Nada más lejos de la típica imagen del yonqui. Muchos son profesionales de éxito, no delinquen para pagarse el hábito, lo llevan con discreción y casi todos creen 'tenerlo controlado'. Son los consumidores de cocaína, y suman ya tres millones.

La escena es cada vez más habitual: una reunión de trabajo, un grupo de amigos. De repente, uno de ellos, que quizá ha estado especialmente brillante o animado durante la velada, se levanta y se va al cuarto de baño, para volver como un hombre nuevo: habla bastante más, se muestra seguro, decidido, parece que se come el mundo, se ha vuelto el alma de la reunión. Lo que ha hecho ha sido meterse una raya de coca, la droga de moda.

Los datos sobre el consumo de cocaína en España no pueden ser más graves y preocupantes. Tres millones de personas consumen esta sustancia de forma habitual o esporádica, según la última Encuesta Domiciliaria sobre Abusos de Drogas, aunque los informes de la ONU publicados el pasado martes por la Fiscalía Antidroga rebajan esa cifra a poco más de un millón, el 2,6 por ciento de la población, por encima de la media norteamericana.

"Me preocupa que el consumo de cocaína se haya duplicado en los últimos diez años y que un 36 por ciento de jóvenes entre 14 y 18 años hayan consumido cannabis en los últimos doce meses, el doble que hace diez años, lo que supone que más de 761.000 jóvenes han consumido esta droga en los últimos doce meses", señaló recientemente la ministra de Sanidad y Consumo, Elena Salgado.
Pero el problema no se limita a los jóvenes en absoluto, y entre sus usuarios se encuentran no pocos colegas de la ministra, como demostró el pasado 15 de julio la cadena de televisión alemana Sat-1. Los reporteros de la cadena tomaron muestras de restos en aseos y otros lugares de influencia pública en Bruselas, incluyendo los lavabos del Parlamento Europeo, y encontraron cocaína en casi todos.

Los resultados de la Encuesta Domiciliaria sobre Abusos de Drogas se han conocido hace unos meses y nos permiten saber, por ejemplo, que los españoles tenemos el triste récord de ser los miembros de la Unión Europea con mayor proporción de consumidores de cocaína. En realidad, en España hay tantos cocainómanos que su consumo triplica la media europea.

Datos facilitados por el Ministerio de Sanidad y Consumo muestran que el consumo de esta droga se ha duplicado en los últimos diez años, en España.
Y lo que es aún más grave: un 36 por ciento de los jóvenes que tienen entre 14 y 18 años la han consumido en los últimos doce meses. Esto supone en cifras absolutas 761.000 personas, en esa edad.

La imagen de la coca

El problema de esta droga es que tiene buena imagen y, al menos aparentemente, es aceptada por la sociedad como una droga recreativa y de alto rendimiento, por lo que su uso y dependencia se ha disparado entre los sectores profesionales de éxito. Pero lo más grave de esto no es sólo la imagen que tiene esta droga, sino también, y principalmente, el riesgo de la población joven de habituarse a su uso.
"La dama blanca, la droga que no engancha": con este eslogan se vendía la sustancia hace unos años. Esa falsa sensación de seguridad y control, unida al efecto euforizante de la droga -que, a diferencia de alucinógenos y opiáceos, no obstaculiza una actividad normal ni la interacción social- han convertido a la cocaína en el psicofármaco de elección para muchos profesionales, que ven en ella un medio de esparcimiento inocente. "La cocaína no cambia mi personalidad ni me hace tener más éxito social", asegura Cristina, de 34 años, creativa publicitaria. "Simplemente, es una droga más que he elegido conscientemente para que me acompañe hasta que me canse de ella; no me domina".

El aumento del consumo se debe, entre otras razones, a que cada vez hay una mayor oferta de este tipo de sustancias. Desde el Centro Español de Tratamientos Avanzados de la Adicción (TAVAD), su director, Juan Legarda, ha recordado en diversas ocasiones que "la cocaína es la droga sobre la que el consumidor tiene una mejor percepción: es la droga que mejor imagen tiene entre los drogodependientes".

La cocaína es una droga poderosamente adictiva. Las personas que la han probado describen la experiencia como una euforia (el 'subidón') potente que les da una sensación de supremacía. Ganar en seguridad y romper inhibiciones son algunas de las principales razones que llevan a muchos al consumo. "Soy bastante tímido -confiesa Antonio, cámara de televisión-, y la 'farlopa' hace de mí un tipo estupendo y seguro de sí mismo". Lo malo viene en cuanto terminan los efectos. "Pero el bajón de después es brutal", admite Cristina. "El bajón que te da la cocaína es el peor de todos, te sumes en una profunda depresión que dura ese día (o esa tarde); siempre acabo por tirar los restos del día anterior".

Pero no se puede predecir ni controlar hasta qué punto continuará usando la droga. Las formas principales de ingerir la cocaína son inhalar o aspirar por la nariz, inyectar y fumar (incluidas la cocaína de base libre y de crack).
Los efectos físicos de la cocaína incluyen constricción de los vasos sanguíneos periféricos, pupilas dilatadas y aumento en la temperatura del cuerpo, la frecuencia cardíaca y la tensión arterial. Algunos usuarios de cocaína hablan de sensaciones de intranquilidad, irritabilidad y ansiedad, tanto durante el uso como entre períodos de uso.

Gracias a lo extendido de su consumo, la cocaína está en todas partes y su precio ha descendido hasta los 50 euros el gramo (de un gramo pueden sacarse fácilmente seis o siete rayas).
Es cierto que el síndrome de abstinencia de la coca no es como el 'mono' del heroinómano; es más psicológico que físico. "Estás nerviosísimo, te da por sudar, de pronto te pones a llorar sin venir a cuento y no puedes dormir", recuerda Antonio, que lleva ya dos años limpio.

Antonio tenía buenas razones para dejarlo. "Me llegaba a gastar 1.500 euros al mes en coca. Llegó un momento en que necesitaba meterme una raya para funcionar. Una noche me desperté sangrando por la nariz. El médico me dijo que tenía las fosas nasales deterioradas para siempre. Me dolía la cabeza y la mandíbula a todas horas y cada vez sufría más arritmias".

La reina de las drogas

Datos facilitados por TAVAD dejan claro que más de la mitad de los pacientes tratados en el centro durante el año pasado lo fueron por consumo de cocaína, o de esta sustancia asociada con el alcohol y los tranquilizantes.
Las llamadas a la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) por consumo de cocaína se han duplicado en los últimos años. Por el contrario, la proporción de las recibidas por consumo de heroína han ido en descenso. En 2004, el personal de la FAD que atiende este tipo de llamadas (al número de teléfono 900 16 15 15) recibió más de 15.000 consultas. En aquellas en las que se manifiesta claramente una situación de consumo, el mayor porcentaje corresponde a llamadas relacionadas con la cocaína (48,4%). A mucha distancia se sitúan el cannabis (20%), el alcohol (9,1%) y la heroína (7 por ciento). España se diferencia del resto de los países de la Unión Europea en que mientras fuera el segundo lugar lo ocupa el éxtasis, en España este puesto lo ostenta la cocaína.