Traditio Latens
No existe un periodo mas o menos corto de paz absoluta en la historia de la raza humana, la vida del hombre sobre la tierra es una lucha continuada. El virtuoso lucha contra los enemigos del alma, el vicioso contra los dictámenes de la razón ordenada; el sabio, contra el error; el incrédulo, contra la luz redentora. La lucha se extiende incluso en el orden social.
En todos los tiempos ha habido lucha, y esa lucha perenne en el individuo y en la sociedad es siempre la misma: la del error contra la verdad, la del mal contra el bien. Hay mal y lucha, incluso en la tendencia económica: el camino constante de la Revolución buscando manera de infiltrarse en las últimas clases de la sociedad, e instigando, la concupiscencia del pobre contra el rico, y, tomando armas de la reciente ciencia económica, el liberalismo capitalista o el socialimo marxista (lo mismo da, que da lo mismo) que tiene un origen y un desenvolvimiento completamente revolucionario, y aprovechando lo abstracto de sus ideas de capital y de trabajo, puso en guerra a ambos elementos y metió cizaña. La lucha ha de darse entre la economía política y la economía moral, el gran conflicto de nuestros días.
La lección magistral nos la dio Balmes: “Aprovechad la tradición que vive latente en los españoles que no han renegado de sus padres, BUSCAD LAS FUERZAS VIVAS DEL PAÍS QUE SON LA SANGRE DE SU ORDEN SOCIAL, y fundad sobre esta base un orden político que sepa respirar el aire de que está impreganada la atmósfera de este siglo y de los venideros. Los hombres, como los árboles, tienen raices en las generaciones anteriores y tienden hacia el porvenir, como las ramas de aquéllos hienden los aires. NO QUERÁIS DESLIGAR A LOS HOMBRES DEL PORVENIR NI ARRANCARLES DE SU PASADO, PUES MORIRÁN COMO LOS ÁRBOLES A QUIENES QUITÉIS LOS ELEMENTOS DE VIDA QUE TOMAN DE LA ATMÓSFERA Y CORTÉIS LAS RAICES QUE LES COMUNICAN LA SAVIA DE SU VIDA”.
La sociedad que tiene el secreto de su existencia y su prosperidad no es una sociedad perdida.
Pero el hombre es mezquino y de espíritu pequeño y no ve la grandeza, ni aun teniéndola en la misma cara, y ése siempre será el sino de cualquier lucha, de cualquier empresa, y que está impreso a fuego en las palabras de Donoso Cortés: “Cuando en Jesucristo apareció en el mundo la verdad, fue crucificado. Porque el hombre a la verdad lo primero que hace es negarla, y si aparece tan clara que no da lugar a duda, lucha con ella y la crucifica”.
No está mal acabar con Tolkien: “No nos atañe a nosotros dominar todas las mareas del mundo, sino hacer lo que está en nuestras manos por el bien de los días que nos ha tocado vivir, extirpando el mal en los campos que conocemos, y dejando a los que vendrán después una tierra limpia para la labranza. Pero que tengan sol o lluvia, no depende de nosotros” (ESDLA).
EL BANDIDO REALISTA
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