"El Humor, el Ingenio y la Gracia en la Poesía Castellana" es una antología de poesía humorística desde el Siglo de Oro hasta el XX recopilada por el R.P. Pablo Schneider, sacerdote germano-argentino del Verbo Divino, publicada en el año '50, los últimos días la estuve releyendo y se me ocurrió abrir un hilo para que vayamos aportando las que conozcamos; voy a empezar con una que encontré en este libro donde un escritor español que vivió en Buenos Aires se plantea si España y Argentina hablan el mismo idioma:
IDIOMA NACIONAL
Con empeño necio y vano
y una ignorancia supina,
dice el español ufano
que conserva la Argentina
el idioma castellano.
Yo digo que para hacer
tan errónea afirmación,
cuyo valor se va a ver,
precísase conocer
la lengua de esta nación.
Es la argentina una extraña
lengua, que toma, amaña
de cien idiomas: yo opino
que tiene tanto de España,
como del ruso y del chino.
Como con afirmaciones
rotundas no se demuestra
nada, apoyo mis razones
dando al punto como muestra
un centenar de botones.
Sin previa preparación,
¿quién adivinar podría
que aquí es sandia la sandía,
que es salame el salchichón,
ni que es chaucha la judía?
¿Y quien que no esté iniciado
hallará el significado
de las que aquí apunto:
choclo, cívico, quinado,
alverjas, poroto y unto?
Las voces de uso corriente
las han trocado hábilmente,
armando un lindo ciempiés.
Dí, lector, todo al revés,
y hablarás como esta gente.
Llama al abrigo tapado,
y por faldas dí polleras;
los sombreros son galeras,
y ¡oh, indignación! han llamado
pavas a las cafeteras.
Pedido es la petición
un sirviente es un mucamo,
se llama patrón al amo,
y todos dicen reclamo
por decir reclamación.
A todo el mundo se ve
usar y abusar del che;
en vez de tú, dicen vos,
y aun es más curioso que
se diga ¡chao! por ¡adiós!
Un golfo es un atorrante;
mas si atorra un elegante,
se dice que es patotero
o farrista o bochinchero.
(El tipo abunda bastante.)
Hacen de la población
cuadras de igual extensión,
para que cada cual viva,
sin advertir la alusión,
en su cuadra respectiva.
Otras palabras: diarista,
galpón, pito, ascensorista,
pucho, balanceador,
calote, educacionista,
tambo, chacra y changador.
Todo lo que causa agrado
dicen que es lindo o es chiche;
llaman sonso al abobado,
un tenducho es un boliche,
y un conscripto es un soldado.
El mundo que triunfa y priva
se llama la gente bien,
mujer es voz despectiva,
y palabrota ofensiva
es individuo también.
Un anuncio es un aviso,
occiso un asesinado,
y distinguen con cuidado,
diciéndonos si fue occiso
con talero o baleado.
Dicen venite y salite,
por no decir ven y sal,
y, con desacierto igual,
la gente más fina omite
la sílaba del final.
Y dicen vení y salí,
o bien ¡espianta de ahí!
(pues todo es la misma cosa.)
También es frase curiosa
y típica: ¡A mí, maní!
El agua de Seltz es soda,
dicen ajuntar y ajunte,
rico tipo es voz de moda,
y al pavo o al que incomoda
no se le lleva el apunte.
El sentido han trastocado
al sustantivo recado,
y hasta al adverbio recién
y, en fin, ¡el colmo! han llamado
al petróleo kerosén.
Dan sentido singular
a voces que han pervertido,
y así dicen trepidar,
ubicación y pedido,
vincularse y auspiciar.
Otro colmo que delata
bien que esta lengua insensata
la enreda el mismo Luzbel:
todo el dinero es papel
y ha de decir que es plata.
Siempre se dice en inglés
tranway, stud y motorman,
dicen usina en francés,
y hay frases en portugués,
y giros en alemán.
Del italiano no hablemos,
pues no hay dialecto italiano
que en la Argentina ignoremos;
se barre en napolitano
y en siciliano bebemos.
Va la lengua castellana
tan mezclada a la italiana,
que grandes y chiquitines
parecemos cherubines
del dúo de La Africana,
pues, decimos ma por pero,
farabuti (hombre grosero),
y en las fondas y figones
reemplazan los macarrones
al archiespañol puchero.
El que se marcha de un lado
es que se manda a mudar,
ir de juerga es farrear,
tomarse estar embriagado
y hacer el oso, afilar.
Desde ya es un desatino
que a cada paso se mete
al hablar. Tampoco atino
por qué dirá el argentino
es al ñudo o al cohete.
Es la calva la pelada
una suerte, una bolada,
al pedir llaman pechazo,
una biaba es un trompazo
y se estrila el que se enfada.
Otro dislate inaudito:
irse a lo de Fulanito,
donde el lo es casa a su modo...
dicen Juancito y pancito,
para decirlo mal todo.
¿Cómo no? es afirmación,
aunque a nada compromete.
¡qué esperanza! es negación,
y es chocante admiración
¡La gran flauta! o ¡La gran siete!
Dicen banca, fondo, chata,
y sindicar y ocurrir
y, en fin, ¡basta! ¿A qué seguir?
¿Quién es capaz de escribir
cuanto aquí se disparata?
Es lo apuntado un sumario
económico, usuario,
y que sin embargo, basta
a indicar el Diccionario
que en la Argentina se gasta.
Y hago el resumen por si...
pruebo a España que es macana
pensar que hablamos aquí
una lengua que es hermana
de la que usamos allí.
Miguel Gil de Oto (Miguel Toledano)
(español 1870)
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