para este cargo. A muchos grupos pro-familia les ha asombrado que Bush promocione al joven Roberts para presidir en Supremo cuando él siempre ha alabado a otros dos jueces del Supremo veteranos, Clarence Thomas o Antonin Scalia. “Es muy preocupante que se los salte para optar por Roberts”, ha declarado Patrick Mahoney, director de Christian Defense Coalition. El nuevo candidato a sustituir a Sandra Day es una incógnita que probablemente se despejará pronto.



La importancia del Supremo



En una sociedad super-judicializada como EEUU, la última instancia es el Tribunal Supremo, y allí llegan casos de importancia nacional sobre aborto, eutanasia, suicidio y muchos otros temas sensibles que a veces enfrentan a los Estados con el gobierno y la Ley Federal. Por ejemplo, nada más empezar el curso deberán pronunciarse sobre si el gobierno federal puede impedir ciertas drogas para suicidarse en Oregón (el único estado donde el suicidio asistido es legal) y también sobre si los padres de menores embarazadas de New Hamptshire tienen algo que decir sobre el aborto de su hija y la eliminación de sus nietos.



El difunto William Renhquist fue un juez pro-vida durante sus 33 años en el Supremo, 19 de ellos como presidente; fue contrario a la sentencia Roe vs. Wade que hace 32 años liberalizó totalmente el aborto para todo EEUU. En cambio, Sandra Day fue una enconada pro-abortista hasta que se retiró.

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El “delfín” de Bush, John Roberts, es un juez eficaz, de actitudes y declaraciones discretas, y es considerado como pro-vida. En un documento judicial hace unos años proponía la abolición de la sentencia “Roe vs. Wade”, lo que haría retroceder al aborto por vez primera en tres décadas. No se airea mucho en la prensa, pero su mujer es presidente de “Feministas por la Vida”, una iniciativa muy potente en EEUU.



Si John Roberts es elegido y Sandra Day es sustituida por otro juez pro-vida, el Tribunal contaría con 4 jueces pro-vida y 5 pro-aborto. Bastaría con la muerte, jubilación o marcha de uno de los pro-aborto (o un canvio de su posicionamiento sobre el tema) para que la mayor instancia judicial de EEUU pusiera en entredicho esta peculiar institución.