Bueno, lo primero que salta a la vista es que entre todos los países islámicos que se encuentran como posibles objetivos de una intervención militar norteamericana en defensa de intereses judíos, no está Marruecos, que es aliado de los EE.UU. y donde la comunidad judía goza de bastante poder. Así que la cruzada sionista de Bush casa mal con los intereses geopolíticos españoles.
También llama la atención como Buchanan se ve obligado a defenderse de las acusaciones de antisemitismo (la palabra más adecuada sería antijudaísmo) y a decir que él jamás perseguiría a los judíos por razones raciales, étnicas o religiosas... y es que en EE.UU. nadie puede aspirar a la más miníma cota de poder sin rendir clara pleitesía al pueblo autoelegido. Buchanan tiene que refutar que es antijudío e incluso manifestar que es amigo de los judíos (aunque no lo sea de la actual política israelí). Afirmar que se es amigo de los judíos y que no se es antijudío en los EE.UU. del siglo XXI es algo así como era el afirmar que se creía en Dios Uno y trino en la España del siglo XVI (algo básico).
En EE.UU. los judíos ocupan el lugar de Dios y el mito del Holocausto judío ha suplantado como eje central de la vida al Sacrificio y Muerte de Jesús en la Cruz.
Ni siquiera Pat Buchanan, que sin duda es un hombre honesto, parece poder actuar libremente, y es que los EE.UU. no son un país libre, sino un gigante esclavo de Sión. Un Goliat domesticado del que lo más que puede esperarse, al menos a corto o medio plazo, es un aislacionismo que deje solos a los judíos en Oriente Medio, que es lo que creo que buscan gente como Pat Buchanan o Lyndon Larouche... y ojalá lo consigan, aunque lo veo muy pero que muy difícil, tirando a imposible.
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