Sin verdadero hogar no hay verdaderos hombres

Por
Carlos Pérez- Roldán Suanzes- Carpegna




Qué tristeza volver de un largo viaje y no sentirse arrebatado por el paisaje de tu pueblo, por los recuerdos de tus vecinos, por la añoranza de tu niñez.

En las ciudades modernas en las que vivimos se ha perdido el concepto de la historia personal y familiar, nuestras casas impersonales no son los hogares que conocieron nuestros abuelos.

Esos hogares que ante todo eran testimonio vivo de una historia familiar. Benditos nuestros padres, benditos nuestros abuelos, que al volver al hogar paraban sus miradas ante el parterre donde habían jugado de pequeños, saludaban al tendero que regentaba la tienda en la que siempre habían comprado, se sobrecogían ante la sombra de la iglesia en la que recibieron su bautismo y su primera comunión, templo de sus oraciones y anhelos, y visitaban a su Virgen, como se visita a una madre.

En estos tiempos en que habitamos casas sin hogar, viviendas sin personalidad, la vuelta tras un largo viaje es como la llegada a un nuevo destino con todos los recuerdos por hacer.

Si queremos la recuperación del hombre de la tradición es necesario recuperar el concepto del hogar familiar en el que cualquier ruido nos retrotraerá a tiempos pasados, cualquier mueble nos recreará acontecimientos pasados, y cualquier estancia nos contará nuestra historia, y las historias de los que nos antecedieron.

Para construir nuestro futuro tenemos el deber de reconstruir nuestro pasado, para no perdernos tenemos que echar la vista atrás para recordar nuestro camino y no errar nuestro destino.



https://www.tradicionviva.es/2021/01...deros-hombres/