En mi opinión el problema del actual sistema legal es que, a líneas generales, es muy "maricón". Que sí, que lo fundamental, especialmente con los criminales jóvenes, es tratar de corregir sus errores y que tengan una segunda oportunidad para vivir en sociedad. Pero yo pienso que las penas, las de toda la vida (muerte y perpetua), estaban ahí principalmente para meterle el miedo en el cuerpo al personal, no para ser ejecutados en todos los casos. Hoy en día un criminal sabe que si entra en la cárcel, a lo sumo estará unos cuantos años en ella, y si es menor de edad ni siquiera eso. Y así vemos a los asesinos saliendo impunes a la calle para el horror de los familiares de las víctimas.
Yo abogaría por primero, una ley penal mucho más dura que acepte la pena de muerte y cadena perpetua, graves penalizaciones por reincidencia (el sistema penal está aqui principalmente para hacer justicia, no dar caridad), reducción de la edad mínima de "responsabilidad moral" hasta que se tienen facultades para decidir por uno mismo (unos 10 años).
De todas formas yo creo que todas las penas deberían ser las mismas, tan sólo que por ejemplo a esos criminales de 13 años, habría que mandarlos a un lugar distinto que al de los psicópatas y los terroristas, a un lugar que esté centrado más en su regeneración moral y menos en su cautiverio, pues suponen un peligro público mucho menor y aún pueden ser rescatados.
Aquí es donde creo que la iglesia hace un excelente trabajo, pues a la vez que salva almas (en caso de que seas creyente), contribuye a la regeneración moral de la persona, enseñándole como comportarse y vivir de acuerdo a los principios cristianos. Habiendo estudiado desde muy pequeño en un colegio religioso, puedo decir que lo que me enseñaron (dejando de lado el liberalismo post-vaticano II) es la base de mi moral actual, a menudo de forma inconsciente. Estoy hablando de los años más tiernos, aproximadamente hasta los 15, pero que son importantes pues es cuando el niño genera o no empatía por los demás y sus problemas.
He conocido otras personas que estudiaron en colegios e institutos públicos, donde conocieron poco o nada sobre religión o moral cristiana, y si bien hay excepciones, la mayoría se rige como el resto de la sociedad por un carácter hedonista, y lo poco de ética que se les enseña llega tarde y de forma filosófica y abstracta. En este ambiente queda más al carácter de cada individuo como se va desarrollar, ya que el instituto no ejerce una influencia notablemente positiva, a lo sumo neutra o algunos casos negativa.La actividad de la iglesia en este aspecto, es a todas luces superior a la patraña del gobierno con su "educación para la ciudadanía".
Volviendo al tema en cuestión, yo creo que las penas son principalmente disuatorias. Si existe la pena capital por asesinar a otra persona, un asesino se lo pensará dos veces antes de hacer nada. Para los más jóvenes, la prioridad es, aún más si cabe, la re-educación del individuo y su regeneración moral, pues aún se le puede salvar y no tiene porqué estar condenado a vivir en aislamiento. Ahora bien, personalmente yo no tolero a los reincidentes, si se dan casos de 2 o 3 reincidencias, yo directamente aplicaría la pena capital o perpetua, pues es lógico que el individuo no desea ser salvado y el resto de la sociedad no tiene porque cargar con ese lastre.
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