A esta nación que tanto quiero
gloriosa y distante
de la cruz sobre el madero
que se acerca y se aleja.

Como tu hija la dulce Margarita
que goza siempre de alegría
con sus clavos y penas
cuando siente tu delicada presencia.

Sobre esta tierra de hermosura y tormento
se inclinan ante ella mis venas heridas
sobre un campo lleno de lunares y estrellas
gritando a España que la amo y la espero.

Porque en España se ocultan mis flaquezas
bajo una frondosa sombra de tristeza
que bordea mi alma con alegría
sobre un corazón clavado de espinas.

Y cuando llege el atardecer de mi vida
me presentaré ante ti cubierto de madera
de frente y mirando al cielo
para ver desde mi patria el final del camino.


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José Miguel de Lepanto
Una llamada al amor (Poesías al Padre eterno)