Re: Lloriqueos olímpicos
Suscribo hasta las comas de Juan Manuel de Prada. A mi tampoco me gustaba esa candidatura, ese afán en hacernosla tragar a todas horas, ese triunfalismo, pero también quiero destacar otros dos aspectos que aquí no se han mencionado aún. El primero, es que el asunto tiene derecho y tiene revés, y lo digo porque una vez más se demuestra que esos "comités electores" están compuestos por sinvergüenzas que sólo buscan favorecer toda clase de intereses espurios y, el segundo, es que los perdedores son el deporte y los deportistas.
A mi, en efecto, me ha dado grima ver las imágenes de las caras de imbéciles de muchos que allí se habían concentrado, no sé si con globitos y "chupa-chups", o sin ellos, pero me dolió el tongazo, el engaño, el fraude y la mentira a la que han sometido a nuestros deportistas y al deporte en general. Quizás para resarcirnos e intentar amortizar todo ese conjunto de mamotretos, ha llegado la hora de organizar unos juegos hispanoamericanos, en la fecha que sea y que sean cada cuatro años no coincidiendo nunca con los olímpicos.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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