La gaita y los celtas.

En cierta ocasión, al final de una charla sobre los instrumentos en la música popular gallega, un anciano se me acercó y me dijo: “oiga, Vd. Nos ha hablado de la gaita y sus orígenes; ha comparado la gaita con otros instrumentos de su misma familia..., sin embargo no hablo para nada de los celtas. Le diré una cosa: no le quepa la menor duda que la primera gaita la hicieron los celtas con huesos”. He de reconocer que me quedé algo perplejo ante la seguridad de aquel hombre. Posiblemente, si hubiera hablado con él antes de mi charla, no habría omitido un elemento que está en la mente de éste y de muchos gallegos: nuestra gaita es tan antigua como nuestro pueblo.
Esta creencia que se aparta del tradicional y reconocido estudio de la evolución de los instrumentos de doble palleta, entre los que se encuentra la gaita, se me ocurre que tiene una explicación que va más allá del simple sentimiento popular que, por otra parte, no aclara totalmente el fenómeno de tan arraigado reconocimiento. La gaita gallega, de paleta “dura”, de registro reducido y de acento recio, ha crecido y se ha asimilado al pueblo. Podemos decir que el fondo común de la gaita es europeo, de ascendiente romano; sin embargo esto va más allá de lo muestra una miniatura o un fragmento de piedra o una nota documental.
Como ningún otro instrumento de la música popular europea, la gaita ha tomado, como en una extraña ósmosis cultural, el acento, el aroma y el color instrumental del pueblo en que se desarrolló y evolucionó de forma definitiva. Aunque el principio técnico sea el mismo, la músete, la gaita escocesa, asturiana, gallega, italiana, rumana etc., no suenan del mismo modo, nos suenan vestidas del paisaje en que crecieron, un paisaje que en el caso gallego es agrio, sombrío, alegre y misterioso. No es posible establecer, punto por punto, los paralelismos que desde la noche de los tiempos conforman un paisaje y un instrumento, lo cierto, y para esto no tenemos explicación posible, es que la galleguidad de esta gaita nuestra es la síntesis de la aceptación, el querer y la practica de un pueblo que cree que la gaita es tan antigua como su propia historia.

Carlos Villanueva