Os riscos das redes sociais

Os riscos das redes sociais

Carlos Nougué

Como disse em outro lugar, não quero nem me cabe determinar a cada um como agir concretamente com respeito às redes sociais (Facebook, etc.). Mas, ainda que muito brevemente, quero e devo alertar a todos sobre os riscos que me parece elas implicam.
Como nunca fiz parte de nenhuma, só as tratarei a partir de dois de seus efeitos visíveis: o tempo que se perde em tais redes; o fato notório de que, muito ao contrário do que se anuncia, elas são lugar de inimizades, rixas, contendas, detrações, injúrias.

1) O mundo atual, tanto o capitalista como o comunista ou a mescla de ambos, com sua transformação das pessoas em engrenagens de uma imensa máquina de fazer dinheiro, tirou ao homem grandíssima parte do tempo de ócio, exatamente aquele em que podia viver segundo o que é superior em sua alma: aplicando-se à contemplação, sobretudo de Deus. Impediu, assim, o que para Aristóteles era a vida feliz: a bíos theoretikós (exatamente, a vida contemplativa). Que dizer então do que aconteceu à religião e suas práticas, esta mesma religião que, por virtude sobrenatural, constitui o ápice da vida contemplativa – e de que depende nada menos que a salvação eterna das almas?
Mas há mais. Já desde a revolução industrial e da Lei de Chapelier, pelas razões apontadas em Blefes imensos, a vida familiar pelo menos se fragilizou imensamente. O divórcio, que veio a tornar-se uma permanente espada de Dâmocles sobre sua cabeça, agravou muito a situação, e é fato que a família está hoje em franca dissolução. Mas some-se a tudo isso a televisão, por exemplo, e tem-se um quadro dramático: os cônjuges ou estão trabalhando, ou estão vendo televisão – ou, ainda, fazendo desta a baby-sitter eletrônica de seus filhos. Como pôr em ação, assim, o tear que dia a dia tece e retece a solidez da família e da criação dos filhos?
Pois somem-se agora a todo o anterior as redes sociais! O imenso tempo que se perde nelas é como a pá de cal sobre a vida contemplativa e a familiar. Em nome de quê? De um simulacro, aliás feio, da vida social autêntica e sã. Já não se trata das boas risadas que se podem dar junto com o amigo; já não se trata da conversa maravilhada no intervalo de um concerto (de música boa, é claro); já não se trata pois da vivência direta de algo a que tendemos naturalmente. Trata-se de algo como um fantasma. Com efeito, para a vida social autêntica e sã, é essencial o contato direto, o rosto amigo diante dos olhos, o enlevo sentido em comum diante do belo. Mas para o sucedâneo de vida social que são as redes sociais basta o virtual, o espectral – uma imagem de rosto, por exemplo. E por aí se vê que tais redes são tudo, menos verdadeiramente sociais.
2) E é daí que decorre o segundo efeito acima enunciado. Neste sucedâneo de “relação social” constituído pelas redes, entre tais imagens fantasmáticas que pretendem substituir-se à presença efetiva do outro, e por trás do biombo da tela do computador, é muito fácil à natureza caída do homem sentir-se todo-poderosa e, em vez de iludir-se com um espectro de relação social, passar a fazer dele um poderoso instrumento de inimizade.
Atrás desse diabólico biombo, quantos não se sentem no direito de afrontar e injuriar o outro? Não raro por “motivos nobres”: defender a religião, uma doutrina, etc. Tal nobreza, porém, muito amiúde se perde totalmente, porque aquela mesma sensação de todo-poder, como parte de algo fantasmático, acaba por logo substituir qualquer motivo nobre – e o que era nobre torna-se ignóbil. Com efeito, o exercício autêntico de qualquer poder requer, necessariamente, a posse do conhecimento que permite esse mesmo exercício. Qualquer poder é tirânico se não fundado num conhecimento o mais perfeito possível. Que se vê nada raramente, todavia, nas redes sociais? Exatamente inimizades, injúrias, detrações, etc. – manifestações de tirania –, em nome da defesa de uma doutrina. Ora, a defesa de uma doutrina requer conhecimento dela, o qual só se adquire por estudo. Como, contudo, encontrar tempo para tal estudo se ele é consumido por aquelas mesmas redes?
Some-se tudo o que se disse acima e ter-se-á, parece, a razão principal do triste espetáculo de inimizades, contendas, injúrias, etc., que vemos transbordar de um espaço virtual e fantasmático para o que nos resta de vida social real. Sim, porque é este um dos efeitos mais malignos das redes sociais: não só roubar à vida social autêntica o pouco tempo que lhe resta, mas empeçonhar e enfermar cada dia mais este mesmo restante.

SPES - Santo Tomás de Aquino: Os riscos das redes sociais

Espero colocar esta información en el lugar adecuado

Existe una relación de amor odio entre los usuarios y compañías de internet como Facebook o Google. Por un lado, son útiles. ¿Necesita información? el buscador web tiene más de la que usted puede procesar. ¿Quiere seguir en contacto con sus amigos? El sitio liderado por Mark Zuckerberg elimina la necesidad de siquiera discar el teléfono. Sin embargo, el costo de este matrimonio de conveniencia parece ser que es nuestra privacidad. En 2012 podría verse un cambio en el balance de poder entre estas compañías de Internet y los ciudadanos. Uno de los puntos más conflictivos en nuestra relación con ellas es la publicidad, que a muchos resulta fastidiosa. Sin embargo, el dinero que genera esta publicidad lo convierte en el efecto secundario inevitable del uso de estos servicios en la Red. El sueño de los publicistas es disponer de toda esta información que comparte la gente a través de internet cada día. Desde las transacciones que hacemos, los pensamientos que tenemos, nuestra lista de deseos en paginas como Amazon, es para ellos una tormenta perfecta de datos. Esta información la consiguen a menudo a través de las direcciones IP, historiales de búsqueda, compras en Internet, tiempo invertido en determinadas páginas, artículos leídos y desde qué país, en ocasiones extraído de aplicaciones GPS en dispositivos móviles. Pero los consumidores tienen poca idea de cómo estos datos están siendo empleados, dicen los expertos. “La gente que comparte datos a menudo no lee las normas de privacidad. Tendrían que estar mucho mejor escritas ya que usualmente son largas y complicadas”, dice Viviane Reding, portavoz de la Comisión Europea para la Ciudadanía. Reding está muy interesada en cómo las firmas de Internet usan la información. La Unión Europea está trabajando actualmente en dos proyectos de ley al respecto para mejorar la situación actual. La primera es conocida como la ley “cookie” porque está específicamente dirigida a esas piezas de código que se emplean para rastrear el comportamiento en Internet. Las cookies permiten, por ejemplo, que publicidad que estaba en páginas de internet visitadas con anterioridad de repente aparezcan en pantalla. Reding también pretende revisar el modo en que las compañías emplean los datos. Una nueva directiva sería aprobada en enero. La medida obligará a las compañías de Internet a ser mucho más explícitas sobre la información que se comparte con las empresas de publicidad. El sistema, dice Facebook, es completamente “anónimo”, dice la red social. Los publicistas pueden cargar anuncios en el sistema de Facebook para que los vean determinados usuarios. Por ejemplo, los que tienen edades comprendidas entre los 25 y los 35 años. El sistema de publicidad de Facebook conecta estos anuncios con los usuarios deseados, pero su información permanece en los servidores de Facebook. La relación entre publicistas, el público y las firmas de internet es complicada, dice Nick Stringer, director de asuntos regulatorios en la Oficina de Publicidad en Internet. “La información lleva al modelo de publicidad pero también necesita ser equilibrado con la necesidad de privacidad”, explica. “La publicidad financia estos servicios de internet que usamos, por lo que debe darse un negocio. Los consumidores quizás no son conscientes de cómo Facebook y Google hacen dinero, pero están dispuestos a usar el servicio y no pagar por él”, aclaró
La comisionada de privacidad canadiense Jennifer Stoddart, dijo recientemente que la gente tendría que tener derecho a rechazar el recibir este tipo de anuncios. En una charla sobre marketing y leyes en Toronto, dejó este punto claro. “A algunos les gusta ver publicidad a medida cuando tiene que ver con sus intereses particulares. Otros no quieren verlos”, dijo. “No puedes poner como condición de uso de servicio, el poner a disposición este tipo de información personal”, expresó a la prensa durante el evento. Stoddart destacó que los publicistas no deben recopilar estos datos o hacer uso de ellos sin el consentimiento del usuario. El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, dijo una vez que “social” tendría que ser la configuración por defecto de la red social, pero hay mucha gente que está en contra de ello. “La gente tiene un derecho fundamental a la privacidad, pero la cuestión es ¿tiene esta gente todavía derecho sobre su información?”, pregunta Jim Killock, director del Grupo Open Rights. Una forma de hacer que los ciudadanos retomen el control de su información, dice Killock, es llevar a cabo un Subject Access Request (Petición de acceso del sujeto), que exige a las compañías que entreguen la información personal que han almacenado sobre un individuo. El estudiante de derecho Max Schrems hizo justo esto. Junto con otros estudiantes, pidió a Facebook que le proporcionara toda su información personal. Los resultados fueron varios CD con PDFs conteniendo miles de páginas de información de todo tipo, incluyendo creencias religiosas y orientación política. Tras la experiencia, estableció una página de internet llamada “Europa versus Facebook”, para luchar en contra de lo que dice es una irrupción en datos personales. Según él, la red social está creando “perfiles sombra”, que recopilan una excesiva cantidad de información sobre el usuario. Schrems llevó sus argumentos a la Comisión de Protección de Datos de Irlanda, eligiendo este país porque es donde se ubica la sede de Facebook en Europa.Lo cierto es que muchos llorarían si Google y Facebook se hartaran un día y decidieran cerrar sus servicios. Aunque la confianza ha sido dañada, los problemas que tenemos con ellos no son suficientes como para romper nuestra relación. No obstante, siempre querremos saber qué se traen entre manos.

Facebook, ou falsos amigos e verdadeiros inimigos

http://4.bp.blogspot.com/-uOnEWWMH8L.../faceb+ook.gif

[Fonte: http://www.fsspx.com.br/exe2/faceboo...ros-inimigos/]


“Os Homens já não têm tempo para tomar conhecimento de nada. Compram coisas feitas aos mercadores. Mas, como não existem mercadores de amigos, os Homens já não têm amigos”. Esta reflexão de Antoine de Saint-Exupéry (O Pequeno Príncipe, 1942) é hoje desmentida pelos fatos. Atualmente, os mercadores de amigos existem.
As redes sociais como o Facebook ou o MySpace oferecem, com um custo mínimo e sem a necessidade de sair do lugar, um número quase ilimitado de amigos (1). Em média, os usuários têm entre 130 e 150 amigos, ou seja, quase trinta vezes mais do que um homem pode ter na sua vida real. Algumas pessoas chegam a ter mais de mil contatos.
Na verdade, é tão bom ter amigos! E tão humilhante ter menos que o próprio vizinho!
De fato, a paixão pelas redes sociais tem as características de uma epidemia universal. Três anos após o seu aparecimento, a rede Facebook já tinha quase 400 milhões de usuários (que representam mais de 20 bilhões de conteúdos publicados online). Traduzido para o francês em abril de 2008, o site recebe hoje 19 milhões de visitantes por mês, dos quais metade se conecta todos os dias. E 67% dos usuários têm entre 18 e 34 anos, mas os de 13-17 anos de idade em um ano passaram de 4 para 25%.
[Dados para a Itália: são 19 milhões - 10 milhões de homens e 9 milhões de mulheres – que, proporcionalmente, se subdividem por idade: 1,8 milhões até 18 anos; 2 milhões entre 19-24 anos; 1,3 milhões: 25 - 29 anos; 1,4 milhões: 30-35 anos; 1,8 milhões: 36-45 anos; 800 mil: 46-55 anos; 300.000 mulheres e 600.000 homens com mais de 56 anos - 60% dos que usam a Internet são membros do Facebook – de 2008 até hoje, os usuários quintuplicaram entre os muito jovens; dobraram entre os jovens, quintuplicaram entre adultos (36-55 anos) - usuários globais em relação à população: EUA: 47%, GB 45%, Turquia 34%, Argentina 31%, França 31% Itália 29% Espanha 26%, Colômbia 25%, Filipinas, 22%, Alemanha 17%]
A rede MySpace, no início de 2010, contava 130 milhões de usuários, enquanto os Skyblogs somam 20 milhões, dos quais metade tem menos de 18 anos. Na França, mais de 7 milhões de pessoas visitam esses sites todos os meses.
[na verdade, em valores globais, parece que esse número é muito maior; seria o dobro na Itália.]
Os avanços da tecnologia têm permitido o surgimento do Twitter, em 2006, que permite enviar mensagens instantâneas a partir de um celular ou um computador, adicionar imagens, ter acesso a todas as informações publicadas por todos os usuários que nos interessam. Este serviço recebe atualmente 25 milhões de visitantes. No final de 2009, ou seja, em apenas três anos, foram enviados no mundo mais de 5 bilhões de mensagens.
No Brasil, as redes sociais são uma mania nacional. Nove em cada dez usuários de internet estão conectados nelas, principalmente no Orkut, que tem 20 milhões de visitantes por mês.
No Japão, a medalha de ouro pertence ao Mixi, com quase 20 milhões de membros. O acesso é sempre a partir do celular. Os japoneses contam como foi o seu dia: eles fotografam o que comem na parte da manhã, da tarde e da noite, comentam qualquer saída deles.
Estes números fabulosos de visitantes nos convidam a refletir, visto que tal movimento incontrolado de massas não diz nada de bom ao atento observador. O que é isso exatamente? O que é tão atraente e até mesmo fascinante nestas redes sociais?
À primeira vista a coisa parece inocente. Inscreve-se em um site de livre escolha e assim se possui um endereço, um perfil no qual se apresenta a própria identidade e os próprios interesses. Depois, atualiza-se esta apresentação eletrônica e se adicionam fotos recentes, relatórios de atividades, desejos e projetos. O conjunto é enviado para uma rede de conhecidos que tem livre acesso a estas informações. A esse ponto, fica fácil fazer amizade e entrar na vida privada dos outros.
O fenômeno suscita muitas dúvidas para o cristão, como sobre os bate-papos inúteis (chat), por exemplo, sobre a curiosidade, sobre o tempo roubado ao próprio dever de estado ou à vida de oração. Mas vamos limitar-nos à seguinte questão: Estas redes sociais (Facebook, MySpace, etc.) mantêm suas promessas? Podemos fazer nelas amizades verdadeiras?

FALSOS AMIGOS

O que é amizade? Com Aristóteles, os filósofos definem a amizade com três elementos: a semelhança, benevolência e a reciprocidade. O que acontece com tais elementos nestas redes sociais?
Toda verdadeira amizade é fundada sobre certa semelhança, sobre a posse comum de uma série de sentimentos, julgamentos e vontades. Este é o tesouro comum que irá determinar a verdade e a nobreza da amizade. Se, em vez disso, baseia-se na sensualidade ou na mentira, será apenas uma caricatura. Se for construída sobre a vida de graça e o desejo de agradar a Deus, será uma verdadeira e bela amizade.
Agora, em que se baseiam as relações no Facebook? Em uma espécie de mentira. O sociólogo Dominique Cardon demostra que com o Facebook se desenvolve a “dramatização” de si mesmo, o que os ingleses chamam de show off. No mais das vezes, as pessoas se mostram nuas ou em situações humilhantes. Sobretudo, e geralmente em grupo, as pessoas se mostram à mesa, no trabalho, com raiva ou bêbados em uma festa. Toda vez se manda à comunidade a mesma mensagem: “Eu tenho uma vida badalada, saio muito, sei me divertir, conheço um monte de gente, seja como eu”. Tentamos mostrar aos outros que somos jovens, bonitos, “cool” [legais] e que é bom fazer parte dos contatos. Em resumo, não se perde ocasião de vangloriar-se, arriscando-se a passar por mitômanos.
Uma das provas de que a imagem que se dá de si é falsa está no fato de que nunca se mostra tristeza. Nas fotos, se sorri, se mostra a língua, apoia-se nos ombros dos amigos, se comemora, mas nunca se mostra uma lágrima. Portanto, ninguém nunca se revela totalmente, a identidade que se mostra é construída e artificial, e a amizade que resultará disso também o será.
O segundo elemento de amizade é a benevolência, a benevolentia latina, a vontade do bem do outro. A amizade é toda orientada para o verdadeiro bem do meu amigo e não para meus interesses e o meu prazer. O que tem de benevolente nas “amizades” que prometem as redes sociais?
Em primeiro lugar, precisa saber que um em cada cinco usuários de Facebook utiliza esta rede para encontrar uma vítima para seus próprios maus desejos. Enquanto que mesmo os que têm boas intenções a toda evidência se inscrevem em tais redes para si e não para os outros. Eu torno públicas certas partes de minha vida para torná-las conhecidas e validá-las em meu círculo. Cultivo a ilusão de não ser esquecido, de ser uma pessoa importante e amada. Substituo a satisfação de ter uma pessoa que pensa em mim sempre pela ideia de que muitas pessoas pensam em mim um pouco. Em última análise, tudo está centrado no eu.
Além disso, tal ostentação da própria vida privada comporta outro perigo, o de uma contínua solicitação ao mal. Nas redes sociais, eu vejo o que os outros podem fazer sem mim e eu me descubro muito estúpido para ficar fora do “o que os outros fazem”. Vejo o que me falta para estar completamente na moda e me sinto compelido a fazer mais.
Neste ponto, o que acontece com a gratidão, a generosidade, a reciprocidade, que formam o terceiro elemento da amizade?
Os utilizadores aprendem logo. “Eu tenho 100 amigos no Facebook – escreve um deles – mas na mesa almoço sozinho”. “Eu tenho 257 amigos no Facebook – outro reclama – mas ninguém que me ajude com a mudança”. É a diferença entre a quantidade e a qualidade, entre as relações artificiais e a vida real. No Facebook, a amizade é recompensada com um “click” que não custa nada, com alguma piada grosseira, com algumas novidades descobertas no mural de alguém (o que alguém comeu no almoço, como se vestiu esta manhã a senhorita, tudo acompanhado de fotos). Sobretudo, as relações dos usuários de Facebook recaem no voyeurismo, porque se eu conto sobre mim é justamente para despertar a curiosidade nos meus “amigos”. Que sentido faz brincar de esconde-esconde se ninguém me procura? Graças ao Facebook, não precisa mais espiar pelo buraco da fechadura, a minha vida e a dos contatos da minha rede são visíveis a todos. “No Facebook você se comporta como um porteiro”, diz um psiquiatra. É neste nível que se coloca essa estranha amizade.
Definitivamente, as redes sociais destroem um dos elementos mais bonitos e mais consoladores da vida humana, a verdadeira amizade.

OS VERDADEIROS INIMIGOS

No entanto, as redes sociais não são apenas o ponto de encontro de falsos amigos, mas também um ponto de referência para os verdadeiros inimigos.
Outro dia, um homem foi atraído pela atendente que cuidava dele em uma loja de roupas. Não se atreveu a pedir o seu número de telefone, mas uma hora depois ele acessou a página do Orkut da loja e lá encontrou o perfil de todos os atendentes, assim pôde começar a caçar a sua vítima. Muitas pessoas, particularmente as moças, abandonam esses sites porque já não toleram ser continuamente vigiadas, exploradas, e ser alvo de brincadeiras desagradáveis, de injúrias ou chantagens.
E 41% das moças de 13/18 anos dizem terem sido objeto de escárnio online. “Corina é uma grande…”, “Jade fede”, “Anita é feia”. A perseguição permanece online e produz catástrofes. Muitas vezes, isso se transforma em uma espécie de espionagem online: um espião se diverte a contar a todos os seus amigos e conhecidos todas as vossas intrigas.
Mais grave ainda, quase metade das jovens de 13/18 anos diz que já recebeu, online, uma proposta de encontro de um desconhecido. Enquanto 29% diz ter sido vítima de assédio sexual, e isso sobe para 43% quando se consideram apenas as meninas com idade entre 13-14 anos. Na França, mais da metade das jovens de 13/18 anos diz ter sido exposta a imagens chocantes no Facebook. Em teoria, poder-se-ia restringir o acesso ao próprio perfil a algumas pessoas selecionadas, mas é muito fácil se deixar levar pela corrida aos amigos e a aceitar os desconhecidos. De qualquer forma, nada impede que os nossos amigos “confiáveis” passem aos outros as nossas informações, que muitas vezes são muito pouco edificantes!
Além disso, de tanto falar e sem perceber, a moça arrisca-se a fornecer informações que uma pessoa mal intencionada poderia usar para fazer contato. Por exemplo: Mara, 13 anos, diz que sairá de sua aula de dança nesta quarta-feira, às 16h00, à Via dei Mughetti, n. 28, e que vai voltar para casa sozinha. Não se torna uma presa fácil para todos os tipos de pervertidos? Eles, na verdade, estão muito presentes e muito ativos.
Após reclamações, várias redes sociais têm sido forçadas a adotar medidas de segurança. No início de 2009, o MySpace anunciou que tirou de sua rede os perfis de 90 mil criminosos sexuais. Isso significa que estavam lá havia apenas algumas semanas. E quem nos garante que não voltaram? Os criminosos não têm certamente o costume de se apresentarem como tais.
As redes, então, formaram um serviço de segurança. É garantido no Facebook por 150 agentes dos Estados Unidos. Mas, desde que toda semana na rede são publicados mais de três bilhões de conteúdos (comentários, fotos e links), como poderão manter o ritmo. E quais os critérios de escolha?
A solução real está no coração do homem, em sua vontade férrea de agradar a Deus e de obter ou conservar uma personalidade profundamente cristã.
Que os pais tenham piedade de seus filhos e lhe impeçam o acesso a tais ambientes de perversão. Que cada um se coloque diante de Deus, à própria fraqueza e ao próprio dever de estado, e que se conscientize do fato de que essas redes – que foram criadas por perversos (o criador do Facebook, Mark Zuckerberg, procurava inicialmente apenas um meio para encontrar uma companhia feminina por dois dias, entre os alunos de sua universidade, e hoje se tornou o mais jovem bilionário do mundo) para perversos – estão no rol das pompae diaboli, às quais renunciamos no dia do batismo.
Haveria um uso inocente destas redes sociais? Talvez! É possível que se consiga escapar dos verdadeiros inimigos que povoam estes locais, mas não se evitará nunca outro mal: o de aviltar ou estupidecer as nossas amizades, que Deus quer belas e profícuas.
E se voltássemos a brincar com a família, a cantar, a representar pequenas comédias, a ler, a rezar? Se se vivessem, em verdade, as alegrias e as dificuldades da família cristã? Crianças e jovens sentiriam esse vazio que os leva a procurar refúgio no mundo virtual?
Como o uso de meios eletrônicos (portáteis, internet, etc.) deve ser regulado pela santa virtude da pobreza, que, pelo bem da alma, sabe renunciar às coisas permitidas e utiliza um meio somente quando e na medida em que é realmente útil, assim o cristão deve renunciar às redes sociais que enfurecem, em nome da amizade cristã e da verdadeira vida.


(1) – resumimos e citamos livremente Oliver Levard e Delphine Soulas: Facebook: mes amis, mes amours…des emmerdes! – Les dangers des réseaux sociaux pour les mineurs. Mechalon, 2010.


- Retirado de Le Chardonnet, N. 264, Janeiro 2011 – Boletim da paróquia de Saint-Nicolas-du-Chardonnet, em Paris, da Fraternidade Sacerdotal São Pio X – FSSPX - La Porte Latine - Catholiques de Tradition - Mgr Lefebvre - Le Chardonnet : le bulletin de l'église Saint-Nicolas-du-Chardonnet


Fonte: FSSPX-Italia


Tradução GdA


SPES - Santo Tomás de Aquino: Facebook, ou falsos amigos e verdadeiros inimigos

Facebook, ou falsos amigos e verdadeiros inimigos

http://4.bp.blogspot.com/-uOnEWWMH8L.../faceb+ook.gif

[Fonte: http://www.fsspx.com.br/exe2/faceboo...ros-inimigos/]


“Os Homens já não têm tempo para tomar conhecimento de nada. Compram coisas feitas aos mercadores. Mas, como não existem mercadores de amigos, os Homens já não têm amigos”. Esta reflexão de Antoine de Saint-Exupéry (O Pequeno Príncipe, 1942) é hoje desmentida pelos fatos. Atualmente, os mercadores de amigos existem.
As redes sociais como o Facebook ou o MySpace oferecem, com um custo mínimo e sem a necessidade de sair do lugar, um número quase ilimitado de amigos (1). Em média, os usuários têm entre 130 e 150 amigos, ou seja, quase trinta vezes mais do que um homem pode ter na sua vida real. Algumas pessoas chegam a ter mais de mil contatos.
Na verdade, é tão bom ter amigos! E tão humilhante ter menos que o próprio vizinho!
De fato, a paixão pelas redes sociais tem as características de uma epidemia universal. Três anos após o seu aparecimento, a rede Facebook já tinha quase 400 milhões de usuários (que representam mais de 20 bilhões de conteúdos publicados online). Traduzido para o francês em abril de 2008, o site recebe hoje 19 milhões de visitantes por mês, dos quais metade se conecta todos os dias. E 67% dos usuários têm entre 18 e 34 anos, mas os de 13-17 anos de idade em um ano passaram de 4 para 25%.
[Dados para a Itália: são 19 milhões - 10 milhões de homens e 9 milhões de mulheres – que, proporcionalmente, se subdividem por idade: 1,8 milhões até 18 anos; 2 milhões entre 19-24 anos; 1,3 milhões: 25 - 29 anos; 1,4 milhões: 30-35 anos; 1,8 milhões: 36-45 anos; 800 mil: 46-55 anos; 300.000 mulheres e 600.000 homens com mais de 56 anos - 60% dos que usam a Internet são membros do Facebook – de 2008 até hoje, os usuários quintuplicaram entre os muito jovens; dobraram entre os jovens, quintuplicaram entre adultos (36-55 anos) - usuários globais em relação à população: EUA: 47%, GB 45%, Turquia 34%, Argentina 31%, França 31% Itália 29% Espanha 26%, Colômbia 25%, Filipinas, 22%, Alemanha 17%]
A rede MySpace, no início de 2010, contava 130 milhões de usuários, enquanto os Skyblogs somam 20 milhões, dos quais metade tem menos de 18 anos. Na França, mais de 7 milhões de pessoas visitam esses sites todos os meses.
[na verdade, em valores globais, parece que esse número é muito maior; seria o dobro na Itália.]
Os avanços da tecnologia têm permitido o surgimento do Twitter, em 2006, que permite enviar mensagens instantâneas a partir de um celular ou um computador, adicionar imagens, ter acesso a todas as informações publicadas por todos os usuários que nos interessam. Este serviço recebe atualmente 25 milhões de visitantes. No final de 2009, ou seja, em apenas três anos, foram enviados no mundo mais de 5 bilhões de mensagens.
No Brasil, as redes sociais são uma mania nacional. Nove em cada dez usuários de internet estão conectados nelas, principalmente no Orkut, que tem 20 milhões de visitantes por mês.
No Japão, a medalha de ouro pertence ao Mixi, com quase 20 milhões de membros. O acesso é sempre a partir do celular. Os japoneses contam como foi o seu dia: eles fotografam o que comem na parte da manhã, da tarde e da noite, comentam qualquer saída deles.
Estes números fabulosos de visitantes nos convidam a refletir, visto que tal movimento incontrolado de massas não diz nada de bom ao atento observador. O que é isso exatamente? O que é tão atraente e até mesmo fascinante nestas redes sociais?
À primeira vista a coisa parece inocente. Inscreve-se em um site de livre escolha e assim se possui um endereço, um perfil no qual se apresenta a própria identidade e os próprios interesses. Depois, atualiza-se esta apresentação eletrônica e se adicionam fotos recentes, relatórios de atividades, desejos e projetos. O conjunto é enviado para uma rede de conhecidos que tem livre acesso a estas informações. A esse ponto, fica fácil fazer amizade e entrar na vida privada dos outros.
O fenômeno suscita muitas dúvidas para o cristão, como sobre os bate-papos inúteis (chat), por exemplo, sobre a curiosidade, sobre o tempo roubado ao próprio dever de estado ou à vida de oração. Mas vamos limitar-nos à seguinte questão: Estas redes sociais (Facebook, MySpace, etc.) mantêm suas promessas? Podemos fazer nelas amizades verdadeiras?

FALSOS AMIGOS

O que é amizade? Com Aristóteles, os filósofos definem a amizade com três elementos: a semelhança, benevolência e a reciprocidade. O que acontece com tais elementos nestas redes sociais?
Toda verdadeira amizade é fundada sobre certa semelhança, sobre a posse comum de uma série de sentimentos, julgamentos e vontades. Este é o tesouro comum que irá determinar a verdade e a nobreza da amizade. Se, em vez disso, baseia-se na sensualidade ou na mentira, será apenas uma caricatura. Se for construída sobre a vida de graça e o desejo de agradar a Deus, será uma verdadeira e bela amizade.
Agora, em que se baseiam as relações no Facebook? Em uma espécie de mentira. O sociólogo Dominique Cardon demostra que com o Facebook se desenvolve a “dramatização” de si mesmo, o que os ingleses chamam de show off. No mais das vezes, as pessoas se mostram nuas ou em situações humilhantes. Sobretudo, e geralmente em grupo, as pessoas se mostram à mesa, no trabalho, com raiva ou bêbados em uma festa. Toda vez se manda à comunidade a mesma mensagem: “Eu tenho uma vida badalada, saio muito, sei me divertir, conheço um monte de gente, seja como eu”. Tentamos mostrar aos outros que somos jovens, bonitos, “cool” [legais] e que é bom fazer parte dos contatos. Em resumo, não se perde ocasião de vangloriar-se, arriscando-se a passar por mitômanos.
Uma das provas de que a imagem que se dá de si é falsa está no fato de que nunca se mostra tristeza. Nas fotos, se sorri, se mostra a língua, apoia-se nos ombros dos amigos, se comemora, mas nunca se mostra uma lágrima. Portanto, ninguém nunca se revela totalmente, a identidade que se mostra é construída e artificial, e a amizade que resultará disso também o será.
O segundo elemento de amizade é a benevolência, a benevolentia latina, a vontade do bem do outro. A amizade é toda orientada para o verdadeiro bem do meu amigo e não para meus interesses e o meu prazer. O que tem de benevolente nas “amizades” que prometem as redes sociais?
Em primeiro lugar, precisa saber que um em cada cinco usuários de Facebook utiliza esta rede para encontrar uma vítima para seus próprios maus desejos. Enquanto que mesmo os que têm boas intenções a toda evidência se inscrevem em tais redes para si e não para os outros. Eu torno públicas certas partes de minha vida para torná-las conhecidas e validá-las em meu círculo. Cultivo a ilusão de não ser esquecido, de ser uma pessoa importante e amada. Substituo a satisfação de ter uma pessoa que pensa em mim sempre pela ideia de que muitas pessoas pensam em mim um pouco. Em última análise, tudo está centrado no eu.
Além disso, tal ostentação da própria vida privada comporta outro perigo, o de uma contínua solicitação ao mal. Nas redes sociais, eu vejo o que os outros podem fazer sem mim e eu me descubro muito estúpido para ficar fora do “o que os outros fazem”. Vejo o que me falta para estar completamente na moda e me sinto compelido a fazer mais.
Neste ponto, o que acontece com a gratidão, a generosidade, a reciprocidade, que formam o terceiro elemento da amizade?
Os utilizadores aprendem logo. “Eu tenho 100 amigos no Facebook – escreve um deles – mas na mesa almoço sozinho”. “Eu tenho 257 amigos no Facebook – outro reclama – mas ninguém que me ajude com a mudança”. É a diferença entre a quantidade e a qualidade, entre as relações artificiais e a vida real. No Facebook, a amizade é recompensada com um “click” que não custa nada, com alguma piada grosseira, com algumas novidades descobertas no mural de alguém (o que alguém comeu no almoço, como se vestiu esta manhã a senhorita, tudo acompanhado de fotos). Sobretudo, as relações dos usuários de Facebook recaem no voyeurismo, porque se eu conto sobre mim é justamente para despertar a curiosidade nos meus “amigos”. Que sentido faz brincar de esconde-esconde se ninguém me procura? Graças ao Facebook, não precisa mais espiar pelo buraco da fechadura, a minha vida e a dos contatos da minha rede são visíveis a todos. “No Facebook você se comporta como um porteiro”, diz um psiquiatra. É neste nível que se coloca essa estranha amizade.
Definitivamente, as redes sociais destroem um dos elementos mais bonitos e mais consoladores da vida humana, a verdadeira amizade.

OS VERDADEIROS INIMIGOS

No entanto, as redes sociais não são apenas o ponto de encontro de falsos amigos, mas também um ponto de referência para os verdadeiros inimigos.
Outro dia, um homem foi atraído pela atendente que cuidava dele em uma loja de roupas. Não se atreveu a pedir o seu número de telefone, mas uma hora depois ele acessou a página do Orkut da loja e lá encontrou o perfil de todos os atendentes, assim pôde começar a caçar a sua vítima. Muitas pessoas, particularmente as moças, abandonam esses sites porque já não toleram ser continuamente vigiadas, exploradas, e ser alvo de brincadeiras desagradáveis, de injúrias ou chantagens.
E 41% das moças de 13/18 anos dizem terem sido objeto de escárnio online. “Corina é uma grande…”, “Jade fede”, “Anita é feia”. A perseguição permanece online e produz catástrofes. Muitas vezes, isso se transforma em uma espécie de espionagem online: um espião se diverte a contar a todos os seus amigos e conhecidos todas as vossas intrigas.
Mais grave ainda, quase metade das jovens de 13/18 anos diz que já recebeu, online, uma proposta de encontro de um desconhecido. Enquanto 29% diz ter sido vítima de assédio sexual, e isso sobe para 43% quando se consideram apenas as meninas com idade entre 13-14 anos. Na França, mais da metade das jovens de 13/18 anos diz ter sido exposta a imagens chocantes no Facebook. Em teoria, poder-se-ia restringir o acesso ao próprio perfil a algumas pessoas selecionadas, mas é muito fácil se deixar levar pela corrida aos amigos e a aceitar os desconhecidos. De qualquer forma, nada impede que os nossos amigos “confiáveis” passem aos outros as nossas informações, que muitas vezes são muito pouco edificantes!
Além disso, de tanto falar e sem perceber, a moça arrisca-se a fornecer informações que uma pessoa mal intencionada poderia usar para fazer contato. Por exemplo: Mara, 13 anos, diz que sairá de sua aula de dança nesta quarta-feira, às 16h00, à Via dei Mughetti, n. 28, e que vai voltar para casa sozinha. Não se torna uma presa fácil para todos os tipos de pervertidos? Eles, na verdade, estão muito presentes e muito ativos.
Após reclamações, várias redes sociais têm sido forçadas a adotar medidas de segurança. No início de 2009, o MySpace anunciou que tirou de sua rede os perfis de 90 mil criminosos sexuais. Isso significa que estavam lá havia apenas algumas semanas. E quem nos garante que não voltaram? Os criminosos não têm certamente o costume de se apresentarem como tais.
As redes, então, formaram um serviço de segurança. É garantido no Facebook por 150 agentes dos Estados Unidos. Mas, desde que toda semana na rede são publicados mais de três bilhões de conteúdos (comentários, fotos e links), como poderão manter o ritmo. E quais os critérios de escolha?
A solução real está no coração do homem, em sua vontade férrea de agradar a Deus e de obter ou conservar uma personalidade profundamente cristã.
Que os pais tenham piedade de seus filhos e lhe impeçam o acesso a tais ambientes de perversão. Que cada um se coloque diante de Deus, à própria fraqueza e ao próprio dever de estado, e que se conscientize do fato de que essas redes – que foram criadas por perversos (o criador do Facebook, Mark Zuckerberg, procurava inicialmente apenas um meio para encontrar uma companhia feminina por dois dias, entre os alunos de sua universidade, e hoje se tornou o mais jovem bilionário do mundo) para perversos – estão no rol das pompae diaboli, às quais renunciamos no dia do batismo.
Haveria um uso inocente destas redes sociais? Talvez! É possível que se consiga escapar dos verdadeiros inimigos que povoam estes locais, mas não se evitará nunca outro mal: o de aviltar ou estupidecer as nossas amizades, que Deus quer belas e profícuas.
E se voltássemos a brincar com a família, a cantar, a representar pequenas comédias, a ler, a rezar? Se se vivessem, em verdade, as alegrias e as dificuldades da família cristã? Crianças e jovens sentiriam esse vazio que os leva a procurar refúgio no mundo virtual?
Como o uso de meios eletrônicos (portáteis, internet, etc.) deve ser regulado pela santa virtude da pobreza, que, pelo bem da alma, sabe renunciar às coisas permitidas e utiliza um meio somente quando e na medida em que é realmente útil, assim o cristão deve renunciar às redes sociais que enfurecem, em nome da amizade cristã e da verdadeira vida.


(1) – resumimos e citamos livremente Oliver Levard e Delphine Soulas: Facebook: mes amis, mes amours…des emmerdes! – Les dangers des réseaux sociaux pour les mineurs. Mechalon, 2010.


- Retirado de Le Chardonnet, N. 264, Janeiro 2011 – Boletim da paróquia de Saint-Nicolas-du-Chardonnet, em Paris, da Fraternidade Sacerdotal São Pio X – FSSPX - La Porte Latine - Catholiques de Tradition - Mgr Lefebvre - Le Chardonnet : le bulletin de l'église Saint-Nicolas-du-Chardonnet


Fonte: FSSPX-Italia


Tradução GdA


SPES - Santo Tomás de Aquino: Facebook, ou falsos amigos e verdadeiros inimigos

Facebook é uma ‘empresa de vigilância’, diz hacker que colaborou no WikiLeaks

MARCO AURÉLIO CANÔNICO
DO RIO

Num painel cheio de convidados engravatados, bem em linha com a formalidade e a seriedade do tema proposto (“Privacidade e Proteção de Dados On-line: Como Empresas, Governos e Usuários Podem Promover a Privacidade On-line”), um dos participantes chamava atenção por seu visual (bermuda, tênis, tatuagens): era Jacob Appelbaum, um dos líderes do Tor Project (software que permite aos internautas se comunicar de forma anônima na rede), ex-porta-voz do WikiLeaks e especialista em informática da Universidade de Washington.
Mas foi quando começou a falar que Appelbaum realmente roubou a cena, transformando-se numa das principais atrações do primeiro dia da Rio RightsCon e fazendo jus à alcunha de “o homem mais perigoso do ciberespaço”, que a revista “Rolling Stone” lhe deu em um longo perfil.
Com um discurso fluido e engajado, o americano atacou todas as formas de controle on-line instituídas por governos e empresas, afirmou que nem questões de segurança nacional deveriam servir como argumento para restrições e vigilância na rede e ainda atacou dois dos patrocinadores da conferência, o Facebook e o Skype.
“O Facebook é basicamente uma empresa de vigilância. Eu o chamo de ‘Stasibook’ [em referência à Stasi, a polícia política da extinta Alemanha Oriental], porque você está sempre espionando e delatando seus amigos.”
Para Appelbaum, o principal problema é que empresas como o Facebook e o Skype limitam propositalmente a segurança e a privacidade de seus usuários, seja porque lucram com seus dados ou porque cumprem exigências governamentais.
“Sob pretexto de segurança nacional, são criadas backdoors nos sistemas [para que os usuários possam ser rastreados] que podem ser usadas por outras pessoas. Os usuários estão sendo colocados em risco pelo próprio governo. Não deveríamos enfraquecer o sistema por causa da segurança pública.”
Por causa desse acesso governamental aos dados dos cidadãos, o americano disse que “cada vez que você liga para seus amigos via Skype, está colocando-os em risco.” “Deveríamos rejeitar essas empresas que comprometem nossa segurança e usar outros mecanismos, como os que permitem ligações encriptadas de ponta a ponta, trocas de mensagens seguras.”
Acostumado à vigilância do governo americano (desde que foram divulgadas suas ligações com o WikiLeaks) e às críticas que recebe por conta do Tor Project (que, por tornar os usuários quase irrastreáveis, acaba sendo usado também para venda de drogas e outras atividades ilegais), Appelbaum tem respostas prontas para os ataques mais comuns:
“Maus elementos podem usar o Tor assim como usam celulares, estradas. Censurar a internet não é a forma de lidar com isso. A causa da pornografia infantil não é a internet, são as pessoas que cometem esse crime. Restringir a privacidade on-line não vai acabar com os estupradores de crianças”.
“Essa é uma decisão que precisamos tomar como sociedade: é melhor todos estarmos seguros [ao usarmos tecnologias de comunicação], incluindo alguns dos vilões, do que ficarmos todos inseguros. Cada vez que alguém diz que devemos abrir exceções em direitos fundamentais por questões de segurança, devemos desafiar essa noção. A internet mudou a maneira como lidamos com segurança nacional. Não são apenas os provedores que podem violar a segurança, mas qualquer um com US$ 1.000.”

SPES - Santo Tomás de Aquino: Facebook é uma ‘empresa de vigilância’, diz hacker que colaborou no WikiLeaks