El partido Carlista ¿Es carlista?

**sjl** · 27/08/2016

¿Es ésto carlismo?

Extraído de la web del partido carlista:

El derecho de Autodeterminación, cuya existencia es inseparable de la existencia de unas estructuras democráticas que posibiliten su ejercicio, en sí mismo supone cuestionar de forma radical el estado español tal como está actualmente constituido, pudiendo ser un interesante vehículo de democratización y transformación social. Por tanto, el reconocimiento social de la autodeterminación tiene un doble sentido, en cuanto reconocimiento de un derecho natural del que de acuerdo con el principio democrático puede y debe disponer todo Pueblo, y como herramienta par desintegrar el aparato político mediante el cual la oligarquía española ejerce su dominio.

**Rodrigo** · 27/08/2016

Obviamente no. En 1969, cuando Franco eligió a Juan Carlos como su sucesor y expulsó de España a Carlos Hugo de Borbón Parma, primogénito de Don Javier, el mismo Carlos Hugo (quien en 1962 le había dicho a Franco que había que instaurar "la monarquía del 18 de julio" y no una monarquía liberal) pilló un rebote y se fue con unos jóvenes "progres" influenciados por el C. Vaticano II que a partir de los 60 quisieron reinterpretar la historia del carlismo en clave "progresista" (véanse todos los libros del pseudohistoriador/propagandista José Carlos Clemente al respecto). Carlos Hugo, viendo que no iba a ser el rey de la Tradición (algunos tradicionalistas ilusos pensaron que ese papel lo podría desempeñar Juan Carlos) pensó en ser el "rey de los rojos". De ahí viene todo el tema de este falso y grotescamente ridículo "Partido Carlista".

Los requetés y carlistas de toda la vida quedaron perplejos al ver que se pretendía disociar los conceptos sinónimos de carlismo y tradicionalismo para crear un absurdo "carlismo no tradicionalista". El mal llamado "Partido Carlista" fue fundado en 1970 por algunos antiguos militantes carlistas y muchos recién llegados que no sabían nada de carlismo ni les importaba lo más mínimo (de ahí que tras el fracaso electoral de 1977 casi todos abandonasen ese partido), pero que querían militar en una organización que era al mismo tiempo antifranquista y tolerada por el régimen (con la comodidad que ello comportaba). Con Carlos Hugo y dos de sus hermanas a la cabeza (criados en Francia y que no sabían nada de España y su historia, ni les importaba, a diferencia de Don Sixto que hasta se alistó en la Legión), decidieron cambiar la doctrina tradicionalista por el socialismo autogestionario y un acercamiento a las tesis separatistas; todo ello a base de tergiversar el carlismo histórico, que era social pero enemigo del socialismo y descentralizador pero enemigo del separatismo.

Por lealtad al rey legítimo Don Javier, maltratado por su hijo Carlos Hugo durante esos años (1969-1977), la Comunión Tradicionalista no pudo reorganizarse antes. Muchos carlistas viendo el panorama abandonaron la política. Otros se hicieron juancarlistas, democratacristianos o piñaristas y los que siguieron defendiendo el carlismo tradicionalista quedaron divididos en varios grupos. La Comunión Tradicionalista histórica pudo reconstituirse en 1975 abanderada por Don Sixto Enrique (q. D. g.), pero el daño inflingido al carlismo por el Vaticano II, Franco y Carlos Hugo fue demasiado profundo como para que pudiese volver a ser lo que había sido tan solo 10 años antes (cuando lograba reunir a 100.000 carlistas de toda España en Montejurra).

Le recomiendo la lectura de la reciente tesis doctoral de Ramón María Rodón Guinjoán sobre el particular: Invierno, primavera y otoño del Carlismo (1939-1976)

**sjl** · 27/08/2016

Le agradezco su respuesta aclaradora.

**Hyeronimus** · 27/08/2016

El solo nombre de Partido Carlista es una contradicción en los términos. Algo así como un círculo cuadrado o una esfera plana.

**Rodrigo** · 27/08/2016

Iniciado por Hyeronimus

El solo nombre de Partido Carlista es una contradicción en los términos. Algo así como un círculo cuadrado o una esfera plana.

No del todo. Hasta 1909 (cuando muere Carlos VII y le sucede su hijo Don Jaime) uno de los nombres que se daba comunmente a la Comunión Tradicionalista era el de "partido carlista". Esta expresión empieza a usarse a finales de la década de 1820 y principios de la de 1830 para definir a los "realistas exaltados", partidarios del Infante Don Carlos. Antiguamente "partido" significaba simplemente eso: los partidarios de alguien o algo.

En la década de 1860 (si no antes) ya empieza a hablarse de la "Comunión monárquico-religiosa" (nombre empleado por el diario LA ESPERANZA) y especialmente a partir de la Revolución de Septiembre de 1868 (cuando el carlismo pasa a ser legal por primera vez en la historia, si bien bajo ataque constante) de la Comunión católico-monárquica o Comunión carlista (poco después prenominaría el nombre de Comunión tradicionalista). A principios del siglo XX el término partido ya había adquirido una connotación liberal y antipática para muchos carlistas, pero aun así, dándole el sentido tradicional ("partidarios de") podía seguir usándose. A menudo desde fuera se hablaba de partido tradicionalista (nombre que emplea, por ejemplo, la Enciclopedia Espasa en sus volúmenes publicados en los años 1910 y 1920) en lugar de comunión tradicionalista. Entre 1909 y 1931 también se habló en ocasiones de partido jaimista (aunque los jaimistas preferían hablar en todo caso de Comunión jaimista).

Naturalmente en la década de 1970 los huguistas lo que querían era volver a usar el término "partido" para darle esa connotación liberal y antitradicional por la que los carlistas de siempre habían preferido generalmente hablar de "comunión". Por cierto, hasta la década de 1930 no existía un nombre oficial (aunque hay quien dice que el nombre oficial era Comunión católico-monárquica, por ser el primero que empleó el carlismo como formación política).

Entre las burradas que sueltan los huguistas y especialmente su vocero Clemente, para intentar explicar lo inexplicable, está la de que el tradicionalismo se lo inventó Juan Vázquez de Mella, un "infiltrado anticarlista". Lo cierto es que se hablaba de tradicionalismo en España (aplicado al carlismo, lógicamente) mucho antes de que nadie hubiese oído hablar de Mella (quien empezó su carrera periodística en 1887). Tras la separación de Mella del Jaimismo en 1919, los jaimistas en sus diversos periódicos siguieron definiéndose a sí mismos como tradicionalistas y hablando de la Comunión Tradicionalista, si bien en ocasiones empleaban también el calificativo "legitimistas", para enfatizar su lealtad a Don Jaime.

**sjl** · 27/08/2016

Es curioso, he leído cosas de Mella y no las he visto alejadas del carlismo que conozco; ¿En qué se deja notar ese anticarlismo?

**Leolfredo** · 27/08/2016

Como ha dicho Rodrigo, se trata de una de las burradas y tergiversaciones del PC contra los verdaderos carlistas, los tradicionalistas, de los que Vázquez de Mella es un "primer espada".

Iniciado por sjl

Es curioso, he leído cosas de Mella y no las he visto alejadas del carlismo que conozco; ¿En qué se deja notar ese anticarlismo?

**Rodrigo** · 27/08/2016

Ningún carlista ha tenido nunca problema alguno con Vázquez de Mella como teórico, sino todo lo contrario: era admirado y su pensamiento incorporado a la doctrina carlista. Por algo los círculos que se inauguraron en la década de 1960 por toda España como sedes semi-oficiales de la Comunión Tradicionalista se llamaron "Círculo Vázquez de Mella".

En todo caso, el problema con Mella empezaría en 1919, cuando se separa de la Comunión y funda su propio partido. Lo único que se le afeó a Mella a partir de entonces fue su germanofilia exaltada (en contra de la estricta neutralidad en la Primera Guerra Mundial ordenada por D. Jaime), haberse separado de la Comunión y haber sido desleal a Don Jaime (a quien injurió); aunque no toda la culpa la tuvo Mella.

También se afeó a los mellistas haber aceptado cargos en la Dictadura de Primo de Rivera; no obstante, los propios jaimistas ayudaron a implantarla, siendo la participación de estos en el pronunciamiento de Barcelona de 1923 fundamental. Melchor Ferrer cuenta como se pensó que con el golpe Alfonso XIII, de haber hecho caso a sus consejeros, podría haberse exiliado y habría accedido al trono Don Jaime, que secundó el pronunciamiento. Esto último lo ocultan los huguistas, obviamente, para vender la imagen de Don Jaime como "rey de izquierdas". Es cierto que luego la dictadura, que no dejó de ser un paréntesis en el liberalismo español, se dedicó a cerrar círculos, censurar periódicos jaimistas y prohibir sus actos. Por eso es natural el disgusto de los jaimistas con los que habían preferido integrarse en el régimen "por un plato de lentejas".

Lo que hacen los huguistas es tergiversar todas estas disputas coyunturales para tratar de hacer de ellas disputas de trasfondo ideológico insalvable y defender la teoría de que el "carlismo auténtico" siempre había sido "progresista" y que los católicos tradicionalistas eran otros (mellistas, integristas). Lo que no pueden explicar es el motivo por el que, de haber sido así, de buenas a primeras deciden reunificarse todos en 1931 (como tampoco hubiera tenido sentido haber estado unidos antes, si eran tan opuestos ideológicamente). ¿Por qué en 1931 los carlistas prefirieron volver a unirse con los integristas en lugar de hacerlo con el extremo opuesto, el Partido Comunista (como haría el grupúsculo huguista en 1986 hasta que los echaron de IU poco después)? Es una teoría tan absurda que cae por su propio peso, basta con leer cualquier texto de los leales carlistas o jaimistas de aquella época para ver cómo pensaban realmente.