Búsqueda avanzada de temas en el foro

Resultados 1 al 4 de 4
Honores4Víctor
  • 2 Mensaje de raolbo
  • 2 Mensaje de Hyeronimus

Tema: Mujeres Silenciadas, el gran tabú sobre el aborto que es preciso conocer

  1. #1
    Avatar de donjaime
    donjaime está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    07 nov, 15
    Mensajes
    502
    Post Thanks / Like

    Mujeres Silenciadas, el gran tabú sobre el aborto que es preciso conocer

    Como todos mis hilos éste es un resumen de una obra de terceros autores.

    Con el tiempo (décadas) he ido haciendo resúmenes de obras de otros, tengo más de 400, para mi uso personal.

    Me han convencido de que las suba a foros para compartirlas y así he decidido hacerlo.

    Espero sean de vuestro interés.

    Esta obra en concreto es un extenso y documentado libro escrito por dos estadounidenses que han abordado el problema que se encontraron, en su ejercicio profesional. Hay que hacer constar que ninguno de ellos tiene tradición católica ni hablan de problemas y riesgos físicos del aborto, sólo del que trataron en su ejercicio profesional (psicológico).




    Resumen Mujeres Silenciadas






    Mujeres Silenciadas Cómo Se Explica el Sufrimiento de la Mujer Que Aborta.


    Dra. Theresa Burke
    Dr. David C. Reardon
    Edito. Sekotia
    ISBN: 978-84-96899-32-2 (2007)




    Tras más de 25 años de ejercicio terapéutico he escuchado y tratado a más de 2.000 mujeres que abortaron. Jóvenes y adultas me han llamado para hablarme de su pena, dolor, lamento y enfado tras:
    · el “ejercicio de un derecho reproductivo” que se suponía las liberaría.
    · lloraron amargamente por “un manojo de células”.
    · lloraron sin consuelo por “una intervención”.
    · sintieron vergüenza y asco por “un derecho constitucional”.
    · agonizaron por “sus derechos de mujer”.
    · sintieron remordimiento y pena sin fin por “un tema de salud de las mujeres”, etc.


    Millones de mujeres han sufrido, y sufren, por su decisión de abortar. Pero la dictadura de lo “políticamente correcto” no permtie que quien revela su sufrimiento quede impune. Las mujeres que disienten de la posición feminista pro aborto imperante son castigadas a tener una condición mental preexistente o haber caído en una radical religiosidad.
    La “Hermandad Feminista” no tiene simpatía por la dolorosa verdad de que el aborto es un acto trágico y traumático que deja profundas cicatrices en la vida de las mujeres.


    Mujeres silenciadas pretende ser una demostración reflexiva y compasiva de que al eliminar una vida dentro del vientre, se disminuye el valor de la vida de toda la humanidad, y esto impacta en la vida de la mujer de diversas maneras impredecibles.


    Muchas pacientes me han confesado que:
    · no tenían derecho a la felicidad porque años, o décadas, atrás habían abortado para solucionar un problema.
    · tienen terror a que sus hijos queden fuera de su vista por el temor a que les suceda algo en pago por su aborto.
    · muchas se consideran irremediablemente malas y no merecedoras al amor de ese hombre maravilloso pero
    que desconoce su oscuro secreto.
    · muchas tienen pesadillas, insomnio, flash-backs tan vívidos, repetidos y graves que no pueden relajarse o
    disfrutar de los placeres de la vida.


    Todas ellas se arrepienten de sus abortos. Las asociaciones de mujeres no solo abandonan a las que se arrepienten de su elección sino que las desprecian, desestiman y, al hacerlo, las insultan e hieren otra vez.


    Una mujer fue lo suficientemente valiente de acudir a mi programa y pedirme que le ayudara a confesar a sus hijas adolescentes que había abortado antes de casarse con el padre de ellas.
    Estaba arrepentida y dijo: “se que haciéndome consciente de mi responsabilidad y arrepintiéndome no es suficiente. Quiero reparar lo que he hecho. No puedo volver atrás y cambiar la historia, pero quiero tomar ese dolor, mi herida, y enseñar a las chicas jóvenes que lo que se “vende” es una parodia. No se trata de una “simple intervención”. No se trata de un “simple suceso”, es un acto que cambia tu vida. Quiero salvarlas del dolor y a sus bebés de la muerte.


    Entré en contacto con el dolor posaborto de forma casual, durante mis primeras prácticas de terapeuta recién licenciada, con un grupo de ayuda para mujeres afectadas por trastornos alimenticios. Pero nunca en mis largos años de ejercicio encontré un tema que creara tanta hostilidad, miedo y dolor entre los miembros de un grupo de apoyo terapéutico como el del aborto.


    Muchas personas, mujeres y hombres, sufren en silencio, con las emociones adormecidas, o con el espantoso y desconcertante sentimiento de estar volviéndose locos. El duelo posaborto puede ser complicado y experimentarse en todos los niveles de la personalidad. Para muchos el origen de la angustia puede no estar identificado ni siquiera verbalizado.


    La variedad de síntomas varían con las personas. Pero pese a las diversas reacciones emocionales y de comportamiento, todos los síntomas hunden sus raíces en la experiencia del aborto. Para muchas mujeres suele ser un asunto de duelo no resuelto. Para otras es un suceso traumático que ha trastornado su capacidad de confrontación y distorsionado sus vidas y comportamiento de forma dramática, incluso alienante.

    Nuestra sociedad no está preparada para aceptar, incluso respetar, el dolor posabortivo. En general hay varias posturas ante el trauma:
    1ª.- luchando contra un dolor prohibido.
    2ª.- reforzando las reglas sociales que prohíben expresar dicho dolor.
    3ª.- intentando crear un ambiente más abierto y saludable para las personas, mujeres y hombres, que sufren los
    problemas posaborto.

    Cualesquiera que sean las creencias políticas, religiosas o morales sobre el aborto el libro sólo pretende mostrar la diversidad de reacciones ante el aborto. Cada mujer es diferente y el aborto afecta la vida de cada persona a muchos niveles. Impacta sobre la visión de cada uno sobre sí mismo así como en aspectos médicos, ideológicos, religiosos, morales, filosóficos, sociales y familiares.
    Es una experiencia muy compleja porque afecta la vida de los sujetos en numerosas dimensiones y esta es una de las razones por las que es tan difícil a la gente entender su aborto (o el ajeno), procesarlo y reconciliarse con quienes son y quienes quieren ser.


    El aborto no es la panacea, el que cause tanta división y ansiedad política indica que también es causa de división interna y de ansiedad en la vida individual ¿Cómo podría haber una solución perfecta para TODAS las mujeres y en TODAS las situaciones?.


    La mayoría de mujeres que eligen el aborto no lo hacen según su conciencia, sino contra ella. Varios estudios demuestran que el 70% de las mujeres que abortan tienen un punto de vista moral contrario al mismo.
    Muchas mujeres tratadas en mi consulta violaron, intencionadamente, su conciencia traicionando sus deseos maternales por la presión a las que se les sometió. Presiones numerosas: abandono de la pareja, pobreza, no tener hogar, violencia, falta de formación, desempleo, problemas emocionales, incesto, anomalías fetales, violación, etc. Muchas sintieron que “no tenían más alternativa” que someterse a un aborto no deseado.


    También he asesorado mujeres que al abortar no tenían ningún reparo moral sobre su elección, era una decisión fácil, lógica y acorde a sus ideas. Incluso así no hay garantía de satisfacción futura por la elección. Estas mujeres también me buscaron porque algunos eventos posteriores de su vida despertaron, de repente, sentimientos inesperados de confusión y dolor, incluso décadas después del aborto.


    ¿Se ven afectadas emocionalmente todas las mujeres por el aborto? ¿Es sólo cuestión de tiempo que sus abortos les atormenten?, muchos críticos del aborto lo piensan así, pero es una generalización que no puede probarse ni desmentirse.
    Lo que puede decirse con certeza es que muchas mujeres y hombres son gravemente afectados -emocional y psicológicamente- por sus experiencias con el aborto.


    El problema se agrava cuando la persona no tiene a quien dirigirse ni quien pueda ayudarle a trabajar sobre su dolor. Muchos se sienten totalmente aislados y solos con sus sentimientos, atrapados en la errónea creencia de que nadie puede entender sus emociones.


    Tenemos la esperanza de que el libro ofrezca una perspectiva de las reacciones posabortivas. Está basado en datos y personas con historias clínicas reales y verdaderas.


    El aborto y la decisión de abortar son temas complejos que implican aspectos de relaciones familiares, propia identidad, moralidad y bienestar: psicológico y físico.
    Muchos padres presionan a sus hijas a abortar porque realmente creen que es la mejor solución para su vida. No pueden ni imaginar el precio psicológico que supondrá para la mujer y la familia. Cuando aparecen problemas emocionales posabortivos no pueden comprenderla o empatizar con ella.
    Es fácil pensar en el aborto como una “rápida solución” que permitirá volver atrás en el tiempo y que la vida volverá a ser como antes. Pero es un enfoque erróneo por superficial.
    Una vez la mujer está embarazada, la elección no es tan simple y fácil como entre: tener un bebé, y no tenerlo (abortar). La elección real será entre:
    · tener un bebé, y
    · tener la experiencia posabortiva.
    Cualquiera de ellas son experiencias que cambian la vida. Amabas tienen importantes secuelas psicológicas constribuyendo o impidiendo la salud mental de la persona.


    Frecuentemente los proabortistas suelen torear la cuestión de las secuelas psicológicas del aborto argumentando que tener un bebé “no deseado” es aún más traumático que el aborto. Pero es un argumento sacado del contexto de la evidencia del trauma posabortivo por lo que nunca se acompaña de datos e investigaciones que muestren que las mujeres que dan a luz tienen más lesiones psicológicas que las que abortan, y la razón es sencilla NO HAY tales estudios. Es una afirmación sin NINGUNA BASE, en realidad es un intento para desviar la atención de la verdadera cuestión: el hecho de que abortar tiene secuelas psicológicas significativas.
    Pese a lo importante que sería comparar las experiencias psicológicas derivadas de tener un hijo o un aborto y no se han realizado, lo único que hay hasta ahora son testimonios personales.
    Y aunque se demostrara que dar a luz un “hijo no deseado” es más dañino psicológicamente que la traumática experiencia del aborto, esto no cambiaría el hecho de que se debería informar a las mujeres y sus familias de los riesgos del aborto. Para muchas el aborto es la experiencia más traumática y dolorosa de su vida. Tienen derecho a saber que es posible que sufran tras el aborto, pero quienes aconsejan a las mujeres no muestran un cuadro exacto de los posibles efectos negativos del aborto ni del riesgo real de sufrirlos.


    Todos saben con mayor o menor grado de conocimiento el peso que supone ser padre o madre. Es de dominio público, también es sabido (avalado por investigaciones científicas) que la mayoría de las mujeres van a amar y apreciar a su hijo pese a ser no esperado. Tanto ellas como sus familias disfrutarán de los numerosos placeres que compensan las correspondientes cargas de la maternidad y paternidad, así como posibles cambios temporales de sus planes personales.
    La experiencia clínica muestra que el “trauma” de ser padre o madre de forma sorpresiva se supera en un corto tiempo, y hay abundantes recursos sociales accesibles mediante la familia, amigos y gobierno para ayudar a los nuevos padres a criar al hijo. Este apoyo social es crucial para poder adaptarse a la maternidad y paternidad.
    Desafortunadamente no ocurre esto con el aborto, la experiencia clínica muestra que el daño emocional relacionado con el aborto es probablemente muy prolongado y creará distorsiones negativas en la vida personal que no son fácilmente comprendidas ni aceptadas, ni por las mujeres ni por terceros. La gente tiene muy poca comprensión sobre la experiencia del aborto y tal vez por eso hay muy pocos recursos disponibles para ayudar a las mujeres y hombres que sufren dificultades con las secuelas físicas y/o psicológicas del mismo.


    La ignorancia y nula concienciación sobre las secuelas del aborto son un gran obstáculos en el camino hacia su superación pero son típicas de nuestra sociedad que no espera ni permite el dolor tras el aborto.


    La mayoría de mujeres que se acercan al aborto, ni entienden, ni las informaron, ni prevén las posibles consecuencias psicológicas graves a las que tendrán que enfrentarse. La falsa creencia de que abortar hará que las cosas queden como antes deja a las mujeres totalmente desprevenidas ante las secuelas y consecuencias del mismo.
    Abortar no tiene nada que ver con quitarse una muela, una verruga o cortarse las uñas. Si alguien dice muestra una gran ignorancia o mala fe. Como sociedad no se comprende el aborto, se debate, se legisla sobre él, se discute a nivel moral, político e ideológico, pero no se entiende como una experiencia que cambia la vida. En este sentido ni se espera ni se permite el dolor y duelo tras un aborto.


    Las presunciones poco meditadas, interesadamente esparcidas, ciencia equivocada y la política del aborto han contribuido a difundir la idea de que el aborto supone poco o ningún riesgo psicológico para la mujer, y las mujeres que padecen síndromes posabortivos se ven condenadas a sufrirlos en silencio, sin apoyo de amigos, familia ni siquiera de terapeutas profesionales cuya ideología les ciega y no pueden creer en síndromes posabortivos pese a que las mujeres reiteradamente les indiquen que sus graves sufrimientos se iniciaron tras el aborto.


    Al ser legal hace suponer que el aborto es seguro, es más se intenta hacernos creer que es “un derecho de la mujer” para que puedan liberarse de la carga de embarazos no deseados. Si fuera así traería alivio, no más dolor y tragedia.
    Más de un tercio de las mujeres experimentan enseguida sentimientos de dolor, pérdida o depresión posabortiva, pero la mayoría dicen sentirse aliviadas. Alivio en su mayor parte del estrés preaborto, de sus dudas antes de decidirse, por la presión a la que son sometidas o por las circunstancias. Tras el aborto la irrevocabilidad del hecho facilita el alivio de dichas tensiones, se acabó, está hecho. Ahora hay que olvidarlo y seguir con la vida. Para la mayoría, todas las tensiones asociadas con el embarazo y miedo al aborto se desvanecen, aunque temporalmente.
    Al mismo tiempo que el aborto puede traer el alivio de estas tensiones también siembra el germen de futuras tensiones. Las memorias y sentimientos posabortivos sin tratar pueden convertirse en fuente de estrés que suele surgir de maneras inesperadas en el futuro.
    Es así porque el aborto toca tres aspectos fundamentales del concepto de la mujer sobre sí misma: su sexualidad, su moralidad, y su identidad maternal. También supone la pérdida de un hijo (o de la oportunidad de tenerlo) y esta pérdida tiene que confrontarse, meditarse y llorarse para poder entenderse, asumirse y liberarse de ella.
    Pocas llegan a resolver todo esto antes del aborto, al contrario en ese tiempo de crisis, en que su futuro parece incierto o amenazado, hay una tendencia a apresurarse para “acabar cuanto antes” y la mayoría dejan estos problemas para más adelante. Por eso el alivio inmediato no significa que los problemas estén resueltos y las trastornos, emocionales o de comportamiento, sin tratar antes o después volverán a aflorar, años o décadas después.f


    Esto lo confirma el Dr. Fogel, un convencido proabortista que ha realizado, personalmente, más de 20.000 abortos. El Dr. Julius Fogel, psiquiatra y ginecólogo, insiste: “cada mujer, sea de la edad, origen o clase social que sea sufre un trauma al acabar con un embarazo. Se ve afectada en algún nivel de su humanidad. Es una parte de su propia vida. Al destruir su embarazo, se destruye a sí misma. Es imposible que le sea inocuo. Aquí se trata de la fuerza de la vida. No importa si uno cree que allí hay una vida o no. Es imposible negar que algo se está formando, y que ese algo es físico.
    A menudo este trauma puede sumergirse en el subconsciente y nunca volver a salir. Pero no es un acontecimiento inofensivo y sin importancia como nos quieren hacer creer el grupo pro aborto. Se paga un precio psicológico. Puede ser en forma de alineación, de rechazo al calor humano, o quizás un endurecimiento del instinto maternal. Pero algo ocurre en lo más profundo de la consciencia de la mujer al destruir un embarazo”.


    La tendencia a pensar que el aborto es algo “sin importancia” no se cuestiona porque las reacciones negativas inmediatas son consideradas como temporales y muchas de las emociones más poderosas y negativas son aplazadas por las causas y prisas.
    Cuando se le pregunta a la mujer tras el aborto cómo está, cualquier expresión de alivio se interpreta, rápidamente, como una señal de que está bien (y así seguirá) lo que no es necesariamente cierto. En cambio cuando las mujeres expresan malestar tras el aborto los trabajadores de las “clínicas”, amigos y familiares lo toman como una circunstancia temporal que pronto desaparecerá. Es lo que todos esperan y desean y lo dan por cierto.


    Como normal general desde que la mujer dice “me encuentro bien” ni siquiera sus amigas más íntimas volverán a preguntar por el aborto por miedo a levantar sentimientos negativos. Nadie querrá profundizar porque no saben cómo manejar lo que allí se esconde.
    Una vez que los seres queridos están “seguros” de que la mujer está bien tras el aborto ya no le darán una oportunidad para expresar sus lamentos y/o dudas posteriores. Si ella intenta hablar de sus sentimientos negativos los que la rodean se sentirán muy incómodos y el mensaje que transmiten, explícito o implícito, será “no remuevas el pasado, mira al futuro”.


    La experiencia social predominante del aborto se basa en las contestaciones de las mujeres inmediatamante tras el aborto y que al ser preguntadas dicen “estoy bien, me alegro de que haya acabado. Preferiría no hablar de eso”. Desgraciadamente estas frases superficiales respaldan la percepción social de que el aborto “no tiene mayor importancia” y el entorno trasladará esta impresión a otras mujeres que están pensando en abortar, animándolas al decirles: X abortó. No pasa nada, está muy bien.


    El aborto es una experiencia profundamente personal y compleja. Para la mayoría de mujeres los sentimientos y recuerdos sobre sus abortos no son materia de conversación normal. No hablan de los abortos de igual forma que lo hacen de sus otros embarazos. La excepción son los grupos feministas pro aborto que se reúnen para hablar distendidamente de sus experiencias de abortos, pero aún en estos casos las reglas del debate son muy estrictas, hay que contar la experiencia con una máscara de indiferencia y despreocupación, no pueden comentar nada de sus dudas, lamentos o sentimientos de culpa, así hacen terapia de grupo “informal” para reafirmarse mutuamente en sus decisiones.


    La expectativa de que el aborto no va a tener consecuencias emocionales significativas se ve fuertemente reforzada en las “clínicas” abortivas donde omiten todas las pruebas en contra y los “asesores” dicen a las mujeres que las reacciones psicológicas son muy poco frecuentes o directamente que no existen, suelen poner el aborto al nivel de una extracción dental.


    En una encuesta entre mujeres que abortaron el 66% declararon que sus “asesores” les incitaron al aborto. Y de ellas el 50% reconocieron su inseguridad antes de hablar con ellos. De entre todas las encuestadas el 44% querían encontrar otra alternativa durante las sesiones. Y sólo el 5% dijo que el “asesor” les animó a hacer preguntas, mientras que el 60% sintió que sus preguntas fueron esquivadas, trivializadas o mal respondidas. Más del 90% dijo no haber estado suficientemente informada para decidir. Y el 80% creía probable que su decisión habría sido diferente de no sentirse presionadas, incluyendo la presión de los “asesores”.


    Una persona en crisis es especialmente susceptible de ser influenciada por terceros, para bien o para mal. Esta dependencia, especialmente de figuras de autoridad que puede parecer capaz de dar salida a la crisis, se llama receptividad psicológica acentuada. Y las mujeres que se plantean el aborto son especialmente vulnerables al “asesoramiento” que las anima a ignorar sus dudas e inseguridades.


    Muchas mujeres se sienten manipuladas por el miedo a quedar atrapadas en una vida que no desean por culpa de su bebé, pero los “asesores” nunca les mencionan que también se pueden ver manipuladas al quedar atrapadas en una vida que no desean por culpa del aborto.


    Cuando los “asesores” previos al aborto introducen su propia parcialidad o intentan “vender” a toda costa la opción del aborto como la “mejor solución” a pesar de las reticencias, morales o maternales de la propia mujer, los resultados suelen ser trágicos.
    Investigaciones en “clínicas” abortiva resaltan que la mayoría de mujeres que buscan abortar saben poco o nada sobre el procedimiento abortivo, sus riesgos o sobre el desarrollo fetal. Para la mayoría el “asesoramiento” en la clínica es el único que recibirán.


    Una encuesta en mujeres de EEUU encontró que el 84% de las mujeres que habían abortado no recibieron asesoramiento adecuado, y de ellas un 80% señaló que no se les informó sobre la existencia de alternativas al aborto, y un 67% confirmó que no habían tenido “asesoramiento” de ningún tipo.


    La mayoría de personal de “asesoramiento” de las “clínicas” abortivas promocionan la falsa expectativa de que el aborto no supone (o muy poco) riesgo psicológico, pese a las aplastantes pruebas en contra. Las razones son variadas:
    1ª.- algunos simplemente tienen una motivación económica, su trabajo es “vender” abortos.
    2ª.- otros son paternalistas, y hasta pueden creer realmente que el aborto es la mejor solución de todos los
    embarazos problemáticos, siendo su deber ayudar a las mujeres a tomar esa “correcta” decisión.
    3ª.- otros tienen una necesidad psicológica de ver abortar a otras mujeres, como hicieron ellas, y así reafirmarse
    en su decisión que aún les turba en el subconsciente.
    4ª.- algunos “centros abortivos” lo ven como una herramienta de INGENIERÍA SOCIAL, buscando, mediante el aborto, reducir las personas dependientes de la sociedad, eliminando a los que según sus “criterios” son “no válidos” o salvar el mundo de la superpoblación. Ellos ven cada aborto como un paso hacia un “bien mayor” así la información manipulada, el engaño y un “poco” de culpa entre las personas que deciden abortar es un pequeño precio para conseguir sus fines.



    Aunque hay muchas razones para el engaño intencionado es probable que la mayoría de “asesores” se preocupen, de verdad, por el bienestar de los clientes y es muy posible que no quisieran engañar a esas mujeres si conociesen el posible alcance del daño. Está claro que han visto incontables mujeres llorado en las salas de recuperación, pero presuponen que son reacciones temporales sin mayor trascendencia.
    Esta parcialidad en la percepción del “asesor” puede deberse a la necesidad que tiene de sentir que su trabajo es beneficioso para las mujeres que atiende. Ningún empresario que se dedica a vender abortos quiere conocer las historias de horror que cuentan muchas mujeres tras su experiencia. Les es difícil asimilar que al menos un porcentaje de las mujeres que han “asesorado” se ha visto muy perjudicada por el aborto.
    Además las previsiones que tienen están sesgadas por su poca o nula experiencia en el trato de mujeres con problemas posabortivos. Pues las mujeres que sufren en el posaborto rehúyen la “clínica” donde abortaron. A mayor intensidad de sentimientos negativos posabortivos más aversión hacia la “clínica” y sus “asesores” que la vinculan emocionalmente con su dolor y culpa.
    Muchos casos de mujeres con gravísimos problemas posabortivos, (intentos de suicidio, etc.) no quieren saber nada de la “clínica” y ni siquiera se presentan a la revisión de las dos semanas, y si lo hacen rellenan los cuestionarios de forma que puedan irse de allí cuanto antes. Así, ni en los casos de intentos de suicidio la “clínica” ni sus “asesores” llegan a enterarse e incluso obtienen el formulario cubierto por la interesada con todos los ok.


    Cuando las “clínicas” y “asesores” afirman: “vemos muy pocos problemas posaborto”, es cierto, a mayor gravedad de los problemas más tendencia de la mujer a rehuir la “clínica” y sus “asesores”. Pero estar en el lugar menos adecuado para percibir los problemas no significa que no existan.


    Los autores se proponen con este libro demostrar que fruto del aborto pueden surgir una variedad de problemas emocionales, generalmente ignorados por la sociedad y los profesionales de la salud, en detrimento de millones de personas. Hay rigurosas evidencias, estadísticas y clínicas, que demuestran dicha afirmación.
    Aunque permanecemos abiertos a las pruebas que presenten los pro abortistas para intentar documentar los beneficios emocionales del mismo; si bien, aún en caso de existir tales pruebas, no podría eliminarse el hecho de que muchísimas personas sufren traumas graves a causa del aborto.


    Pese a las generalizaciones anteriores sí hay algunos asesores que preparan a las mujeres para afrontar la realidad emocional del aborto, como la Dra. Charlotte Taft, asesora y directora de una “clínica” durante 14 años en Dallas. Ella, en vez de esquivar o ignorar los temas duros que rodean al aborto los exploraba con sus clientes. Intentó ayudar a las mujeres a confrontar la pérdida de sus hijos antes de abortarlos. En algunos casos pidió que la mujer escribiera una carta de despedida a su hijo. Durante su asesoramiento muchas cambiaron de idea y respetó sus decisiones.
    No obstante este enfoque de la Dra. That ha sido duramente criticado por los pro abortistas. Así la Federación de Planificación Familiar de EEUU dejó de derivar pacientes a la clínica de Taft con el argumento del presidente de Planificación Familiar de Dallas y noroeste de Texas de sentirse gravemente ofendido por las “afirmaciones hechas por la Dra. Taft) de que la sociedad pro aborto no era del todo sincera con las mujeres”, y emitió un boletín afirmando que “no hay pruebas de secuelas emocionales posabortivas importantes”.
    Le respondió el Dr. William West, un médico “pro aborto” de la “clínica” de Taft esgrimiendo que en la propia literatura de Planificación Familiar había citas que demostraban la existencia de problemas psicológicos “marcados, graves o persistentes” en al menos el 10% de las mujeres, y solamente en estudios postoperatorios de corto plazo. Considerando que ese 10% representa 160.000 mujeres solamente en EEUU, el Dr. West propuso que “si Planificación Familiar no estaba siendo insincera con las mujeres, entonces no leen su propia literatura, se están autoengañando o son unos ignorantes”.


    Y aunque muchos “asesores” de las “clínicas” van reconociendo la necesidad de la terapia posaborto, aún les cuesta explicárselo a los pacientes. Así Sheila Kriefels, “asesora” de Planificación Familiar en San José, Texas, reconoció a los periodistas que tenían un programa de terapia posabortiva, pero sólo lo ofrencían a las mujeres que lo pedían oficialmente. No había publicidad de dicho programa, ni se mencionaba en ningún sitio, ni en las sesiones pre aborto. Prácticamente era un secreto. Pocas personas de la “clínica” sabían de su existencia. Kriefels reconoció que no publicitaban dicho programa por razones políticas. Ofrecer terapia posabortiva sería reconocer tácitamente que el aborto puede ser perjudicial para las mujeres, admitió, y “no queremos dar munición al adversario”.


    La gran mayoría de “asesores” suponen que cuando la mujer acude a la “clínica” su decisión ya está tomada y, por tanto, su función como “asesores” es reducir el estrés y no provocar dudas sobre lo ya está decidido, suelen actuar como acompañantes para apoyar y animar a estas mujeres que están a punto de someterse a una experiencia emocionalmente agotadora y físicamente repugnante.
    Su papel es promocionar el aborto, no tocar conflictos emocionales y/o morales de la mujer y que aún están sin solucionar. Así cuando las clientes preguntan por los riesgos del aborto o por el desarrollo fetal intentan dar respuestas que descarten o minimicen las preocupaciones de la cliente. Es la política que se sigue normalmente desde inicio de los '70. El resultado es que a la mayoría de mujeres que van a abortar se les dice:
    · no hay riesgos psicológicos asociados con el aborto, o
    · que los problemas emocionales posabortivos son muy poco frecuentes.
    · sí se les “informa” que la gran mayoría experimentan un gran alivio tras el aborto.
    · algunos “asesores” reconocen que algunas mujeres están tristes tras el aborto pero, insistiendo, que durante un
    período breve. Generalmente, explican, debido al cambio hormonal de embarazada a no embarazada.


    Los pro abortistas justifican esta política de ocultamiento de los peligros emocionales posabortivos citando un estudio publicado por Brenda Major en el que se evaluó a las mujeres, justo antes del aborto, y tres semanas después del mismo. El estudio mostró que las mujeres que esperaban tener problemas posabortivos presentaban más problemas que las que carecían de esas expectativas.
    Desde su publicación se ha usado dicho estudio para justificar el no dar a conocer a las mujeres información “innecesaria” y potencialmente preocupante, ya que podría aumentar su ansiedad y el riesgo de problemas posabortivos.
    Pero esta postura comete varios errores y problemas:
    1º Problema:
    · viola el derecho fundamental del paciente a conocer todos los riesgos de la intervención.
    · trata a las mujeres como incapaces de sopesar la realidad de la situación.
    · los “asesores” pro aborto deciden, de forma paternalista, lo que la mujer precisa saber, o no.
    · únicamente se le proporciona a la mujer información pro aborto.
    De hecho muchas mujeres entrevistadas han referido que quieren más información, no menos, sobre el aborto provocado. En estudios científicos el 95% de las mujeres respondieron que querían más información sobre todos los riesgos de una intervención electiva como el aborto y el 70% requirieron información sobre otras alternativas, y no sólo de la opción que prefiriera el médico.


    2º.- Problema: lo que el estudio de Major demuestra en verdad es que las mujeres con expectativas negativas sobre el aborto, como es lógico, tienen más peligros de sufrir reacciones negativas posabortivas a corto. Es muy posible que estas mujeres tengan esas expectativas negativas sobre su incapacidad de sobrellevar la situación porque son conscientes de los graves conflictos interiores que tal decisión comporta.
    En muchos casos las mujeres se someten al aborto contra su voluntad, violando sus derechos maternales y su conciencia moral. Muchas se sienten obligadas a renunciar a su deseo de dar a luz porque “no tienen otra opción” más que abortar. Es lógico que esperen sentir dolor, pérdida, arrepentimiento y culpa. Para ellas, éstas son expectativas realistas.
    En el peor de los casos infundir falsas seguridades puede reducir la ansiedad a corto plazo, pero sólo a costa de agravar las reacciones a largo. Cuando descubren que han sido engañadas, estas mujeres pueden experimentar, además de las reacciones “normales” posabortivas una incapacidad para confiar en sí mismas y en otros, en especial el personal sanitario.


    3º.- Problema: las mujeres deben ser “protegidas” frente a información que podría provocar ansiedad, pero aunque fuera posible controlar la información que redujera los sentimientos de dolor, pena, pérdida, culpa y arrepentimeinto durante las primeras semanas posaborto, no hay ni un solo dato que muestre algún beneficio a largo plazo. Es muy probable que sólo retrase y agrave las reacciones negativas.
    Y ¿qué seguridad hay de que la verdad permanecerá oculta? ¿quién las ayudará cuando vena imágenes de un feto en desarrollo? En TV., revistas, Internet, o cuando embarazadas les informe el médico del desarrollo prenatal, etc. 4º.- Problema: está demostrado estadísticamente que ocultar la verdad del aborto (dando “asesoramiento” inadecuado, impreciso o parcial) está vinculado con el aumento de la frecuencia de los problemas psicológicos graves posabortivos.

    5º.- Problema: si las expectativas pobres son un factor de riesgo para reacciones negativas ulteriores, la solución no es ocultar la información y provocar expectativas falsamente optimistas. La obligación ética de los sanitarios es prestar atención a dichos factores de riesgo, facilitar más y mejor asesoramiento, y si está claro que las expectativas negativas de la mujer son porque el aborto viola sus planes y deseos, ayudarla a solucionar los problemas que hacen que el embarazo sea problemático y no se sienta forzada a abortar contra su voluntad.
    Al generar expectativas falsas de que el aborto carece de riesgos psicológicos las “clínicas” abortivas exponen a las mujeres al riesgo de tomar decisiones mal informadas, trágicas e irreversibles. Por eso tantas mujeres sufren.


    La investigación sobre las secuelas psicológicas posabortivas es extremadamente difícil por estar muy politizada.
    La bibliografía sobre el aborto se altera premeditadamente de forma corriente. En 1983 el Inspector General de Sanidad de EEUU: C. Everett Koop, intentó clarificar la situación de inseguridad sobre las secuelas del aborto en una carta al presidente Reagan, en la que resumía que, tras un año de examen de la literatura científica sobre el aborto, había concluido que toda la investigación existente era: “metodológicamente defectuosa”, reconocía que algunas mujeres sufrían complicaciones físicas y psicológicas posabortivas.
    Koop, sin faltar a la verdad, concluyó diciendo que “los estudios científicos no proporcionan datos concluyentes sobre los efectos del aborto en la salud de la mujer” por lo tanto era imposible medir con exactitud la frecuencia o gravedad de estas complicaciones. Y terminó la carta con la recomendación de efectuar un estudio de cinco años sobre el aborto.
    Los pro abortistas manipularon inmediatamente la carta de Koop al decir que significaba que no se podían encontrar riesgos para la salud asociados con el aborto. Entre tanto la recomendación de efectuar el estudio fue sistemáticamente bombardeada bajo diversos pretextos como el de la “conocida” seguridad del aborto y el despilfarro del dinero público.
    Aún hoy siguen manipulándose las conclusiones de Koop. Así Gloria Feldt de la Federación de Planificación Familiar se quejó en una carta al editor del Wall Street Journal de un editorial que debatía las lesiones provocadas por el aborto. Feldt objetaba que la cuestión de los riesgos del aborto ya había sido “investigada exhaustivamente” por Koop y su equipo, y que se había llegado a la conclusión de que “no presentaba ningún riesgo para la salud de las mujeres”.

    Por su parte Koop siempre ha denunciado esta distorsión de sus conclusiones y afirma: “sé que hay efectos psicológicos adversos posabortivos en las mujeres a largo y corto plazo … no tengo la menor duda de que este problema existe”, lo que he afirmado reiteradamente es que la investigación existente era (y sigue siendo) demasiado defectuosa para saber con exactitud la verdadera dimensión y frecuencia, tanto de los riesgos como de los supuestos beneficios, si los hay, del aborto.
    Pese a las continuas clarificaciones siempre que se cuestiona en la prensa la seguridad del aborto, los proabortistas como Feldt hacen afirmaciones manipuladas como: “puesto que ni el Inspector General de Sanidad de EEUU, Koop, ha podido encontrar riesgos asociados al aborto, esto quiere decir que no existen”. No hay bases científicas para esta propaganda antielección. El aborto es algo seguro”.


    Es devastador el efecto de tales falaces afirmaciones sobre la seguridad del aborto. Engañan a los que hace la política general, confunden a las mujeres y las familias que se enfrentan a un embarazo no deseado y les inducen a creer que los “expertos” y los poderes gubernamentales han determinado que el aborto es seguro. Así muchas mujeres, especialmente jóvenes que no desean abortar sabiendo que les va a destrozar emocionalmente, se dejan “convencer” por su entorno amparado en estos “expertos” que descartan la posibilidad de riesgos psicológicos posabortivos.



  2. #2
    Avatar de raolbo
    raolbo está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    02 may, 15
    Mensajes
    455
    Post Thanks / Like

    Re: Mujeres Silenciadas, el gran tabú sobre el aborto que es preciso conocer

    Aunque la información que se aporta es interesante, no acabo de estar de acuerdo en como se enfoca el asunto. ¿Acaso si el aborto no causara ningún tipo de secuelas seria aceptable? De ningún modo, porque se está cometiendo un asesinato porque ahí hay una persona. Ése es, en mi opinión, el argumento clave. Empezar a decir si la mujer sufre o deja de sufrir o que si no la informan, es caer en la trampa de los abortistas, donde llevamos las de perder, puesto que ellos afirman que el asunto es una mera elección personal, ante lo cual tienen que decir la barbaridad de que el feto es una amalgama de células y no una persona. Y si se acepta eso, estamos perdidos.
    ALACRAN y Hyeronimus dieron el Víctor.

  3. #3
    Avatar de donjaime
    donjaime está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    07 nov, 15
    Mensajes
    502
    Post Thanks / Like

    Re: Mujeres Silenciadas, el gran tabú sobre el aborto que es preciso conocer

    Estamos de acuerdo. El aborto, legalizado o no, es un ASESINATO, más aún, el más vil asesinato porque se ejerce sobre el más débil e indefenso.

    Creo que no caemos en ninguna trampa, simplemente, dos profesionales de la salud, de una cultura y tradición no católica, expresan un hecho poco conocido (al menos para mí desconocido) y relevante. Nos confirma, una vez más, que el MAL es dañino incluso para el Mal. Que todo acto tiene consecuencias, etc.

    Y aunque se centra en la mujer no deja de reconocer que el hombre (padre) también sufre. Es la consecuencia lógica y esperable que se obtiene cuando nos revelamos contra la naturaleza.

  4. #4
    Avatar de Hyeronimus
    Hyeronimus está desconectado Miembro Respetado
    Fecha de ingreso
    16 ene, 07
    Mensajes
    20,843
    Post Thanks / Like

    Re: Mujeres Silenciadas, el gran tabú sobre el aborto que es preciso conocer

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    El sufrimiento de la mujer que ha abortado se expresa en una sola palabra y no hace falta tanto discurso: es lo que en cristiano se llama remordimiento. Pero el remordimiento es bueno, porque conduce a la confesión y al perdón. Es importante tener dolor de corazón, horror de haber pecado. Pero una vez que se ha confesado y cumplido la penitencia, no debería quedar trauma, sino un horror mayor al aborto y más deseo de combatirlo. Sólo así se cura el trauma (es decir, la herida) que queda en el alma. Las soluciones humanas, como la terapia o acompañamiento por parte de un psiquiatra, que además cobra un ojo de la cara, no es muy eficaz. Lo mejor es recurrir al sacramento de la penitencia y, una vez obtenido el perdón, combatir activamente el aborto por todos los medios posibles.
    raolbo y InfantaMargarita dieron el Víctor.

Información de tema

Usuarios viendo este tema

Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)

Temas similares

  1. Respuestas: 1
    Último mensaje: 10/10/2013, 10:27
  2. Sobre el aborto
    Por Alejandro Farnesio en el foro Tertúlia
    Respuestas: 7
    Último mensaje: 19/08/2012, 01:21
  3. Respuestas: 5
    Último mensaje: 26/04/2011, 05:21
  4. Video sobre el aborto
    Por Arnau Jara en el foro Tablón de Anuncios
    Respuestas: 6
    Último mensaje: 19/10/2006, 18:55
  5. Re: Debate sobre el aborto
    Por Donoso en el foro Religión
    Respuestas: 0
    Último mensaje: 16/02/2006, 00:21

Permisos de publicación

  • No puedes crear nuevos temas
  • No puedes responder temas
  • No puedes subir archivos adjuntos
  • No puedes editar tus mensajes
  •