VEGANISTAS LA LEGIÓN SALE A LA LUZ · la-razon.com
Fuerza y honor!”, gritan a coro siete personas, mientras forman una “V” con los dedos pulgar e índice. En sus camisas blancas resalta una banda verde con un símbolo; es el mismo que está impreso las banderolas que engalanan las paredes de esta casa miraflorina. Alrededor de una mesa llena de libros aparentemente desordenados, se sientan “los siete”.
Son los líderes del movimiento eganista de La Paz que inician una junta extraordinaria.
El veganismo nació el 15 de julio del 2009, cuando se creó la Falange Veganista en Bolivia. Se trata de un movimiento que busca instaurar valores perdidos a través de la lectura y la inspiración de la Virgen de la Vega, una imagen no cristiana.
“Uno de los problemas actuales de la juventud es la carencia de ideales. Nosotros tenemos la misión de construir una gran nación, donde lleguemos a una civilización que se base en el honor”, explica Mauricio Gámez Molina. A sus 23 años es el encargado de organizar el veganismo emergente en la sede de gobierno.
Los veganistas llegan a 50 pero quieren marcar la diferencia. “Cuando nos reunimos, los miembros de La Paz discutimos las estrategias a seguir para dar a conocer nuestras motivaciones y para compartir nuevos conocimientos”, añade.
Sus juntas son esporádicas; y es que la estrategia consiste en agruparse en células de alrededor de ocho personas, para discutir sus lecturas y captar nuevos miembros. El primer requisito de los nuevos es aprender el Himno Veganista.
La inspiración de una Virgen
Una leyenda popular narra que los cristianos que huían de La Vega de Granada (España), antes del avance de la conquista musulmana del 711 d.C., llevaban consigo la imagen de la Virgen de la Vega. Ésta, la patrona de los agricultores, es el símbolo que han querido tomar para sí los veganistas.
Por ello, le pidieron al escultor Agapito Céspedes que crease una talla de la Virgen veganista que ahora se encuentra en Cochabamba. “Una vez que entramos en los misterios de la Virgen, y en el Veganismo, tenemos la obligación de hacer un viaje de peregrinación para conocer nuestro máximo símbolo: la Virgen de la Vega.
Además de relacionarnos con otros miembros”, dice Pablo Santa Cruz de la Vega, cofundador del movimiento.
“Tomamos el nombre de veganismo del ancestral mito de la Virgen de la Vega, que en una mano lleva unas espigas de trigo mostrando que el trabajo del agricultor es honesto, ya que mediante la agricultura mataremos el hambre y la pobreza y tendremos felicidad. En el otro brazo lleva al Niño Cristo que con sus deditos forma una ‘V’”, continúa Santa Cruz.
Para los veganistas, la Virgen genera vida a partir de la nada, lo cual es esencia la originalidad”. “No necesitamos apropiarnos de algo ya existente. Creemos en el poder de lo nuevo”, explica el profesor de 37 años y puntualiza que las mujeres son el futuro de su “revolución”.
“Ellas serán la base para la creación de una Organización No Gubernamental Nacional Católica Virginal e Incorruptible que se encargará de dar funcionalidad a la estrategia”, reza una de las máximas del movimiento, que repite Silvia del Carpio Borjes. Tiene un hijo de cuatro años y está en el grupo veganista desde su inicio.
“Sentía que los gobiernos me mentían, que los libros me mentían. Un día conocí a Pablo (Santa Cruz) en un minibús, nos pusimos a hablar y me dio un libro, que yo creí que era sobre vegetarianismo. Resultó que era un libro que me incitaba a buscar mis propias respuestas ante lo desconocido”, recuerda esta paceña de 28 años.
Son pocas las mujeres en el movimiento: “Están ocupadas siendo madres y esposas”, comenta Santa Cruz, y recalca que pertenecer al grupo demanda tiempo, sobre todo para la lectura. “Es fundamental; a través de la lectura dejas la superficialidad. Prefiero leer un libro y disfrutarlo que, a veces, salir con mis amigos”, apunta José Miguel Santalla Valdez, un veganista metalero de 26 años.
Las mentiras de la Historia
Pablo Santa Cruz comienza a revolver entre los libros que están sobre la mesa y levanta uno muy delgadito de color verde. Su título, en blanco, reza: Veganismo.
Está escrito por él. “Es el primer libro que pedimos que lean los nuevos miembros del movimiento. Es un resumen de lo que queremos lograr con nuestra propuesta. El veganismo no es creer, es saber. Es muy importante que los futuros líderes tengan conocimientos, pues serán quienes guíen”.
Para lograr esta necesaria sabiduría, son básicos los textos que cuestionan la Historia. “Uno de los libros más importantes que poseemos es El misterio de Belicena Villca, escrito por Felipe Moyano, no se puede comprar en una librería, porque jamás ha sido publicado, pero es un texto esencial”, explica Silvia y parece convencida.
La reunión en la casa miraflorina ha terminado. Los siete veganistas han mostrado algunas de sus ideas y objetivos en miras a “darse a conocer”. Están listos, dicen, y con la misma solemnidad con la que hablaron, ahora entonan a coro su himno. Forman una “V” con los dedos pulgar e índice y repiten: “¡Fuerza y honor!”.
No me enterado de nada ¿Qué es lo que es esto?
Aquí corresponde hablar de aquella horrible y nunca bastante execrada y detestable libertad de la prensa, [...] la cual tienen algunos el atrevimiento de pedir y promover con gran clamoreo. Nos horrorizamos, Venerables Hermanos, al considerar cuánta extravagancia de doctrinas, o mejor, cuán estupenda monstruosidad de errores se difunden y siembran en todas partes por medio de innumerable muchedumbre de libros, opúsculos y escritos pequeños en verdad por razón del tamaño, pero grandes por su enormísima maldad, de los cuales vemos no sin muchas lágrimas que sale la maldición y que inunda toda la faz de la tierra.
Encíclica Mirari Vos, Gregorio XVI
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