Dalmacio Negro sobre el Carlismo
Madrid, 25 septiembre 2012, festividad de Sta. María de Cervellón, virgen. El profesor Dalmacio Negro, de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, ha publicado en el número 175 de la revista Razón Española (septiembre-octubre de 2012) la segunda parte de su ensayo "La mitificación de la monarquía hispánica y la diaíresis de España". Que comienza así:
El carlismo debiera merecer más atención por parte de sus adversarios y los estudiosos dispuestos a entender las cosas. Gestado en medio de la gran confusión que siguió a la guerra por la Independencia, es un fenómeno demasiado importante para despacharlo cómodamente como una cuestión dinástica, una actitud romántica según lo presentó por ejemplo (literariamente) Valle-Inclán o un producto del fanatismo religioso según otros, sin que falten quienes lo presentan disparatadamente como enemigo de la libertad y lo reducen a una pasión guerracivilista. Tiene más sentido lo que dice Miguel Ayuso, uno de los mejores conocedores del tema: "[el carlismo] supone la continuidad venerable de la tradición hispánica. Es la christianitas minima, una vez que la christianitas minor de la monarquía hispánica, en lucha por defender la christianitas maior de los siglos medios, fuese derrotada por el enemigo 'europeo', o sea, 'moderno' [...]. Fue primariamente [la actitud de] un pueblo que vivía una tradición, esto es, un orden heredado" (A los 175 años del Carlismo. Una revisión de la tradición política hispánica,pág. 21).
A los 175 años del Carlismo: una revisión de la tradición política hispánica. En venta en librerías. También en línea: La Librería Católica.
AA.VV., A los 175 años del Carlismo: una revisión de la tradición política hispánica. Itinerarios, Madrid 2011. Rústica con solapas, 24 x 17 cm. 584 páginas. ISBN 978-84-936787-7-7. Depósito Legal M-42664-2011. P.V.P. 36,00 euros.
Agencia FARO
Re: Dalmacio Negro sobre el Carlismo
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Hyeronimus
Madrid, 25 septiembre 2012, festividad de Sta. María de Cervellón, virgen. El profesor Dalmacio Negro, de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, ha publicado en el número 175 de la revista Razón Española (septiembre-octubre de 2012) la segunda parte de su ensayo "La mitificación de la monarquía hispánica y la diaíresis de España". Que comienza así:
El carlismo debiera merecer más atención por parte de sus adversarios y los estudiosos dispuestos a entender las cosas. Gestado en medio de la gran confusión que siguió a la guerra por la Independencia, es un fenómeno demasiado importante para despacharlo cómodamente como una cuestión dinástica, una actitud romántica según lo presentó por ejemplo (literariamente) Valle-Inclán o un producto del fanatismo religioso según otros, sin que falten quienes lo presentan disparatadamente como enemigo de la libertad y lo reducen a una pasión guerracivilista. Tiene más sentido lo que dice Miguel Ayuso, uno de los mejores conocedores del tema: "[el carlismo] supone la continuidad venerable de la tradición hispánica. Es la christianitas minima, una vez que la christianitas minor de la monarquía hispánica, en lucha por defender la christianitas maior de los siglos medios, fuese derrotada por el enemigo 'europeo', o sea, 'moderno' [...]. Fue primariamente [la actitud de] un pueblo que vivía una tradición, esto es, un orden heredado" (A los 175 años del Carlismo. Una revisión de la tradición política hispánica,pág. 21).
A los 175 años del Carlismo: una revisión de la tradición política hispánica. En venta en librerías. También en línea: La Librería Católica.
AA.VV., A los 175 años del Carlismo: una revisión de la tradición política hispánica. Itinerarios, Madrid 2011. Rústica con solapas, 24 x 17 cm. 584 páginas. ISBN 978-84-936787-7-7. Depósito Legal M-42664-2011. P.V.P. 36,00 euros.
Agencia FARO
Me cabe el honor de haber sido alumno suyo en la Facultad de CC Políticas Y Sociología. Su materia, una de las "hueso" del plan de estudios de entonces (no como ahora), era "Historia de las Ideas y de las Formas Políticas" cuyo conocimiento exigía al milímetro, algo lógico por otro lado teniendo en cuenta la carrera que se trataba. Él llevaba los apuntes en fichas escritas en griego clásico y sus listados de calificaciones y otros documentos, estaban redactados en latín. En fin, uno de esos profesores que engrandecían y ennoblecían la Universidad -no como ahora que son "expendedoras de parados" sin una formación mínimamente sólida-, y que daba y exigía la excelencia.
Ya jubilado y muy mayor, sigue siendo una de las escasas cabezas pensantes de este país. Cualquiera de sus trabajos publicados son para descubrirse aunque, eso si, no están escritos para todos.