España ya no existe
España un Estado sin nación
Durante la Edad Media existió la nación española, sin Estado común. Luego los españoles contribuyeron a inventar el Estado nación. Ahora están creando el Estado sin nación. De hecho, el Estado sustituye a la nación, y desde las diversas naciones o nacionalidades antes españolas se habla del Estado como único nexo común. La nación catalana, por ejemplo, está integrada en el Estado (español). Lo mismo le pasa a Euskadi, antes País Vasco y antes aún Provincias Vascongadas. Y otro tanto le pasará a la nacionalidad andaluza y a la valenciana cuando cuajen sus identidades nacionales, todavía demasiado recientes aunque ya operativas. O, mejor dicho, cuanto las oligarquías políticas dominantes lo crean oportuno. Una vuelta al caciquismo, esta vez con un poder local intervencionista y más asfixiante que nunca.
Evidentemente, un Estado sin nación rebaja la entidad moral y emocional del patriotismo. En algún sentido, es la culminación de lo que a finales del siglo XX se llamó patriotismo constitucional. El concepto de patriotismo constitucional nació en Alemania, para que la lealtad nacional alemana sorteara las asperezas de la historia reciente del país. En España, el patriotismo constitucional debía salvar la falta de consenso sobre la idea misma de España. Enfrentada a esta misión, la expresión se dejó por el camino la palabra patriotismo. No es que en España no haya exhibiciones patrióticas, aunque no sean muy frecuentes. Ocurren sobre todo en las competiciones deportivas, que admiten un patriotismo sin sacrificios aparentes. Aunque tal vez expresen una demanda más profunda, no satisfecha por las instituciones políticas ni por la conformación de la España actual.
La cultura española existe, por supuesto, y será excelentemente conservada, estudiada y difundida. Pero habrá perdido la dimensión nacional. Como tal, nadie la sentirá como propia ni la continuará. Los que quieran hacerlo se encontrarán viviendo en el pasado. Es posible que subsistan territorios no nacionalizados, como Madrid, que para ello habrán de enfrentarse a la tendencia general. No se sabe por cuánto tiempo. La construcción de las nuevas naciones no se ha hecho sin violencia ni odio. España es el enemigo exterior por excelencia, aquel sobre cuyas ruinas se levanta el nuevo edificio. No es fácil imaginar cómo funcionará el nuevo dispositivo. Entraña demasiadas fragilidades, demasiados desequilibrios y una falta de cohesión intrínseca. En cualquier caso, ya estamos ahí. España ya no existe.
http://findesemana.libertaddigital.com/espana-despues-de-espana-1276237814.html
Mi comentario:
Los tres párrafos que anteceden son los que más poderosamente han llamado mi atención y los que más han dolido a mi alma española.
Leer todo el texto ha sido para mí un ejercicio de masoquismo, pero elegir estos tres párrafos, meditarlos y decidirme a pegarlos aquí es un acto de auto crueldad. Los que leáis esto o el texto entero decidme con que amargor os quedáis en vuestra alma española.
Reniego del Estado sin nación, reniego del patriotismo constitucional y reniego de todos aquellos que oyendo el grito de Viva España no responde con un ¡Viva España! que se oiga en los confines de universo.
Ese final del artículo: “España ya no existe” es verdaderamente desconsolador pero por desgracia muy cierto. Solo tengo una débil esperanza en que una renovación profunda arregle esta lamentable situación por la que atraviesa mi patria.
«Todo lo que manda el Rey,
que va contra lo que Dios manda,
no tiene valor de Ley,
ni es Rey quien así se desmanda.»
(Lope de Vega)
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