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Tema: Enlaces a hemerotecas carlistas y tradicionalistas

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  1. #1
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    Re: Enlaces a hemerotecas carlistas y tradicionalistas

    Merece mucho la pena, he estado echando un vistazo a algunos de ellos y son documentos muy interesantes como expresión de la época. Gracias por las aportaciones, Rodrigo.
    Rodrigo dio el Víctor.
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  2. #2
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    Re: Enlaces a hemerotecas carlistas y tradicionalistas

    Última edición por Rodrigo; 24/04/2014 a las 01:21
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  3. #3
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    Re: Enlaces a hemerotecas carlistas y tradicionalistas

    Algunas revistas ilustradas muy interesantes:

    LA ILUSTRACIÓN CATÓLICA
    (comprende del 05/08/1877 al 31/12/1894. Del n. 1 al n. 54)

    Con el subtítulo “semanario religioso, científico-artístico-literario” comienza a publicarse los domingos a partir del cinco de agosto de 1877, siendo su propietario y gerente el impresor José Amalio Muñoz (probablemente, un testaferro) y durante sus primeros tres números lo dirige Abdón de Paz. A partir del 26 de agosto la dirección religiosa la asume el presbítero y después obispo Francisco Caminero y, en septiembre, la dirección literaria Valentín Gómez, una de las figuras del periodismo católico de filiación carlista, sustituido éste entre noviembre y diciembre de 1878 por otro destacado carlista, Ceferino Suárez Bravo. Tras la muerte de José Amalio Muñoz a finales de este año, será Manuel Pérez Villamil (1849-1917), próximo a Cándido Nocedal, quien asuma finalmente su dirección, desde enero de 1879 hasta el 25 de diciembre de 1886, y le dé su carácter intransigente e integrista, origen del que más tarde se conocerá como nacionalcatolicismo.


    El catolicismo se suma así a las “ilustraciones” y como señala en su artículo de presentación lo hace “para levantar el espíritu religioso de España con artículos doctrinales, de educación y de moral” y para “examinar el movimiento científico y las publicaciones más notables que tiendan a impulsarlo bajo la benéfica égida del dogma católico”, siguiendo así el programa del movimiento neocatólico español con raíces carlistas, impulsado por Alejandro Pidal y Mon, que sólo aceptaría el régimen de la Restauración siempre que este asumiera la tarea de devolver España a la ortodoxia católica. Aún así, el propio Pérez Villamil participará, junto a Marcelino Menéndez Pelayo, en la fundación de Unión Católica (1881-1884), el partido que acabaría siendo absorbido por el conservador canovista.


    Su objetivo es la defensa y la propagación de la “verdad católica” contra la libertad política, el liberalismo y el racionalismo, no sólo en el campo de la política, el arte y la literatura, sino situándose a espaldas de la propia “civilización moderna” y su realidad social, su progreso y bienestar, a la que ataca con los anatemas de materialista y sensualista, por lo que en sus páginas se criticará no sólo los bailes u otros espectáculos públicos, que a su juicio conducen al vicio, sino hasta la electrificación y calefacción de los hogares o el avance de las comunicaciones, y siguiendo este discurso a las ideas que procedan del exterior y “desespañolicen” las arcaicas y medievales del catolicismo como “religión patriótica”, reafirmándose así en los “valores católicos más primarios”, e inculcando el desprecio a la vida de una sociedad moderna que es calificada de “mundalizada”. Su única realidad aceptable será el “movimiento religioso” y su única manifestación, las “peregrinaciones”. Defenderá la autoridad como “emanación” de Díos y reivindicará la supremacía del Papado.


    Aparece con su cabecera adornada con un grabado de Barneto en donde aparece la Basílica de San Pedro y dos apóstoles, que irá variando a lo largo de su existencia. Comenzará publicando otros dos grabados. En primera, generalmente un retrato de una figura destacada de la jerarquía católica, y en el interior otro referente al arte religioso o a la historia sagrada. Más tarde irá aumentando sus ilustraciones y publicará también otros retratos de monarcas, monumentos católicos, vistas, reproducciones pictóricas, dibujos, etc. Será editada en números de ocho páginas, que después ampliará a las 12 y 16, reduciendo su periodicidad a los días 5, 15 y 25 de cada mes.


    Publicará esencialmente artículos doctrinales, ensayos filosóficos y morales, textos de creación literaria, relatos, composiciones poéticas, etc., inspirados en la historia sagrada. También publicará pastorales de obispos. Ofrecerá la clásica revista de actualidad de la semana, en la que está ausente la vida política y social española, pero en la que son comentados sucesos desde un planteamiento “apocalíptico”, heredero de la visión de un Donoso Cortés. También publicará crónicas de actualidad internacional, y una sección del movimiento religioso y otra miscelánea, así como anuncios comerciales, al final.


    Es redactada por escritores y periodistas católicos, además de los ya citados, como Gabino Tejado, Francisco Navarro Villoslada, Manuel Polo y Peyrolón, Antonio Aparicio, Antonio Valbuena, Luis Coloma o José María Pereda, entre otros. Después de ser propiedad de Modesto Riera, el 25 de octubre de 1885 pasa a serlo del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, regentado por la asociación del mismo nombre. Después de Pérez Villamil, será dirigida sucesivamente por Manuel Ossorio y Bernard, Fernando Martínez Pedrosa (de noviembre de 1888 a enero de 1890), Ángel Salcedo Ruiz y, a partir de 1893, por Francisco de Paula Salcedo. La colección de la Biblioteca Nacional de España carece del año 1893 y su último número corresponde al 31 de diciembre de 1894. A partir de 1897 es continuada por Ilustración católica de España.


    Entre otros, Marta Bizcarrondo, Jean-Françoise Botrel y Carmen Servén Díez han analizado esta revista. Y Carmen Canet Ramos elaboró un estudio e índices hasta 1883 en su tesis de la Universidad de Granada, en 1997.




    ILUSTRACIÓN CATÓLICA DE ESPAÑA (comprende del 30/08/1897 al 12/1899. Del n. 1 al n. 24)

    Con esta variación en el título, es continuadora de La ilustración católica (1877-1894), como revista confesional del neocatolicismo militante e integrista español, “sin que varíen en nada la tendencia y el carácter”, tal como señala en el artículo de presentación de su primer número, correspondiente al 30 de agosto de 1897. Su director gerente es Miguel Gómez Cano, tiene una periodicidad quincenal y es editada, generalmente, en números de 16 páginas, con un mayor número de grabados e ilustraciones que su antecesora, insertando también fotografías.


    Subtitulada “”revista de literatura, ciencia y arte”, inicia nueva secuencia, y también en su primer número dice que contará para su redacción con la colaboración de los prelados españoles y con escritores católicos como Marcelino Menéndez y Pelayo, Valentín Gómez, Ángel Salcedo Ruiz, Antonio Balbín de Unquera y Eugenio Ochoa, entre otros.


    Mantiene la sección de crónica en donde es comentada la actualidad, generalmente la relativa a la actividad eclesiástica y religiosa, pero con incursiones también en la política. Asimismo da cabida a la creación literaria, tanto en prosa como en verso, de tipo moralista, a algunas biografías de personajes católicos, e incluso a algunas anotaciones sobre modas. En algunos de los comentarios sobre el caso Dreyfus y Emilio Zola se observa un cierto antisemitismo. En todo caso, y como indican sus editores sus planas estarán dedicadas, “ante todo, a lo verdaderamente cristiano”.


    Igual que su antecesora, su portada es ocupada por un grabado, algunas veces son retratos de personalidades católicas o de algún mandatario político, pero sobre todo de reproducciones artísticas de la imaginería católica. Estas también abundan en su interior, con otros grabados y fotografías de retratos, templos, centros educativos y monumentos católicos, así como vistas de ciudades. Incluso hace una incursión en el humor, con dibujos cómicos. La publicidad comercial llega a ocupar el verso de la portada y las últimas páginas.


    La colección de este título en la Biblioteca Nacional de España es incompleta. En su último número, correspondiente a diciembre de 1899, señala que, en su sustitución, aparecerá el diario La patria.



    LA HORMIGA DE ORO (comprende del 01/01/1884 al 16/07/1936)

    El fuerte arraigo en Cataluña del carlismo y el neocatolicismo tiene una figura fundamental en el último tercio del siglo diecinueve en el periodista y político Lluís Maria de Llauder i de Dalmases (1837-1902), quien durante el Sexenio Democrático había fundado y dirigido en Barcelona el diario La convicción (1870-1873), durante la Restauración dirigirá El correo catalán (1876), el diario oficial español más importante de este movimiento dinástico tradicionalista y antiliberal, y en enero de 1884 fundará este semanario, que adoptará el subtítulo “la ilustración católica”, al que dotará de un “aire de modernidad que la convierte en una de las mejores revistas españolas” (Arias Durá: 2013), y cuya vida alcanzará hasta el 16 de julio de 1936. El carácter militante y combativo del denominado tradicionalismo legitimista será adaptado a las nuevas exigencias del periodismo moderno por este hombre de “acerada pluma” y de iniciativas empresariales (Gómez Aparicio: 1971), que también participará en la fundación de El correo español (1888).


    La finalidad de Llauder fue intentar captar un público más extenso para la causa carlista, y combatir a la prensa liberal a través de un producto editorial que mezclaba doctrina política, integrismo católico y periodismo ameno y gráfico. Para ello funda La Hormiga de Oro, con un formato parecido a La ilustración española y americana (1869-1921), a la que incorpora excelentes grabados que ocuparán su portada y contraportada, sus páginas centrales (a veces con láminas y a color) e importante espacio en las restantes, en cuadernillos de más de una docena de páginas, que después ampliará en torno a las dos docenas (Sánchez Vigil: 2008).


    Mucho más cuidada en su presentación que las demás revistas católicas ilustradas (Brigitte Magnien: 1995) pasará de una tirada de 8.000 ejemplares en 1886, a 30.000, en 1902. Su cabecera se integra en un grabado con diferentes símbolos relativos a su título, el arte, el trabajo y las ciencias y a la iglesia católica –que tendrá algunas variaciones- y fue diseñada por Ros, según Sánchez Vigil. Su fundador quiso hacer frente a lo que consideraba “influencia dañina que ejercen en el seno de las familias y de la juventud la multitud de periódicos e ilustraciones racionalistas, de moral relajada y fomentadoras del materialismo y descreimiento modernos” (enero 1893).


    Cada entrega comienza al principio con el grabado de un retrato y la semblanza hagiográfica de prohombres del catolicismo integrista y de su jerarquía o de personajes históricos de los que resaltan sus afinidades religiosas. Así, la primera que publica está dedicada al teólogo Jaime Balmes (1810-1848). También serán muy frecuentes los artículos doctrinales acusando del aumento de la inmoralidad que a su juicio encarnaban unas nuevas costumbres y actitudes sociales, que se iban alejando proporcionalmente de las tradicionales católicas, desde las liberales hasta las socialistas. La revista siempre estará estructurada en secciones, que irán evolucionando a lo largo de su vida adaptándose a cada periodo histórico y a los nuevos modelos sociales y periodísticos.


    Da cuenta de los santos de la semana, publica crónicas y noticias tanto nacionales como extranjeras; documentos eclesiásticos y alocuciones pontificias; reseñas legislativas, revistas de prensa e, incluso, folletines y narraciones de marcado carácter moralista-religioso. No sólo trata de religión y política, sino también de historia, arte, ciencia, finanzas, economía, comercio o agricultura. Da espacio a la divulgación de conocimientos útiles o a la moda, dando cabida también al humor gráfico y político, o a una sección recreativa, con poemas, charadas o fuga de vocales. Otra de sus destacadas secciones es la dedicada a bibliografía, dedicada a recomendar la lecturas de obras de tipo piadoso y religioso, muchas de las cuales salían de las mismas prensas de La Hormiga de Oro, librería, imprenta y editorial “colocada bajo el patrocinio del Sagrado Corazón de Jesús” que el propio Llauder estableció entre 1885 y 1887 y en donde estampará también su revista.


    En muchos de sus textos utilizará el diálogo, la conversación o las peguntas y respuestas al considerar estos estilos como más asequibles a sus lectores, e informará sobre las actividades de la iglesia católica, sus congresos, romerías, procesiones, fiestas, nombramientos, necrológicas, visitas oficiales o actividades de sus sociedades benéficas y círculos.


    Aunque el siete de noviembre de 1891 insertó su primera fotografía, con el nuevo siglo la revista se innovará nuevamente incorporándolas masivamente en sus páginas (sobre todo a partir de 1910), y coincidiendo con la Primera Asamblea Nacional de La Buena Prensa, celebrada en Sevilla el 15 de junio de 1904, quienes habían considerado previamente a la prensa como “un peligro”, enfrentarán su autodenominada “buena prensa” a la que califican “mala prensa”, es decir, la liberal, que, a su juicio, “envenena a las inteligencias, trastorna los hogares y pervierte a la sociedad entera”.


    Llauder, que a partir de 1888, tras la escisión de los integristas, será el máximo dirigente catalán de Comunión Tradicionalista, nombrará en 1885 como director de la revista a Sebastià Josep Carner (1850-), que será sustituido por José María Riqué Estivill a partir de 1904. En torno a 1915 toma la dirección LLuís Carles Viada i Lluch (1863-1938), y alrededor de 1920 Eleuterio Pibernat y Miguel (1884-1926), quien tras su muerte lo releva provisionalmente el sacerdote y publicista José Tarré y Sans (1884-1957). Su último director, entre 1926 y 1936, será de nuevo Viada i Lluch. Todos ellos vinculados a los círculos católicos de la burguesía catalana, a los que hay que añadir a quien fue su gerente: Gervasi Puiggrós.


    El elenco de sus firmas es muy extenso, integrado por periodistas, escritores, dibujantes y fotógrafos, contando también con corresponsales. Una de las más asiduas será la del sacerdote y propagandista Fèlix Sardà i Salvany (1841-1916), que publica por entregas su trabajo titulado El liberalismo es pecado. Entre sus redactores y colaboradores estuvieron el catedrático y político Manuel Polo y Peirolón (1846-1918) o Manuel Casasnovas Sanz, perteneciendo la mayor parte de ellos al partido carlista. Entre sus seudónimos destacan Adelac y Arquímedes.


    Además de su galería de retratos, publica excelentes grabados de vistas, monumentos, arqueología, descubrimientos, viajes, naturaleza o costumbres, y Joaquín Xaudaró (1872-1933) fue uno de los dibujantes de sus viñetas. Reproduce también obras de Burgess, Fortuny, Murillo, Velázquez, Rembrandt, Ribera, Rubens o Tiziano. Con el nuevo siglo va sustituyendo parte de sus grabados por fotografías de actualidad, bajo las que aparecerán las firmas de más de 350 autores, entre ellos Merletti (1860-1943), Sagarra (1894-1959), Ojanguren (1887-1972), Borrell, Brangulí, Cabedo, Felici, Marín o Mateo.


    En la tesis doctoral sobre este título de Raquel Arias Durá (2013), dirigida por Sánchez Vigil, en la que analiza su fondo fotográfico depositado en la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi (Barcelona), se concluye que La Hormiga de Oro fue el órgano del catolicismo y del carlismo en España, como combatiente antiliberal y una de las principales revistas gráficas españolas de difusión nacional, emparentada con La Ilustración española y americana (1869-1921), Blanco y negro (1891-2000), Nuevo mundo (1894-1933), Mundo gráfico (1911-1938) o La esfera (1914-1931). La revista tiene foliación continuada anual y cada año reinicia la numeración de sus entregas. También publicó anualmente un índice general de las principales materias y el 30 de enero de 1909 edita un número conmemorativo de sus bodas de plata. Entre otras obras de referencia, cabe citar los trabajos sobre este título y la prensa católica catalana de Hibbs-Lissorgues de 1984, 1991, 1993 y 1994.
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  4. #4
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    Re: Enlaces a hemerotecas carlistas y tradicionalistas

    Dejo algunos enlaces a folletos y publicaciones javieristas, principalmente del Principado catalán, de los años ´40 y ´50, en su mayor parte clandestina como consecuencia de la represión y persecuciones del aparato franquista contra los católicos tradicionalistas legitimistas españoles.



    1. El Requeté de Cataluña (Centinela): boletín de orientación e información

    2. Centinela: boletín de orientación e información del Requeté de Cataluña

    3. Margaritas: cruzada de la mujer carlista

    4. Boletín Oficial de los Requetés de Cataluña

    5. ¡Requetés...!

    6. El Tradicionalista: portavoz de la Comunión Tradicionalista del Reino de Valencia

    7. Tiempos Críticos (escindido de la Comunión desde 1958)

    8. Requetés: por Dios, por la Patria y el Rey: ¡viva el Príncipe Regente!

    9. Requeté: Dios, Patria-Fueros, Rey: portavoz de los Requetés del Principado de Cataluña

    10. Pelayos: boletín de los Pelayos del Principado de Cataluña

    11. Por Dios, por la Patria y el Rey: hoja de los Requetés de Navarra

    12. Política y economía: boletín de información editado por la Junta Local de la Comunión Tradicionalista

    13. Guía: orientación carlista

    14. Guerrilla: Portavoz del Requeté de Tortosa

    15. Boletín nacional del Requeté

    16. Boletín de orientación

    17. Boletín de información de las Juventudes Carlistas de España

    18. AET: boletín de información de la Comunión Tradicionalista en Cataluña

    19. Boletín de información del Principado

    20. Boina roja: portavoz político del Carlismo combativo

    21. AET: Órgano de la Secretaría Nacional

    22. Adelante Requeté
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  5. #5
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    Re: Enlaces a hemerotecas carlistas y tradicionalistas

    La imprenta de «La Esperanza», una fuente de conocimiento en la España del siglo XIX.

    El diario monárquico (carlista) La Esperanza (1844-1874) fue uno de los periódicos españoles más populares y leídos de su época. En su imprenta, a cargo del murciano Antonio Pérez Dubrull y situada en Madrid primero en la calle de Valverde, núm. 6, y luego en la calle del Pez, núm. 6, se editaron, además del periódico, numerosos libros que sirvieron para instruir a sus lectores y reforzar sus convicciones católico-monárquicas. Las siguientes obras, traducidas al castellano por la redacción del periódico, fueron incluidas en la llamada «Biblioteca de La Esperanza»:

    * Historia evangélica, confirmada por la judaica y la romana (1852), en dos tomos, del P. Paul Pezron;
    *​ Lord Palmerston, la Inglaterra y el Continente (1852), por el conde de Ficquelmont;
    * El libro de los Reyes (1852),​ Genio de la monarquía (1852),​ República y monarquía (1852)​ y Derecho hereditario del poder (1852), por Alexandre Weill;
    * Economía política cristiana (1852-1853), en cinco tomos, por el vizconde Alban de Villeneuve-Bargemont;

    La Biblioteca de la Esperanza también anunció su intención de editar la obra Del Protestantismo y de todas las herejías en su relacion con el socialismo (1853), por Auguste Nicolas, si bien solo nos consta la edición que se hizo de la misma en Barcelona en la imprenta de Pablo Riera.



    En la imprenta de A. Pérez Dubrull se publicaron asimismo libros como La realidad de la vida (1858), por Matilde Froment; Coleccion de los artículos de La Esperanza sobre la historia del reinado de Carlos III en España (1858), por Antonio Ferrer del Río; El perfume de Roma (1862), por Louis Veuillot; Vidas de los Mártires del Japon (1862), por Eustaquio María de Nenclares;​ La Revolucion (1863), por Monseñor Segur;​ Conferencias del Rdo. P. Félix, en la Santa Iglesia Metropolitana de Nuestra Señora de París durante la Cuaresma de 1866; El Paladín de Cristo (1865), por José Gras y Granollers;​ La dolorosa Pasion de N. S. Jesucristo, según las meditaciones de Sor Ana Catalina Emmerich (1865);​ o Advocaciones, virtudes y misterios de María Santísima (1866), por el presbítero Felipe Velázquez y Arroyo.​

    Otras de las obras impresas en la imprenta de La Esperanza serían de carácter más marcadamente carlista, especialmente durante el Sexenio Revolucionario, como Tres escritos políticos de Pedro de la Hoz publicados en 1844 (1855);​ Biografía de D. Pedro de la Hoz (1866), por José María Carulla;​ La solución española en el Rey y en la Ley (1868) y Las apariencias y la realidad de la fusión dinástica (1869),​ por Antonio Juan de Vildósola; Peticion dirigida a las Cortes Constituyentes en favor de la unidad católica de España (1869), por la Junta Superior de la Asociación de Católicos de España;​ La cuestion dinástica (1869), por Fray Magín Ferrer; Los liberales sin máscara (1869), por Valentín Gómez;​ El Romancero español de Cárlos VII (1869) y El Romancero español de la Reina Margarita (1870).

    El diario vendía además en su Administración obras de contenido histórico carlista, como Vida y hechos de Don Tomás Zumalacárregui (1845), por Juan Antonio de Zaratiegui;​ Recuerdos histórico-político-legales sobre la autoridad de los Reyes y Cortes de España, conforme a sus antiguas leyes fundamentales (1845), por el monárquico T. M.; o Historia de la emigracion carlista (1846), por Rafael González de la Cruz.

    La imprenta de La Esperanza editó también otras publicaciones periódicas, como La España teatral (1856), el Semanario de los devotos de María (1865-1870) o la revista hispano-americana Altar y Trono (1869-1872).

  6. #6
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    Re: Enlaces a hemerotecas carlistas y tradicionalistas

    Cita Iniciado por Rodrigo Ver mensaje
    Es redactada por escritores y periodistas católicos, además de los ya citados, como Gabino Tejado, Francisco Navarro Villoslada, Manuel Polo y Peyrolón, Antonio Aparicio, Antonio Valbuena, Luis Coloma o José María Pereda, entre otros. Después de ser propiedad de Modesto Riera, el 25 de octubre de 1885 pasa a serlo del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, regentado por la asociación del mismo nombre. Después de Pérez Villamil, será dirigida sucesivamente por Manuel Ossorio y Bernard, Fernando Martínez Pedrosa (de noviembre de 1888 a enero de 1890), Ángel Salcedo Ruiz y, a partir de 1893, por Francisco de Paula Salcedo. La colección de la Biblioteca Nacional de España carece del año 1893 y su último número corresponde al 31 de diciembre de 1894. A partir de 1897 es continuada por Ilustración católica de España.
    El otro día di con unas citas de carlistas del siglo XIX, y Antonio Valbuena, que viene citado en ese texto, tiene una muy buena (ése es el carlismo que a mi me gusta, con las cosas claras):Y esta otra, aunque no de Valbuena, también me parece muy buena:Las imágenes las he subido a una página web para poder enlazarlas porque hace una semana o más que el foro no me permite subirlas, no sé por qué.
    ALACRAN y Rodrigo dieron el Víctor.

  7. #7
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    Re: Enlaces a hemerotecas carlistas y tradicionalistas

    No se ve la primera imagen, Trifón.
    Militia est vita hominis super terram et sicut dies mercenarii dies ejus. (Job VII,1)

  8. #8
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    Re: Enlaces a hemerotecas carlistas y tradicionalistas

    Cita Iniciado por Rodrigo Ver mensaje
    No se ve la primera imagen, Trifón.
    ¿No? a mi sí que me salen.

    De todas formas puede que sea una jugarreta del foro, porque a mi aparte de no dejarme editar bien los textos (poniendo negritas o colgar imágenes), se me "desloguea" sola la cuenta según pincho en un hilo u otro.

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