(Fuente: ABC, 24 de Noviembre de 1951, página 11)

Visto en: HEMEROTECA ABC



¿Quiénes son los financieros de Kerensky?



Desde hace más de dos años, el senador del Estado de Wisconsin, Joseph McCarthy, ocupa el puesto central en la escena política de los Estados Unidos de América. Sus acusaciones sirvieron de base a las investigaciones del conocido F.B.I. y de la Comisión de Actividades Antiamericanas, a consecuencia de las cuales, numerosos funcionarios del Estado fueron destituidos por comunistas. El general Marshall, el antiguo embajador Jessup, el ex vicepresidente Henry Wallace, el especialista del State-Deparment para el Lejano Oriente Owen Lattimore y algunos más han sido abiertamente acusados por McCarthy de haber llevado una política procomunista en Asia y entregado China al bolchevismo a sabiendas.

El nombre del senador de Wisconsin quedará en la historia de los Estados Unidos como el del hombre que ha abierto los ojos a la opinión pública norteamericana en lo que al peligro comunista se refiere.

Pero McCarthy no sabe todo lo que hay que saber sobre la infiltración comunista. Hace unas semanas reapareció en la escena política mundial un hombre, que todos habíamos olvidado: Alejandro Feodorovich Kerensky, presidente del Gobierno provisional ruso entre febrero y octubre de 1917; el hombre cuyo nombre está ya en la Historia como prototipo del “caballo de Troya del comunismo”. Sin Kerensky, el puñado de revolucionarios bolcheviques reunidos alrededor de Lenin y Trotzky nunca hubiera podido apoderarse de Rusia. Fugado de Rusia a raíz de la revolución, Kerensky está, desde hace dos meses, en Alemania, donde ha iniciado una campaña para crear un movimiento “anticomunista” reuniendo “todas” las organizaciones de la emigración rusa… Todas, salvo las de derecha, es decir, excluyendo a los monárquicos y a los “fascistas”, o mejor dicho, a los “no-marxistas”. Cabe decir que los elementos monárquicos representan el más fuerte núcleo anticomunista de la emigración rusa, aunque su representante, el gran duque Vladimiro Romanov (que vive en Madrid) se ha retirado de toda actuación política.

Frente a esta extraña actuación de Kerensky, la mayor parte de las organizaciones de la emigración rusa elevaron una enérgica protesta, pero sin éxito: Kerensky está apoyado por los círculos gubernamentales norteamericanos y dispone de grandes medios financieros, lo que representa una ventaja enorme frente a la mayoría de la pobre y poco apoyada emigración rusa, diseminada en el mundo entero.

Este apoyo y estos medios financieros constituían un misterio que nadie podía resolver. Ahora, uno de los mejores periódicos rusos, el muy bien informado “Nabat”, que aparece en Alemania, publica una pequeña noticia, casi inadvertida en el mundo entero: Kerensky está financiado por el grupo bancario norteamericano Kuhn, Loeb y Co.

Para los que no conocen la historia del Estado soviético y del comunismo internacional, este rótulo no significa mucho. Pero para los demás, el Banco Khun, Loeb y Compañía es la cuña de la revolución bolchevique. Este Banco facilitó, en 1917-18, a Trotzky y a Lenin enormes capitales, sin los cuales la revolución bolchevique no hubiera sido posible. La transacción se efectuó mediante varios Bancos europeos: Rothschild, de París, Londres y Viena; Lazare Frères, de París; Warburg, de Alemania; Speyer y Compañía, Ginzburg y Compañía y algunos otros menos conocidos. Trotzky estaba casado con la hija de uno de los socios del Banco, un tal Givotowsky. En estos tiempos –y ahora todavía más–, el “trust” banquero Kuhn, Loeb y Compañía reunía los capitales de varios grandes Bancos, entre los cuales se hallan los de Morgan y Compañía, los de la familia Warburg, de la familia Schiff, del rey del cobre, Gugenheim; es decir, un total de mil doscientos millones de dólares, y representaba el más fuerte grupo financiero de los Estados Unidos y, probablemente, del mundo.

En un libro intitulado “Verano español” publicó, en 1948, el escritor suizo René Sonderegger la historia de este Banco y de sus intervenciones en la política mundial (tenía el Banco también relaciones con los rojos españoles). El libro ha sido prohibido en Suiza, y Sonderegger no consiguió editarlo en ningún otro país. Mas su libro representa uno de los documentos más sensacionales que jamás se hayan escrito sobre la historia secreta de la finanza internacional.

Con la reaparición del Banco Kuhn, Loeb y Compañía en la escena de la política internacional, respaldando a Kerensky, todas las suposiciones son permitidas. ¿Es Kerensky, como lo afirma gran parte de la emigración rusa, el nuevo (y al mismo tiempo viejo) caballo de Troya comunista, encargado de socavar y sabotear la acción anticomunista de la emigración rusa?

¿O es Kerensky el exponente de la gran finanza judaica internacional, que quiere asegurarse buenas posiciones para el dominio de las enormes riquezas rusas, en caso de una victoria sobre el bolchevismo? Ahora recuerdan los periódicos de la emigración rusa los enlaces financieros entre Trotzky y el Banco Kuhn, Loeb y Compañía, y el hecho de que el 75 por 100 de los dirigentes comunistas, tanto en Rusia como en el mundo, y desde Marx hasta Trotzky, han sido judíos…

La primera posibilidad nos parece más cerca de la verdad, aunque la segunda tiene también sus defensores, que subrayan el hecho de que todos los miembros del Banco Kuhn, Loeb y Compañía pertenecen a la gran logia masónica judía B´nai Brit´h, considerada comúnmente como el “Gran Kahal” del judaísmo internacional.

En cualquier caso, cuando el senador McCarthy se entere de las misteriosas relaciones entre Kerensky y sus protectores del Gobierno norteamericano, de una parte, y con el Banco Kuhn Loeb y Compañía, por otra, tendrá bastante material para armar un nuevo torbellino en el Senado, en el F.B.I. y en la Comisión de Actividades Antiamericanas.

Sin hablar de la Prensa…


Alejandro Botzaris