POESÍA HISPANISTA AMERICANA :
Ricardo Palma ( Perú/ Nueva Castilla ) :
“ A la mar por ser honda,
Se van los ríos,
Y detrás de tus ojos,
Se van los míos. “
” Por Dios, si no me quieres
Que no me mires;
Ya que no me rescates,
No me cautives. “
“ Siendo el galán cortesano,
Y de un santo descendiente,
Que haya ayunado es corriente,
Como cumple a un buen cristiano,
Pues besar quiere mi mano,
Según su fina expresión,
Le acuerdo tal pretensión,
Si es que a más no se propasa,
Y honrada estará mi casa,
Si viene a hacer colación. “
José Hernández ( Argentina ) :
“ Aquí me pongo yo a cantar,
Al compás de la vigüela;
Que el hombre que lo desvela
Una pena extraordinaria,
Como la ave solitaria
Con el cantar se consuela.
Pido a los santos del cielo,
Que ayuden mi pensamiento,
Les pido en este momento
Que voy a cantar mi historia
Me refresquen la memoria
Y aclaren mi entendimiento.
Vengan, santos milagrosos,
Vengan todos en mi ayuda,
Que la lengua se me añuda,
Y se me turba la vista,
Pido a mi Dios que me asista,
En una ocasión tan ruda,
Yo he visto muchos cantores,
Con famas bien otenidas,
Y que después de adquiridas,
No las quieren sustentar:
Parece que sin largar
Se cansaron en partidas.
Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar;
Nada lo hace recular,
Ni las fantasmas lo espantan;
Y dende que todos cantan,
Yo también quiero cantar……”
Gabriela Mistral ( Chile ) :
“ La Maestra Rural :
La maestra era pura. “ Los suaves hortelanos “,
Decía, “ de este predio, que es predio de Jesús ,
Han de conservar puros los ojos y las manos,
Guardar claros sus óleos, para dar clara luz “.
La maestra era pobre. Su reino no es humano.
( Así en el doloroso sembrador de Israel )
Vestía sayas pardas, no enjoyaba su mano
¡ y era todo su espíritu un inmenso joyel ¡,
La maestra era alegre. ¡ Pobre mujer herida ¡,
Su sonrisa fue un modo de llorar con bondad,
Por sobre la sandalia rota y enrojecida,
Era ella la insigne flor de su santidad,
¡ Dulce ser ¡ En su río de mieles, caudaloso,
Largamente abrevaba sus tigres el dolor,
Los hierros que le abrieron el pecho generoso,
¡ más anchas le dejaron las cuencas del amor ¡,
¡ Oh labriego, cuyo hijo de su labio aprendía
El himno y la plegaria, nunca viste el fulgor
Del lucero cautivo que en sus carnes ardía;
Pasaste sin besar su corazón en flor ¡
Campesina, ¿ recuerdas que alguna vez prendiste
Su nombre a un comentario brutal o baladí ¿
Cien veces la miraste, ninguna vez la viste
¡ y en el solar de tu hijo, de ella hay más que de ti ….”
Rubén Darío ( Nicaragua ) :
“ A Juan Ramón Jiménez :
Qué signo haces….:
¿ Qué signo haces, oh Cisne, con tu encorvado cuello,
Al paso de los tristes y errantes soñadores ¿,
¿ Por qué tan silencioso de ser blanco y ser bello,
tiránico a las aguas e impasible a las flores ¿,
Yo te saludo ahora como en versos latinos,
Te saludara antaño Publio Ovidio Nasón.
Los mismos ruiseñores cantan los mismos trinos,
Y en diferentes lenguas es la misma canción.
A vosotros mi lengua no debe ser extraña.
A Garcilaso visteis, acaso alguna vez…
Soy un hijo de América, soy un nieto de España….
Quevedo pudo hablaros en verso en Aranjuez….
Cisnes, los abanicos de vuestras alas frescas,
Den a las frentes pálidas sus caricias más puras
Y alejen vuestras blancas figuras pintorescas
De nuestras mentes tristes las ideas obscuras.
Brumas septentrionales nos llenan de tristezas,
Se mueren nuestras rosas, se agotan nuestras palmas,
Casi no hay ilusiones para nuestras cabezas,
Y somos los mendigos de nuestras pobres almas.
Nos predican la guerra con águilas feroces,
Gerifaltes de antaño revienen a los puños,
Mas no brillan las glorias de las antiguas hoces,
Ni hay Rodrigos, ni Jaimes, ni hay Alfonsos ni Nuños.
Faltos de los alientos que dan las grandes cosas,
¿ Qué haremos los poetas sino buscar tus lagos ¿,
A falta de laureles son muy dulces las rosas,
Y a falta de victorias busquemos los halagos.
La América Española como la España entera,
Fija está en el Oriente de su fatal destino;
Yo interrogo a la Esfinge que el porvenir espera,
Con la interrogación de tu cuello divino,
¿ Seremos entregados a los bárbaros fieros ¿,
¿ Tantos millones de hombres hablaremos inglés ¿,
¿ Ya no hay nobles hidalgos ni bravos caballeros ¿,
¿ Callaremos ahora para llorar después ¿,
He lanzado mi grito, Cisnes, entre vosotros,
Que habéis sido los fieles en la desilusión,
Mientras siento una fuga de americanos potros,
Y el estertor postrero de un caduco león….
….Y un cisne negro dijo : “ La noche anuncia el día “,
y uno blanco : “ ¡ La aurora es inmortal ¡ La aurora
es inmortal ¡, Oh tierras de sol y de armonía,
Aún guarda la Esperanza la Caja de Pandora ¡ “.
“ Salutación del Optimista :
Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda,
Espíritus fraternos, luminosas almas, ¡ Salve ¡,
Porque llega el momento en el que habrán de cantar nuevos himnos,
Lenguas de gloria. Un vasto rumor llena los ámbitos; mágicas
Ondas de vida van renaciendo de pronto;
Retrocede el olvido, retrocede engañada la muerte;
Se anuncia un reino nuevo, feliz sibila sueña
Y en la caja pandórica de que tantas desgracias surgieron
Encontramos de súbito, talismánica, pura, riente,
Cual pudiera decirla en su verso Virgilio divino,
La divina reina de la luz, ¡ la Celeste Esperanza ¡
Pálidas indolencias, desconfianzas fatales que a tumba
O a perpetuo presidio condenasteis al noble entusiasmo,
Ya veréis el salir del sol en un triunfo de liras,
Mientras dos continentes, abonados de huesos gloriosos,
Del Hércules antiguo la gran sombra soberbia evocando,
Digan al orbe : La alta virtud resucita
Que a la hispana progenie hizo dueña de los siglos.
Abominad la boca que predice desgracias eternas,
Abominad los ojos que ven sólo zodiacos funestos,
Abominad las manos que apedrean las ruinas ilustres,
O que la tea empuñan o la daga suicida.
Siéntense sordos ímpetus en las entrañas del mundo,
La inminencia de algo fatal hoy conmueve a la Tierra;
Fuertes colosos caen, se desbandan bicéfalas águilas,
Y algo se inicia como vasto social cataclismo
Sobre la faz del orbe. ¿ Quién dirá que las savias dormidas
No despierten entonces en el tronco del roble gigante
Bajo el cual se exprimió la ubre de la loba romana ¿
¿ Quién será el pusilánime que al vigor español niegue músculos
y que al alma española juzgase áptera y ciega y tullida ¿
No es Babilonia ni Nínive enterrada en olvido y en polvo,
Ni entre momias y piedras reina que habita el sepulcro,
La nación generosa, coronada de orgullo inmarchito,
Que hacia el lado del alba fijan las miradas ansiosas,
Ni la que tras los mares en que yace sepulta la Atlántida,
Tiene su coro de vástagos, altos, robustos y fuertes.
Únanse, brillen, secúndense, tantos vigores dispersos;
Formen todos un solo haz de energía ecuménica.
Sangre de Hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas,
Muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo,
Que regará lenguas de fuego en esa epifanía.
Juntas las testas ancianas ceñidas de líricos lauros
Y las cabezas jóvenes que la alta Minerva decora,
Así los manes heroicos de los primitivos abuelos,
De los egregios padres que abrieron el surco pristino,
Sientan los soplos agrarios de primaverales retornos
Y el rumor de espigas que inició la labor triptolémica.
Un continente y otro renovando las viejas prosapias,
En espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua,
Ven llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos.
La latina estirpe verá la gran alba futura,
En un trueno de música gloriosa, millones de labios
Saludarán la espléndida luz que vendrá del Oriente,
Oriente augusto en donde todo lo cambia y renueva
La eternidad de Dios, la actividad infinita.
Y así sea Esperanza la visión permanente en nosotros,
¡ Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda ¡ “
“ A Maestre Gonzalo de Berceo :
Amo tu delicioso alejandrino
Como el de Hugo, espíritu de España;
Éste vale una copa de champaña,
Como aquél vale “ un vaso de bon vino “,
Mas a uno y otro pájaro divino,
La primitiva cárcel es extraña;
El barrote maltrata, el grillo daña,
Que vuelo y libertad son su destino.
Así procuro que en la luz resalte
Tu antiguo verso, cuyas alas doro
Y hago brillar con mi moderno esmalte;
Tiene la libertad con el decoro,
Y vuelve, como al puño el gerifalte,
Trayendo del azul rimas de oro. “
Amado Nervo ( Méjico/ Nueva España ) :
“ El Lirio Cárdeno :
En el jardín del Alcázar luce un gran lirio morado,
Un gran lirio cuya pompa las demás flores humilla
Y que en su altivez enhiesta parece un abanderado
Que majestuoso enarbola el pendón real de Castilla.
No hay reyes ya, ni hay infantes que por los sitios umbrosos
Discurran como en las tardes de otros tiempos discurrían,
Comentando bellos lances venatorios o amorosos,
Y ostentando, a las miradas
De los villanos ingenuos, aquellas ropas chapadas que traían.
La sala de Alfonso el Sabio luce grecas de oro viejo
Y hay un balcón donde el cielo miraba el Rey, que al saber
Los absurdos del sistema tolemaico, muy perplejo
Pensó que si le llamara Dios a su santo consejo
Antes que construir el mundo….mejor le hubiera de hacer
¡ Cuántas acordadas músicas aquellos muros oyeron!
¡ Cuántas trovas estas torres en la quietud oportuna…!,
Y estas grises galerías, ¡ cuántas veces pasar vieron
La majestad desdeñosa de don Álvaro de Luna ¡
En los campos melancólicos los cierzos vienen y van,
Y parece que, añorando las dulces cosas que fueron,
Nos murmuran al oído : ¿ Qué se hizo el rey Don Juan…?,
Los infantes de Aragón, ¿ qué se hicieron ¿ “
“ Águilas y Leones :
Somos de raza de águilas y de raza de leones;
Maridaje sublime de una y otra realeza;
La del ala que burla todas las extensiones
Y la del rey ungido por la Naturaleza.
Somos de raza de águilas y de raza de leones;
Ya apunta nuestra aurora, nuestro destino empieza.
Somos de raza de águilas y raza de leones;
De leones indómitos de corona fulgentes,
Y de águilas reales que en los hoscos peñones
Estrangulan serpientes.
¿ Cómo no ha de alumbrarnos el sol que a las naciones
tranfigura, el divino sol de amor y bonanza ¿
Somos de raza de águilas y razas de leones
¡ Tengamos esperanza ¡
Nuestras estirpes áureas eclipsan los blasones,
De los más grandes pueblos. Tenemos la fe, el estro
Que inflama, la osadía, madre de altas acciones.
Somos de raza de águilas y raza de leones,
El mundo ( Aunque no quieran los otros ) será nuestro.
En tanto, recordamos con emoción amante
El día en que una nave, cruzando las llanuras
Del nunca hollado Atlante,
Trajeron a estos mundos al fiero león rampante,
Para unirlo a las águilas, diosas de las alturas,
De entonces, juntos ambos, mientras el león defiende,
La heredad que en sus garras formidables afianza,
El águila, su aliada, las extensiones hiende,
Y su mirada inmóvil la emboscada sorprende,
Sortea los peligros y burla la asechanza.
¡ Oh España que nos diste tu altivo león rugiente;
Gracias ¡ Seremos dignos de tu pujanza heroica,
Y en premio del regalo y a cambio del presente
Te ofrendamos el vuelo del águila potente,
Y en el combate brava y en el dolor estoica.
Los numerosos pueblos hermanos que en ti fijos
Tienen los grandes ojos negros y soñadores,
Y que como nosotros se ufanan de ser hijos,
De cepa tan gloriosa, te ofrecen sus cóndores,
Te brindan sus estrellas, sus manos enlazadas,
Sus vivos gorros frigios, sus cerros humeantes;
Y todos erigimos nuestras cimas nevadas
Como torres gigantes,
Para que a ellas asciendan las águilas osadas,
O rujan en sus crestas los leones rampantes.
¡ Oh, madre, madre augusta de las veinte naciones :
rimemos los latidos de nuestros corazones
Y unidos para siempre nuestros veintiún pendones,
Marchemos por caminos de paz y bienandanza ¡
Somos de raza de águilas y raza de leones;
Tengamos esperanza.
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