Amor verdadero.
Algo taxativo , por lo tanto intolerante - y por ello intolerado - es afirmar sin ninguna clase de derecho a réplica que el hombre sólo puede ser feliz cuando ama.
Cuando una verdad es tan rotunda, no caben medias tintas, no hay lugar para el consenso, no hay términos medios.... o se ama o no se ama.
Por amor sonreimos, por amor sufrimos, por amor lloramos , por amor sangramos, por amor suspiramos, por amor peleamos y por amor morimos.
Que así sea
Amor verdadero (II)
Decíamos que el amor es saber darse al prójimo de forma libre y voluntaria. Y solamente el que ama puede llegar a ser feliz pues sin amor no hay felicidad.
Por lo tanto -y por lógica- lo contrario al amor será el egoísmo, el cual será incapaz -por definición- de dar la felicidad; en resumen, el egoísmo significa desgracia e infelicidad.
Agárrate que voy: en la teoría y en la práctica las 3 hipóstasis del egoísmo son: el individualismo , el nacionalismo y el colectivismo obligado... qué curioso ¡la Trinidad democrática!* (*Gómez Dàvila).
Llamadme loco si queréis , pero este camino tomado en dirección contraria nos lleva a aceptar obligatoriamente el sistema en el que el egoísmo funciona como base de la democracia y, a fuerza, la democracia debe funcionar como un impulso individual egoista , por lo tanto, incapaz de dar felicidad.
La democracia es la suma de millones de actos individuales infelices y egoistas.
Y todo este tinglado ¿para esto?
Yo NO soy demócrata.
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