No es ella la culpable. Ella, como todos los ministros o diputados del partido cuando opinan (o rebuznan) en materia de ética solo son meros portavoces de la Fundación Pablo Iglesias, que es el verdadero "laboratorio de ideas" de toda la canalla.
Desde allí definen las campañas de temporada o a largo plazo; subvenciones a amiguetes, caza de brujas; memorias histéricas, desenterramiento de momias y métodos de persuasión y perversión ciudadana, tanto por machaqueo mediático como de "razones" a la "ciudadanía".
Todo por la causa de la subversión contra los principios ya no solo cristianos sino de la civilización occidental.