Tema: Así va el PP (anuncio de la Comunidad de Madrid)

Yo confío en que eso no ocurra pero no me atrevería a descartarlo. Los hombres somos capaces de las mayores barbaridades.
Y a la Historia me remito.

El liberalismo es una muestra de eso, en política y economía.

El capitalismo no se sostiene en el vacío. Está inmerso en un doble contexto:
- Jurídico-legal.
- Socio-cultural.

De este contexto, dependen en gran medida los frutos del capitalismo. Si el marco legal es injusto y la mentalidad de los agentes del sistema inicua, los frutos del sistema económico también lo serán.

El capitalismo, insisto, es moralmente aséptico. Entendido como un sistema económico basado en:

- La propiedad privada.
- El mecanismo de los precios.
- Libertad de empresa.
- Papel subsidiario del Estado en la atención a ciertas necesidades.

Un sistema de libre mercado (es decir, con tan sólo las regulaciones realmente necesarias para defender los derechos de las personas y su dignidad) no es malo intrínsecamente. Pero sus frutos pueden ser malos si se utiliza mal, lo que tiene relación con el contexto.
Por ejemplo, en una sociedad cristiana no sería negocio un sex-shop. Ni habría que obligar a los comerciantes a cerrar sus tiendas en domingo porque ellos mismos, sin coacción, santificarían las fiestas. Ni sería rentable vender pornografía. Ni habría máquinas tragaperras.

El problema, Ordóñez, es el contexto. Es la mentalidad mundana. Por eso, no se trata tanto de empeñarse en cambiar estructuras como de anunciar el Evangelio. Cristianizar al mundo a través de la acción misionera. Si no, cualquier sistema económico producirá injusticias.

En fin, he caído. Me propuse no volver a tratar este tema. Pero es que me has tirado de la lengua.

Eso es falso.


1 ) El capitalismo no respeta el principio de subsidiariedad del Estado, sino que somete a éste a otro " estado paralelo ".


2 ) El pilar fundamental de la existencia del capitalismo es la usura y la explotación; la injusticia social en todos los ámbitos partiendo desde aquí.


Si yo tiro de la lengua, no sé lo que haces tú.

Como tantas veces, surge el problema hermeneútico. Al mismo término, asignamos distintos significados.

Vamos a cambiar la estrategia: Donde pone capitalismo, pongamos "un sistema económico basado en la propiedad privada, el mecanismo de los precios, la libertad de empresa y el papel subsidiario del Estado".

Olvidemos, por favor, la palabrota "capitalismo".

La usura, la explotación, la injusticia social, se deben a los contextos que hablaba antes.

Te dejas la función social de la propiedad privada y la protección que se debe brindar a la economía por encima del " mecanismo de los precios " o " libertad de empresa ". Eso no puede existir en un sistema liberal, que relega al Estado en base al " estado paralelo ", cuando no controlando todo por otros mecanismos ( Como pasa hoy ) o con los totalitarismos. Ya está bien de esa " cara buena " del liberalismo porque eso no se sostiene por ningún lado.

Avaro: Atesora para sí. Guarda debajo del colchón. No invierte.

Empresario: Arriesga para ganar, generando riqueza y empleo. A eso se le llama función social de la propiedad privada.

El que pide su vida al dinero, no se atreve a invertir, porque parece que arriesga su vida. Los avaros no son buenos empresarios.

Libertad de empresa: Si yo quiero poner una tienda de pipas, no tengo que pedir permiso a ningún gremio ni estar limitado por regulaciones que sólo buscan proteger a los poderosos que ya están vendiendo muchas pipas.

Las regulaciones no protegen a los poderosos, sino al contrario. Dentro de la jurisdicción española, Elías de Tejada ya hablaba como " cauce y freno ". Y el gremio es una de las formas de cómo mejor puede participar en la vida social alguien, y no el voto al partido político. No puede haber desorden para las empresas. Ni tampoco manejarlo todo. Pero tu mentalidad en ese sentido es puramente liberal y demagógica. El empresario no tiene por qué arriesgar sólo. De hecho, en el Sur a raíz de la desamortización más bien han hecho todo lo contrario. Demagogia barata; pero no esperaba más.