Pero Niño y sus incursiones a la costa de Inglaterra
Lo prometido es deuda, y en la entrada de hoy voy a relatarles las incursiones que realizó nuestro buen guerrero castellano don Pero Niño a la costa inglesa, donde realizó unas cuantas incursiones que escocieron mucho a los súbditos de su majestad inglesa.
Pero Niño combate en Francia
Cumpliendo con un acuerdo de Castilla y Francia, en el cual la primera aportaría una fuerza naval (cuarenta naos que bajo las órdenes de Martín Ruiz de Avendaño marcharon hacia el norte), que tan bien le había servido a los franceses contra los ingleses, Pero Niño se halla al mando de tres galeras que, junto con dos francesas, tienen por misión ir a la costa inglesa de Cornwall con los siguientes propósitos:
- Incendiar buques dentro de sus puertos.
- Saquear pueblos y acabar con posibles resistencias.
Como se ve, un plan sencillo en su planteamiento que, de mejor trato entre el mando castellano y francés, podría haber dado más de sí. Aunque, lo que se consiguió fue digno de elogio. Y es que ir a las costas inglesas a saquear no fue un pasatiempo sólo de los antiguos pueblos vikingos. Ya lo habían hecho antes otros pueblos y los castellanos ya tenían experiencia en ello.
El caballero castellano zarpó de Santander con destino La Rochela, famoso escenario francés donde la marina de Castilla destrozó a la inglesa en una batalla épica. Debía reunirse con la escuadra de Avendaño con orden de que naos y galeras se auxiliaran, algo difícil de conseguir por cuanto unas se refugiaban en alta mar caída la noche y las galeras buscaban el abrigo de la costa.
Su fuerza constaba, como hemos dicho, de tres galeras. Una bajo el mando de su primo Fernando Niño, con quien ya estuvo en sus incursiones por el Mediterráneo; otra bajo el mando de Gonzálo Gutiérrez Calleja. Y en la última, por supuesto, el propio Pero Niño tenía el mando. Recordemos que este era un soldado de tierra y que todo lo relacionado con el mar lo aprendió en poco tiempo.
Llegan a La Rochela y a Tallamont, en la desembocadura del Gironda, que estaba en poder de los franceses. Y fue allí donde Pero Niño propuso dar un golpe de mano en Burdeos, por entonces bajo dominio inglés.
Ataque a Burdeos
El caballero castellano puso su plan en marcha: remontó con sus tres galeras el río, acompañadas estas de dos chalupas cargadas con ballesteros y flecheros franceses. Al amanecer llegó a las primeras casas de Burdeos, que de inmediato dieron la alarma, pensando que aquellos eran la vanguardia de una escuadra más poderosa. Así que todas las embarcaciones que había en aquel momento en el puerto, huyeron despavoridas río arriba.
Desembarcó con sus hombres, incendió cuanto pudo y reembarcaron. Ya habían hecho lo que querían: sembrar el terror entre los ingleses.
Hacía la costa inglesa
De regreso a La Rochela, Pero Niño conoce a un caballero francés Charles de Savoisy que mandaba dos galeras muy buenas, armadas a su costa y que se ofreció a acompañarle, acordaron amos a dos de se facer buena conserva e compañía, e andar en uno en aquella guerra. Dijo Mosén Charles a Pero Niño que él mandase acender farón (fanal) en su galera, á costumbre de Capitán de mar, e quel le seguiría, así como las otras sus galeras.
Así pues, Pero Niño y el caballero de Savoisy, con su menguada escuadra de cinco galeras, pusieron destino a la costa de Inglaterra, recorriendo primero la francesa. En Brest se encontraron con la escuadra castellana de Avendaño, quien se negó a participar en la incursión, alegando que en su escuadra había más mercantes que soldados. El cronista del Victorial aseguró que Avendaño operaba según su propio beneficio.
De todos modos, galeras y naos tenían distintas formas de navegar y plantear batalla, por lo que si se hubieran unido, seguramente no hubieran llegado a un entendimiento óptimo para lo que querían los de las galeras.
Campañas del Mar de Poniente: N: Ida y vuelta; principio y fin de la campaña. E: Ataque a Burdeos y a barcos ingleses. R: Los raz de la costa de Bretaña. S: Temporal al dirigirse a Inglaterra. G: Golpes de mano a puertos de Cornualles y a la isla de Jersey. F: Fallido ataque a Orwell en la costa Berainorte. X: Combate naval contra la flota inglesa de Harry Paye. Pero Niño ataca la costa de Inglaterra
Empezaron pronto los ataques. Las galeras saquean Saint Ives, en la costa de Cornualles, un pueblo de trescientos habitantes que pelearon a la desesperada, los franco castellanos los redujeron y saquearon y quemaron todo el pueblo, apresando dos naves que fueron enviadas a Francia. Para las gentes de la zona, aquello debió recordarles a los ataques de los vikingos de sus antepasados.
Después fueron a atacar Falmouth, pero la falta de acuerdo entre los cabecillas castellano y francés lo impidió. Cada uno tenía una idea de cómo hacer las cosas y su unión debida a la casualidad y no a un acuerdo premeditado, hacía que se decidieran sobre la marcha y, como vemos, no siempre coincidían. En esta ocasión era porque la localidad tenía una fortaleza y el francés no quería arriesgarse.
Sí que decidieron atacar Plymouth que no estaba menos protegido, como se vio. Les recibieron con lluvia de proyectiles de lombardas. Fracasaron en su intento de incendiar los navíos allí surtos, debidamente protegidos, y volvieron a la mar.
Como buenos oportunistas, no se obcecaban en un objetivo si este se les resistía, así que pasaban a otro. En este caso a Portland, que sí saquearon y donde hicieron algunos prisioneros. Pero se iba viendo lo mal avenidos que estaban los franceses y los castellanos.
Ataque a Poole
En esta localidad inglesa, los castellanos desembarcaron solos. Era un señorío del famoso corsario inglés Harry Paye, quien había diezmado el comercio del canal y atacado Gijón. Por tanto, los castellanos le tenían ganas. Muchas.
Pero Niño ordenó que no se hiciera presa en nada y que todo fuera reducido a cenizas, incluido el palacio del corsario, lleno de pertrechos náuticos.
Sin embargo, era tal la concentración en la venganza, que no se dieron cuenta de que, desde el interior, empezaban a llegar muchos ingleses. Tantos, que obligaron a los castellanos a reembarcarse, recibiendo una lluvia de flechas.
Salieron de nuevo a la mar sin más problemas.
El comandante castellano quiso llegar al Támesis para incendiar una carraca genovesa apresada por los ingleses. Pero no pasó más adelante porque averiguó que el buque les había sido restituido a sus dueños, al no haber sido apresado según la ley.
Según el cronista, Gutierre Díez de Games, el caballero francés siempre tenía que contener la temeridad de Pero Niño, quien pensaba que si en vez de los escasos mil quinientos hombres de que disponían (remeros incluidos), y sus tres galeras, tuviera veinte o si las naos de Avendaño le hubieran seguido, habría hecho cosas maravillosas. Sabiendo de lo que era capaz este hombre, supongo que se referiría a atacar la propia Londres. El caso es que no disponía de tales fuerzas y era imposible atacar objetivos mayores y de ahí venían muchos de los encontronazos entre los dos jefes.
Regresaron entonces a Francia para hacer la invernada.
Segunda campaña en las costas inglesas
Invernaron en Harfleur, donde se les unieron tres balleneres franceses. Los balleneres eran barcos ligeros, de casco bajo, sin cubierta, de remo y vela empleados mucho en aquella guerra en el sur de Inglaterra y noreste de Francia. Aunque allí trataron muy bien a los castellanos, y Pero Niño fue agasajado por el Almirante de Francia, la guerra había dejado muy menguada la economía francesa (que era quien por tratado debía hacerse cargo del costo de la fuerza expedicionaria castellana) y las tripulaciones no recibieron paga, quedando muy faltos de recursos.
Pero llegó la hora de volver a navegar. Esta vez escogen como objetivo la costa situada al norte de la desembocadura del Támesis, ya que la de Cornualles supusieron que estarían en alerta ante nuevos ataques.
El tiempo no les acompañó y tuvieron que hacer frente a recios temporales por el canal, cuando se dirigían hacia Dover. La mejor flota de defensa de Inglaterra siempre fueron los temporales.
Ataque a la escuadra inglesa
Pero un día, con buen tiempo por fin, mar calmada muy favorable a las galeras, divisaron una gran escuadra de balleneres ingleses, bajo el mando del corsario Harry Paye, a quien tanta inquina guardaban los castellanos.
En la reunión con su socio el caballero Charles de Savoisy se plantean cómo proceder. Es cierto que la calma les favorece, pero los ingleses son mucho más numerosos y tienen varios buques gruesos. Como siempre, Pero Niño opta por el ataque, pero el francés le advierte que, si bien hay calma, es posible que eso cambie en poco tiempo y, estando lejos de la costa, serían presa fácil para los buques de vela. El jefe castellano le convence para el ataque, pero el francés tiene razón.
Los buques ingleses se preparan y los reciben con descargas de saetas, piedras, dardos,… de todo. Aquello no arrugó a los castellanos que les devolvieron a los ingleses viratones con alquitrán y estopa encendida contra el velamen de las embarcaciones. Aprovechan y meten un bote lleno de artificios de fuego entre medio de la escuadra. Y ahí es cuando el viento se levanta y la situación cambia. En esta ocasión los balleneres franceses los salvan de ser apresados. Uno de los balleneres, al ver que los ingleses se dirigían a la galera capitana castellana, se interpone. Pero Niño acude a su vez en socorro del ballener francés, cuando ya estaba entre dos ingleses, pero, en esto, él tomó el viento en popa e pasó entre los ingleses muy recio, non faciendo más mención de ellos que face un ginete ligero entre otros caballos grandes e pesados. Embistió a uno de los balleneres ingleses que seguían a la Capitana de Castilla, cogiéndolo de través, hacia la proa. Aunque rodeado de ingleses, se despegó de ellos y se puso a salvo; ninguno osó detenerle; salió bien es garrochado (…) e si no fuera porque se venía la galera todavía peleando e defendiéndose muy fuertemente de truenos e saetas e dardos, embestido ovieran con ella los balleneres.
Las galeras huyen hacia la costa, refugiándose en Gravelinas, donde había una guarnición española que había estado observando aquella acción. Allí Pero Niño quiere esperar a los ingleses, pero estos no presentan batalla, pues su misión era la de escoltar a una princesa inglesa que llevaban para desposarla con un duque holandés. Una hora más de calma, se lamentaron los castellanos, y se hubieran llevado aquella presa.
Ataque a Jersey
Con pocas provisiones, y sin paga como decíamos, deciden atacar la isla de Jersey, en el canal, posesión de los ingleses que la guarnecían con cuatro o cinco mil soldados. Pero como era una labor demasiado grande para tan poca escuadra, pidieron ayuda a los bretones, que se la prestaron de inmediato.
Pero Niño es aclamado jefe de toda la expedición y juntos inician el desembarco. Atacan al amanecer y encuentran prevenidos a los defensores. Como veremos a continuación, empezó una batalla cruenta.
Dejadas las lanzas, pusieron mano a las hachas y espadas, e volviose un torneo muy grande. Allí podría ome ver a uno solo soltar las corazas e los bazinetes, e desguarnecer brazales e musequies; e a otros caer las espadas e las hachas de las manos e venir a los brazos e a las dagas; allí caer a unos e a otros levantar, e correr mucha gente por muchos lugares. La pelea era tan fuerte, e la priesa tanta, que el que mejor iba tenia asaz trabajo; e tan buenos eran de ambas partes, e tan a voluntad lo habian, que si non por un seso de Pero Niño tomó, en poco de hora se acabaran los unos con los otros, que muy pocos quedaran vivos.
Y lo que hizo Pero Niño fue un viejo truco que siempre daba resultado: acometió con medio centenar de sus hombres al grupo que tenía el pendón blanco de la cruz de San Jorge. Derribado el portaestandarte y capturado el pendón, los ingleses huyeron despavoridos. Pero los castellanos y franceses estaban tan cansados que no pudieron perseguirlos.
Sacaron un buen botín. Diez mil coronas de oro para la gente, un tributo anual a los habitantes y mucho ganado vacuno y caballar que embarcaron.
Regreso a Castilla
Terminado aquel combate, Pero Niño obedece la orden del rey de regresar. Lo que le cuesta casi la vida al encontrarse un recio temporal por el Mont Saint Michel. Lograron llegar felizmente a Sntander y donde se puso punto y final a las andanzas marineras de Pero Niño, que fue recompensado por el rey armándolo caballero con toda solemnidad.
Fuente:
- La nota marinera en la crónica de don Pero Niño. Carlos Martínez-Valverde. Revista de Historia naval. 1985.
- La marina de Castilla desde su origen y pugna con la de Inglaterra hasta la refundición en la Armada española. Cesáreo Fernández Duro. 1894.
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