Otra política
JUAN MANUEL DE PRADA
NOS preguntábamos en un artículo anterior si existía alguna alternativa política que pudiera combatir la injusticia social sin fundarse en la metodología del odio que impulsan el comunismo y sus sucedáneos. Y no olvidemos que esta «metodología del odio» es también el motor de formaciones derechistas triunfantes allende nuestras fronteras, que sustituyen el odio al burgués propio del comunismo por el odio al moro, o al judío, o al extranjero, o a cualquier hijo de vecino que se cruce por el camino. En lo que se demuestra que tales formaciones son, como el comunismo, hijas de lo que Leopoldo Marechal llamaba la «tiranía de Creso», o sea, el capitalismo, que en política sustituyó la solicitud amorosa del bien común por la devorante apetencia de derechos individuales que rompieran los vínculos naturales entre los hombres, hasta concluir en la «atomización del odio» que hoy padecemos (atomización en la que las diversas facciones políticas, que se nutren de la debilidad y división del pueblo, hacen su agosto). El propio Marx dejó escrito que el comunismo procede del capitalismo y se desarrolla históricamente con él; y es que, en efecto, el marxismo es un epifenómeno del capitalismo, inconcebible sin él en términos históricos, pero también doctrinales: a fin de cuentas, el marxismo no es sino la consecuencia extrema del racionalismo del siglo XVIII, que prohijara el contrato social y el laissez faire. Belloc y Chesterton avizoraron que capitalismo y comunismo se fundirían en una amalgama inextricable, el «Estado servil» (hoy diríamos socialdemocracia), que seguiría favoreciendo, bajo máscaras buenistas y solidarias, la atomización del odio.
Creo, pues, que toda alternativa política que pretenda combatir la injusticia social sin dejarse arrastrar por la metodología del odio debe repudiar la «tiranía de Creso» y sus doctrinas inspiradoras. Naturalmente, tal alternativa solo puede ser cristiana en su médula; pero tiene que rehuir el lenguaje «clerical». Con esto no abogamos por una política en sentido hegeliano que sea la primordial de las actividades humanas (al estilo del comunismo), ni tampoco por una política en sentido maquiavélico que se declare independiente de la moral (al estilo de casi todos los partidos políticos, a izquierda y derecha); pero la acumulación de errores intelectuales de toda índole que caracteriza nuestra época hace absolutamente ininteligible cualquier realización política que empiece por las cuestiones morales. Y no solo es esta costra impenetrable de errores la que impide el ejercicio de una política que empiece proclamando verdades morales, sino también la postración anímica en la que yacen las sociedades, en plena resaca de la olimpiada de derechos que le prometió el estado de bienestar. A un parado de larga duración que no sabe cómo llegar a fin de mes puede sonarle chirriante, incluso cínico, que le hablen de la inmoralidad del aborto, pues comprensiblemente pensará que traer hijos al mundo para luego no poder asegurar su porvenir es locura. Ciertamente, la locura es negarles de raíz su porvenir más alto y verdadero, pero esto nuestra época no puede entenderlo. Es preciso, primero, combatir la injusticia social y recuperar después la noción de bien común, para llegar por último a las grandes cuestiones morales. Primum tempore, sed non natura.
Por supuesto, no se nos escapa que un esfuerzo político de estas características sería sistemáticamente boicoteado por el sistema, que ha logrado que sus súbditos yazcan enterrados en un vertedero de errores pero detecta al instante la más tímida floración de verdad que venga a disolverlos.
Otra política - Kioskoymas.abc.es
Me ha gustado el artículo de don Juan Manuel, del cual resaltaría este orden de prelación temporal que, según su autor, habrían de seguir nuestras praxis en la política:
- Combatir primero la injusticia social
- Recuperar después la noción de bien común
- Y llegar por último a las grandes cuestiones morales
(y no al revés como han pretendido argumentar algunos en alguna ocasión... e incluso yo mismo hace tiempo)
Primum tempore, sed non natura
Última edición por jasarhez; 02/06/2014 a las 18:30
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