PEDERASTIA MASÓNICA Y SOCIALISTA


El masón y socialista Rodolfo Llopis

PLAN PEDERASTA-MASÓNICO-SOCIALISTA: "APODERARSE DEL ALMA DE LOS NIÑOS"

El socialista y masón Rodolfo Llopis Ferrándiz (1895-1983) ingresó en el PSOE el año 1917, participando en la fundación de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza de UGT. En 1923 fue iniciado en la Masonería (Logia Ibérica nº 7 de Madrid, del Grande Oriente Español), tomando el alias de "Antenor". En 1925 organizó en Cuenca el triángulo masónico "Electra". Durante la II República fue diputado en Cortes, llegando a ser nombrado ministro de Instrucción Pública. En 1931 ocupó un gran cargo en el Gran Consejo Federal Simbólico -el alto mando del Grande Oriente Español. Durante el exilio siguió vinculado a varias logias formadas por masones de origen español que vivían exiliados en el país galo, ayudadas por la Gran Logia de Francia. Como secretario general del PSOE en el exilio (en perfecta identidad con su labor masónica), Llopis fue muy reconocido por la francmasonería mundial. Y, curiosamente, buena parte de la masonería socialista española estaba exiliada en Marruecos, mire usted por dónde.

Esto era lo que decía este masón socialista:

"Para mí no hay revolución simplemente porque se lleve a efecto un cambio de régimen político. Ni siquiera hay revolución cuando junto al cambio político hay un cambio social. Para mí, el ciclo revolucionario no termina hasta que la revolución no se haga en las conciencias. Y esa es la labor que tiene que hacer la escuela. Porque yo no concibo un revolucionario que no sea algo educador, y un educador que no sea revolucionario. La escuela tiene que ser el alma ideológica de la revolución".

Y continuaba:

"¿Quién ha de hacer esa revolución en las conciencias y en los espíritus? Para nosotros no hay duda. Esa revolución ha de ser obra de los educadores [...] Hay que apoderarse del alma de los niños".

Ante semejantes declaraciones, nosotros decimos:

Hay que defender a la infancia para que estos degenerados no la destruyan. Pues al igual que existen monstruos que abusan de los cuerpos infantiles, existen otros monstruos -no menos aberrantes- que abusan de sus espíritus. Y, por desgracia, suele suceder que -con harta frecuencia; así es la maldad intrínseca del espíritu revolucionario- los que quieren apoderarse de las almas de los niños, lo hacen con el perverso y execrable propósito de abusar de sus cuerpos.


Maestro Gelimer

LIBRO DE HORAS Y HORA DE LIBROS