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Brasil
Capitanías del Brasil:
Capitanía de Itamaracá:
Por Alessandra Alexandrina da Silva
* Traducción al Castellano hecha por mi:
En 1534 con la división de las capitanías hereditarias, fue donada a Pero Lopes de Sousa la Capitanía de Itamaracá, región donde hoy se encuentra la ciudad de João Pessoa. El interés por esa región no era sólo de los portugueses, sino también de los franceses y otros países europeos debido a la producción del Pau-Brasil, que servía en aquella época entre otras cosas, para hacer tinturas de los tejidos finos.
Mucho antes de que las tierras brasileñas fueran encontradas y exploradas por los europeos ya existían aquí otros habitantes, los indios Caetés, Potiguaras y Tabajaras. Estos a su vez dificultaban a todo costo la vida de los exploradores. Algunos de estos indios, por ende formaron una alianza con los franceses que por poseer intereses en las tierras trataban de hacerse amigables a los ojos indígenas, con el objetivo de combatir a los portugueses, y de cierta forma no respetar el Tratado de Tordesillas.
Un año después de la donación de la Capitanía de Itamaracá, el donatario responsable muere y la capitanía queda bajo la responsabilidad de João Gonçalves que funda la Villa de Concepcion y construye ingenios. Este luego muere también, causando la división de la capitanía en dos: surge entonces la Capitanía Real del Rio Paraíba que se localizaba entre la desembocadura del Rio Goiania hasta la Bahia de Traición.
Muchos fueron los intentos de Portugal en colonizar la región y expulsar a los franceses, entre ellos el intento del capitão-mor Antônio Rodrigues Bacelar en 1560 que acabo siendo atacado por los indios Tapuia cuando intentaban expandir los limites de la capitanía. Los indios también mataron más de 600 hombres de Diogo Dias, en un fracasado intento de construir un ingenio de azúcar en la región, y en 1573 Fernão Dias regresó a Olinda con toda su caballería e infantería portuguesa bajo la presión de los indios. Solamente después del 5° intento en 1584 Portugal consigue expulsar a los franceses y crean el Fuerte São Tiago y el Fuerte São Felipe.
Después de la expulsión de los franceses la Capitanía Real del Rio Paraíba es una vez mas abandonada, hasta que el Cacique Tabajara Piragibe, envía a dos indios para Olinda con el fin de pedir ayuda al oidor general, Martin leitão, contra los Potiguaras. El oidor que ya tenía interés en dominar el Paraíba decide ayudar y envía un ejército bajo el comando de João Tavares. Con la llegada de refuerzos los Potiguaras huyen y João Tavares funda la ciudad de Nossa Senhora das Neves en homenaje a la santa de este día. João Tavares se convierte gobernador de Paraíba y construye un fuerte a la margen del Rio Tibiri y una capilla donde hoy se sitúa la Catedral de João pessoa. En 1588, Nossa Senhora das Neves se convierte en Filipéia en homenaje al rey de España Felipe II que en la época dominaba Portugal.
Los franceses aliados de los indios no se dan por vencidos y en 1591 los Potiguaras destruyen el fuerte y matan a toda la guarnición, por ende en 1592 todas las aldeas Potiguaras son destruídas. Solamente en 1599 después de una gran epidemia de viruela que ocasionó la muerte de la mayoría de los nativos, es que la paz con los indios comienza a dar inicio.
La capitanía se vuelve la 3° mayor en nivel de lucros para la corona portuguesa, sólo perdiendo contra Pernambuco y Bahia. Ya no se tenía tanto interés en el Pau Brasil, pues la madera fue substituida por el azúcar, la prioridad pasa a ser la construcción de cañaverales y el aumento de la producción de ganado para la subsistencia. Después de la conquista de las batallas contra los franceses, la Capitanía Real del Rio Paraíba todavía tendría grandes problemas con diversas invasiones Holandesas. En 1654 los holandeses son expulsados definitivamente y el territorio pasa a llamarse definitivamente Parahyba.
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Re: Brasil
Capitanía de Pernambuco:
Por Cristine Delphino
En el año de 1534, el Brasil paso a ser “fatiado” por los portugueses en el famoso episodio de las Capitanías Hereditarias. El 10 de marzo, la Capitanía de Pernambuco (conocida también como Nova Lusitânia), paso a tener como donatário al noble portugués Duarte Coelho Pereira, que ocupaba la posición de capitán y gobernador. Luego, fueron fundadas dentro de Pernambuco las villas de Igaraçu (Igarassu) y Olinda.
Las villas eran colonizadas por los europeos, indios y negros, los dos últimos pueblos fueron hechos esclavos. El papel de Duarte Coelho era el de colonizar, explorar las tierras y recaudar impuestos. En la región fueron construidos varios ingenios, ya que la tierra era fértil y la caña de azúcar fue muy bien adaptada al suelo.
La Capitanía comenzó a prosperar y eso llamo la atención de los holandeses, que encabezados por el Conde Maurício de Nassau, invadieron toda la región, más allá del Paraíba y del Rio Grande del Norte, durante los años de 1630 a 1654. Se fijaron entonces en Recife, primero debido a su geografía plana y segundo, por haberle pegado fuego a la ciudad de Olinda.
El dominio holandés fue positivo para la región, porque ellos planearon y construyeron calles y puentes, a través de grandes nombres de profesionales de la Europa de la época, dando a Recife el aire de una ciudad, lejos del papel que tuviera antes como un puerto para exportar la producción local.
En 1645 se dio inicio al largo proceso de expulsión de los holandeses de las Capitanías, la llamada Insurrección Pernambucana, que duró aproximadamente diez años, hasta que el primero mes de 1654 completamente agotados, los holandeses se rindieron dejando las regiones en pleno desarrollo, como la ciudad de Recife que contaba con los comerciantes y mascates y todavía con todo el vapor de la producción de caña de azúcar en Olinda, habitada por los dueños de ingenios.
La paz no volvió a reinar por mucho tiempo. Los señores de ingenios que ocupaban Olinda creían que tenían dinero para toda la vida, hasta que la crisis del azúcar en el mercado externo echó todo a perder. Ellos entonces se hallaron en el derecho de pedir dinero a los comerciantes de Recife, ya que creían que Olinda era la principal ciudad. Los comerciantes que de bobos no tenían nada, fueron a pedirle a los portugueses la libertad de Recife y el reconocimiento del lugar como una villa, lo que luego fue acatado. A los señores del ingenio no les gustó eso y decidieron intervenir dando inicio a la Guerra dos Mascates, en 1710. El conflicto duró cerca de 1 año, y por primera vez la palabra “República” fue mencionada en el país, pues los líderes del movimiento querían que Pernambuco se convirtiera en una República. La Guerra termino debido a las intervenciones de las autoridades coloniales. En el mismo año, Recife pasó a ocupar igualmente la misma posición de Olinda. De esa forma, quedó claro que el comercio tenía más poder capital que el de la producción colonial.
Pernambuco todavía fue escena de diversos conflictos, como la Revolución Pernambucana, la Confederación del Ecuador y la Revolución Playera.
Después de la Proclamación de la República en el Brasil, el estado invirtió en el desarrollo industrial y de infraestructura, teniendo en la actualidad como fuente principal económica: el turismo, por las bellas playas de su territorio.
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Re: Brasil
Capitanía de São Vicente:
Por Cristine Delphino
La Capitanía de San Vicente fue una de las capitanías hereditarias fundadas por Don João III, en 1534, en el Brasil Colonia, buscando el poblamiento y la defensa territorial.
Su primer donatário fue Martin Alfonso de Sousa, siendo la capitanía dividida en dos partes, de las cuales la más al norte fue abandonada por el donatário y refundada en 1567 como Capitanía Real do Rio de Janeiro, bajo el comando de Salvador Correia de Sá. La Capitanía de São Vicente progresó económicamente gracias al cultivo de caña de azúcar.
Después de la fundación de la Villa de São Vicente, se fundaron otras poblaciones como Santos, São Paulo, Sant’Ana de Mogi, entre otras.
El colonizador y "sertanista" Brás Cubas, uno de los fundadores de la Vila de Santos tuvo un papel muy importante en el desarrollo de la capitanía. Fue gobernador de la Capitanía de São Vicente por dos veces (1545 a 1549 e 1555 a 1556).
En 1620, la capitanía acabó siendo dividida en dos partes, por causa del mal entendido entre los donatários Conde de Monsanto y Condesa de Vimieiro.
Monsanto se quedó con la parte que incluía São Vicente (sede), São Paulo y Santos. La condesa se quedó con la otra parte que correspondía principalmente al actual Litoral Sur Paulista, donde estableció la sede en Itanhaém , siendo conocida como Capitanía de Itanhaém.
En 1709, la corona portuguesa le compró la Capitanía de São Vicente al Marqués de Caçais, el donatario. La unió con la Capitanía de Itanhaém, creando entonces la Capitanía de São Paulo e Minas de Ouro, que a esa altura gracias a la acción brava de los bandeirantes, ya tenía un territorio mucho mayor.
La Capitanía de São Vicente contenía mucho oro y plata, lo que desencadenó la búsqueda por “El Dorado”, trayendo muchos aventureros portugueses que buscaban riquezas.
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Re: Brasil
Capitanía del Ceará:
Por Alessandra Alexandrina da Silva
Con el sistema de división del Brasil en capitanías hereditarias, el territorio donde esta localizado el actual Estado del Ceará fue dividido en tres lotes. De la bahía de la Traición a la desembocadura del río Jaguaribe este lote fue donado a João de Barros y a Aires da Cunha (Capitania do Rio Grande), de la desembocadura del río Jaguaribe a la del río Mundaú, constituyendo el lote donado a Antonio Cardoso de Barros (Capitania do Ceará), y de la desembocadura del río Mundaú al Piauí, en el lote donado a Fernão Alvarez de Andrade (2a. Capitania do Maranhão).
En 1535 la capitanía do Ceará fue dada de regalo por D. João III al provedor-mor de la hacienda real, Antonio Cardoso de Barros, que era subalterno de Fernão Álvares de Andrade y de D. Antonio de Ataíde. La donación definitiva (foral) sólo fue hecha el 26 de enero de 1536, por ende este lote no llegó a ser ocupado, pues el hidalgo ignoró totalmente el regalo y lo abandonó por más de 60 años, sin ninguna colonización.
Solamente en 1603 con Pero Coelho de Souza que obtuvo la patente de capitão-mor cedida por el gobernador general del Brasil, se vieron los primeros indicios de colonización de la capitanía del Ceará, por ende sus planes no dieron resultado debido a la fuerte resistencia de los indios Tabajaras que habitaban la región. Pero Coelho decidió ir para la otra región de la capitanía y se instaló a las márgenes de los rio Ceará, allí erigió un fuerte que fue llamado de São Tiago, por ende no tuvo éxito y fue sorprendido con la sequía que ocurrió entre los años de 1605 y 1606 causando muchas muerte por hambre y sed, con todos esos problemas el capitán entonces decide retirarse de las tierras.
Luego de la salida del capitão-mor de la capitanía del Ceará en 1607 llegan los jesuitas de la Compañía de Jesus, con los padres Luis Figueira y Francisco Pinto que tenían la intención de catequizar a los habitantes de las tierras cearenses. Los jesuítas no tuvieron éxito, pues los nativos de la región que no estaban dispuestos a aceptar el trabajo de los extranjeros en el local armaron una emboscada que resultó en la muerte del padre Francisco Pinto y la fuga del padre Luis Figueira. Los indios no podían aceptar la destrucción que estaba aconteciendo con su cultura, ya que los religiosos querían imponerles, por ejemplo, técnicas portuguesas y el uso del latín.
En 1612 el capitão-mor Martins Soares Moreno juntamente con seis soldados y un religioso que dominaba el idioma de la región, fue incumbido de fundar una factoría en la costa de la capitanía del Ceará, con la intención de obtener puntos estratégicos y con la responsabilidad de catequizar los gentiles y progresar económicamente el local. Sabiendo que ya existía un fuerte, resultado de la expedición de Pero Coelho, el capitán Soares Moreno trató de hacer amistad con los caciques indígenas y en las ruinas del fuerte São Tiago construyó el forte de São Sebastião y una capilla de Nossa Senhora do Amparo.
En 1637 bajo las órdenes del príncipe Mauricio de Nassau los holandeses invadieron la capitanía del Ceará, tomaron el fuerte de São Sebastião e izaron la bandera Holandesa en el local, esa región quedó bajo domínio Holandés de 1637 a 1654, cuando los indios de la región se rebelaron y despedazaron a los invasores, después de varios intentos de invadir nuevamente la capitanía, los Holandeses fueron finalmente expulsados por Álvaro de Azevedo Barreto en 1654. En 1680 el Ceará se separa del estado del Marañón y pasa a ser subalterna de la capitanía de Pernambuco, a través de la Carta regia en 1699 se fundó la primera villa del Ceará, que fue reconocida de hecho sólo el 25 de enero de 1700. En 1821 el Ceará se convirtió en una provincia y permaneció así durante todo el periodo imperial, con la Proclamación de la República en 1889 se convirtió en el actual estado del Ceará.
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Re: Brasil
Por Alessandra Alexandrina da Silva
Aunque los españoles fueron los primeros en llegar a la región donde se localizó la Capitanía del Maranhão, era a Portugal que le tocaba el derecho de exploración de las tierras conforme a lo acordado en el Tratado de Tordesillas. Las tierras que eran de los lusitanos por derecho fueron divididas en 14 capitanias .
Las capitanías eran enormes lotes de tierra donados a los nobles, que fueron llamados capitanes donatarios, que serían los responsables de colonizar el área. Esa fue la manera más fácilmente encontrada por los lusitanos para administrar totalmente las tierras e invertir pocos recursos ya que los donatários deberían gobernar en nombre de la corona pero, usar recursos propios.
La Capitanía del Maranhão fue dividida en dos secciones, la primera estaba localizada en el extremo este de la isla de Marajó (PA) hasta la desembocadura del rio Gurupi (PA/MA) cedida a los donatários Joao de Barros y Aires da Cunha, la segunda sección se situaba en la desembocadura del río gurupi(PA/MA) hasta parnaiba(PI) y era cuidada por Fernão Alvares da Cunha.
Portugal siempre se preocupo en proteger sus territorios, por ende a pesar de las partidas de las capitanías, todavía no se había iniciado el proceso de colonización en las capitanías del maranhão. En esa época el estado tenía mucha dificultad con la vigilancia de las áreas cercanas a la frontera y por eso, el Maranhão estaba siempre siendo blanco de ataques extranjeros principalmente de Francia que estaba en contra del Tratado de Tordesillas.
Los franceses ganaban la confianza de los indígenas nativos de la región para obtener apoyo en los ataques a las capitanías, y los portugueses intentaban actuar de la misma manera, estableciendo alianzas en el medio indígena principalmente con los que fuesen enemigos de los aliados franceses.
En 1612 esos ataques se intensificaron y quedaron conocidos como Batalha de Guaxenduba ou “Jornada Milagrosa”, y en 1615 los portugueses junto con los indigenas aliados comandados por Jeronimo de Albuquerque expulsan efectivamente a los franceses del territorio portugués marcando el inicio de la colonización portuguesa del Maranhão.
Capitania do Maranhão - História do Maranhão - História Brasileira
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Re: Brasil
Por Alessandra Alexandrina da Silva
La Capitanía del Rio Grande nunca tuvo límites claramente definidos debido a la desaparición de la carta de donación, se sabe que fue donada a João de Barros, "feitor" de las Casas de Minas y de la India.
La exploración de esta capitanía era una grande dificultad para sus donatários, pues los indios potiguares aliados de los franceses dificultaban sus inversiones. En el primer intento Aires da Cunha, contando con las presencias de los hijos de João de Barros (João y Jerônimo de Barros) y un representante de Fernão Álvares y más novecientos hombres y cien caballos, armas y municiones del propio arsenal regio fracasaron, en la segunda fueron solamente los hijos de João de Barros al frente, pero fue otro fracaso.
La conquista definitiva sólo fue posible cuando el rey de España Felipe II tomó posesión del Rio Grande e indemnizó a la familia del donatario João de barros. Después de eso el rey ordeno al séptimo gobernador general Don Francisco de Souza que se encargara de la expulsión de los franceses y construyera un fuerte para iniciar de hecho la colonización de la capitanía ya que el local era uno de los puntos más estratégicos de la costa brasileña y por eso no podía quedar en las manos de otros exploradores. Comandada por el capitão-mor Mascarenhas Homem una frente avanzaba por el mar, mientras otra frente avanzaba por tierra comandada por el capitão-mor Feliciano Coelho.
La estrategia tuvo éxito y finalmente el seis de enero de 1598 fue construído el Fuerte de los Reis Magos, de autoría del jesuíta Gaspar Samperes y por eso quedó bajo sus cuidados, de ahí surgió el poblado que dio origen a la ciudad que hoy se llama Natal. Después de la conquista podía notarse en la región de la capitanía del Rio Grande básicamente tres grupos, los aborígenes que eran esclavos, los aldeanos que vivían en el campo, y los invasores que eran hombres blancos libres propietarios, y libres no propietarios y algunos esclavos huidos del África, así se construyó una sociedad agraria que giraba en torno de los hombres libre propietarios, que eran quienes determinaban las reglas del local.
Esa región fue marcada por una economía de subsistencia, pesca y agricultura, no obtuvo buenos resultados con la cultura de la caña de azúcar, pero fue uno de los locales donde se exploraban grandes cantidades de Pau Brasil y que era dirigida totalmente a la corona portuguesa. De todas las actividades económicas, la que dio viabilidad al crecimiento inicial de la capitanía fue la pecuaria.
Francia no era la única que quería tomar posesión de la capitanía del rio grande, los holandeses en 1624/1625 después de conseguir invadir el noreste brasileño, con miras en los "Oito mil florins" que Bahia recaudaba, comenzaron a interesarse por la capitanía del rio grande debido al vasto rebaño bovino que sería necesario para alimentar a los invasores. Los holandeses tenían recelo por la toma del fuerte de los reyes magos, por ende fue mucho más fácil de lo que ellos esperaban, y la capitanía entonces fue transformada en provisora de carne bovina para Pernambuco.
La capitanía todavía sería marcada por grandes masacres, como la de Cunhaú y la de Uruaçu. Cuando fueron vencidos los holandeses destruyeron todo lo que podían, inclusive documentos, esas guerras y conflictos fueron de los principales responsables en impedir el desarrollo natural de Rio Grande.
Capitania do Rio Grande - Capitanias Hereditárias - História Brasileira
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Re: Brasil
Capitanía de Bahía:
La costa del actual estado brasileño de Bahía fue alcanzada y reconocida por navegadores portugueses desde 1500, y desde entonces fue blanco de la acción de contrabandistas de pau-brasil ("Caesalpinia echinata").
La bahía que le da el nombre fue descubierta el dia 1 de noviembre - dedicado, por el calendario católico, a Todos los Santos -, por la primera expedición exploradora en 1501.
Con el establecimiento, por la Corona Portuguesa del sistema de Capitanías Hereditarias para la colonización del Brasil (1534), el territorio del actual estado de Bahia estaba distribuído entre varios lotes:
de la desembocadura del río São Francisco a la del río Jiquiriçá, donado a Francisco Pereira Coutinho (Capitanía de la Baía de Todos os Santos);
de la desembocadura del río Jiquiriçá a la del río Coxim, a Jorge de Figueiredo Correia (Capitanía de Ilhéus); y
de la desembocadura del río Coxim a la del río Mucura, a Pero do Campo Tourinho (Capitanía de Porto Seguro).
El lote que constituyó la Capitanía de Bahía fue donado el 5 de marzo de 1534. Cuando su donatario llegó, dos años más tarde, ya existía en la bahía de Todos os Santos una pequeña comunidad de europeos entre los cuales se destacaba Diogo Álvares Correia, el Caramuru, con la esposa, Catarina Paraguaçu, y muchos hijos.
Con el auxilio de estos, Francisco Pereira Coutinho fundo una población (Vila do Pereira después Vila Velha, 1536) en el alto de Santo Antônio da Barra, donde erigió una casa-fuerte (Castelo do Pereira). La paz reinó durante algunos años, estableciendose ingenios y expandiendose las culturas de la caña de azúcar, algodón y tabaco.
Al final de casi una década, el establecimiento inicial fue arrasado por un masivo ataque de los Tupinambás (1545), que forzó a los colonos a refugiarse en la vecina Capitanía de Porto Seguro. Negociada la paz, al regresar a la Villa de Pereira, el donatario y los colonos naufragaron en una tempestad delante de la Isla de Itaparica, siendo los sobrevivientes capturados y devorados por los indígenas (1547).
Delante de esa tragedia, las tierras de Francisco Coutinho fueron adquiridas a los respectivos herederos por la Coroa Portuguesa (1548), para en ellas ser establecido el Gobierno-general de la colonia. Los demás establecimientos de la región, en la época (Capitanías de Ilhéus y de Porto Seguro), también fueron devastadas por rebeliones indígenas.
A partir de entonces la Capitanía Real de Baía se volvió la sede de la colonia portuguesa en América, siendo fundada, para ese fin, la ciudad de São Salvador da Bahia, por el primer Gobernador-general, Tomé de Sousa.
Las islas y tierras de Recôncavo se transformarían, más tarde, en "capitanías autónomas":
Capitanía de Itaparica – la isla de Itaparica, donada en "sesmaria" por el Gobernador-general Tomé de Sousa a D. Violante da Câmara, fue transformada en capitanía y donada, en 1558, a su hijo, D. Antônio de Ataíde, primer conde de Castanheira, que la legó para su hijo homónimo, el segundo conde da Castanheira.
Capitania del Paraguaçu - la sesmaria del río Paraguaçu, donada a Álvaro da Costa, hijo del Gobernador-general Duarte da Costa, fue transformada en capitanía en 1566, en recompensa por la contribución de su donatario en la expulsión de los indígenas del Recôncavo. Por un documento de 1571, se sabe que esas tierras iban “de la parte de la boca del dicho Rio de Peroassu de la parte del sul hasta la boca del Rio de Jaguaripe por costa”.
En las vísperas de la Independencia del Brasil, el 28 de febrero de 1821, la Capitanía de Baía se hizo una provincia y así permaneció durante todo el periodo imperial. Con la Proclamación de la República Brasileña (1889), la provincia se convirtió en el actual estado de Bahia.
Capitania da Baía de Todos os Santos
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Re: Brasil
Capitanía Real de Rio de Janeiro:
La Capitanía Real de Rio de Janeiro fue el nombre con que fue rebautizada en 1567 la sección más septentrional de la Capitanía de São Vicente, que tenía como limites puntos litorales hoy ocupados por Macaé (Rio de Janeiro), al norte, y Caraguatatuba (São Paulo), al sul.
Esta parcela más al norte de la Capitanía de São Vicente había sido abandonada por su donatario Martim Afonso de Sousa, que nunca se interesó en su poblamiento.
Por no haber sido ocupada por portugueses, la región de la bahía de Guanabara sufrió un intento de colonización por parte de los franceses, entre 1555 e 1567, la llamada Francia Antártica.
Con la primera fundación de la ciudad de São Sebastião do Rio de Janeiro, revirtió a la Corona como Capitanía Real de Rio de Janeiro, teniendo como primer mandatario a Estácio de Sá (1565-1567).
En 1575, el entonces gobernador de la capitanía de Rio de Janeiro, Antônio Salema, reunió un ejército de portugueses apoyado por una tropa de indios catequizados, con el objetivo de exterminar el dominio franco-tamoio que ya duraba veinte años en el litoral norte de la capitanía. Temiendo perder sus territorios, los indios tamoios, todavía aliados de los franceses, fueron prácticamente diezmados por causa de la insurrección, denominada Guerra de Cabo Frío.
En 1619, la Capitania de São Tomé fue renunciada a favor de la Corona portuguesa y buena parte de su territorio, que iba desde la región de la actual ciudad de Macaé hasta Itapemirim, en Espírito Santo, fue incorporado al de la Capitanía de Rio de Janeiro.
El 3 de noviembre de 1709, por causa de la Guerra dos Emboabas (entre 1707 y 1709) debido a la fragilidad del control de la Corona Portuguesa sobre la región de las recién descubiertas minas de oro en la parte sur de la Colonia del Brasil, la antigua Capitanía de São Vicente absorbió tierras del interior de la Capitanía de Rio de Janeiro y fue creada la Capitanía de São Paulo y Minas de Ouro.
Capitania do Rio de Janeiro
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Re: Brasil
Capitanía de São Paulo y Minas de Ouro:
La capitanía de São Paulo y Minas de Ouro fue una de las llamadas Capitanías del Brasil en la época del Brasil Colonial.
El 3 de noviembre de 1709, por causa de la Guerra dos Emboabas (1707-1709), que demostraría la fragilidad del control de la Corona Portuguesa sobre la región de las recién descubiertas minas de oro (visto que el gobernador de la capitanía de São Vicente residía en la capitanía de Rio de Janeiro - esta separada de aquella en 1567), la antigua capitanía de São Vicente fue transformada en la Capitanía de São Paulo y Minas do Ouro, separada de la de Rio de Janeiro.
El primer gobernador de la nueva Capitanía, Antônio de Albuquerque Coelho de Carvalho, pacificador del conflicto, estableció las primeras villas: Vila Rica (actual Ouro Preto) la Vila de Nossa Senhora de Sabará (actual Sabará). Posteriormente, la región fue dividida en tres Comarcas:
Ouro Preto (con sede en Vila Rica);
Rio das Velhas (con sede en Sabará); y
Rio das Mortes (con sede en São João del-Rei).
Cerca de 1725 serán descubiertos en la región diamantes, consolidando la capitanía como la principal economía de la colonia en la época, suplantando a la de la Región Noreste de Brasil.
Por la acción brava de los bandeirantes la nueva capitanía pasó a contar con un vasto territorio, que abrazaba las regiones de São Paulo, Paraná e Santa Catarina, en el sur, y de Minas Gerais, Goiás y Mato Grosso en el oeste.
Como consecuencia de la Revolta de Vila Rica (1720), más allá del aplazamiento de la instalación de la Casa de Fundição, se materializó la autonomía administrativa de las Minas, una vez que, el 12 de septiembre de ese año, D. João V la desmembró, instituyendo la Capitanía de Minas Gerais y la capitanía de São Paulo. En la primera fue entonces creada una Comarca más:
Serro do Frio (con sede en Vila do Príncipe).
El primer gobernador de la nueva capitanía de Minas Gerais, D. Lourenço de Almeida tomó posesión el 18 de agosto de 1721 en la villa del Carmo. Una de sus primeras providencias fue la instalación de la sede del gobierno en Vila Rica.
Posteriormente, en 1748, en el contexto de la demarcación de los limites entre la América Portuguesa y la Española, las regiones de Mato Grosso y Goiás fueron desmembradas de la de São Paulo, siendo creadas dos capitanías autónomas: la capitanía de Mato Grosso, con sede en Vila Bela da Santíssima Trindade y la de Goiás, con capital en Vila Boa de Goiás.
A partir de 1772, la Corona Portuguesa asumió integralmente la producción de diamantes en Minas Gerais, creando una empresa para tal fin, la Real Extração dos Diamantes.
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Re: Brasil
Capitanía de Minas Gerais:
Esta región fue descubierta y gozó de gran importancia por su actividad minera.
Al principio la región formaba parte de la Capitanía de Sao Paulo y Minas de Oro
pero debido a la actividad de oro y el hecho de que alcanzó un grado de autonomía
fue erigida en capitanía autónoma en el año de 1720.
La Capitanía comprendía las comarcas de Sabará, Serro Frío, Rio das Mortes y
Vila Rica. La capital de la Capitanía era Vila Rica( actualmente Ouro Preto). En
1821, la Capitanía se convierte en una provincia hasta la Proclamación de la
República, año en que se convierte en el actual estado de Minas Gerais.
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Re: Brasil
Capitania de São Paulo
La Capitanía Real de São Paulo pasó a tener ese nombre el 2 de diciembre de 1720, cuando D. João V creó la Capitanía de Minas Gerais, a partir de la división de la Capitanía de São Paulo y Minas de Ouro, que fuera creada en 1709, con la compra, por la corona portuguesa, de la Capitanía de São Vicente, adquirida al Marqués de Cascais.
El territorio de Minas Gerais, (exceptuados el Triángulo Minero y la Meso región del Sur y Sudoeste de Minas), pasó a formar, entonces, la nueva Capitanía Real de Minas Gerais.
La divisa de Minas Gerais con São Paulo, en 1720, quedó siendo el Rio Sapucaí (Minas Gerais), el Rio Grande (Minas Gerais) y de este subiendo a Serra de la Canastra hasta el Rio Paranaíba.
El primer gobernador de la nueva Capitanía de São Paulo fue Rodrigo César de Meneses quien la instaló y la organizó.
Permanecieron, después de 1720, como parte de la Capitanía de São Paulo, los territorios correspondientes a los actuales estados de São Paulo, Mato Grosso do Sul, Mato Grosso, Rondônia, Goiás, Tocantins, Paraná, Santa Catarina y Rio Grande do Sul y al actual Distrito Federal, más allá del sur de Minas Gerais y del Triángulo Minero. En 1721 fue anexada a la capitanía la villa de Paraty.
En relación al territorio del actual Estado de São Paulo, una parte del actual litoral sur paulista continuó, después 1720, oficialmente como territorio de la Capitania de Itanhaém (aunque en la práctica estaba bajo la jurisdicción del gobierno de São Paulo), la cual, en 1753, durante el reinado de D. José I, fue comprada, por la corona portuguesa, de su último donatario, el Conde da Ilha do Príncipe.
En 1727, Paraty fue incorporada a la Capitanía de Rio de Janeiro.
La parte más meridional de la capitanía de São Paulo fue desmembrada, entre 1738 y 1742, para crearse la Capitanía de Santa Catarina y la Comandancia Militar de Rio Grande de São Pedro, que daría origen, posteriormente, a la Capitanía de São Pedro de Rio Grande.
Por ende, parte del actual Estado de Santa Catarina continuó perteneciendo a São Paulo, hasta 1820, cuando D. João VI, por documento del 9 de septiembre, transfiere la villa de Lages, creada en 1766, para la capitanía de Santa Catarina.
El 9 de mayo de 1748, fueron creadas la Capitania de Goiás, a la cual el actual Triángulo Minero quedó perteneciendo, y la Capitanía de Mato Grosso desmembradas de la Capitanía de São Paulo.
En este mismo año de 1748, la capitanía de São Paulo pasa a quedar subordinada a la Capitanía de Rio de Janeiro.
El gobernador de la Capitanía de Minas Gerais, Luís Diogo Lobo da Silva, el 24 de septiembre de 1764, anexa la margen izquierda del Rio Sapucaí, extendiendo los limites de Minas Gerais, aproximadamente, hasta la divisa actual con São Paulo.
En 1765 la Capitanía de São Paulo recuperó su autonomía. Luís António de Sousa Botelho Mourão, el tercer Morgado de Mateus, reinstaló el gobierno de la capitanía y creó varias villas.
El 28 de febrero de 1821, las capitanías se hicieron provincias.
Capitania de São Paulo
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Re: Brasil
Capitanía de Santa Catarina:
La Capitanía de Santa Catarina fue creada el 11 de agosto de 1738 en los territorios más meridionales de la Capitanía de São Paulo.
El gobierno fue oficialmente instalado el 7 de marzo de 1739,siendo primer gobernador José da Silva Pais.El 28 de febrero de 1821 se vuelve una provincia, que vendría a ser el actual estado de Santa Catarina con la Proclamación de la República.
Capitania de Santa Catarina
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Re: Brasil
Capitanía de Mato Grosso:
Por el año de 1732 el oro de aluvión en Cuiabá ya presentaba señales de agotamiento, y la búsqueda de nuevos filones condujo al valle del rio Guaporé (1733-1734). Manuel Félix de Lima descendió a los ríos Guaporé, Madeira y Amazonas, abriendo camino hasta Belém do Pará (1742) y poco después, fueron descubiertos, sucesivamente, diamantes en Goiás (1746) y Mato Grosso (1747). La fecundidad de estos nuevos yacimientos fue la causante del desmembramiento de la Capitanía de São Paulo (Carta-régia de 9 de marzo de 1748), siendo así creadas las Capitanías Generales de Goiás (con sede en Vila Boa) y de Mato Grosso, esta última teniendo como gobernador y Capitán-general a D. Antônio Rolim de Moura Tavares (1751-1764), y con sede en Pouso Alegre, después Vila Bela da Santíssima Trindade de Mato Grosso, capital de la capitanía a partir del 19 de marzo de 1752. En ambas capitales la Corona hizo instalar la Casa dos Quintos (1751), para la recaudación de tributos debida, iniciando la fortificación del limite occidental de la Colonia, para garantizar la navegación y la posesión de la región. La firma de los Tratados de Madrid (1750) y de San Ildefonso (1777), con España, fijando las fronteras en la región, concluyeron el proceso.
http://pt.m.wikipedia.org/wiki/Capit...osso#section_1
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Re: Brasil
Capitanía de Goiás:
La Capitanía de Goiás (en la ortografía arcaica: Capitanía de Goyaz) fue creada el 9 de mayo de 1748, desmembrandose de la Capitanía de São Paulo. Su capital fue la villa de Vila Boa de Goiás, hoy llamada a penas Ciudad de Goiás.
Hasta 1808 incorporaba el territorio del llamado Triángulo Minero, transferido por acto de D. João VI para atender las necesidades personales del juez de Araxá, envuelto con Doña Beja.
En 1808 Don João VI creo por medio de un despacho la capitanía-comarca de São João das Duas Barras estableciendo la capital en las "freguesias" de Barra do Tacay-Una (actual Marabá) y Vila de Palma (actual Paranã). Esta comprendía os territorios de los estados brasileños do Tocantins, en la época capitanía de Goyaz, y la porción sur de la capitanía de Grão-Pará. En 1814 São João das Duas Barras pierde el status de capitanía, vinculandose administrativamente a la capitanía de Goyaz[1]
El 28 de febrero de 1821 se vuelve una provincia, que vendrá a ser el actual estado de Goiás (y Tocantins, que sólo sería un estado en 1989).
Capitania de Goiás
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Re: Brasil
Capitanía de São João das Duas Barras:
São João das Duas Barras, también conocida por São João da Palma, fue una comarca con status de capitanía entre 1808 y 1814, y provincia entre 1821 y 1823, cuando quedó finalmente extinta.
Creada primeramente durante el periodo lusitano del Virreinato del Brasil por Don João VI, principalmente por influencia de Joaquim Teotônio Segurado[1], la capitanía-comarca existió entre 1808 y 1814, y comprendía los territorios del estado brasileño de Tocantins, para esa época capitanía de Goyaz, y la porción sur de la capitanía de Grão-Pará.[2]
En 1821 es recreada, durante la "revolta de Cavalcante", cuando es declarada provincia, siendo establecido un gobierno propio. Su primer gobernador fue Teotônio Segurado, que luego de la proclamación intentó el reconocimiento de las fronteras de la provincia, ante las cortes de Lisboa. Sin éxito, la provincia quedó extinta en 1823.
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Re: Brasil
Capitanía de Rio Grande Do Sul:
La Capitanía de São Pedro do Rio Grande do Sul fue una división administrativa del Brasil colonial.
Fue creada en 1807, sucediendo a la Capitanía de Rio Grande de São Pedro (1760), subordinada a la Capitanía de Rio de Janeiro. La nueva capitanía, que tenía estatuto de capitanía-general con capital en la ciudad de Rio Grande, era independiente y abarcaba un territorio de limites poco precisos, en tierras que antes estaban bajo dominio español y ya ocupada de hecho por gaúchos, militares y, al final del siglo XVIII, por colonos portugueses, sobretodo de las Islas Azores, que allá recibieron tierras y "sesmarias".[1] El gobierno de Santa Catarina le estaba subordinado.[2] El primer capitán-general de la capitanía fue Diogo de Sousa.[2]
El 28 de febrero de 1821 se convierte en la provincia de São Pedro do Rio Grande do Sul, que vendrá a ser el actual estado de Rio Grande do Sul, después de la proclamación de laRepública brasileña.[1]
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Re: Brasil
La Capitanía del Rio Grande de San Pedro:
La Capitanía do Rio Grande de São Pedro fue una división administrativa del Brasil colonial.
Fue creada en 1760, teniendo la entonces villa de Rio Grande como su capital. Con la invasión de la villa en 1763 por los españoles, la capital fue transferida para la recién creada villa de Viamão.[1] Diez años después su capital fue transferida para Porto Alegre. Originalmente estaba subordinada a la Capitanía do Rio de Janeiro, pero en 1807 fue elevada a la condición de Capitanía-general con el nombre de Capitanía de São Pedro do Rio Grande do Sul, ganando su independencia administrativa.[2]
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Re: Brasil
Capitanía de Santo Tome:
La Capitanía de São Tomé, también conocida como Capitanía de Paraíba do Sul, fue creada en 1536 como una de las quince parcelas del territorio brasileño entregadas por el rey de Portugal, Don João III de Portugal, a donatarios en régimen de heredad. La capitanía fue donada a Pero de Góis y quedaba comprendida entre las actuales ciudades de Itapemirim (Espíritu Santo) y Macaé (Rio de Janeiro). Básicamente formada por el sur de ES y norte fluminense (bajo Paraíba).
El donatario fundo una villa y comenzó un incipiente cultivo de caña de azúcar, pero la colonización fue muy hostilizada por las poblaciones autóctonas. El territorio quedaría prácticamente abandonado hasta que en 1619, la capitanía fue renunciada a favor de la Corona portuguesa y posteriormente absorbida por la Capitanía de Rio de Janeiro.
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Re: Brasil
Capitanía de Santana:
La capitanía de Santana fue una de las quince capitanías hereditarias en las que fue primeramente dividido el Brasil. Poseía 40 leguas y comenzaba grosso modo en la divisa litoral de los actuales Estados de São Paulo y del Paraná y se extendía hasta la Laguna (Santa Catarina).
Era la capitanía que estaba localizada más al sur del Brasil, limitada al oeste por la línea del tratado de Tordesillas, al este por el Océano Atlántico.
Pertenecía a Pero Lopes de Sousa y sus sucesores - que obtuvieron la Capitanía de São Vicente con la ganancia de causa en el litígio Vimieiro-Monsanto. Fue por los vicentinos desbravada y colonizada, teniendo como consecuencia el surgimiento de São Francisco do Sul y Nossa Senhora do Desterro (actual Florianópolis), entre otros núcleos de población.
La región de la villa de Paranaguá, entretanto, paso a constituir una capitanía a la parte, conocida como Capitanía de Paranaguá.
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Re: Brasil
Capitanía de Puerto Seguro:
La Capitanía de Porto Seguro, en la división administrativa de Brasil en capitanías hereditarias, hecha por orden del rei Don João III, le tocó al donatario Pero do Campo Tourinho.
La carta de candidatura de Pero do Campo fue firmada el 27 de mayo de 1534. La capitanía estaba constituida por 50 leguas de costa entre el rio Mucuri y el rio Poxim. Eduardo Tourinho, autor baiano que, del donatario guarda el nombre (un Pero de Campos Tourinho, nieto del donatario, más tarde deán de la sede de Bahia), afirma que "en la extensión de sus 50 leguas, se extendía desde la margen sur del rio Grande, Jequitinhonha o Belmonte, hasta la margen norte del rio Doce." y"Comenzarán en la parte donde se acaben las 50 leguas de las que he hecho merced a Jorge de Figueiredo Correia en la dicha costa del Brasil", decía el Rey.
Tenía, de óptima cualidad, para el cultivo de la caña de azúcar, muchos ríos y mucho pau-brasil.
A mediados del siglo XVIII fueron incorporadas a la Corona la Capitanía de Ilhéus (1754), la de Porto Seguro (1761), la Capitanía de Itaparica y la Capitania do Paraguaçu que, juntamente con la que perteneció a Francisco Pereira Coutinho y fuera incorporada en 1548, para creación de la sede del Gobierno General, formaron la gran Capitania da Bahia, cuyo territorio correspondía, prácticamente, a los actuales Estados de Bahia y Sergipe.
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Re: Brasil
Capitanía de San Amaro:
La Capitanía de San Amaro fue creada en 1534 como una de las quince parcelas del territorio brasileño entregadas por el rey de Portugal, Dom João III de Portugal, a donatarios en régimen de heredad. La capitanía fue donada a Pero Lopes de Sousa e iba desde la desembocadura del río Juqueriquerê, en Caraguatatuba, hastaa Bertioga (del norte al sur de la costa paulista).
La capitanía, sin recursos naturales de importancia y sin conexiones con el Planalto, no se desarrolla. Las únicas acciones mirando a ocupar el territorio son la construcción de los Fuertes de São João y São Filipe, destinados a la protección del puerto de Santos, una beneficiaría de aceite de ballena en el extremo norte de la isla, en la desembocadura del canal de Bertioga y la acción de algunos grupos de jesuitas para la cataquesis de indios.
Con el tiempo, paso a ser, en la práctica, parte de la Capitanía de São Vicente - capitanía que paso a compartir con Santo Amaro el mismo donatario a partir de la década de 1620, con el triunfo del Conde de Monsanto en la disputa judicial con la Condessa de Vimieiro.
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Re: Brasil
Capitanía del Espíritu Santo:
Con el establecimiento, por la Corona Portuguesa del sistema de Capitanías Hereditarias para la colonización de Brasil (1534), su actual territorio estaba comprendido en el lote que se extendía desde la desembocadura del río Mucuri hasta la del rio Itapemirim (aproximadamente), donada a Vasco Fernandes Coutinho el 1 de junio de 1534.
Su donatario, acompañado de sesenta agredados, desembarcó de la nao Gloria, en una pequeña ensenada en las faldas del morro de la Penha, el 23 de mayo de 1535, un domingo de Pentecostés, razón por la cual el donatario decidió bautizar su lote con el nombre de Capitanía del Espíritu Santo.
Francisco Gil de Araújo adquirió la capitanía de Antônio Luís Gonçalves da Câmara Coutinho (1674) por 40.000 cruzados, siéndole confirmada la posesión por Carta-régia de 18 de Mayo de 1675, y en ella permaneciendo de 1678 a 1682. Durante su administración, marcada por un resurgimiento de la capitanía, se concluyó la construcción del Fuerte de Nossa Senhora do Carmo, se reedificó el Fuerte de São João y se edificó el Fuerte de São Francisco Xavier de Piratininga, en la villa del Espíritu Santo (Vila Velha), para proteger la entrada de la boca de Vitória.
Con el descubrimiento de minas de oro en el interior de la Capitanía del Espírito Santo en el inicio del siglo XVIII, en 1704, la Corona Portuguesa determinó que todos los que se encontrasen en las excavaciones de oro se recogiesen en la villa de Vitória, y que se evitasen, a como de lugar, excursiones a la región, que fue desmembrada del territorio capixaba y dio origen a Minas Gerais. Fue prohibida aún la abertura de caminos ligando la Capitanía a las Minas, por las mismas razones de seguridad.
En 1715 la Capitanía revirtió a la Corona, por compra hecha a los descendientes de Francisco Gil de Araújo, por el mismo valor pagado por aquel donatario. La escritura de esa compra fue fechada el 6 de Abril de 1718.
Con el aumento de la producción mineral en Minas Gerais, aumentó la importancia de la región de Espírito Santo, elevada a la categoría de Comarca por la Provisión del Conselho Ultramarino de 15 de enero de 1732.
SOUZA (1885) nos refiere que la Provisão Régia del 10 de abril de 1736, le indicaba al Governador-geral en Bahia que, de tres en tres años, enviase a la del Espírito Santo un ingeniero, proveído de materiales necesarios para todos los reparos y mejorías en las fortificaciones de esa Capitanía (op. cit., p. 99). Aparentemente eso sólo ocurrió en 1767-1768, cuando José Antônio Caldas fue para allá mandado para erigir la Fortaleza de la isla do Boi y reformar las demás existentes. Ese oficial, en relato dirigido al Gobernador, informó que la capitanía contaba con cerca de ocho mil personas, exportaba mantenimientos, maderas, paños de algodón y azúcar para Bahia, Rio de Janeiro y puertos del Sur, siendo el transporte hecho en embarcaciones pertenecientes a los comerciantes de Vitória. Ese panorama no cambiaría hasta el inicio del siglo XIX, cuando la capitanía obtuvo autonomía de la Capitanía de Bahia (1809), iniciandose el cultivo de café por el año de 1815.
Con la proclamación de la Independencia del Brasil, su "status" fue cambiado al de Provincia, permaneciendo así hasta la Proclamación de la República Brasileña, cuando se transformó en el actual estado de Espírito Santo.
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Re: Brasil
Capitanía de Ilheus:
La Capitanía de Ilhéus, en el sistema de las capitanías hereditarias, fue una de las divisiones de la costa brasileña determinadas por el rey Don João III como sistema de colonización de Brasil.
Fue creada en el trecho de la costa entre el Morro de São Paulo hasta la margen izquierda del río Jequitinhonha, en Belmonte. Eran 50 leguas de costa, extendiendose desde la desembocadura del río Jaguaripe, cerca de la Ilha de Tinharé, al norte, hasta la desembocadura delRio Coxim, al sur.
Donada por el rey en la ciudad de Évora, el 26 de junio de 1534, a Jorge de Figueiredo Correia, fue ocupada en 1535 por un Capitão-mor por el nominado, Francisco Romero que, después de su corta estadía en el Morro de São Paulo, se transfirió para la desembocadura del río Cachoeira y fundó la primitiva villa de São Jorge dos Ilhéus (1536), en la elevación después conocida como Morro da Matriz Velha. Fue de allá transferida al sitio actual, entre los oteros de Pontal y de la Ponta de Pedra de Pernambuco.
Romero consiguió una buena convivencia de los colonos con los indios Tupiniquins, lo que resultó en relativa prosperidad.
Según Gabriel Soares, en ella se plantó, por la primera vez en Brasil, la caña de azúcar. Entre los "sesmeiros" que poseían ingenios está Mem de Sá, dueño del Engenho de Sant’Ana, donado más tarde a los jesuitas, y Fernando d’Álvares de Andrade, hombre rico de la Metrópoli.
Otro gran "sesmeiro" fue Lucas Giraldes que, con la muerte del donatario en 1552, obtuvo consentimiento de la Corona para comprar la capitanía en manos de su hijo, Jerônimo d’Alarcão de Figueiredo. De propiedad de Lucas Giraldes y de su hijo Francisco, la capitanía llegó a tener nueve ingenios todavía en el siglo XVI. En 1565 Giraldes le ordenó a su procurador, Baltazar Ferreira Gaivoto, la creación de las villas de Cairu, Camamu y Boipeba. Pero por las luchas con los Aimorés, esto sólo se llevó a cabo entre 1608 y 1610.
Después de un periodo próspero la capitanía entró en una larga disputa judicial. Incorporada junto con la Capitanía de Porto Seguro a la Capitanía da Baía de Todos os Santos en 1761, la Capitanía de Ilhéus dio origen sucesivamente a la Provincia y al Estado da Bahia.
Actualmente el territorio originalmente perteneciente a la capitanía comienza, en sentido este-oeste, en Ilhéus y va hasta Brasília.
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Re: Brasil
Capitanía de Alagoas:
La capitanía de Alagoas fue una de las capitanías de Brasil creadas al fin del período colonial, el 16 de septiembre de 1817, desmembrandose de la Capitanía de Pernambuco, de la cual era una comarca desde 1711.
La costa del actual estado de Alagoas fue reconocida por navegadores portugueses desde 1501, y desde temprano también fue blanco de la acción de contrabandistas de pau-brasil ("Caesalpinia echinata").
Con el establecimiento, por la Corona Portuguesa del sistema de capitanías hereditarias para la colonización do Brasil (1534), su actual territorio estaba comprendido en el lote de la Capitanía de Pernambuco. Su ocupación se remonta a la fundación de la villa de Penedo (1545), al margen del río São Francisco, por el donatario Duarte Coelho Pereira y al establecimiento de ingenios de azúcar por el alemán Cristóvão Lins en la región sur de la capitanía.
Al iniciarse el siglo XVII, más allá de la labor de caña de azúcar, la región de Alagoas era una gran productora regional de harina de mandioca, tabaco, ganado y "peixe-seco", consumidos en la propia capitanía.
En las vísperas de la Independencia de Brasil, el 28 de febrero de 1821 se tornó una provincia, condición que mantuvo durante el Imperio
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Re: Brasil
Capitanía de San José de Río Negro:
La Capitanía de São José do Rio Negro fue una de las Capitanías del Brasil durante el periodo colonial.
Dependiendo directamente del Estado de Grão-Pará y Maranhão, fue creada el 3 de marzo de 1755 por influencia política de Francisco Xavier de Mendonça Furtado. Abrazaba territorios actualmente equivalentes a los estados de Amazonas y Roraima.
El 28 de febrero de 1821 las capitanías se hacen provincias, y, en el contexto de la Independencia del Brasil, los moradores de la villa se proclamaron independientes, estableciendo un gobierno provisorio.
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Re: Brasil
Capitanía de Piaui:
La Capitanía de Piauí fue creada en 1718, desmembrandose del Estado del Maranhão. Su capital era la villa de Oeiras. El primer gobernador sólo tomaría posesión cuarenta años después en 1758.
Tres años antes de la creación de la nueva capitanía, en 1715, el territorio de Piauí había sido transferido administrativamente de la Capitania de Baía de Todos os Santos e incorporado al estado de Maranhão.
El 28 de febrero de 1821 se vuelve una provincia, que vendrá a ser el actual estado de Piauí con la Proclamação de la República en 1889.
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Re: Brasil
Capitanía de Sergipe:
La Capitanía de Sergipe del-Rei fue creada en 1590, durante la Unión Ibérica, por el rey de España y Portugal Felipe II y subordinada directamente a la Capitanía de Baía de Todos os Santos. Su primer mandatario fue Cristóvão de Barros. Para la época contaba con un territorio de aproximadamente el doble del actual estado de Sergipe.
La capitanía se hizo autónoma por decreto régio de Dom João VI el 8 de julio de 1820.
Menos de un años después, el 28 de febrero de 1821 se hace una provincia (juntamente con todas las otras capitanías), que vendrá a ser el actual estado de Sergipe con la Proclamação de la República.
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Re: Brasil
Capitanía de Gran Pará:
El Grão-Pará fue una de las capitanías de la América Portuguesa, integrando inicialmente el Estado de Grão-Pará y Maranhão.
Una de las posibles etimologías del nombre de la antigua unidad administrativa viene del rio Pará, que corta la región y antiguamente se creía un prolongamiento directo del río Amazonas.
Cronología:
1534 - La Corona Portuguesa divide a Brasil en 14 capitanías, 15 lotes, donados a 12 donatarios.
13 de junio de 1621 - Bajo la Dinastía Filipina el territorio de la América Portuguesa fue dividido en dos unidades administrativas autónomas:
El Estado de Maranhão, al norte, con capital en São Luís, abrazando la capitanía de Pará, la capitanía del Maranhão y la capitanía de Ceará.
El Estado de Brasil, al sur, cuya capital era Salvador, abrazando las demás capitanías.
31 de janeiro de 1751 - el Estado de Maranhão pasó a denominarse Estado de Grão-Pará y Maranhão, habiendo sido transferida su capital de la ciudad de São Luís para la de Belém do Pará. Su territorio comprendía las regiones de los actuales estados de Amazonas, Roraima, Pará, Amapá, Maranhão e Piauí.
3 de marzo de 1755 - creación de la Capitanía de São José do Rio Negro, desmembrada del Estado de Grão-Pará y Maranhão. La nueva capitanía comprendía territorios hoy equivalentes al del actual estado de Amazonas y parte del de Roraima. La capital de la capitanía fue establecida en la villa de Mariuá, actual Barcelos (Amazonas). Durante algunos años, de 1792 a 1799 la capital estuvo informalmente en Lugar da Barra, la actual Manaus, donde vendría a instalarse oficialmente en 1804. El Estado de Grão-Pará y Maranhão pasó a comprender, así, cuatro capitanías: la de São José de Rio Negro, la de Grão-Pará, la de Maranhão y la de Piauí.
La Corona Portuguesa divide el Estado de Grão Pará y Maranhão en dos unidades administrativas:
Se crea el Estado do Grão-Pará e Rio Negro, con sede en Belém de Pará.
el Estado de Maranhão y Piauí es creado, con sede en São Luís.
Con esta medida, la América Portuguesa pasaba a comprender tres unidades administrativas autónomas.
7 de septiembre de 1822 - la Independencia del Reino de Brasil. Las capitanías de aquel Reino se vuelven provincias.
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Re: Brasil
Fuentes: Wikipedia portuguesa
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Re: Brasil
Os Colonizadores (Jesuítas, Criadores de Gado e o Estado Luso-Espanhol), a Conquista de Sergipe e a Fundação de São Cristóvão
Kéfus Ibrahim Santana Cardoso
O Brasil desde o início de sua colonização foi território de grandes extensões; por este motivo, pelas poucas condições financeiras da Coroa Portuguesa em coloniza-lo e pela preocupação do rei português D. João III em perder essas terras para outros pretendentes, este decide dividir o território em 15 partes que chamaram-se Capitanias Hereditárias, cada uma destas possuía um dono chamado “donatário”, este por sua vez tinha o dever de proteger e garantir o progresso das terras que haviam sido posto em seu comando.
A história da colonização de Sergipe inclui-se nesse contexto, pois, as terras sergipanas faziam parte da capitania da Bahia de Todos os Santos, e como todas as outras, esta possuiria um donatário, “foi assim, [...], que o Rei de Portugal, D. João III, em 05 de abril de 1534, fez doação de 50 léguas de terras, contadas desde a ponta da baia de Todos os Santos até a foz do rio S. Francisco, ao fidalgo Francisco Pereira Coutinho” (MONTALVÃO, 1916, p. 15-16)1, que posteriormente por ter se desentendido com os índio locais, foi morto e devorado pelos Tupinambá. Com isto, as terras que lhes foram dadas passaram a ficar sob comando do seu filho Manoel Pereira Coutinho “que, por não dispor de elementos necessários, cedem à coroa as ditas 50 léguas de terras doadas, nas quais estava incluindo o território sergipano”. (MONTALVÃO, 1916, p. 15-16)2.
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Re: Brasil
Observa-se então que os índios não tiveram contato com os colonizadores só em 1590, mas bem antes, isso fica mais claro quando os portugueses percebem que a conquista e colonização de Sergipe é necessária. O Prof. Dr. Antônio Lindvaldo Sousa cita em um dos seus materiais alguns pontos que visam o desejo dos portugueses em conquistar Sergipe:
1. Estabelecer a continuidade territorial entre a Bahia e Pernambuco;
2. Eliminar a influência francesa no Rio Real;
3. Arrebatar às tribos tupinambás a região entre o Rio Real e o São Francisco, e garantir sua posse pelo povoamento e pela ocupação efetiva do solo. (SOUSA, 2007, p. 209)3.
Com tais propósitos, os portugueses em 1575 enviam os padres Gaspar Lourenço e João Salônio para perto do rio Real com o objetivo de catequisar os índios; “Ao evangelho e não às armas; à paz e não à guerra, entregou-se à conquista da nossa capitania” (FREIRE, 1977, p. 00)4. E foi aí que atuaram, como diria Pires Wynne no seu livro História de Sergipe, os “inteligentes pioneiros, penetradores dos sertões e semeadores da fé”.
Porém, Thetis Nunes afirma que antes de 1575, essas terras teriam sido ocupadas por colonos: “Extravasando do Recôncavo Baiano, a expansão baiana caminhou em busca do Rio Real com a doação, em 1563, a Tomé de Souza, de oito léguas por costa e cinco para o sertão, terra depois vendida a Gárcia d`Avila”(Nunes, 1996, p. 15)5.
Não demorou muito para os jesuítas conquistar a confiança dos tupinambá, “conseguindo a colaboração dos grandes caciques Serigi, Surubi e Aperipê” (NUNES, 1996, p. 226)6, gerando uma relação amistosa, fato que facilitou muito o seu trabalho nesta região.
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Re: Brasil
“Vieram do Rio Real muitos indios principaes das aldeias comareans que estão naquellas partes: quarenta, cincoenta e sessenta leguas desta cidade, todos em grande desejo de levar padres que os ensinassem as cousas de sua salvação” (FREIRE, 1977, p.71)7.
Tempos depois, D. Sebastião, rei de Portugal, ordena ao governador-geral do Brasil, Luís de Brito, que o território sergipano fosse conquistado, com isso, os portugueses fizeram invasões e ataques em algumas aldeias daquela região provocando a fuga dos índios locais. Segundo Lenalda Andrade Santos e Terezinha Alves Oliva na obra “Para conhecer a História de Sergipe”, interpretam este fato com “pretexto para que as tropas do governo atacassem os índios provocando muitas mortes e a escravização daqueles
que não conseguiram fugir.” (SANTOS e OLIVA, 1998, p.30)8.
Foi com esta interrupção ao trabalho de catequese que findou-se a tentativa de conquista dos índios através da religião. Com isto e o abandono português naquela região, “os índios puderam voltar a viver livremente. Assim, continuaram a receber a visita de naus franceses, a sofrer os ataques de colonos vindos da Bahia e também a revidar, atacando e destruindo suas propriedades.” (SANTOS e OLIVA, 1998, p.30)9.
Enquanto tudo isso acontecia em solos sergipanos, as capitanias da Bahia e de Pernambuco almejavam cada vez mais esse território, porém, seria preciso que os índios dessa região fossem dominados e obrigados a trabalhar nessas terras que seriam tomadas. Para tanto, os portugueses, em 1587, conseguiram a aprovação da corte portuguesa em guerrear contra os índios com a nomenclatura de Guerra Justa, dando-lhes o direito de matar e aprisionar os que sobrevivessem às lutas.
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Re: Brasil
Nesse período, Portugal estava sob domínio da Espanha, formando a União Ibérica, e foi no final de 1589 que Cristóvão de Barros, a mando do rei Luso-Espanhol Felipe II, contando com a força de um grande exército saíram da Bahia para lutar contra os índio da futura capitania de Sergipe Del Rey.
Mais uma vez os materiais do Prof. Dr. Antônio Lindvaldo Sousa, deixa claro sobre o assunto:
A guerra contava com a presença de vários portugueses, baianos, pernambucanos e mamelucos. Ainda segundo Whynne, havia 28 nomes de destaque nessa guerra, dentre eles o todo poderoso dono da Casa da Torre.
A base da guerra foi a “Casa da Torre”, do famoso Garcia d’Ávila. Diversos pesquisadores assinalam a presença de 3.000 brancos, 1.000 mamelucos e 1.000 índios e muitos outros gentios que foram capturados e postos a serviço da guerra. A organização contava na vanguarda com Antonio Fernandes, e na
retaguarda com Sebastião de Farias. Além destes comandantes, havia as lideranças dos irmãos Álvaro Rodrigues e Rodrigues Martins. (SOUSA, 2007, p. 209)10.
Por mais que o Cacique Baepeba incentivassem os seus índios, estes não conseguiram resistir ao ataque. No dia 1º de Janeiro de 1590, com um número de 2.400 índios mortos, 4.000 escravizados e mais tantos outros que fugiram para o sertão, Cristóvão de Barros vence a guerra. Com isto funda-se a capitania de Sergipe Del Rey abrindo caminhos entre Bahia e Pernambuco.
Acerca disso comenta a pesquisadora Lilian da Fonseca Salomão: “Sergipe permaneceu uma espécie de dobradiça entre duas capitanias importantes, Bahia e Pernambuco. Os rebanhos baianos utilizavam esse espaço para pastar e deslocar-se”. (Salomão, 1996, p. 111)11.
E conclui Maria Gorete da Rocha Santos: “Os objetivos da Coroa eram alcançados.” (SANTOS, 1995, p. 88)12.
Por outro lado Beatriz Gois Dantas mostra o lado dos vencidos que intensificaram, por interferência dos colonos, as guerras inter-tribais, foram aprisionados e até abusados sexualmente por aqueles que agora ali dominavam.
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Re: Brasil
A Bahia neste período desenvolvia-se intensivamente no tocante ao cultivo da cana e ao fabrico de açúcar, com isto, precisava cada ver mais da força animal que servia para transportar as cargas de cana do canavial aos galpões, para fazer girar as moendas de onde se estraria o caldo da cana transformando-se posteriormente em açúcar, também para levar este açúcar para os portos de embarque e, por fim, fornecer carne como alimento para os moradores. Então, tudo isto serviu de estimulo para que as fazendas de gado se espalhassem pelo território sergipano. Mas vale ressaltar que não foi apenas a procura de gado pela Bahia e Pernambuco que fizeram de Sergipe um grande criador de gado, as boas qualidades dos pastos também foi fator que contribuiu para o crescimento da pecuária sergipana.
Foi através daí que aconteceu a expansão do povoamento em direção ao sertão e agreste sergipano. Foi ainda a pecuária a atividade mais importante de Sergipe até o século XVIIII, fornecendo gado não somente as regiões vizinhas, mas também aos engenhos que surgiam em Sergipe, além de abastecer regiões que cresciam, como Propriá, Estância, Santo Amaro, Laranjeiras e a capital São Cristóvão.
A pecuária foi também uma atividade que influenciou no surgimento de novas povoações, como por exemplo: Curral de Pedras (Gararu), Campos do Rio Real (Tobias Barreto), Campo do Brito, Malhador, Porto da Folha, Nossa Senhora da Glória, Riachão do Dantas, Aquidabã e Simão Dias.
Observa-se estão, que a pecuária foi uma atividade de suma importância para formação sergipana, assim Lenalda Andrade Santos e Terezinha Alves Oliva dizem: “foi a pecuária a atividade que forneceu a base para a organização da economia e da sociedade sergipana.” (SANTOS e OLIVA, 1998, p.32)13.
Foi também nesse período de pós-conquista de Sergipe (a partir de 1590) que o conquistador e primeiro Capitão-Mor de Sergipe, Cristóvão de Barros, funda o Arraial de São Cristóvão para ser sede do governo, passado a ser chamada depois de Vila de São Cristóvão e passa a distribuir lotes de terras, as chamadas “sesmarias”, para aqueles que ali quisessem fixar residência.
Tempos depois, Cristóvão de Barros deixa a capitania e escolhe Tomé da Rocha como o novo Capitão-Mor de Sergipe, este por sua vez começa a criar gado e a plantar cana-de-açúcar na região fundando finalmente a cidade de São Cristóvão.
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1, 2 MONTALVÃO, Elias. Meu Sergipe. Aracaju: Impressa Oficial, 1916.
3 SOUSA, Antônio Lindvaldo. Temas de História de Sergipe I. São Cristóvão: Universidade Federal de Sergipe, CESAD, 2007.
4 e 7 FREIRE, Felisbelo. História de Sergipe. Petrópolis: Vozes/Governos do Estado de Sergipe, 1977.
5 e 6 NUNES, Maria Thetis. Sergipe colonial II. Rio de Janeiro: Tempo Brasileiro, 1996.
8 e 9 SANTOS, Lenalda Andrade e OLIVA, Terezinha Alves. Para conhecer a História de Sergipe. Aracaju, Opção Gráfica, 1998.
10 SOUSA, Antônio Lindvaldo. Temas de História de Sergipe I. São Cristóvão: Universidade Federal de Sergipe, CESAD, 2007.
11 SALOMÃO, Liliam da Fonseca. A lenta penetração portuguesa no Brasil. O caso de Sergipe d’El Rey, território marginal. Cadernos UFS - História. São Cristóvão: DHI/PDPH/EDUFS, 1996. p. 105-115.
12 SANTOS, Maria Gorete da Rocha. Sergipe: Geografia/História. I. Título. São Paulo: FTD, 1995.
13 SANTOS, Lenalda Andrade e OLIVA, Terezinha Alves. Para conhecer a História de Sergipe. Aracaju, Opção Gráfica, 1998.
http://kefusibrahim.blogspot.com/201...es-de.html?m=1
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Re: Brasil
Missões Jesuíticas no Brasil
Por Tiago Ferreira da Silva
Em março de 1549, chegaram ao Brasil os primeiros padres jesuítas que iniciariam o processo de catequização indígena em massa. Eles chegaram junto com o primeiro governador-geral, Tomé de Souza, e recebiam ordens do superior padre Manuel da Nóbrega.
Com a catequização, os portugueses pretendiam unificar o território brasileiro com base no Catolicismo, religião hegemônica em Portugal. Para educar os índios, os padres instituíram em Salvador, capital brasileira na época, a primeira escola elementar, que era comandada pelo Irmão Vicente Rodrigues e tinha os mesmos moldes de ensino da Europa.
Para que os indígenas compreendessem o ensinamento religioso, tinham que aprender a ler e escrever. Sabendo disso, os jesuítas construíram, ao longo de 20 anos, pelo menos cinco escolas de instrução elementar e três colégios: um no Rio de Janeiro, um em Pernambuco e outro na Bahia.
Na grade escolar, os jesuítas ensinavam os cursos de Teologia e Ciências Sagradas, tidos como cursos de nível superior para especialização de sacerdotes, além de Letras e Filosofia, que eram cursos secundários. Caso quisessem dar prosseguimento aos estudos, os sacerdotes teriam que estudar na Europa.
De fato, as Missões Jesuíticas no Brasil aproximaram os portugueses da utopia de integrar os indígenas ao processo de colonização. Ensinar-lhes os costumes e as crenças europeias seria o primeiro passo para tornar o país uma efetiva colônia de Portugal, fazendo-os obedecer, sem restrições, às ordens impostas pelo governador-geral Tomé de Souza.
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Re: Brasil
Quando os jesuítas perceberam o interesse dos portugueses em escravizar os índios, migraram as missões para as cidades interioranas. Além de ensinar a doutrina católica, os jesuítas iniciaram o trabalho de orientação agrícola para que vivessem independentes e afastados dos colonizadores portugueses.
Os índios, que viviam como nômades percorrendo grandes distâncias em busca do melhor lugar para ficarem, passaram a se tornar sedentários com o cultivo da terra, já que conseguiam alimentar tribos inteiras com o trabalho agrícola. Entretanto, graças a isso, os colonizadores descobriam e mandavam prender e torturar grandes aldeias, na intenção de escravizá-los.
Apesar dos portugueses não aprovarem o trabalho dos jesuítas, as Missões brasileiras duraram mais de dois séculos. Em 1759, o primeiro-ministro de Portugal Sebastião José de Carvalho, conhecido como Marquês de Pombal, ordenou uma expulsão em massa dos jesuítas de todas as colônias portuguesas. Até aquele ano, os religiosos somaram 36 missões, construíram 25 residências e 17 colégios e seminários por todo o território brasileiro.
Fonte:
A chegada dos jesuítas ao Brasil - Passeiweb
Missões Jesuíticas no Brasil - História Brasileira
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Re: Brasil
O Brasil e suas capitanias
O Brasil do século XVI, sob o domínio de Portugal, a partir de 1534, nos reinados de D. Manuel I, D. João III e D. Sebastião, foi dividido em Capitanias Hereditárias.
No reinado de D. Manuel, foi criada a 1ª Capitania insular no Brasil, a de São João, na ilha hoje denominada de “Fernando de Noronha”, em homenagem a D. Fernão de Noronha, seu descobridor.
Esta Capitania era uma adaptação do sistema de doação de bens da Coroa portuguesa, de que foram exemplos as ilhas desabitadas de Madeira, Porto Santo, Açores, Cabo Verde, São Tomé e Príncipe. Situadas no Oceano Atlântico, no decorrer do século XV.
No reinado de D. João III, entre 1534 e 1536, a título de propagação da fé católica junto aos nativos, da necessidade de povoar as terras recém-descobertas e cuidar melhor de sua defesa contra as ambições estrangeiras que já se faziam presentes, foram criadas 14 capitanias no Brasil.
Não pela ordem de importância, mas pela direção norte-sul da configuração da costa brasileira, foram as seguintes as Capitanias:
Maranhão: em dois lotes, com 50 léguas de costa o primeiro e 75 o segundo, foram doadas ao navegador Aires da Costa e ao Tesoureiro-Mór do Reino, Fernando Aires de Andrade, respectivamente.
Ceará: com 40 léguas de costa, foi doada ao fidalgo Fernando Álvares de Andrade.
Rio Grande (do Norte): com 100 léguas de costa, foi doada a João de Barro, Tesoureiro da Casa da Índia.
Itamaracá: com 30 léguas, foi doada ao navegador Pero Lopes Santos.
Pernambuco: com 60 léguas, foi doada a Duarte Coelho, navegador e soldado da Ásia.
Bahia de Todos os Santos: com 50 léguas de costa, foi doada a Francisco Pereira Coutinho, soldado da Índia.
Ilhéus: com 50 léguas de costa, foi doada a Jorge Figueiredo Corrêa, Escrivão da Fazenda.
Porto Seguro: com 50 léguas de costa, foi doada a Pero de Campos Tourinho, rico proprietário e navegador.
Espírito Santo: com 50 léguas de costa, foi doada a Vasco Fernandes Coutinho, soldado do Oriente.
São Tomé: com 30 léguas de costa,foi doada a Pero de Góis, companheiro de Martim Affonso de Souza em sua expedição empreendida entre 1530 e 1532.
São Vicente: com 100 léguas de costa, foi doada a Martim Affonso de Souza.
Santo Amaro: com 10 léguas de costa, foi doada a Pero Lopes de Souza.
Santana: com 40 léguas de costa, foi doada também a Pero Lopes de Souza.
Além da Ilha de São João (Fernando de Noronha), foram criadas mais duas Donatarias insulares: a da Ilha de Itaparica e a da Ilha de Trindade, a primeira na Bahia de Todos os Santos e a segunda ao largo da costa do Espírito Santo.
A Ilha de Itaparica no início era apenas uma sesmaria, mas em 1536 foi convertida em Donataria em favor de D. Antonio de Ataíde, 1º Conde de Castanheira; a Ilha de Trindade foi doada a Belchior Camacho, em 1539.
E por fim, a última Donataria, criada no governo de D. Sebastião I, a de Peroaçu, Paraguassú ou Recôncavo da Bahia, doada a D. Álvaro da Costa, filho do governador D. Duarte da Costa. Foram criadas outras Donatarias, mas todas elas de pouca ou nenhuma importância.
Foi no decorrer do século XVIII que grandes alterações foram feitas nos mapas administrativo e geográfico do Brasil.
Sob a inspiração do Marquês de Pombal, no reinado de D. José I, iniciava-se a liquidação do regime de donatarias, com a aquisição por parte da Coroa, ou por simples confisco, das onze Capitanias Hereditárias que ainda se mantinham em poder de seus proprietários.
Foram elas: Ilha Grande de Joanes (ou Marajó), Cametá e Cumã (ou Taquitapera), Caeté (ou Gurupé) (estas situadas no Estado do Maranhão, que havia sido criado em 1621 com governo próprio, separado do governo-geral sediado em Salvador), Itamaracá, Ilhéus, Porto Seguro, Campos de Goitacazes e N.S. da Conceição de Itahaém.
Estas Capitanias foram incorporadas ao território de outras, e, no caso das Capitanias de Ilhéus e de Porto Seguro a beneficiária foi a Capitania da Bahia de Todos os Santos, quando o Brasil já tinha quase 300 anos de descoberto. Formou-se, afinal, a Bahia de hoje.
A liquidação das Capitanias teve seu início em 1790, quando uma lei extingüiu o poder e a jurisdição dos antigos donatários.
Antes dessa liquidação em massa, seis outras Capitanias já tinham sido extintas, por compra ou confisco pela Coroa, ou simples abandono. Foram elas, as Capitanias de Pernambuco, Espírito Santo, Fernando de Noronha, São Vicente, Santo Amaro e Paranaguá.
Com relação à Capitania de Ilhéus, antes de sua incorporação à Capitania da Bahia de Todos os Santos ela já havia sido negociada com a Coroa pelo donatário D. Antonio José de Castro, Almirante da armada portuguesa, em troca do título, para si, de Conde de Rezende, e da nomeação do seu filho D. José Luiz de Castro, 2º Conde de Rezende, para o cargo de Vice-Rei do Brasil, cargo este que exerceu no período de 1790 a 1801, além de uma pensão mensal vitalícia que foi fixada posteriormente em 2 mil cruzados. O custo das terras desta Capitania dá a medida de quão valiosas elas eram.
Entre as modificações havidas no período colonial, uma delas que mais influíu nos mapas administrativo e geográfico do Brasil foi a divisão do território entre dois governos autônomos entre si.
Tal divisão ocorreu quando, em 1573, Luís de Brito de Almeida foi nomeado pela Coroa para o cargo de Governador apenas da Capitania de Ilhéus para o norte, com sede em Salvador.
Da Capitania de Porto Seguro para o sul o governo passou a ser exercido pelo Dr. Antonio de Salema, tendo como sede o Rio de Janeiro, vigorando esta duplicidade de governo por apenas 5 anos.
Era a experiência de um país e dois governos, obviamente fadada ao fracasso. Novamente unido o governo do Brasil, a partir de 1578, exerceu-o Lourenço da Veiga, o primeiro a ter o título de Governador-Geral, tendo Salvador como sua sede.
Em 1763, por ordem do unitarista Marquês de Pombal, sob a alegação de que as regiões do Centro e do Sul do país eram mais importantes e desenvolvidas do que as do Norte, bem como pela necessidade de o governo ficar mais perto das suas fronteiras com os territórios da América do Sul dominados pelos espanhóis, efetuou-se a transferência da sede do governo do Estado do Brasil, de Salvador para o Rio de Janeiro. A partir daí, Salvador deixou de ser a capital do Brasil.
Este relato vem a propósito das comemorações que se realizaram em todo o país no mês de Abril do ano 2000, relembrando o Descobrimento do Brasil por Pedro Álvares Cabral.
É preciso que os brasileiros retomem a leitura dos livros que contam a História do Brasil, pois, além do tema aqui abordado, existem muitos outros que nos dão a certeza de que nascemos, todos, em um grande país, e que, da sua verdadeira história, jamais deveremos ficar alheios.
Bibliografia: História do Brasil (vol. 1 e 2) –Helio Vianna e História do Brasil-1500 a 1627 –Frei Vicente do Salvador.
Manoel Carlos de Almeida é membro-fundador do Instituto Histórico de Ilhéus. (manocar@uol.com.br)
O Brasil e suas capitanias, por Manoel Carlos para A Regiao
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Re: Brasil
Capitanias Hereditárias
Uma abordagem jurídico-dinástica da experiência feudal no Brasil
Pelo Dr. Mário de Méroe
SUMÁRIO
I - Linhas Gerais sobre o Sistema Feudal
II - A Experiência Brasileira
I) Linhas Gerais sobre o Sistema Feudal.
A organização estatal atuante na Idade Média, é conhecida como feudalismo. Nesse sistema, o senhorio (suserano) cedia terras e empregos em caráter vitalício, para exploração econômica. Como contraprestação, o vassalo (feudatário) deveria prestar serviços, na corte ou nas forças armadas, obrigando-se, também, a fornecer homens, alimentos e armas ao rei, em caso de guerra.
O senhor feudal dispunha de extensa gama de poderes de governo: administrava a justiça, cunhava moeda, instituía tributos, efetuava casamentos, declarava direitos e deveres de seus vassalos, mantinha o policiamento do feudo e homens de guerra, para defender seus domínios. Seu único dever era o de fidelidade ao rei, a quem deveria fornecer homens armados para eventuais (muito frequentes) lutas, bem como alimentos, animais e armas.
O feudatário poderia subenfeudar seus domínios, criando assim, uma espécie de hierarquia, nas classes da nobreza.
A esse respeito, o ilustre prof. Baroni Santos, em sua magnífica obra Tratado de Heráldica, 1º volume, pág. 228, discorrendo sobre o título nobiliárquico de visconde (vicecomitis), cita um exemplo:
"Os condes de Paris subenfeudaram uma parte de seu condado a outros senhores, que usaram o título de viscondes".
Muitos senhores feudais rivalizavam-se com o rei, em extensão de domínios, exércitos e riqueza pessoal. Daí a freqüência das lutas de conquista, da qual poderiam resultar novo rei, novos suseranos, e muitos outros vassalos, nem sempre sob as mesmas regras.
II) A Experiência Brasileira
No início de sua colonização, levada a efeito por Portugal, o Brasil, então denominado "Terra de Santa Cruz", teve sua única experiência de governo constituído sob regime feudal.
Com a divisão territorial da extensa costa brasileira, promovida por Dom João III, constituíram-se 12 circunscrições administrativas, cujas áreas traçadas, paralelamente, em forma de grandes lotes lineares de terra, com faixas de terra de 30 e 100 léguas, eram limitadas ao Oeste pelo Tratado de Tordesilhas, e a leste, pelo oceano Atlântico.
Nesse sistema de colonização utilizado pelos portugueses, iniciado por volta de 1534, o território era doado pelo rei a um fidalgo, de sua confiança, cuja administração deveria seguir a orientação legislativa da metrópole. As relações entre o donatário e a Coroa constavam de um documento oficial, denominado foral, no qual o rei delegava algumas atribuições administrativas, como: cobrar impostos, fundar aldeias e vilas, exercer a justiça e distribuir parte das terras sob sua jurisdição, criando as sesmarias. As capitanias, por seu caráter hereditário, não poderiam ser subdivididas nem alienadas pelo donatário, e seu objetivo originário era povoar a terra recém descoberta, e explorá-la, com os recursos próprios dos donatários.
De fato, porém, criaram-se verdadeiros feudos, sob governo quase absoluto do "capitão", nomeado pelo rei de Portugal.
A legislação adotada era, em tese, a vigente em Lisboa, livremente interpretada e aplicada pelo senhorio. O título de soberania do donatário era Capitão, com autoridade máxima, civil, administrativa e militar. O capitão era, de fato e de direito, o dominus da capitania.
Na nomenclatura nobiliárquica, esse título, em razão da extensão dos poderes e funções inerentes, tem semelhanças com o "rás" etíope, e, também, com as atribuições do duque, no sentido originário (dux, comandante, chefe, senhor de um ducado). A propriedade do feudo deveria transmitir-se aos descendentes do donatário, nos moldes da sucessão nobiliárquica de então (primogenitura varonil); na ausência de herdeiro, os direitos sobre a capitania seriam revertidos à Coroa Portuguesa, que nomearia novo donatário, a seu critério.
Citaremos apenas alguns dos donatários, como precursores dessa fase da civilização brasileira:
Um dos primeiros investidos nessa função foi Martin Afonso de Sousa, que tornou-se famoso como capitão-mor da Índia Portuguesa de então. Estabeleceu suas colônias na ilha de Guaymbé e em São Vicente.
Outro capitão foi Vasco Fernando Coutinho, fidalgo português, que trouxe consigo muitos colonos e explorou plantações de cana-de-açúcar.
Cita-se, também, a capitania de Porto Seguro, doada a Pero Tourinho. Este donatário desfrutava de bom conceito entre os índios, pela lisura no trato. Seus sucessores, entretanto, tornaram-se despóticos, sendo odiados pelo maus tratos e perseguições que infligiam nativos, os quais abandonaram a capitania, fugindo para o interior do país.
A capitania de Ilhéus foi doada a Jorge de Figueiredo Correa. A capitania da Bahia de Todos-os-Santos (que abrangia o correspondente aos Estados da Bahia e de Pernambuco atuais) foi outorgada a Francisco Pereira Coutinho, que recebeu precioso auxílio do lendário Caramuru (Diogo Alvares Correia), em sua administração.
Apesar de ditas hereditárias, as capitanias eram propriedade da Coroa. Os donatários recebiam do rei poderes para administrá-las e esses poderes eram transmitidos via hereditária, continuando a propriedade da terra um privilégio do Estado.
Alguns donatários não tomaram posse de suas terras, possivelmente por se tratar de empresa arriscada e que demandava grandes investimentos de recursos próprios.
Esse sistema de governo teve curta duração (1534 a 1548), e foi abolido – pela manifesta ineficiência –, com a centralização dos poderes de governo na metrópole.
Em 1548, iniciou-se nova fase administrativa, com a criação dos Governos Gerais.
O governador-geral era o representante da coroa portuguesa no Brasil, possuindo assessores denominados: provedor-mor, que organizava o sistema tributário; o ouvidor-mor, que administrava a justiça; o capitão-mor da costa, que respondia pela defesa militar.
O primeiro governador-geral foi Tomé de Sousa, fidalgo e militar português, que tomou posse em 1549. Nessa data, fundou a cidade de Salvador, criando a primeira povoação brasileira com foros de cidade.
A partir de 1720, os governadores gerais passaram a ser denominados vice-reis, e esse sistema vigorou até 1808, quando a família real portuguesa estabeleceu-se no Brasil.
Em 1815, o príncipe regente D. João, futuro rei D. João VI elevou o Brasil à categoria de reino, formando a coligação dos Reinos Unidos de Portugal, Brasil e Algarves, sob sua coroa.
Seguiu-se a independência política, em 1822, sendo mantido o regime monárquico, com a instituição do primeiro império, tendo como monarca Dom Pedro I (1798-1834); a outorga da primeira constituição em 1824, a abdicação em 1831 a favor de seu filho, à época, com 5 anos de idade.
Durante a menoridade do segundo Imperador, o Brasil foi governado por regência até 1840, quando, por necessidades de Estado, foi declarada a maioridade do príncipe herdeiro D. Pedro, para assumir o trono.
Dom Pedro II (1825-1891) foi coroado em 1840. Governou o país por quase meio século, desenvolveu o comércio, e aboliu a escravatura; foi um soberano magnânimo e empreendedor, sendo considerado o monarca mais culto de sua época.
Com a implantação do regime republicano em 15 de novembro de 1889, D. Pedro II foi deposto, sem renúncia, partindo em exílio dinástico para a Europa, tendo falecido em 1891.
A chefia da Casa Imperial passou, iuri sangüinis, à princesa Isabel (1846-1921), sua filha primogênita, casada com o Conde D'Eu. A princesa Imperial exerceu a regência do Império em 1888, quando assinou o ato de abolição da escravatura, denominado "Lei Áurea", seguindo-se a linha dinástica sem interrupções até a atualidade.
A Lendria* Etipia
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Re: Brasil
História de Olinda
Archivo adjunto 5431
Em 1534, a Coroa portuguesa instituiu o regime de Capitanias Hereditárias. A Capitania de Pernambuco foi entregue ao fidalgo português Duarte Coelho, que tomou posse de sua capitania desembarcando, em 9 de março de 1535, na feitoria fundada em 1516, entre Pernambuco e Itamaracá. Pouco tempo depois, ele seguiu para o sul em busca de um lugar para se instalar. Encontrou um local estrategicamente ideal, no alto de colinas, onde existia uma pequena aldeia chamada Marim, pelos índios, instalando aí o povoado que deu origem a Olinda.
Um sítio protegido pela altura descortinando o mar, com um porto natural formado pelos arrecifes, água em abundância e terras férteis, e fácil de defender, segundo os padrões militares da época. O local era tão aprazível, que, conta-se, o nome Olinda foi dado a partir de uma frase dita por Duarte Coelho: "Ó linda situação para se construir uma vila". Não se sabe o dia da fundação de Olinda; sabe-se que o povoado prosperou tanto, que em 1537, já estava elevado à categoria de vila. Em 12 de março de 1537, Duarte Coelho enviou ao rei de Portugal, D.João III, o Foral, carta de doação que descrevia todos os lugares e benfeitorias existentes na Vila de Olinda. Nas praias, a vila foi fortificada para a defesa e do alto das colinas se expandiu em direção ao mar, ao porto e ao interior onde ficavam os engenhos de açúcar.
Com o extrativismo do pau-brasil e o desenvolvimento da cultura da cana-de-açúcar, Olinda tornou-se um dos mais importantes centros comerciais da colônia, enriquecendo a tal ponto que disputava com a Corte portuguesa em luxo e ostentação. O traçado urbano da vila configurou-se, ainda no século XVI, com a definição dos caminhos e com a ocupação dos principais promontórios pelos religiosos. Com a chegada das primeiras ordens religiosas - carmelitas, em 1580, jesuítas, em 1583, franciscanos, em 1585, e beneditinos, em 1586, foi feita também a catequização dos índios, de fundamental importância para a conquista definitiva das terras.
Em 16 de fevereiro de 1630, a Holanda invadiu Olinda e conquistou Pernambuco. Tomada a cidade, os holandeses se estabeleceram no povoado e ilhas junto ao porto e abandonaram Olinda. Em 24 de novembro de 1631, os holandeses incendeiam Olinda, após retirar os materiais nobres das edificações para construir suas casas no Recife, que começa a prosperar sob a administração holandesa. Em 27 de janeiro de 1654, os holandeses foram expulsos e iniciou-se a lenta reconstrução da Vila de Olinda.
APÓS 1654 - Depois de 1654, não se pode mais mudar o destino do Recife, que passa a ocupar aquele lugar antes Olinda. Será o Recife a sede, embora não oficial, e Olinda, secundarizada, se reconstruirá lentamente, não tendo mais a importância que teve naqueles anos anteriores a 1630. Mapa de meados do século XIX revela uma cidade, título obtido em 1676, ainda com as mesmas dimensões da antiga vila. É bem verdade que se reconstruíram, de forma monumental, as suas casas religiosas. O mercantilismo presente no Recife e a racionalidade daquela nova relação, à luz do novo mundo dos séculos XVI e XVII venceram afinal. Olinda tem seu futuro traçado diante do crescimento da importância do Recife. O centro histórico (atual), nesses meados do século XIX, ainda se encontrava envolvido por propriedades rurais, as maiores, os engenhos, na maioria de fogo morto, os da várzea do Beberibe, e as menores, os sítios, nas margens do Rio Beberibe e do mar.
NOVO FLORESCER - Sendo Olinda lugar de moradias e onde estava instalada, desde 1827, a Academia de Direito, ela adquire certa importância com relação ao lugar de trabalho, o Recife. Mas é o interesse pelos salutares banhos de mar, recomendados pelos médicos, que lhe dá nova vida. Nova vida que é bem representada pelo interesse de uma ligação mais rápida, através de um trem urbano, com o Recife, esta se fez desde a Encruzilhada, por antigo caminho que existia desde o século XVI.
De princípio, os veranistas usavam casas de terceiros, alugadas para as temporadas de verão. Depois, são adquiridos imóveis e se torna hábito então morar na cidade, mesmo fora da temporada de veraneio. É o renascimento da cidade. Sente-se essa transformação naquelas casas próximas ao mar, onde elas se revestem com roupas ecléticas e, com as reformas das fachadas, são modernizadas. O que se restringia às áreas próximas às praias vai depois caminhar para as outras ruas da cidade. Uma transformação urbana que dá novo alento ao velho burgo. A água potável, levada às casas pela Companhia Santa Teresa, e a eletrificação, denotam a importância que readquire a cidade. Logo, o trem urbano é substituído pelos bondes elétricos, no início do século XX.
Fonte: MENEZES, José Luiz Mota, in Evolução Urbana e Territorial de Olinda: do Descobrimento aos Tempos Atuais - A Vila de Olinda - 1537-1630
:: Fonte: Prefeitura de Olinda
https://www.google.com/search?q=bras...6cQbnZCmwdM%3A
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Re: Brasil
Guerra dos Mascates
Até o final do século XVII, Olinda era a principal cidade de Pernambuco. Nela moravam ricos senhores de engenho, que por muito tempo pensaram que sua fortuna nunca acabaria. Mas foi exatamente isso o que aconteceu, devido à queda do preço do açúcar no mercado europeu causada pela concorrência do açúcar antilhano.
Com a queda dos preços do açúcar, os senhores de engenho de Olinda começaram a pedir dinheiro emprestado aos comerciantes do povoado do Recife, que cobravam juros altos pelo empréstimo. Enquanto os comerciantes do Recife progrediam em seus negócios, os senhores de engenho ficavam cada vez mais pobres e endividados.
Aos poucos, foram surgindo ódios e conflitos entre eles. Em tom de provocação, os senhores de engenho apelidaram os comerciantes de mascates.
Conscientes de sua importância, os comerciantes pediram ao rei de Portugal D.João V, que seu povoado fosse elevado à categoria de vila. Queriam ver Recife independente de Olinda, sem ter de pagar-lhe impostos ou obedecer a suas ordens.
D.João V atendeu ao pedido dos comerciantes, mas os senhores de engenho não aceitaram a sua decisão. Organizaram uma rebelião e, liderados pelo proprietário de engenho Bernardo Vieira de Melo, invadiram Recife. Sem condições de resistir, os comerciantes mais ricos fugiram para não serem capturados. Esse luta, em 1710 ficou conhecida como guerra dos mascates.
Em 1711, o governo português interveio na região, reprimindo duramente os revoltosos. Bernardo Vieira de Melo e outros lideres foram presos e condenados ao exílio. Os mascates reassumiram suas posições, e Recife tornou-se a capital de Pernambuco.
Resumo de A Guerra Dos Mascates
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Re: Brasil
Revolução Farroupilha
Archivo adjunto 5433
Revolução Farroupilha, também é chamada de Guerra dos Farrapos ou Decênio Heróico ( 1835 - 1845), eclodiu no Rio Grande do Sul e configurou-se, na mais longa revolta brasileira. Durou 10 anos e foi liderada pela classe dominante gaúcha, formada por fazendeiros de gado, que usou as camadas pobres da população como massa de apoio no processo de luta.
Causas
O Rio Grande do Sul foi palco das disputas entre portugueses e espanhóis desde o século XVII. Na idéia dos líderes locais, o fim dos conflitos deveria inspirar o governo central a incentivar o crescimento econômico do sul, como pagamento às gerações de famílias que se voltaram para a defesa do país desde há muito tempo. Mas não foi isso que ocorreu.
A partir de 1821 o governo central passou a impor a cobrança de taxas pesadas sobre os produtos rio-grandenses, como charque, erva-mate, couros, sebo, graxa, etc.
No início da década de 30, o governo aliou a cobrança de uma taxa extorsiva sobre o charque gaúcho a incentivos para a importação do importado do Prata.
Ao mesmo tempo aumentou a taxa de importação do sal, insumo básico para a fabricação do produto. Além do mais, se as tropas que lutavam nas guerras eram gaúchas, seus comandantes vinham do centro do país. Tudo isso causou grande revolta na elite rio-grandense.
A revolta
Em 20 de setembro de 1835, os rebeldes tomam Porto Alegre, obrigando o presidente da província, Fernandes Braga, a fugir para Rio Grande. Bento Gonçalves, que planejou o ataque, empossou no cargo o vice, Marciano Ribeiro. O governo imperial nomeou José de Araújo Ribeiro para o lugar de Fernandes Braga, mas este nome não agradou os farroupilhas (o principal objetivo da revolta era a nomeação de um presidente que defendesse os interesses rio-grandenses), e estes decidiram prorrogar o mandato de Marciano Ribeiro até 9 de dezembro. Araújo Ribeiro, então, decidiu partir para Rio Grande e tomou posse no Conselho Municipal da cidade portuária. Bento Manoel, um dos líderes do 20 de setembro, decidiu apoiá-lo e rompeu com os farroupilhas.
Bento Gonçalves então decidiu conciliar. Convidou Araújo Ribeiro a tomar posse em Porto Alegre, mas este recusou. Com a ajuda de Bento Manoel, Araújo conseguiu a adesão de outros líderes militares, como Osório. Em 3 de março de 36, o governo ordena a transferência das repartições para Rio Grande: é o sinal da ruptura. Em represália, os farroupilhas prendem em Pelotas o conceituado major Manuel Marques de Souza, levando-o para Porto Alegre e confinando-o no navio-prisão Presiganga, ancorado no Guaíba.
Os imperiais passaram a planejar a retomada de Porto Alegre, o que ocorreu em 15 de julho. O tenente Henrique Mosye, preso no 8º BC, em Porto Alegre, subornou a guarda e libertou 30 soldados. Este grupo tomou importantes pontos da cidade e libertou Marques de Souza e outros oficiais presos no Presiganga. Marciano Ribeiro foi preso e em seu lugar foi posto o marechal João de Deus Menna Barreto. Bento Gonçalves tentou reconquistar a cidade duas semanas depois, mas foi batido. Entre 1836 e 1840 Porto Alegre sofreu 1.283 dias de sítio, mas nunca mais os farrapos conseguiriam tomá-la.
Em 9 de setembro de 1836 os farrapos, comandados pelo General Netto, impuseram uma violenta derrota ao coronel João da Silva Tavares no Arroio Seival, próximo a Bagé. Empolgados pela grande vitória, os chefes farrapos no local decidiram, em virtude do impasse político em que o conflito havia chegado, pela proclamação da República Rio-Grandense. O movimento deixava de ter um caráter corretivo e passava ao nível separatista.
http://www.sohistoria.com.br/ef2/revolucaofarroupilha/
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Re: Brasil
Processo de conformação das fronteiras da Capitania de Minas Gerais
Resumo: O que propõe a presente pesquisa é conhecer o processo de delineamento dos limites da Capitania de Minas Gerais em relação às capitanias vizinhas, investigando, temporalmente, a mobilidade de suas fronteiras; compreender o lento processo de conformação das Minas Gerais e os conflitos sociais inerentes a ele e a construção da capitania a partir dos movimentos de ocupação de suas terras, seja em relação aos centros urbanos, seja em relação aos sertões, evidenciando as disputas em torno da apropriação e defesa de determinados espaços.
Para tanto, recorreu-se a fontes diversas: a cartografia coeva, diários de viagem, cartas e decretos régios e outros registros produzidos na América portuguesa e em Portugal continental, bem como a extensa bibliografia sobre o século do ouro mineiro, especialmente relativas aos processos de ocupação, povoamento, controle real e urbanização das Minas.
INTRODUÇÃO
O objetivo do presente artigo é discutir o processo de delineamento dos limites da Capitania de Minas Gerais, confrontando-o com as estratégias e instrumentos utilizados pela Coroa portuguesa para o controle da circulação de pessoas e mercadorias, bem como com os diversos conflitos envolvidos: entre autoridades, Capitanias e/ou entre particulares que, paralelamente ao processo de espraiamento da empresa colonial pelos sertões da América, procuravam garantir privilégios e minimizar possíveis perdas decorrentes da expansão do raio de ação da burocracia portuguesa.
Para tanto, recorreu-se a fontes diversas: a cartografia coeva, diários de viagem, cartas e decretos régios e outros registros produzidos na América portuguesa e em Portugal continental, bem como a extensa bibliografia sobre o século do ouro mineiro, especialmente relativas aos processos de ocupação, povoamento, controle real e urbanização das Minas.
A CONFORMAÇÃO DO TERRITÓRIOii MINEIRO
Razão de inúmeras querelas ao longo dos séculos XVIII e XIX, a indefinição das fronteiras de Minas Gerais evidenciou-se desde o momento de sua criação como capitania independente. Se tomarmos como pressuposto que à questão da delimitação dos contornos de Minas Gerais são indissociáveis as disputas entre as capitanias circunvizinhas estabelecidas até 1720 (Rio de Janeiro, Bahia e Pernambuco) pela definição das áreas de jurisdição que caberia a cada uma delas, podemos afirmar que a problemática aqui discutida remonta aos primeiros anos da exploração dos territórios que posteriormente configurariam a capitania do ouroiii.
O alvará régio de 02 de dezembro de 1720, que estabelecia a criação da capitania do ouro, não fez mais que tratar superficialmente da questão das linhas divisórias entre os territórios de Minas Gerais e São Paulo, que até então constituíam um só governo, restringindo-se a indicar “por limites no sertão pela parte que confina com o governo das Minas os mesmos confins que tem a comarca da Ouvidoria de São Paulo com a comarca da Ouvidoria do Rio das Mortes” iv.
A divisa entre as ouvidorias a que o documento faz menção era a serra da Mantiqueira que, já em 1714, no Termo de repartição das comarcas da região das minas, foi evidenciada como o marco divisor entre as vilas de São João del Rei e Guaratinguetáv.
Ordem régia de 22 de abril de 1722vi confirmou os limites da Comarca do Rio das Mortes com a Capitania de São Paulo. Não obstante, a confusão permaneceu, visto que os critérios assinalados não eram claros.
Assim constava: “que a terra que está devoluta entre os dous governos se devia igualmente por distância imaginária lançada pellos rumos evitando as contendas entre os dous governadores e Ouvidores Geraes” vii.
Não obstante o estabelecido em 1722, a confusão permaneceu, visto que os critérios assinalados não eram claros. Assim constava: “que a terra que está devoluta entre os dous governos se devia igualmente por distância imaginária lançada pellos rumos evitando as contendas entre os dous governadores e Ouvidores Geraes” viii.
Por carta régia de 23 de fevereiro de 1732, o governador de São Paulo, Antônio Caldeira da Silva Pimentel, conseguiu do rei ordem para que os limites entre esta capitania e a de Minas Gerais fossem remarcadas. Em virtude disso, D. Luís de Mascarenhas, sucessor de Caldeira, oficiou ao governo de Minas, reclamando o dito ajuste. O governador da Capitania de Minas, Conde de Galvêias (1732-35), contudo, ignorou o ofício, visto que uma eventual redução dos territórios sob sua jurisdição, entre outras coisas, acarretaria a diminuição da população total sujeita à cobrança do imposto do Quintoix.
A ordem de 1732, portanto, não trouxe teve resultados práticosx.
Em meados da década de 1740 seguiram outros conflitos. Vejamos o caso da Campanha do Rio Verde.
Sob o argumento de que teriam sido eles os primeiros povoadores da região, os paulistas invocavam então o direito de posse sobre a região. Diante das ameaças representadas pelo governo paulista, em 1743 o Juiz Ordinário e Oficiais da Câmara de São João del-Rei foram para o arraial, “onde se lavrou um auto de posse, em vistas das pretensões de um Bartolomeu Correia Bueno, que se havia introduzido a usurpa-lhes as suas funções, dizem que com ordem do (...) governador de São Paulo”xi.
A este, seguiram-se outros conflitos. Fato é que os embates com a capitania de São Paulo persistiram ao longo da maior parte do século XVIII.A dominação sobre as terras meridionais do território mineiro era particularmente importante: durante a segunda metade do século XVIII, a Comarca do Rio das Mortes era a segunda em população – sendo superada somente pela de Vila Rica – e, além disso, figurava como uma região bastante prósperaxii.
No que tange às outras capitanias limítrofes, a situação não foi diferente daquela observada em relação a São Paulo: a falta ou a imprecisão das informações acerca dos limites oeste, norte e leste da capitania de Minas Gerais eram patentes, especialmente durante a primeira metade do setecentos.
Ao norte, há notícias de um croqui utilizado pelo governador da capitania D. Lourenço de Almeida (1721-32), por volta de 1722, para estabelecer tais limites, definidos pelo rio Verde, com a Capitania da Bahia e pelo Carinhanha, com a de Pernambuco.
Realizado por um dos chamados homens práticos do sertão, este documento foi enviado por D. Lourenço de Almeida em 1722, para que fosse tornado público e servisse para o estabelecimento dos limites entre as capitanias, o que já havia sido tentado por Assumar a partir do mesmo mapaxiii.
A situação dos limites entre a Bahia e Minas remonta a fins do século XVII, quando várias sesmarias foram concedidas pelo Governo da Bahia, abrangendo áreas de toda a porção leste do rio São Franciscoxiv.
Na segunda metade do setecentos esses embates ganharam notoriedade com a disputa do território da Vila de Nossa Senhora do Bom Sucesso das Minas Novas, fundada em 02 de outubro de 1730. Sujeita judicialmente a Comarca do Serro Frio, a vila estava, contudo, sujeita militarmente e administrativamente ao governo da Capitania da Bahiaxv.
Com a instalação da Comarca de Jacobina, nesta última, ficou à ela submetida até 1757, quando foi incorporada à Capitania de Minas Gerais. Todavia, em razão de dúvidas de interpretação levantadas pelo ouvidor de Jacobina (Bahia), estendeu-se a contenda entre as duas capitanias até que, por Carta régia de 28 de agosto de 1760, foi declarada a subordinação da vila à Comarca do Serro Frioxvi.
Não obstante a decisão de agosto de 1760, cinco anos mais tarde os moradores de Bom Sucesso das Minas Novas do Araçuaí reclamavam a sua vinculação à Capitania de Minas, desejosos que a vila fosse novamente incorporada à capitania da Bahia, o que julgaram ser- lhes mais favorávelxvii.
Este caso nos aponta uma outra variante importante no estudo dos litígios fronteiriços da América portuguesa: os interesses particulares envolvidos. Essa investigação se faz necessária na medida em que, embora decisivos, a documentação e os desígnios oficiais não conseguem dar conta da totalidade dos processos.
Pertencer ou não ao governo das Minas implicava, entre outras coisas, uma maior vigilância das autoridades metropolitanas - dado o cuidado com que se buscava controlar o trânsito das riquezas extraídas/produzidas na capitania - e estar submisso a um sistema fiscal mais rigoroso.
Quanto às fronteiras a oeste, estas também figuravam imprecisas. Relatos setecentistasxviii chamam a atenção para o parco povoamento da região e a insegurança de seus caminhos, repletos de gentio bravo, quilombolas e salteadores que, segundo as crônicas, deixavam a região sob um clima de constante insegurança.
Característica que não se restringia às raias oeste da capitania, pois eram freqüentes as reclamações sobre a ação de elementos facinorosos também em outras partes das Minasxix:
Em cartas de 1718xx e 1719xxi, o então governador da Capitania de São Paulo e Minas do Ouro, D. Pedro de Almeida (1717-21), chamava a atenção para isso. Discutia principalmente os perigos representados pelos quilombolas que viviam próximos às cidades mineradoras.
Na primeira correspondência, ele afirma que os negros fugidos infestavam as estradas e cometiam diversos crimes, em prejuízo de viajantes e moradores de sítios e roças vizinhos às vilas, levando das casas não só ouro e mantimentos, mas coisas de menor importância, “porque para tudo toma lugar o seu atrevimento, juntando se em quadrilhas de vinte e trinta e quarenta armados e defendidos das armas, como que fogem aos seus senhores e que apanhão aos passageiros.”
Nas duas cartas, Assumar chama a atenção para a gravidade do problema, sugerindo ao rei que medidas enérgicas fossem tomadas no castigo dos negros que andavam praticando crimes nas estradas mineiras.
Por outro lado, ressalta as dificuldades de dar punição a esses elementos, dado que seus senhores, na iminência de perderem sua posse – qual seja, o próprio escravo – para a Justiça, preferiam acobertar os delitos cometidos.
Ainda sobre as correspondências do Conde de Assumar, elas nos colocam uma outra questão importante, especialmente na pesquisa sobre o avanço do povoamento dos territórios mineiros e, paralelo a isso, o movimento de alargamento das estruturas de poder metropolitanas: até que ponto é válido, para o século XVIII mineiro, associar a ordem aos espaços urbanos e a desordem, o tumulto, a indisciplina, aos sertões?
Embora seja latente que o avanço dos aparatos metropolitanos sobre os territórios conquistados signifique um maior controle sobre as populações dos confins da capitania, cabe aqui, diante dos inúmeros exemplos da instabilidade política dos principais centros mineiros, ao menos problematizar este tipo de classificaçãoxxii.
Retomando a problemática da fronteira oeste da capitania, foi só na segunda metade do século XVIII, com o avanço do povoamento, o florescimento de vilas e uma maior efetivação dos aparatos metropolitanos sobre as zonas periféricas das Minas Gerais é que as linhas fronteiriças com o governo de Goiásxxiii foram mais bem delimitadas, não sem brigas.
A título de exemplo, vejamos o caso da Vila de São Bento do Tamanduá. Após sua criação, em 1789, foi esta Câmara que representou mais nitidamente os interesses territoriais da Capitania de Minas nas bandas ocidentais.
Em 1793, foi enviada uma extensa carta à rainha D. Maria I reclamando a usurpação de territórios pela capitania de Goiás. O documento acusava o governo da capitania vizinha de arbitrariedades e de agir em prejuízo dos interesses reais. Os camaristas de Tamanduá buscaram ainda associar as terras sob jurisdição goiana a adjetivos depreciadores, como desordem e violência, além de caracterizar esses espaços como de trânsito livre de ladrões, quilombolas e de toda sorte de facinorososxxiv.
A lista de argumentos desenvolvidos pelos camaristas de Tamanduá a fim de convencer a rainha sobre a justeza de sua causa é grande. Segundo eles, a conquista e o povoamento da região em disputa haviam sido realizados por mineiros; acertos territoriais da década de 1730 e 1740 haviam confirmado a posse destas terras ao governo de Minas; os caminhos de Goiás, pela falta de fiscalização e descuido das autoridades desta capitania, eram propícios ao contrabando do ouro; os vassalos goianos eram infiéis.
O repertório argumentativo certamente não se esgota aqui. De qualquer maneira, mais importante que enumerar à exaustão essa tipologia, é perceber a multiplicidade de fatores envolvidos nas disputas pela definição das fronteiras da capitania.
Argumentos de ordem histórica, jurídica ou que tentam mensurar o nível de fidelidade de certos grupos em relação ao rei compõem este complexo jogo de forças e interesses.
Passados cinco anos, outra carta foi enviada pela Câmara de São Bento do Tamanduá, em dezembro de 1798xxv. Mais sucinta que anterior, ela guardava, contudo, as mesmas bases da precedente. Repetia alguns dos argumentos já expostos, reiterava a indisposição existente entre os governos das capitanias de Minas Gerais e Goiás quanto à delimitação de suas fronteiras e pedia à rainha que interviesse para a resolução do problema.
Mas não fora o século XVIII suficiente para a resolução dos problemas de fronteira entre as duas capitanias. Somente em 1816 foi resolvida a questão da divisa com Goiás, com a incorporação do sertão entre os rios Grande e Paranaíba, região hoje conhecida como Triângulo Mineiro, que deu à Capitania a sua configuração definitiva e o seu contorno característico.
Por alvará de 04 abril do mesmo ano, D. João VI determinava que a Campanha do Araxá – Julgados e Freguesias de São Domingos e Desemboque – fosse desanexada à Capitania de Goiás e incorporada a de Minas Gerais, especificamente à Comarca de Paracatu, criada no ano anterior.
As justificativas apresentadas para tal mudançaxxviii relacionavam-se às dificuldades dos moradores da dita região no acesso à Capitania e Comarca de Goiás – distante 150 léguas, segundo consta. Com a transferência, buscava-se assim minorar os incômodos e prejuízos dos habitantes da Campanha do Araxá quando precisassem recorrer aos reais serviços. Desse modo, comentava D. João, ficariam eles desobrigados a “desamparar as suas casas e cultura de suas terras, ficando também mais desembaraçados e promptos para se empregarem no meu real serviço”.
As razões expostas nas ordens régias que tratam dos litígios de fronteira nos oferecem, no mais das vezes, pistas sobre os fatores determinantes para a anexação (ou não) de certos termos à Minas Gerais, mas não podem as únicas fontes para nossa informação.
Vejamos o caso do Julgado do Desemboque: fundado em 1762, ele fora anexado à Capitania de Goiás com o apoio de parte da população local, interessada em escapar da tributação do imposto do Quintoxxx. Já em inícios do século XIX a situação difere um pouco, embora uma das preocupações dos moradores da Campanha do Araxá continue sendo a questão da tributação.
Segundo Cunha Matos, os habitantes dessa região reclamavam seu pertencimento a Goiás frente a obrigatoriedade do pagamento de 600 réis por cabeça de gado exportada, tributo que só tinha lugar nesta capitania, e não recaía sobre a população mineira.
Peça exemplar, o caso do Julgado do Desemboque reafirma a necessidade de ultrapassar os conteúdos oferecidos pela documentação oficial, especialmente das Ordens que representam o desfecho de longos processos e buscar, pela análise das estruturas particulares e dos meandros que compuseram o cenário destes litígios fronteiriços, os materiais que preencherão os silêncios e omissões das fontes.
Quanto à fronteira leste, esta permaneceu indefinida durante todo o período colonial. Região dominada por índios bravios, entre eles os temidos botocudos, seguiu considerada área de fronteira e semi-explorada até o século seguinte.
O temor em relação aos índios que habitavam estas partes pode ser detectado em algumas correspondências oficiais que tratavam das políticas de colonização das áreas de floresta do leste mineiro.
Em meio a projetos de abertura de estradas e de melhoria das vias de comunicação entre o território mineiro e o litoral, dentre outros, a preocupação com as “bárbaras raças de indios” é elemento recorrente.
Peça exemplar, carta régia de 1816 nos ajuda a melhor compreender essa situação:
Convindo muito a conclusão desta estrada até encontrar alguma já aberta e transitavel em a capitania de Minas, e bem assim que se haja de emprehender a abertura de muitas outras differentes estradas por todo o vasto sertão que separa as duas capitanias [Minas Gerais e Espírito Santo], afim de que possa ser reduzida a cultura; aproveitando-se ao mesmo tempo as riquezas que nella consta haverem, e que se acham até o presente fóra do alcance de meus vassallos pelos perigos a que se exporiam sendo accomettidos pela feroz e barbara raça dos indios botocudos, uma vez que não achassem por toda parte a Minha Real protecção, como aconteceram aos primeiros que lavravram as minas do Castello, e as cabeceiras do rio Itapemirim, pertencentes a esta capitania [Espírito Santo], a que foram obrigados a abandonar as quatro povoações que ali haviam, para, em proximidade da costa, e sobre o mesmo rio Itapemerim se estabelecerem com mais segurança: Tendo mostrado a experiencia que um dos melhores meios de se conseguir a pacificação e civilização desta e de outras barbaras raças de indios, que tanto merece o meu cuidado, consiste em se fazerem transitaveis por muitas differentes estradas os extensos bosques em que se acham abrigados, afim de que por toda a parte hajam de encontrar atractivos da civilização, sendo convidados com bravura ao reconhecimento e sujeição às Minhas leis, e castigados promptamente os que commetem hostilidades.
Como exposto acima, a idéia de projeto civilizatório, o desejo de incorporação das sociedades indígenas às malhas da empresa colonial existe. De qualquer forma, transparece o terror quanto às possíveis incursões do gentio contra o colonizador.
Uma das maneiras de conseguir a pacificação destes povos, segundo o documento: a abertura de caminhos, o que facilitaria a integração e o contato com os índios, bem como a segurança dos viajantes.
Além disso, nota-se que, assim como em relação aos índios, o próprio território é entendido de forma dúbia: ora como manancial de riquezas, não aparente mas em potência dado que o esforço empreendido ainda não fora suficiente para bem aproveitá-lo; ora como o vasto sertão que, além dos recursos infindáveis prometidos, apresenta-se também como o local da surpresa, do inesperado, das armadilhas.
Segundo Haruf Espindola, a investida nas zonas de floresta dos rios Doce, Pomba e Paraibuna teve início apenas na década de 1750, quando foram feitas 344 doações, localizadas junto aos afluentes da margem esquerda do rio Doce, avançando para dentro da zona de floresta, a leste dos núcleos urbanos, penetrando pelo vale dos rios Pomba e Paraibuna.
Todavia, quando teve início a fase de retração da economia do ouro, também ocorreu uma queda do número de doações nessas áreas, aumentando o número de concessões novamente nas duas décadas finais do século XVIII, acompanhando o movimento de expansão da pecuária na capitania.
Durante os anos de 1760-80, esta região esteve no centro das preocupações dos governadores de Minas Gerais e muitas Câmaras contribuíram a sua colonização, fornecendo homens, armas e munições para combater os índios que habitavam as florestas do vale do Rio Doce.
Não obstante esses esforços para melhor conhecimento do leste mineiro, foi somente em fins do século XVIII e durante o século XIX que o nível de informações sobre a região melhorou.
O aumento no volume e qualidade dessas notícias se deveu muito aos esforços empreendidos por diversas Câmaras – tanto de Minas quanto do Espírito Santo – na organização de expedições, especialmente na bacia do rio Doce.
Os objetivos desses empreendimentos variavam: abertura de caminhos, prospecção mineral, combate ao gentio e/ou evangelização e aldeamento destes, mapeamento, dentre outros.
Por outro lado, é possível traçar algumas diretrizes comuns a esses projetos: a conquista dos sertões da América e sua incorporação aos espaços da ordem, a melhoria das vias de comunicação entre as capitanias, o incremento dos negócios (expansão agrícola, do comércio, da mineração, etc.) e o estabelecimento de povoações e aldeamentos.
Em 1800 foi assinado o Auto de demarcação dos limites entre a capitania de Minas Gerais e a do Espírito Santo.
Assim constava:
[...] foi assentado por todos que a bem do real serviço do principe real nosso senhor, e cumprimento de suas augustas ordens e arrecadação dos direitos reaes, havendo- se de demarcar os limites das duas capitanias confinantes, fossem esses pelo espigão que corre do N. ao S. entre os rios Guandú e Main-Assú, e não pela corrente do rio, por ser esta de sua natureza tortuosa e encommoda para a boa guarda: que do dito espigão aguas vertentes para o Guandú seja districto da capitania ou nova provincia do Espirito Santo, e que pela parte do N. do rio Doce, servisse de demarcação a serra de Souza que tem a sua testa elevada defronte deste quartel e porto de Souza, e delle vae acompanhando o rio Doce até confrontar com o espigão acima referido ou serreta que separa a vertente dos dous rios Main-Assú e Guandú, e que assim ficava já estabelecido neste porto de Souza em que se termina a facil navegação do Oceano, o destacamento e registo da nova provincia, commandado por um alferes de linha, um cadete, um cabo e dez soldados de linha, um cabo de pedestres e vinte soldados, uma peça de artilharia de tres, montada em carreta de ferro e municiada de polvora, bala e metralha [...]xxxv [grifos nossos].
Nesse mesmo documento podem também ser detectados alguns dos objetivos que motivaram as expedições na Bacia do Rio Doce e adjacências, anteriormente mencionadas: melhoria da navegação entre as capitanias limítrofes, combate ao gentio e segurança dos caminhos, incremento dos negócios.
De qualquer forma, há que se considerar na análise destas notícias sobre a ocupação e a realização de benfeitorias no leste mineiro - sobre os quais temos notícias pela documentação oficial - o caráter ideal de muitos deles.
Entre o planejamento e a realização efetiva de medidas que melhor equipariam os caminhos e as populações desta região observa- se distância considerável.
Carta enviada ao Príncipe Regente D. João pelo governador da Capitania do Espírito Santo, Manoel Vieira de Albuquerque Tovar, em julho de 1810, por exemplo, trazia inúmeras sugestões de medidas que poderiam facilitar a navegação pelo Rio Doce e adjacentes, dando impulso assim ao comércio, agricultura, mineração e povoamento de partes desta capitania e a de Minas Gerais.
Muito prontamente, o rei respondera à Tovar, dando pleno apoio à seus planos, o que não significou, contudo, a execução do projeto.
Em 1801, foi realizada a primeira demarcação entre Minas e o Espírito Santo, quando foram produzidos os primeiros documentos cartográficos mais precisos da área, o que não garantiu, contudo, o fim das incertezas.
De qualquer modo, existiu um esforço sistemático desde então para o detalhamento das informações sobre a região, especialmente através da confecção de itnerários geográficos e relatórios sobre as estradas e caminhos que ligavam as capitanias de Minas Gerais e do Espírito Santo.
Igualmente notório é o esforço dos governos locais, especialmente o capixaba, na redução de índios e criação de aldeamentos, como meio de levar a cabo uma espécie de “projeto civilizatório” que, embora travestido de inúmeras roupagens e discursos sobre as vantagens para o reino e para os próprios índios de uma aproximação com o homem branco, em última instância buscava inserir o gentio na sociedade colonial como mão-de-obra disponível em uma área de baixa densidade populacional e como fator contributivo – não mais ameaçador - ao avanço da ocupação dos sertões da América portuguesa.
Pela falta de informações em relação à definição das fronteiras de Minas Gerais ao longo do período colonial, especialmente na primeira metade do Setecentos, infere-se o pouco conhecimento dos sertões brasileiros por parte da Coroa.
O que se explica, em parte, pelo fato de a empresa colonial portuguesa concentrar-se, até o século XVII, nas regiões próximas ao litoral. Pouco explorados até aquele momento, os sertões da América Portuguesa constituíam espaços em aberto, sobre os quais poucas informações havia.
De qualquer forma, eram os sertões desconhecidos que muitas vezes serviam de limite entre as circunscrições, mesmo que de maneira muito imprecisa.
Sua submissão aos espaços da ordem, seria uma questão de tempo, a ser determinada, seja pelo quanto à desordem neles instalada pudesse ameaçar a ordem vigente, seja pelas riquezas que viessem a oferecerxxxviii.
Importantes espaços na articulação da rede urbana mineira, os sertões não eram, pois, sinônimo de terra sem valor, desabitadas ou que não oferecessem perspectivas de bons lucros àqueles que investissem na sua exploração.
Por tudo aquilo que representavam de positivo – reserva de riquezas, fonte potencial de receitas, etc. –, estes espaços eram vistos, eles próprios, como territórios suscetíveis de divisão.
Nesse longo processo de demarcação das fronteiras da Capitania de Minas Gerais, que se estendeu para além do período colonial, a lista de elementos determinantes é grande: questões de jurisdição marcaram a configuração e as tentativas de estabelecimentos desses contornos, tanto dos limites mais amplos como os da capitania, quanto dos territórios de termos, evidenciando desse modo disputas internas e externas; as preferências e interesses da Coroa na resolução destes litígios também não podem ser ignorados; os embates no campo da cartografia, nas tentativas de diversas Câmaras em favorecer seus desejos expansionistas pela realização de cartas que baseariam seus argumentos, também compunham estes cenários; distâncias, caminhos, barreiras geográficas estiveram em debate; estratégias de fiscalização e controle, entre outros aspectos, permeavam as discussões, nas quais se buscava uma melhor definição desses limites.
A EXPANSÃO DA FRONTEIRA E A IMPOSIÇÃO DA ORDEM METROPOLITANA
O povoamento de Minas é marcado, a partir da década de 1730, pela expansão do povoamento dos centros em direção às periferias da capitania, movimento que se intensifica
na segunda metade do século.
Mas apesar das grandes distâncias que geralmente os separavam dos centros mais antigos, os novos estabelecimentos eram rapidamente englobados pelas circunscrições eclesiástica e civil.
A anexação de frentes pioneiras permitia, entre outras coisas, aumentar o poder político e econômico das autoridades locais.
Ao favorecer a ampliação de seus territórios de jurisdição, as Câmaras e/ou a própria capitania aumentava a sua capacidade de arrecadação de tributos. Significava também, no caso da derrama, que um número maior de pessoas seria responsável pela cobertura da taxa extra, diminuindo assim o valor per capita.
O que se constata, pois, é que as políticas de expansão territorial engendradas pelos governadores ao longo do século XVIII foram, em grande medida, motivadas pelas condições fiscais particulares às quais as populações das Minas estavam sujeitas.
De 1735 a 1750, por exemplo, a Coroa impôs o sistema de Capitação, que consistia no pagamento de um valor fixo por escravo que deveria ser pago por toda a população, mesmo sobre os que não se dedicavam à atividade mineradora.
Implantado como meio de combate ao contrabando do ouro, esse sistema causou, todavia muitas reclamações.
Nesse novo sistema, o aumento da receita fiscal não dependia, pois, somente da quantidade de ouro extraída, mas principalmente do número de habitantes economicamente ativos que estivessem sob a jurisdição de Minas Gerais.
Daí que, ao longo dos anos de 1740, os governadores se esforçaram por garantir posse dos estabelecimentos minerais e agrícolas fundados pelos habitantes das regiões fronteiriças da capitania, o que causou inúmeros conflitos com governos vizinhos, notadamente com o de São Paulo.
De 1750 em diante a situação se modifica um pouco com a mudança do sistema de recolhimento de tributos nas Minas: a capitação é substituída pelo sistema do Quintoxl. Até o ano de 1762 a quota anual mínima de 100 arrobas exigida pela Coroa foi completada – até superada em alguns anos. Após essa data, ela não fora alcançada novamente. Inciou-se então uma nova fase na gestão de Minas, em que o controle das fronteiras foi objeto de uma política sistemática inaugurada por Luiz Diogo Lobo e seguida por seus sucessores.
Desde então foram organizadas inúmeras expedições a fim de garantir jurisidição sobre diversos arraiais situados nas regiões fronteiriças e povoar os sertões periféricos da capitania.
O objetivo era claro: a incorporação de novas terras ao território de Minas buscava alargar o número de contribuintes e, por conseqüência, evitar a derrama.
A expansão dos territórios da capitania poderia significar também a descoberta de novas minas, a expansão da agricultura e da circulação de mercadorias, aumentando assim a arrecadação dos Registrosxli mineiros.
Essa política expansionista não veio responder unicamente aos interesses metropolitanos, mas fez frente igualmente a interesses particulares: interesses pecuniários, de promoção social, “do mesmo modo que pelo gosto pela aventura, que fazia parte da formula mental dos homens daquela época, capazes de reinventar o Eldorado de forma anacrônica”.
De qualquer forma, à conformação das fronteiras da capitania é indissociável o movimento de alargamento dos instrumentos de governo sobre a população das minas. Algumas das formas de marcar e assegurar as conquistas eramo estabelecimento de Registros e Presídios, conjugada á ação de guardas e patrulhas. Mas existiam outras: a fundação de paróquias contribuiu bastante para a legitimação da jurisdição sobre muitos arraiais fundados nos confins da capitania; a nomeação de oficiais e a tomada de territórios por força militar são outros elementos constantes em diversos processos; prestígio político e os interesses régios no decorrer das disputas são outros dois ingredientes.
O PAPEL DA CARTOGRAFIA NA DEFINIÇÃO DAS FRONTEIRAS MINEIRAS
A necessidade de mapeamento da região das minas se evidenciou desde o começo do povoamento e exploração da região. Com relação à primeira metade do século XVIII, as cartas produzidas sobre o território das minas são, via de regra, rudimentares.
Informações imprecisas, pouco detalhamento, espaços incógnitos: são algumas das características da cartografia produzida na época. Na maioria são meramente esquemáticas, dado que as pessoas não tinham conhecimento suficiente sobre a região.
Na falta de profissionais especializados, a feitura desses documentos ficou a cargo principalmente de sertanistas, viajantes e agentes do governo que realizavam anotações e croquis ao longo das viagens pela região.
Os produtos desses esforços foram de vários tipos: notícias de viagem, itinerários geográficos, dentre outros.
Exceção a esse quadro são os trabalhos realizados pelo italiano Domenico Capacci (1694-1736) e o português Diogo Soares (1684-1748), os chamados “padres matemáticos” – ambos jesuítas.
Eles foram contratados pela Coroa lusa e enviados à América a fim de executar um projeto cartográfico ambicioso, denominado Novo Atlas da América Portuguesa, cujos objetivos constam em provisão régia de 18 de novembro de 1729.
Especificamente sobre a região das Minas, os padres matemáticos produziram quatro mapas que cobrem as regiões de exploração do ouro e as novas descobertas dos diamantes do Serro Frio.
Os mapas não foram totalmente finalizados, faltando datas, títulos, assinaturas e partes não acabadas nos corpos dos mesmos.
Apesar disso, podem ser atribuídos a Domenico
Capacci e Diogo Soares, especialmente pelo fato de serem orientados pelo meridiano do Rio de Janeiro.
A cartografia produzida sobre as minas no período colonial se prestou a dois objetivos principais. Em primeiro lugar, propiciar a administração mais eficiente dos negócios do Reino.
Nesse sentido, os documentos produzidos foram importantes instrumentos de gestão, organização e, sobretudo, controle do território e de suas riquezas.
A segunda função: fornecer elementos para a definição de circunscrições, particularmente na medida em que os conflitos pelo controle de territórios se multiplicavam – fossem eles entre Câmaras, capitanias ou mesmo entre a Coroa portuguesa e a espanhola, visto que os problemas de definição de fronteiras atingiam os negócios portugueses na América em diferentes níveis.
De finais da década de 1740 até meados da década de 1770 foi tímida a produção cartográfica sobre a Capitania de Minas.
Material notável só será apresentado em 1778, por José Joaquim da Rocha: um conjunto de documentos sobre os contornos gerais de Minas Gerais e cada uma das Comarcas da capitania: Rio das Mortes, Sabará, Vila Rica e Serro do Frio.
Trata-se de um conjunto articulado de mapas da Capitania que apresentam os elementos paisagísticos e da organização social do espaço, a saber: cidades, vilas, paróquias, capelas, fazendas, registros, guardas e patrulhas de soldados, aldeias de gentio e estradasxlvii.
Os documentos produzidos por Rocha, assim como outros que o precederam, encontram-se ligados à questão da ampliação do conhecimento geográfico sobre a capitania de Minas Gerais, objeto sistemático de políticas da Coroa e de governos locais ao longo do século XVIII, em razão dos bens minerais de seu território e, concomitantemente a isso, a necessidade de controlar e bem gerir a produção dessas riquezas.
Embora tenham contribuído para o melhor conhecimento do território mineiro, essas cartas produzidas ao longo do século XVIII não foram suficientes para estabelecer definitivamente os contornos exatos da capitania, que ainda se modificariam bastante até sua conformação atual, principalmente pela incorporação do triângulo mineiro à Capitania de Minas Gerais, em 1816.
Realizado este esforço introdutório, depreende-se o caráter conflituoso do processo de delimitação das fronteiras da Capitania de Minas Gerais. Não bastassem as disputas com os governadores das capitanias limítrofes, preocupados em manter e expandir seus domínios, influências e ganhos sobre as mais férteis áreas de mineração, constatamos, conforme mencionado anteriormente, também a ocorrência de disputas entre Câmaras mineiras, num processo de ocupação e definição sobre os sertões da própria capitania
Outro ponto importante na consideração destes conflitos diz respeito aos interesses particulares envolvidos. Aos desígnios da Coroa muitas vezes opunham-se os moradores das franjas da capitania, que não viam com bons olhos iniciativas da Coroa que pudessem significar maior controle sobre suas terras.
A morosidade dos processos de delimitação dos contornos da capitania merece igualmente nossa atenção.
Paralelo a isso cabe investigar as contradições da Coroa nesse jogo, na medida em que, além dos argumentos, digamos, de ordem objetiva (a boa administração, por exemplo), estavam em disputa interesses e preferências da metrópole no modo de condução e resolução dessas brigas travadas entre as autoridades responsáveis pela condução dos negócios da Coroa no continente americano.
Marcado por avanços e recuos, enfim, por posições instáveis, sabemos, contudo que este tipo de estratégia não era novo no caso da Coroa portuguesa.
A obtenção de informações sobre os negócios do Reino por fontes variadas interessava à Coroa – distante milhares de quilômetros de suas possessões – na medida que possibilitava a confrontação de argumentos e notícias muitas vezes díspares e contraditórias sobre um mesmo assunto.
E na resolução desses conflitos pela posse de territórios
delimitar fronteiras seria apenas um primeiro passo, que implicaria, na seqüência, a instalação de todo um aparato administrativo, judiciário e militar mínimo necessário para suprir as necessidades de uma população, muitas vezes reduzida, e que, até então, eram resolvidas, bem ou mal e apesar das grandes distâncias, em instâncias instaladas em vilas sob a jurisdição de outra capitania (MORAES, 2005, p. 248).
Problema de difícil equacionamento, a definição das feições da capitania do ouro foi, portanto, um processo longo e conflituoso, em que estiveram em jogo interesses desde os mais localizados, até os que diziam respeito às diretrizes do governo luso para a boa administração de suas colônias no além-mar.
Até alcançar suas feições coloniais finais, as fronteiras de Minas foram forjadas no desenrolar de inúmeros conflitos.
O século XVIII estabelecera as referências básicas de seu território, mas seriam apenas os séculos posteriores os que conformariam definitivamente o território das Minas Gerais.
http://www.anpur.org.br/revista/rbeu...load/3518/3446
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Re: Brasil
Governo Geral:
Os resultados inexpressivos obtidos com o sistema de capitanias hereditárias motivaram a Coroa Portuguesa a tomar uma nova postura em relação à administração colonial. Dessa forma, conforme estabelecido no Regimento de 1548, a Coroa Portuguesa instituiu o cargo de governador-geral para aperfeiçoar os meios de legitimação da autoridade política da Coroa e reforçar os interesses envolvendo o processo colonizador em terras brasileiras.
Em meio a esse processo de natureza centralizadora, a capitania da Bahia de Todos os Santos foi escolhida como a primeira sede do governo-geral. Por isso, foi criada em 1549 a cidade de Salvador, considerada a primeira capital do Brasil Colônia. Entre outras diversas funções, o governador-geral deveria resolver as contendas com os índios por meio de guerra ou aliança; criar feiras que possibilitassem o desenvolvimento econômico da colônia e garantir o monopólio real sob a exploração do pau-brasil.
Além disso, um governador também deveria combater a ação de piratas nas terras coloniais, ampliar a colonização com a criação de novas vilas, construir embarcações e fortes, promover o plantio da cana-de-açúcar, realizar a prospecção de metais preciosos e defender a população colonial. De fato, podemos perceber que as tarefas de um governador-geral eram inúmeras e, por isso, outros cargos administrativos foram criados para auxiliá-lo em tais obrigações.
Os cargos que estavam abaixo do governador-geral eram ao todo quatro e correspondiam aos postos de ouvidor-mor, capitão-mor, alcaide-mor e provedor-mor. O capitão teria como função principal cuidar das questões jurídicas no interior da colônia. O capitão tinha importante função de defesa ao ser responsável pelo controle das regiões litorâneas. Nesse mesmo âmbito, o alcaide deveria comandar as tropas encarregadas da defesa. E, por fim, o provedor cuidava das finanças do governo-geral.
Ao longo do século XVI, destacamos as ações tomadas pelos três primeiros governadores-gerais nomeados por Portugal. O primeiro deles foi Tomé de Souza, que assumiu o posto entre 1549 e 1553. Após pedir sua saída do posto, o governo-geral Tomé de Souza foi assumido por Duarte da Costa, que durante sua administração – ocorrida entre 1553 e 1558 – enfrentou problemas com as populações nativas (Confederação dos Tamoios) e a invasão dos franceses (França Antártica).
Para controlar tais problemas, Duarte da Costa foi substituído pelo governador Mem de Sá, que tomou controle da colônia entre 1558 e 1572. Depois disso, a Coroa Portuguesa tentou viabilizar a administração com a divisão da colônia em dois governos: o governo do Norte, com capital em Salvador; e o governo do Sul, localizado na cidade do Rio de Janeiro. A divisão acabou sendo abolida em 1578 e, até 1808 – ano da chegada da família real portuguesa – o governo-geral vigorou na administração da colônia.
Por Rainer Sousa
Mestre em História
Por Rainer Gonçalves Sousa
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Re: Brasil
Antônio José BORGES HERMIDA – compêndio de História do Brasil (1963)
RESUMO SOBRE O GOVERNO-GERAL
a) Criação do governo-geral
Achava D. João III que as capitanias não progrediam porque faltava uma autoridade a que todos os donatários obedecessem. Foi essa autoridade, nomeada por ele, em 1548, que se chamou governador-geral.
Para a sede do governo-geral, o rei escolheu a Bahia. É que essa capitania ficava mais ou menos no meio da costa brasileira e o governador podia, assim, atender às necessidades do norte e do sul da colônia.
Entretanto, como as capitanias eram hereditárias, passando de pai para filho, nem o próprio rei que as havia criado, tinha poderes para tomá-las de seus donatários. Por isso D, João III foi obrigado a comprar a capitania da Bahia ao filho de Francisco Pereira Coutinho, para nela poder estabelecer a sede do governo-geral.
Para auxiliar Tomé de Sousa, o primeiro governador-geral do Brasil, o rei nomeou um alcaide-mor, chefe da milícia, um ouvidor geral, que cuidava da justiça, um capitão-mor da Costa, para defender o litoral dos ataques dos estrangeiros, e um provedor-mor da Fazenda, que cuidava das rendas da colônia, como cobrança dos impostos, e das despesas, como pagamento dos funcionários.
b) Administração de Tomé de Sousa
Tomé de Sousa recebeu do rei grandes poderes: deveria fundar na baía de Todos os Santos a cidade do Salvador; tratar bem os índios que se mostrassem amigos dos portugueses, podendo até condenar à morte os colonos que os escravizassem; deveria ainda nomear funcionários e conceder sesmarias (grandes extensões de terras) aos que quisessem estabelecer-se com engenhos de açúcar.
Em março de 1549, chegou à baía de Todos os Santos a esquadra que trazia, além de Tomé de Sousa, o ouvidor-geral da Justiça Pêro Borges, o provedor-mor da Fazenda Antônio Cardoso de Barros, também donatário da capitania do Ceará, e Vero Góis da Silveira, nomeado para o cargo de capitão-mor da Costa. Também vinham na esquadra homens de ofício, carpinteiros, pedreiros, muitos soldados e colonos, além de vários jesuítas, os primeiros que chegaram ao Brasil, chefiados por Manuel da Nóbrega.
Ajudado pelos índios de Diogo Álvares, o Caramuru, Tomé de Sousa iniciou a construção da cidade do Salvador, inaugurada alguns meses depois. O próprio governador-geral, porque era homem simples e trabalhador, levava em seus ombros as tábuas e outros materiais para a construção das casas.
Foi muito proveitosa a administração de Tomé de Sousa: desenvolveram-se as plantações e iniciou-se a atividade pastoril, com as primeiras cabeças de gado que o governador-geral mandou vir das ilhas do Cabo Verde. Os jesuítas começaram a catequese dos índios e, por conselho do Padre Manuel da Nóbrega, criou-se o primeiro bispado, sendo nomeado, para servir na Bahia, o bispo D. Pero Fernandes Sardinha.
Tomé de Sousa percorreu as capitanias do Sul, pois queria saber pessoalmente quais as medidas que deveria tomar para que elas continuassem progredindo: na de São Vicente aprovou a fundação da Vila de Santos e, ao passar pela baía de Guanabara, ficou entusiasmado com o lugar e aconselhou ao rei fosse fundada uma povoação para garantir a defesa desse litoral contra os estrangeiros. Se o seu conselho fosse seguido por D. João III, os franceses não teriam invadido o Rio de Janeiro em 1555.
Tomé de Sousa ainda se interessou em verificar se havia ouro no Brasil e por isso organizou uma expedição ou entrada, a de Francisco Bruza Espinosa, que partiu para o sertão baiano, já no governo seguinte.
Em 1553, Tomé de Sousa foi substituído por D. Duarte da Costa.
c) Segundo govemador-geral
Com o segundo governador-geral vieram vários jesuítas, além do noviço José de Anchieta, então com dezenove anos de idade. Também acompanhava o novo governador o seu filho, D. Álvaro da Costa, moço valente mas de maus costumes. Por isso, D. Álvaro foi censurado pelo bispo.
O governador tornou a defesa do filho, o que provocou agitações na Bahia: muitas pessoas apoiavam o bispo, enquanto outras estavam a favor de D. Duarte. Com o fim de explicar ao rei o que acontecia no Brasil, embarcou o bispo para a Europa. Mas o navio em que viajava, Nossa Senhora da Ajuda, naufragou na costa de Alagoas e D. Pêro Fernandes Sardinha foi morto e devorado pelos caetés. Um dos seus companheiros, que também teve & mesmo fim, foi António Cardoso de Barros, donatário da capitania do Ceará.
Ainda no governo de D. Duarte da Costa, em novembro de 1555, os’ franceses ocuparam o Rio de Janeiro; eram chefiados por Nicolau Durand de Villegagnon e contavam com a aliança dos índios tamoios, inimigos dos portugueses.
Em 1554, verificou-se, na capitania de São Vicente, importante acontecimento: foi fundado pelos jesuítas, no planalto de Piratininga, a 25 de janeiro (dia da conversão de São Paulo), o colégio de São Paulo, origem da cidade do mesmo nome.
Dois outros acontecimentos ocorreram no governo de D. Duarte da Costa: em Portugal morreu o rei D. João III e na Bahia, na Vila do Pereira, o Caramuru, que tanto ajudou Tomé de Sousa na fundação da cidade do Salvador.
d) Terceiro governador-geral
Mem de Sá começou a governar em 1558 e fèz boa administração. Quando ele chegou à Bahia, a capital estava em desordem, provocada pelas brigas entre as pessoas que tinham apoiado o bispo e as que foram partidárias de D. Duarte da Costa. Mem de Sá agiu com energia: restabeleceu a ordem, combateu o jogo, então muito praticado, e acabou com uma epidemia de varíola, doença de origem africana e que na capital fazia muitas vítimas.
Aconselhado pelo Padre Manuel da Nóbrega, Mem de Sá reuniu os índios mansos em aldeias ou missões e fèz guerra aos que não queriam aceitar a amizade dos portugueses. Nessas lutas perdeu a vida. seu filho, Fernão de Sá, morto a flechadas quando combatia os selvagens da capitania de São Vicente.
Mas o maior serviço prestado por Mem de Sá ao Brasil foi a expulsão dos franceses, que desde o governo de D. Duarte da Costa ocupavam o Rio de Janeiro.
Em 1560, com uma pequena esquadra e com a ajuda enviada pela capitania de São Vicente, o governador-geral atacou e destruiu o forte de Coligny que os franceses haviam fundado na ilha de Sergipe, depois chamada ilha de Villegagnon. Mas, quando Mem de Sá regressou à Bahia, o inimigo, que se havia ocultado nas matas do litoral, voltou a ocupar suas antigas posições.
Em 1565 chegou ao Rio de Janeiro uma esquadra comandada pelo sobrinho do governador, Estado de Sá, que a 1.° de março desse ano iniciou uma povoação entre o Pão de Açúcar e o Cara de Cão. Essa data, 1.° de março de 1565, é a da fundação da cidade de São Sebastião do Rio de Janeiro.
Durante dois anos, de 1565 a 1567, a luta permaneceu indecisa. Nesse período José de Anchieta, indo à Bahia para tornar-se padre, pois era ainda noviço, transmitiu ao govemador-geral o pedido de ajuda que lhe fazia o sobrinho. Mem de Sá partiu então para o Sul, recebeu mais reforços na capitania de São Vicente e, em janeiro de 1567, juntou suas forças com as de Estácio de Sá.
Os franceses foram vencidos em dois combates, no de Uruçu-Mirim e no de Paranapecu (depois ilha do Governador), no qual Estácio de Sá foi ferido por flecha, vindo a morrer no mês seguinte.
A 1.° de março de 1567 a cidade de São Sebastião foi transferida pelo govemador-geral para o morro do Castelo ou São Januário, hoje demolido, sendo nomeado para governá-la outro sobrinho de Mem de Sá, Salvador Correia de Sá.
Ainda durante o governo de Mem de Sá verificou-se a pacificação dos tamoios, conseguida por Nóbrega e Anchieta. Os índios de São Paulo e Rio de Janeiro ha-viam-se unido para guerrear os portugueses. Dessa aliança, chamada Confederação dos Tamoios, fazia parte Cunhambebe, chefe indígena famoso por sua crueldade.
Depois de vários combates, que não decidiram o fim da luta, esses dois jesuítas conseguiram a paz por meio de um acordo com os índios. Nessa ocasião José de Anchieta, só, entre os selvagens da aldeia de Iperoig, escreveu, em latim, na areia da praia, um poema à Virgem Maria.
Voltando para a Bahia, Mem de Sá morreu em Salvador, em 1572, sem poder realizar seu último desejo, o de voltar para Portugal.
Seu sucessor, D. Luís de Vasconcelos, não chegou ao Brasil, pois morreu na viagem, atacado por corsários franceses. Também morreram, nessa ocasião, os quarenta jesuítas que acompanhavam o governador ao Brasil. Esses padres ficaram conhecidos pelo nome de os Quarenta Mártires do Brasil.
e) Os sucessores de Mem de Sá
Em 1573 o Brasil foi dividido cm dois governos: para o Norte, com a capital em Salvador, foi nomeado Luis de Brito c Almeida e para o Sul, com sede no Rio de janeiro, António Salema.
Luís de Brito combateu os índios do rio Real (Sergipe) e fun-,dou a vila de Santa Luzia. Interessado cm descobrir riquezas minerais, mandou ao sertão da Bahia a entrada chefiada por António Dias Adorno.
António Salema fez guerra aos famoios de Cabo Frio porque esses índios eram aliados dos franceses que, nessa região, faziam o contrabando do pau-brasil.
Em 1577 ficou só no poder Luís de Brito, mas, já no ano seguinte, era substituído por Lourenço da Veiga. Governava Lourenço da Veiga quando, em 1580, Portugal e suas colónias passaram para o domínio espanhol.
Em 1640 houve a Restauração: Portugal libertou-se do domínio espanhol. Ainda nesse ano, um governador-geral teve o título de vice-rei do Brasil. Chamava-se D. Jorge de Mascarenhas.
O último governador-geral e vice-rei do Brasil foi o oitavo Conde dos Arcos, que governou até 1S0S. Nesse ano chegou no Brasil o príncipe D. João. que assumiu o governo. Quando D. João voltou para Portugal, em 1S21, em lugar de nomear, para o Brasil, um governador-geral, deixou seu próprio filho, D. Pedro, como príncipe regente.
RESUMO O govêrno-geral
a) Criação do governo-geral
Razão da escolha da Bahia para sede do governo-geral: sua posição entre o Sul e o Norte.
Á compra da Bahia ao filho do donatário: o donatário fora morto pelos índios. Os auxiliares de Tomé de Sousa: alcaide-mor, chefe da milícia, ouvidor geral
(cuidava da justiça), capitão-mor da Costa (para a defesa do litoral), e providor-mor da Fazenda (cuidava das rendas da colônia).
b) Administração de Tomé de Sousa
Os poderes de Tomé de Sousa: fundação do Salvador, tratar bem os índios mansos, nomear funcionários e conceder sesmarias.
Principais figuras da administração: Pêro Borges (ouvidor-geral), António Cardoso de Barros (provedor-mor da Fazenda) e capitão-mor da Costa (Poro Góis da Silveira).
Administração de Tomé de Sousa: início da catequese, da atividade pasloril e aprovação da vila de Santos.
c) Segundo governador geral
Acompanhantes de D. Duarte da Costa: José de Anchieta e D. Álvaro da Costa
Acontecimentos do governo de D. Duarte da Costa: morte do bispo, ocupação
do Rio de janeiro pelos franceses, fundação do Colégio de São Paulo (25 de
janeiro de 1554), morte de D. João III e de Caramuru.
d) Terceiro governador-geral
Ação de Mem de Sá na Bahia: combate ao jogo, à epidemia da varíola e organização das aldeias ou missões de índios mansos.
Mem de Sá no Rio de Janeiro (1560): vitória contra os franceses e destruirão do forte de Coligny.
Estácio de Sá no Rio de Janeiro (1565-1567): fundação da cidade de São Sebastião do Rio de Janeiro (1.° de março de 1565), vitória dos portugueses em Uruçu-Mirim e Paranapecu, morte de Estácio de Sá e transferência da cidade (1.° de março de 1567).
A Confederação dos Tamoios: pacificada por Nóbrega e Anchieta.
O sucessor de Mem de Sá: D. Luís de Vasconcelos, morto, juntamente com os Quarenta Mártires do Brasil, pelos corsários.
e) Os sucessores de Mem de Sá
Divisão do Brasil em dois governos: Norte (capital Salvador) com Luís de Brito o Almeida e Sul (capital Rio de Janeiro) com António Salema.
Lourenço da Veiga, sucessor de Luís de Brito: passagem do Brasil para o domínio espanhol (1580).
Primeiro vice-rei do Brasil: D. Jorge de Mascarenhas (1640).
Último governador-geral e vice-rei do Brasil: oitavo Conde dos Arcos, até 1808.
http://www.consciencia.org/resumo-so...oria-do-brasil
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Re: Brasil
Estados do Brasil:
Estado do Maranhão:
El Estado del Maranhão o del Marañón (en portugués Estado do Maranhão) fue una unidad administrativa creada el 13 de junio de 1621 por Felipe IV de España, que en esa época era también rey de Portugal como Felipe III, en el norte del Brasil. Comprendía las capitanías del Maranhão, Pará y del Ceará. Por pocos años también incluyó a la Capitanía del Piauí.
Su capital era São Luís. Así el Brasil pasó a tener dos unidades administrativas: Estado del Maranhão y Estado del Brasil, cuya capital era Salvador de Bahía.
Las capitanías del Maranhão
La Capitanía del Maranhão fue una de las capitanías hereditarias establecidas por el rey Juan III de Portugal en 1534, en el Brasil, con vistas a incrementar el poblamiento y defensa del territorio. Tenía 75 leguas de costa y se hallaba dividida en dos secciones: la primera sección iba desde el extremo este de la isla de Marajó hasta la desembocadura del río Gurupi y fue donada a João de Barros y a Aires da Cunha; la segunda sección iba desde la desembocadura del río Gurupi hasta Parnaíba y fue donada por el rey a Fernão Álvares da Cunha, quien recibió la capitanía el 11 de marzo de 1535.
Los donatarios de las dos secciones de la capitanía organizaron juntos una expedición colonizadora compuesta de diez navíos, con 900 pobladores, bajo el mando de Aires da Cunha, la cual llegó al Brasil en 1535. Fundaron Nazaré y estuvieron en lucha constante con los indígenas hasta que en 1538 abandonaron la empresa. Una nueva tentativa fue hecha en 1554 al mando de Luís Melo.
Los franceses visitaban frecuentemente la región, lo que obligó a la Corona a principios del siglo XVII a emprender su conquista. La ciudad de São Luís fue fundada por el francés Daniel de La Touche el 8 de septiembre de 1612. Los franceses se aliaron a los indios en la resistencia contra los portugueses y en noviembre de 1615, la ciudad retornó al dominio portugués bajo el mando de Jerónimo de Albuquerque, que se convirtió en el primer capitán de mar de Maranhão.
El Estado del Maranhão
Con la fundación del fuerte del Presépio en 1616 (hoy Belém) se estableció la Capitanía del Gran Pará. El 13 de junio de 1621 el rey Felipe IV de España (III de Portugal) dividió el gobierno general del Brasil creando el Estado del Maranhão (hecho efectivo en 1626) que comprendía la Capitanía Real del Maranhão, la Capitanía del Gran Pará y la Capitanía Real del Ceará, con una administración independente del resto del Brasil. Su capital era São Luís. De esta manera Brasil pasó a tener dos unidades administrativas: Estado del Maranhão y Estado del Brasil, éste último con capital en Salvador (de Pernambuco a la actual Santa Catarina). En 1640 terminó el período de Unión Ibérica restaurándose la independencia de Portugal, volviendo Brasil a ser una de sus colonias.
São Luís estuvo bajo el control holandés en el período de 1641 al 1644.
En 1715 el territorio de Piauí fue transferido de la Capitanía de la Bahía de Todos los Santos al Estado del Maranhão. En 1718 fue creada la Capitanía del Piauí con capital en la villa de Oeiras. El primer gobernador asumió recién en 1758.
En 1737 el Estado del Maranhão pasó a llamarse Estado del Gran Pará y Marañón (Estado do Grão-Pará e Maranhão) y la capital fue transferida de São Luís a Belém.
El 3 de marzo de 1755 fue creada la Capitanía de San José del Río Negro, dependiente del Estado del Gran Pará y Maranhão.
El 20 de agosto de 1772, ocurrió una nueva división en dos Estados: el Estado del Maranhão y Piauí, con sede en São Luís, y el Estado del Gran Pará y Río Negro, con sede en Belém, reincorporándose al virreinato del Brasil.
Con la independencia del Brasil en 1821 el Estado del Maranhão pasó a ser la Provincia del Maranhão y la ciudad de Belém fue ocupada por la Escuadra Imperial, transformándose Pará en una de las provincias del Imperio: Provincia del Gran Pará y Río Negro. El 28 de febrero de 1821 la Capitanía del Piauí se transformó en la Provincia de Piauí.
En 1821 los habitantes de Manaos se proclamaron independientes estableciendo un gobierno provisorio, pero la región terminó incorporada al Imperio de Brasil en la Provincia del Gran Pará, como Comarca del Alto Amazonas en 1824.
Estado colonial del Maranhão - Wikipedia, la enciclopedia libre
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Re: Brasil
Estado do Brasil:
Archivo adjunto 5511
Descripção de todo o estado do Brazil, q pera O norte começa no Grão Pará, cuja entrada está de baixo da equinoçial e pera o Sul, se termina na entrada do Rio da prata, em altura de 35 graos, mostrãoce na presente Carta, todos seus portos em suas verdadeiras alturas, e nas seguintes tavoas. Cada hu em particular cõ suas sondas, Barras o povoações, e juntamente se mostra neste Mapa a cõfrontação q. tem este Estado cõ as terras do Peru e novo Mundo, e cõ os estreitos de Magalhães e São Viçente. Feitas por João Teixeira, Cosmographo de Sua Majestade, Em Lisboa.
História:
Com a falência do sistema de capitanias hereditárias, Dom João III cria o cargo de governador-geral do Brasil, através do Regimento de 17 de dezembro de 1548.
Apesar de, no regimento de 1548, o cargo ser referido como "governador [das] terras do Brasil", em documentos posteriores, ele seria referido como "governador-geral do Estado do Brasil". Com capital em Salvador, na capitania da Baía de Todos os Santos.
http://pt.m.wikipedia.org/wiki/Estado_do_Brasil
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Re: Brasil