Resultaría complicado, en una sociedad "normal", compatibilizar la responsabilidad de gobernar, y entre otras cosas, ocuparse del Orden Público y de que si alguien sale a prender fuego a coches y comercios, haya algún tipo de respuesta...y al mismo tiempo mantener una permanente dialéctica de la palmadita en la espalda con los organizadores de dichas "Atracciones Callejeras": ¿Qué pasa, pues, chavalotes?
Pero en este País no hay mucho problema. Teníamos los vascos fama por el buen comer. Ahora la tenemos por tragar cualquier cosa.
El Nacionalismo en el Poder, un tanto mosca ante la posibilidad de que ETA se vaya al guano y la nueva izquierda abertzale les adelante a lo Fernando Alonso, ha optado por la "Diversificación del Mensaje", o, dicho de otro modo, EL CINISMO INSTITUCIONAL:
El PNV está en contra de la Kale Borroka y de las acciones terroristas, pero a favor de la exculpación de quienes practican la primera, y la excarcelación de quienes se ocuparon de la segunda.
El PNV, como la Hidra mitológica, usa distintas cabezas para decir, simultáneamente, una cosa y su contraria.
Si no hay ruido, sale el Alcalde Zarraoa y demuestra a los muchachos de Otegi que son unos flojos, con sus brillantes ideas para acosar a malos vascos.
Si hay algo de ruido, bueno, pues se saca a Balza diciendo que sí, que hay que evitar estas cosas, pero que a fin de cuentas, la culpa es de Madrid, que no les da información.
Y si por un casual hay un muerto, que hay 854 buenas razones para no olvidar que puede haberlo, pues entonces ya se ocupa el Gran Hacedor de Pucheros, nuestro amado Relehendakari, de salir a poner caritas de pena y a mover la mano con rabieta autoritaria: ¡..Así, no, joer, mecachis! ¡Enfadáis al Lehendakari!
En el fondo me parece admirable la actitud del nacionalismo gobernante: Se limita a sacar partido a su conocimiento de la psicología de su electorado:
Especializarse en cinismo es una apuesta segura en esta tierra.
DESCREIDO para AURRERA
Evidentemente lo que pasa en Vasconia no tiene parangón con ningún otro lugar, no ya de las Españas, sino que yo diría de Europa.
A eso unirle que el PNV, buscando mantenerse en el poder, como cualquier otro partido político, aunque con el agravante aquí de la particularidad vasca, ha llegado mediante sus difíciles equilibrios a la esquizofrenia.
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