Cuando la hora llegue No te dejes engañar, es así como el liberalismo paga a quienes le sirven, en premio a su sacrificio: les promete una paz que nunca disfrutarán, una perfección social que nunca alcanzarán, un progreso que nadie define, unos derechos que nadie ejerce y una libertad que nada significa.

Otros creyeron antes, y después de ellos otros tantos, y siguen creyendo, y seguirán creyendo, muchedumbres, que sucumben y sucumbirán siempre al mismo anti-ideal, el de la libertad de perdición, la libertad que encierra siempre el liberalismo. No es otra, no te engañes, porque a la verdadera Libertad, no llega el hombre por sí mismo, sino por Él.

Tú que diste a los Tronos mártires, en lugar de cortesanos, y que ves como el agua conserva su pureza mientras se ve obligada a agitarse, y se corrompe cuando se halla en reposo, pues ansía siempre correr en libertad, concédenos que mientras haya fe en nuestros corazones, pueda la adversidad hacernos blanco de sus dardos; y será hasta el momento preciso en que, solo Tú lo sabes, susurres a nuestro oído: Despierta y lucha, tú que amas la Verdad con delirio y la defiendes con valor; tú que enrojeces en el fuego de tu corazón el móvil de tus aspiraciones y caldeas en la fragua de tu inteligencia el ideal de tu vida. Despierta y lucha sin buscar premio ni ambicionar galardón en la victoria, para Mi mayor gloria.

EL BANDIDO REALISTA