Reconozco de antemano mi absoluta antipatía por algunos medios de la Prensa, vamos que no los soporto, que no aguanto ni sus editoriales, ni a sus articulistas, gentuza generalmente, y suele coincidir que mis antipatías van casi siempre dirigidas hacia los más mentirosos, troleros y escandalosos de todos ellos. Es prensa mala de la peor calaña, es eso que se ha llamado prensa amarilla o amarillista. Dentro de la lista de esos medios está, como no, El País y también, como casi una obligación, The New York Times, versión masónico-americana del anterior. Si yo viviese en Estados Unidos creo que antes de dar un centavo a ese panfleto cotidiano, preferiría leer la gacetilla del KKK, o las crónicas del Pato Donald. No deja de ser raro y sospechoso que ese medio se ocupe tanto de España, y siempre sea para atacarla, para perjudicarnos, tal como si le debiésemos dinero. Para ello se valen de toda clase de triquiñuelas y falacias, y la última se basa en la opinión personal, en los miedos particulares de un fulano argentino que proyecta su mierda en nuestra contra a cuenta de los resultados que VOX ha obtenido en las elecciones autonómicas andaluzas. Y es que para empezar ¿quién es éste tal Martín Caparrós que vierte su falaz ponzoña en las fétidas páginas del medio gringo éste de las pelotas? Pues alguien que casi es extraño a nosotros en todo, salvo que escribió para El País, allá por los tiempos de maricastaña cuando recaló por estos lares nuestros. Lástima que no que se quedara sólo en una escala y ¡adiós!
Pero me gusta apoyar mis afirmaciones, me gusta mostrar que no soy un raro que se sale de lo común, sino que hay otros muchos que sostienen las mismas impresiones que yo. Más que nada es porque en España abundan los enanos mentales, los acomplejados morales, los descerebrados, para quienes todo lo que viene de fuera con tal de que no ponga "made in Spain" ya es bueno, cuando les damos ciento y raya en casi todo, y sin salir de casa ni despeinarnos. Así, a continuación reproduzco un artículo de un señor que se dedica a la gastronomía y que nos indica como es ese panfleto amarillo de Nueva York. Y es que ya se sabe que quien hizo un cesto, hizo ciento, y da igual como sea el cesto de marras.
The New York Times ¿Siempre Exagerado y Sensacionalista?
26/09/2012 - Rafael García Santos
The New York Times, entre otros medios de comunicación, hacen un repaso a la situación de pobreza extrema a la que se enfrentan miles de familias cada día en España. Esas semblanzas de “austeridad y hambre”, como las califican, también se pueden ver en Chicago o Nueva York, no solo en épocas de recesión, sino habitualmente. Y a nadie se le ha ocurrido pintar a Estados Unidos de un país miserable.
Cierto es que las imágenes que proyecta nuestro país: colas ante Caritas, manifestaciones contra los recortes, el problema Cataluña, el drama de la inmigración, los desahucios…hacen mucho daño a la marca España, que hoy por hoy esta en crisis, tan en crisis como el propio país. Y por mucho que no queramos, por muy mucho que se esfuercen nuestros cocineros, artistas y artesanos, que así lo hacen, y tanto que lo hacen, eso afecta a nuestra gastronomía. Nadie, tampoco nosotros, creemos que vamos a mantener el prestigio mundial adquirido por nuestra culinaria en los últimos 20 años en un habitat en el que escasee el trabajo y el dinero. Sólo de los turistas podrán vivir unos contados grandes restaurante; pero eso no asegura un panorama hostelero sólido y con futuro. Realidad que no nos ha de llevar al pesimismo, pues mucho peor estábamos tiempos ha, y aquí hemos llegado. El secreto, antes como ahora, radica en el esfuerzo, la constancia y en creer en el mañana.
No nos ha de preocupar en exceso lo que diga la prensa americana. Hay que analizar su contenido, claro que sí. Sin necesidad de escucharles somos plenamente conscientes, aquí lo venimos vaticinando reiteradamente, de nuestros problemas económicos, que duraran bastante, y de la merma de credibilidad que nos ocasionan. En la pujanza ya sabíamos que el modelo de restaurante de lujo y de cocina artística era elitista y excepcional; de esto no hablan.
Insistimos: no nos ha de preocupar en exceso lo que diga la prensa americana porque durante muchos años me han entrevistado casi todos los periodistas del The New York Times que iban hacer un reportaje sobre la cocina española. Los leí y siempre fueron exagerados y sensacionalistas. Y puedo asegurar que los que escribían sabían muy poco de gastronomía, por no decir nada, por muy “Críticos The New York Times” que fueran. Exagerados y Sensacionalistas.
Attack Detected
Y, como me pasa siempre después de los prolegómenos, entro en materia para explicar las razones que me impulsan a escribir lo que pienso y digo. Y el asunto es éste que sigue, y cuya FUENTE, no podía ser otra que El País, que alabando a su homólogo al llamarlo "prestigioso", que lo será para ellos, un tío, UNO, hablando DESDE, suelta la clásica perorata de la falacia de la generalización precipitada:
GENERALIZACIÓN PRECIPITADA, Falacia de la
y se quedan tan anchos especulando mientras usan eslóganes "franquistas" como el "Spain is diferent" sin tener ni puñetera idea de lo que dicen o, al menos, ni intentarlo, con lo que demuestran la mala baba que les cae de las fauces. Advierto sobre el repugnante tono del artículo y la diarrea mental y moral del comunistarra articulista.
https://www.abc.es/espana/20141221/a...412181821.html
El serio aviso de 'The New York Times' a España: "El fantasma se ha hecho carne"
El prestigioso diario estadounidense The New York Times ha publicado en su versión en español un artículo firmado por Martín Caparrós que supone un serio aviso a España tras la irrupción en el Parlamento andaluz del partido ultraderechista Vox.
Titulado "La bestia que dormía", el texto explica que ya pocos se acuerdan de la famosa frase "Spain is different", que fue cierta hasta hace cuatro días porque no tenía un partido de extrema derecha. "La bestia, que se había despertado en muchos sitios, aquí seguía durmiendo", dice.
El autor señala que "aquí el nacionalismo belicoso había tenido cuarenta años para desprestigiarse hasta el fondo del fondo y, cuarenta años después, nadie quería resucitarlo", por lo que la derecha española era "españolista sin beligerancia", "con la conciencia de que debía mantener cierta compostura".
"Hasta que, este domingo, en las elecciones autonómicas andaluzas, un partido pequeño, nuevo, extremo consiguió el 11 por ciento de los votos. Se llama Vox; lo inventó hace cinco años Santiago Abascal, cincuentón vasco, sociólogo formado por jesuitas, exmilitante del Partido Popular, deportista de riesgo, hombre de a caballo y Smith & Wesson en el cinto. La bestia ya no duerme", advierte Martín Caparrós.
El autor señala que "ahora se empezará a discutir quién la despertó, cómo, por qué" pero que lo cierto es que "la bestia está despierta" y "la extrema derecha ha irrumpido en España". Y lo ha hecho, según el escritor, porque en un país "molesto con sus políticos" el discurso de la antipolítica "es un imán potente —y Vox es el último en llegar, el candidato al famoso voto "antisistema"".
Caparrós señala que el programa de Vox "incluye ciertas medidas que pueden ser justas y populares, de esas que ahora se llaman populistas" pero que "su gran valor, su diferencia —y seguramente su sex appealprincipal— está en su reivindicación nacionalista: la palabra España les chorrea de los labios, su defensa ante la amenaza separatista es su bandera, la extirpación del chancro inmigrante su misión más proclamada".
"ESPEIN YA NO ES DIFEREN"
Ahora, dice, no importa cómo serán los acuerdos en Andalucía. Lo relevante, advierte,"es que también aquí se despertó la bestia". "Espein ya no es diferen del resto de Europa, pero a partir de este domingo es diferente de sí misma. Vivíamos con ese alivio y ese orgullo de no tener lo que ahora sí tenemos: nos toca aceptar que no somos los que creíamos —y es duro—. Nunca es fácil ser otro", admite.
"El miedo avanza. No hay, en este momento, buenas razones para pensar que ese 11 por ciento andaluz no podría replicarse en las elecciones generales cada vez más cercanas", prosigue Martín Caparrós, que subraya que ahora es el momento de inventar respuestas.
"Cuando el fantasma de Vox empezó a amenazar, se discutían dos posiciones: si hablar mucho de él para frenarlo o poco para no agrandarlo. Fue un debate inútil: el fantasma se ha hecho carne y hueso y casi 400.000 votos. Ahora se trata, como siempre, de encontrar una propuesta que atraiga a millones, que consiga que de
Empresarios, funcionarios y la exjefa de gabinete de Galán: así es la cúpula de Vox.
(Fuente: El País)
Última edición por Valmadian; 05/12/2018 a las 22:48
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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