Tristeza




Están tristes los liberales, están tristes y asustados porque no han podido evitar que alguien más radicales que ellos lleguen al poder. No se acuerdan ya de cuando los radicales eran ellos y han olvidado que para llegar al poder lo hicieron siempre a punta de bayoneta, cuando no con la guillotina por delante como pasó en Francia, en aquella revolución liberal, madre de todas las revoluciones.


No se dan cuenta que estos nuevos radicales han llegado al poder gracias a un sistema impuesto y bendecido por ellos mismos. Crearon un cachorro de monstruo que, habiendo crecido, amenaza con devorarlos tal y como hizo la revolución francesa con los propios revolucionarios de la época. “Trono a las premisas y cadalso a las consecuencias”. Han jugado a aprendiz de brujo y les ha pasado lo que les tenía que pasar, ¿qué esperaban? Ellos todavía piensan que este sistema es como un péndulo que va de izquierda a derecha y de derecha a izquierda pasando por el centro cada vez. Pues no, que no es así, sino que es como un plano inclinado, en el que una vez puesto el móvil en el plano, ya no hay quien lo pare; al menos ellos no serán capaces de pararlo.


Están tristes y sienten pena porque su juguete no ha funcionado como esperaban y se revuelve contra ellos, pero esa tristeza va muy en consonancia con el liberalismo, no en vano la dinastía liberal que ocupa el trono de España desde 1833 es conocida como la dinastía de los tristes destinos. Triste para la dinastía y triste para los españoles. Están tristes porque han convertido en fin lo que solo es un medio, la Libertad, esa libertad que ellos conciben en abstracto y que divinizan como si fuera la redentora de todos los males de la humanidad resulta que se les esfuma entre las manos, a la vez que han ido destruyendo todas las libertades reales y concretas que les estorbaban para conseguir imponer su sistema y resulta que, una vez conseguida esa Libertad idolatrada, no hace otra cosa que dejarles vacío el corazón y les genera tristeza porque han perdido toda esperanza. No saben, o no quieren saber -porque tienen un error radical en su conocimiento de lo que es el hombre- que la Libertad, o mejor dicho las libertades, no son un fin sino un medio necesario para que el ser humano alcance su fin verdadero que es Dios.


Filósofo rancio.



Tristeza – Blog de la Junta Regional de la CTC en Andalucía