Cuando España inventó los marines

Ni Hollywood, ni Iwo Jima, ni gaitas que valgan. Fueron los españoles quienes inventaron la Infantería de Marina en 1537. Cuatrocientos setenta y cinco años que se cumplen el día 27


MANUEL DE LA FUENTE / MADRID

Día 26/02/2012






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El infante de marina a bordo del «Alfonso XIII»


Que no, que no les engañen. Olvídense de Iwo Jima y de Guadalcanal, de la guerra en el Pacífico y de las películas de Hollywood. Que antes, muchísimo antes (más de dos siglos) de que los marines norteamericanos fueran creados por el capitán Samuel Nicholas y se convirtieran en carne de cañón y peliculera, los marines ya estaban inventados y requeteinventados por los españoles, y además, tenían un nombre mucho más poético, gallardo y orgulloso: la infantería de marina.

O, si lo prefieren, Compañías Viejas del Mar de Nápoles o arcabuceros de galera, creadas tras una disposición firmada por el Emperador Carlos V, en el año de gloria de 1537, hace ahora 475 veces que el Sol ha dado la vuelta alrededor de nuestro planeta. Cinco siglos dejándose la piel en todos los continentes, pero siempre con España en el corazón y la patria como bandera: «Infantes de marina / marchemos a luchar, / La Patria engrandecer / y su gloria acrecentar, / nobleza y valentía / nuestros emblemas son: / no abandonar la Enseña / al ruido del cañón / porque morir por ella / es nuestra obligación», como reza el himno que los infantes españoles cantan en las ocasiones señaladas.

La idea imperial surgió tanto de una necesidad como del genio militar de nuestros antepasados en el siglo XVI. Se trataba de establecer una fuerza de combate ágil y de gran poder destructivo, capaz, además, de moverse en los abordajes y en la defensa de las propias galeras con la misma pericia y la osada naturalidad con la que sobre la tierra firme ya lo hacía nuestra gloriosa y fiel infantería. La de toda la vida.

Felipe II, siempre pendiente de las cuestiones de Estado y de que en España de ninguna de las maneras se pusiese el Sol, no tardaría en darse cuenta de que la gran idea de su padre debía convertirse en un objetivo prioritario de nuestra estrategia militar y marítima.

Mayormente, debido a la cada vez más intensa influencia y despliegue militar y naval de los turcos en el Mare Nostrum. Así, el 27 de febrero de 1566, casi treinta años después de la orden de Carlos I, su Majestad Católica Felipe II crea el «Tercio de la Armada del Mar Océano». Solo hicieron falta cinco años para que la unidad se mostrara decisiva en la carnicería de Lepanto, y fueron infantes de marina quienes rindieron la «Sultana», la nao capitana de Alí Pachá. Aquello solo fue el principio.

La defensa de la España Imperial allende el Atlántico durante décadas y décadas, frente a piratas, corsarios, y bucaneros; la Guerra de la Independencia (infantes de marina eran quienes persiguieron a las tropas napoleónicas al otro lado de los Pirineos tras nuestra victoria); y, por supuesto, las guerras de independencia hispanoamericanas, y luego Cuba, Filipinas, Guinea y Sidi Ifni.


Allende y aquende

Un heroico y abnegado viaje a lo largo de la Historia del mundo y de España que en los últimos años ha llevado a la Infantería de Marina de nuestra Nación a ser una de las mejores unidades en su género, intensiva y exhaustivamente preparada, dotada del mejor material y de una categoría suprema militarmente hablando, que la ha llevado a participar en nuestras misiones de paz por todo el mundo y a ser la avanzadilla de la Operación Atalanta contra la piratería en el Océano Índico.

También conviene destacar que desde el año 1763, la Infantería de Marina es Cuerpo de Casa Real, recompensa y privilegio que obtuvo tras sus hercúleo y heroico combate en la defensa del Castillo del Morro de La Habana frente a la flota inglesa. San Fernando, Cartagena, Barbate, Ferrol, las Canarias y Madrid tienen hoy el honor de cobijar a las distintas unidades de la Infantería de Marina. Estos sí que son de película, y como a ellos les gusta decir, «con lo pocos que somos, la que hemos liado».

Ahí les dejamos, con 475 años de honor y sacrificio en el petate. Ahí les dejamos, cantando: «No me llores madre mía / si en la lucha he de quedar / que es deber del español / ! por la Patria ! /su sangre derramar»".




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Fuente:

Cuando España inventó los marines - ABC.es