Ceuta y Melilla estaban además, hasta no hace muchos años, llenas de acuartelamientos. Había tantas instalaciones militares y tantos efectivos que habría sido impensable para los moros arrebatárnoslas. Y la minoría musulmana (que todavía era minoría) convivía pacíficamente. Pero ahora parece que España hubiera abandonado esas ciudades a su suerte. Y los ceutíes y los melillenses son en su mayoría mucho más patriotas y amantes de España que muchos de la Península.