LAS MISIONES ESPAÑOLAS EN CALIFORNIA (EEUU)


25 febrero, 2021


Las misiones españolas en California (EEUU) son un total de 21 enclaves religiosas establecidas a partir de 1769 fundadas por sacerdotes de la orden franciscana para evangelizar a los nativos americanos. Las misiones condujeron a la creación de la provincia de Alta California en Nueva España (actual México y que entonces también comprendía el estado de California que hoy pertenece a EEUU) y formaron parte de la expansión del imperio español en las partes más septentrionales y occidentales de Norteamérica.

Hasta 1754, las concesiones de tierras para misiones eran hechas directamente por la Corona Española desde la península, pero debido a lo remoto de los lugares y las dificultades para la comunicación, se decidió transferir ese poder a los virreyes de Nueva España (actual México) para conceder tierras y establecer misiones en América del Norte.​ Los planes para las misiones de la Alta California fueron establecidas por Carlos III y fueron la respuesta al avistamiento de comerciantes de pieles rusos a lo largo de la costa de California a mediados del siglo XVIII.​ Las misiones debían estar conectadas por una ruta terrestre que más tarde se conocería como el Camino Real y cada una de ellas tenía que distar unos 48 kilómetros de distancia de una otra, la distancia que se podía recorrer a caballo en un día. La detallada planificación y dirección de las misiones fue llevada a cabo por fray Junípero Serra, quien, en 1767 y junto con otros sacerdotes, había tomado el control de treinta misiones en la península de Baja California.

Fray Junípero Serra

Cada misión debía ser autosuficiente, ya que los medios de suministro existentes eran inadecuados para mantener una colonia de cualquier tamaño. California estaba a meses de distancia de la base más cercana en Nueva España. Por ello, las misiones tenían que estar emplazadas en un lugar que tuviese un buen suministro de agua, mucha madera para los fuegos y amplios campos para el pastoreo de los rebaños y la cría de cultivos. Los sacerdotes bendecían el sitio y con la ayuda de su escolta militar (que era de 5 o 6 soldados por cada misión) construían refugios temporales con ramas de árboles o estacas, techados con paja o cañas. Fueron estas sencillas chozas las que finalmente dieron paso a las construcciones de piedra y adobe que existen hasta hoy.

La primera prioridad al comenzar un asentamiento era la ubicación y construcción de la iglesia. La mayoría de los santuarios de las misiones estaban orientados en un eje aproximadamente este-oeste para aprovechar al máximo la posición del sol para la iluminación interior; la alineación exacta dependía de las características geográficas del sitio en particular. Una vez seleccionado el lugar para la iglesia, se marcaba su posición y se trazaba el resto del complejo de la misión. Los talleres, las cocinas, las viviendas, los almacenes y otras construcciones auxiliares solían agruparse en forma de cuadrángulo, dentro del cual solían tener lugar las celebraciones religiosas y otros acontecimientos festivos. El cuadrángulo raramente era un cuadrado perfecto porque los misioneros no tenían instrumentos de medición a su disposición y simplemente medían todas las dimensiones a pie, a “ojo de buen cubero”.



Las misiones tenían el propósito de evangelizar a las poblaciones indígenas. Un total de 146 frailes menores, en su mayoría españoles de nacimiento, fueron ordenados sacerdotes y sirvieron en California entre 1769 y 1845. Sesenta y siete misioneros murieron en sus puestos, asesinados por indios hostiles, mientras que el resto regresó a Europa por enfermedad, o al completar su compromiso de servicio de diez años.​ Como las reglas de la Orden Franciscana prohibían a los frailes vivir solos, se asignaron dos misioneros a cada asentamiento, aislados en el convento de la misión.

Las campanas eran de vital importancia para la vida diaria en cualquier misión. Se tocaban a la hora de comer, para llamar a los residentes de la misión al trabajo y a los servicios religiosos, durante los nacimientos y los funerales ó para señalar la llegada de un barco. La rutina diaria comenzaba con la misa del amanecer y las oraciones de la mañana, seguidas de la instrucción de los nativos en las enseñanzas de la Fe católica.

Después de un generoso desayuno, a los hombres y mujeres sanos se les asignaban las tareas del día. Las mujeres se dedicaban a la costura, el tejido, el bordado, el lavado y la cocina, mientras que algunas de las más fuertes molían harina o llevaban ladrillos de adobe a los hombres que se dedicaban a la construcción. Los hombres hacían una variedad de trabajos, habiendo aprendido de los misioneros cómo arar, sembrar, irrigar, cultivar, cosechar, trillar y espigar. Además, se les enseñó a construir casas de adobe, curtir pieles de cuero, esquilar ovejas, tejer alfombras y ropa de lana, hacer cuerdas, jabón, pintura y otras tareas útiles. La jornada laboral era de seis horas, interrumpida por la comida y una posterior siesta de dos horas y terminaba con las oraciones de la tarde, la cena y las actividades sociales. Alrededor de 90 días de cada año eran designados como días festivos religiosos o civiles, libres de trabajo manual.



El objetivo de las misiones era ser autosuficientes en un plazo relativamente corto. La agricultura, por lo tanto, era la industria más importante de cualquier misión. La cebada, el maíz y el trigo estaban entre los cultivos más comunes. Los granos de cereal se secaban y se molían con piedra para convertirlos en harina. Incluso en época contemporánea, California es bien conocida por la abundancia y las variedades de árboles frutales que se cultivan en todo el estado. Los misioneros españoles llevaron semillas de frutas de España; naranja, uva, manzana, melocotón, pera, higuera… Las uvas también se cultivaban y fermentaban en vino para su uso sacramental y para el comercio. El vino, una industria importante hoy en día en California debe su origen precisamente a las misiones españolas pues su variedad específica, llamada uva Criollao Misión, se plantó por primera vez en la Misión San Juan Capistrano en 1779 y de la bodega de esta surgió, en 1783, el primer vino producido en la Alta California. La ganadería también se convirtió en una importante industria de la misión, ya que se criaban rebaños de ganado vacuno y ovino. La Misión San Gabriel Arcángel fue testigo, sin saberlo, del origen de la industria citrícola de California con la plantación del primer huerto importante de la región. Las aceitunas (cultivadas por primera vez en la Misión San Diego de Alcalá) se cultivaban, maduraban y prensaban bajo grandes ruedas de piedra para extraer su aceite, tanto para su uso en la misión como para el comercio de otros productos. Fray Junípero Serra reservó una parte de los jardines de la Misión del Carmelo en 1774 para plantas de tabaco, una práctica que pronto se extendió por todo el sistema de misiones.

Viñedos en California

También se criaba ganado, no solo para obtener carne, sino también para lana, cuero y sebo, y para cultivar la tierra. Los animales de pastoreo fueron trasladados desde otros lugares de Nueva España. Se requerían muchos indios para cuidar los rebaños y manadas en los ranchos de la misión, lo que creó la necesidad de:

«…una clase de jinetes apenas superada en ningún lugar».


Las cocinas y panaderías de la misión preparaban y servían miles de comidas cada día. Las velas, el jabón, la grasa y los ungüentos se hacían con sebo (grasa animal) en grandes cubas. También se utilizaban cubas para teñir la lana y curtir el cuero, y telares para tejer. Las grandes bodegas proporcionaban un almacenamiento a largo plazo para los alimentos en conserva y otros materiales tratados.


Misión Santa Clara y apuntes culinarios de José Viader

Cada misión tuvo que fabricar prácticamente todos sus materiales de construcción con materiales locales. Los trabajadores de la carpintería daban forma a las vigas, dinteles y otros elementos estructurales; los artesanos más hábiles tallaban puertas, muebles e instrumentos de madera. Para ciertos usos, los ladrillos se cocinaban en hornos para fortalecerlos y hacerlos más resistentes a la intemperie. Las ollas, platos y botes de cerámica esmaltada también se hacían en los hornos de las misiones.

Mención aparte para los extensos sistemas de suministro de agua. Los acueductos, a veces de varios kilómetros de largo, conducían agua fresca de un río o manantial cercano al lugar de la misión. Las zanjas abiertas o cubiertas y/o tuberías de arcilla cocida, unidas con mortero de cal o betún, transportaban el agua por gravedad a grandes cisternas y fuentes, y la vaciaban en vías fluviales donde la fuerza del agua se utilizaba para hacer girar muelas y otra maquinaria sencilla, o se dispensaba para su uso en la limpieza. Se permitía que el agua utilizada para beber y cocinar se filtrara a través de capas alternas de arena y carbón para eliminar las impurezas. Uno de los sistemas de agua mejor conservados de las misiones está en la Misión Santa Bárbara.

Antes del establecimiento de las misiones, los pueblos nativos solo sabían utilizar el hueso, las conchas marinas, la piedra y la madera para la construcción, la fabricación de herramientas, armas, etc. Los misioneros establecieron un entrenamiento en habilidades y métodos españoles; en agricultura, artes mecánicas, y en la crianza y cuidado del ganado. Todo lo que consumían y utilizaban los nativos se producía en las misiones bajo la supervisión de los sacerdotes.​ La fundición de la Misión San Juan Capistrano fue la primera en introducir a los indios en la Edad del Hierro. El herrero usó las forjas de la misión (las primeras de California) para fundir y moldear el hierro en todo, desde herramientas básicas (como clavos) hasta cruces, puertas, bisagras e incluso cañones para la defensa de la misión.

Indios de California

En Alta California hubo (y hay) 21 misiones acompañadas de puestos militares, siguiendo el antiguo Camino Real hacia el norte, desde San Diego hasta Sonoma. Para facilitar el viaje entre ellas a caballo y a pie, los asentamientos de las misiones estaban situados a unos 48 kilómetros de distancia, aproximadamente un día de viaje a caballo. Todo el camino se convirtió posteriormente en el Sendero de la Misión de California, de 966 kilómetros de longitud. La tradición dice que los franciscanos dispersaron semillas de mostaza a lo largo del sendero para marcarlo con flores de color amarillo brillante. Ningún otro grupo de estructuras en Estados Unidos suscita el interés que inspiran las misiones de California (California es el lugar con mayor número de misiones conservadas que se encuentran en cualquier estado de Estados Unidos). Las misiones son el elemento histórico más conocido de California. Siete de las misiones están designados como Hitos Históricos Nacionales, catorce están inscritos en el Registro Nacional de Lugares Históricos, y todos están designados como Hitos Históricos de California por su importancia histórica, arquitectónica y arqueológica.

Las misiones se han ganado un flujo constante de turistas de todo el mundo. LaFundación de las Misiones de California, organización voluntaria y exenta de impuestos, fue fundada en 1998 por Richard Ameil, un californiano de octava generación. También se ha propuesto un cambio en las leyes de California que permitiría el uso de fondos del Estado en los esfuerzos de restauración. Las 21 misiones están abiertas a los visitantes, cuentan con una tienda de regalos y un museo. La mayor parte de ellas celebran misa los domingos e incluso a diario. Sí usted tiene la suerte de recorrerlas de Sur a Norte, estás serán las que verá por orden geográfico en su viaje:

1. Misión de la Basílica de San Diego de Alcalá

Construida en 1769 y restaurada por completo en 1931, esta misión tiene un asombroso campanario de 14 metros de alto con cinco campanas, de las cuales la más grande pesa 544 kilos. Edificios cubiertos de buganvillas e inmaculados jardines. Se celebra misa todos los días; hay visitas guiadas disponibles a petición por adelantado.

Misión Basílica San Diego de Alcalá

2. La vieja misión de San Luis Rey de Francia

Conocida como el “Rey de las misiones”, San Luis Rey se enmarca en una plaza central, marcada por una cúpula octogonal en la cima de la edificación. Una enorme lavandería es ahora un jardín hundido ornamental. No deje de ver las escaleras con azulejos, las piscinas de piedra y las gárgolas labradas de las que una vez vertían agua. El primer árbol de la especie pirul de California, crece en la plaza de la misión.


La vieja misión de San Luis Rey de Francia

3. Misión de San Juan Capistrano

Cada marzo, el pueblo de San Juan Capistrano da la bienvenida al regreso de las golondrinas, que pasan la mayor parte del año en la misión antes de migrar volando 9650 kilómetros a Argentina, en el invierno. Hay visitas guiadas y recorridos de audio disponibles.

Misión de San Juan Capistrano





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