El comercio en la Bahía de Algeciras en los siglos III al V d. C.
Pesca. La política romana de poblamiento y explotación de los recursos existentes en la zona del Estrecho alcanzó un notable éxito para el comercio marítimo de la Bahía de Algeciras
Baelo Claudia. Foto: Universitat d’AlacantFuente: ANTONIO TORREMOCHA | EuropaSur 25/01/2016
De la documentación escrita, correspondiente a los siglos I a.C. y I d.C., y del conocimiento aportado por la arqueología para los siglos I a.C. al III d.C., se deduce que la política romana de poblamiento y explotación de los recursos existentes en la zona del Estrecho que se basada, como refiere Enrique Gozalbes, en la colonización agrícola y el aprovechamiento de las posibilidades pesqueras, alcanzó un notable éxito.
Este auge del poblamiento en la zona del Estrecho está avalado por la existencia de enclaves urbanos de nueva fundación (Carteia, Iulia Traducta, Iulia Constantia Zilil), los municipios antiguos revitalizados (Baelo y Barbesula), y la enorme cantidad de factorías para la producción de salazón de pescado dispersas por todo el litoral desde esa última ciudad hasta Gades que han sido identificadas y excavadas en las últimas décadas. Todo ello permite asegurar que, durante los siglos I a.C. y I d.C., la economía de la zona asistió a un espectacular desarrollo, dentro del proceso que estaba aconteciendo en todo el Imperio, y de manera especial en la Baetica y la Mauritania Tingitana.
La prosperidad detectada por la arqueología, relacionada sobre todo con la pesca y la industria de salazón de pescado, se ve confirmada por las alusiones que hacen de ella los textos literarios. Sin embargo, y de acuerdo con los actuales descubrimientos arqueológicos, aquel auge incontestable sufrió algún tipo de quiebra en el Bajo Imperio, aunque la actividad industrial centrada en la explotación de los recursos piscícolas y el comercio marítimo siguieron siendo el pilar sobre el que se sustentaba la vida económica de la región del Estrecho. No sabemos hasta qué punto las invasiones mauras del 172 d. C. pudieron influir en un declive de la economía y el comercio o cómo incidió la crisis general del siglo III en la relaciones económicas del “Círculo de Estrecho”, pero, lo cierto es que importantes establecimientos alfareros, cuya producción es un claro indicativo de la actividad industrial y piscícola, decayeron o habían desaparecido a principios del siglo II d.C.
A este respecto es enormemente esclarecedor el estudio que hace Darío Bernal sobre la economía y el comercio de la bahía de Algeciras en época tardorromana a través de los hallazgos producidos por la arqueología subacuática, que para este período es un documento de primera mano a la hora de detectar el pulso de la actividad comercial en la zona del Estrecho. Los restos de ánforas estudiados han sido recuperados de los fondos marinos en los siguientes lugares: Playa de El Chinarral, Playa de El Rinconcillo, Playa de San García e Isla Verde.
La mayor parte de las ánforas identificadas son producciones africanas de los siglos III y IV d.C. Uno de los fragmentos se corresponde con un tipo anfórico característico del siglo V d.C. y otro de una etapa posterior relacionada con el mundo bizantino, bien documentado en la bahía de Algeciras en Carteia y, sobre todo, en los niveles que amortizan las factorías de salazón de pescado halladas en la calle San Nicolás de Algeciras.
El predominio de materiales de procedencia norteafricana evidencia unas relaciones comerciales intensas entre los puertos de la Bahía y las ciudades portuarias del África Proconsular (actuales Túnez y Libia), en los siglos III al V d.C., a cuyas costas es posible que se dirigiera buena parte de la producción de salazones durante el Bajo Imperio. Estas evidencias manifiestan, por otra parte, la continuidad de unas relaciones por vía marítima con la otra orilla que se habían detectado con fuerza en los siglos anteriores.
No parece que la crisis provocada por la irrupción de los vándalos, al principio del siglo V d.C., representara una caída importante en las industrias salazonera de la zona, ni una cesura significativa en el comercio con el Norte de África. Aunque este tipo de ánforas norteafricanas estaba destinado a contener, sobre todo, aceite, es muy probable que también se usaran como envases para el transporte de salsamenta y salsa de pescado. La aparición de materiales sudhipánicos permite afirmar que, con posterioridad al siglo II d.C., la Baetica (y, por tanto, las factorías del “Círculo del Estrecho”) continuaban suministrando aceite y salazón de pescado a Roma y a los principales mercados del Mediterráneo central y oriental, como lo atestigua el famoso Monte Testaccio con restos anfóricos que transportaron aceite del Valle del Guadalquivir hasta finales del siglo III d.C. La continuidad de la producción industrial derivada de la pesca y de un activo comercio con el Norte de África y el Mediterráneo oriental en el siglo V y primeras décadas del siglo VI d.C., está avalada por los reveladores hallazgos realizados en la ya citada factoría excavada en la calle San Nicolás de Algeciras, cuyo abandono se constata en los años previos a la implantación bizantina en la zona, en torno al año 550 d.C.
La recuperación, en los niveles de amortización de las piletas, de ánforas vinarias de importación (del tipo Keay LIII) procedentes de Anatolia, Rodas o la isla de Chipre; de ánforas africanas destinadas a la contención y el transporte de aceite y salsas de pescado provenientes de la actual Túnez y la aparición de numerosos testimonios de terra sigillata africana y de lucernas fabricadas en los mismos talleres de la Provincia Proconsularis, una de ellas con un crismón, lo que evidencia la expansión del cristianismo entre las sociedades tardorromanas del Norte de África y de la región del Estrecho, vienen a demostrar la pervivencia de la actividad comercial y el intenso intercambio existente, a finales del siglo V y principios del VI d.C, entre los puertos de la bahía de Algeciras y los enclaves del Norte de África y del Mediterráneo oriental en los momentos previos a la conquista por los Imperiales de los territorios del Estrecho de Gibraltar (Carteia, Iulia Traducta y Septem).
A modo de resumen se puede decir que, a la luz de los testimonios arqueológicos, los siglos bajoimperiales no representaron para el litoral del Estrecho una etapa de declive económico y de abandono de las relaciones comerciales con el exterior. Aunque con otra dinámica de desarrollo y, probablemente, con un comercio bidireccional dirigido hacia otras regiones (Túnez y Oriente), los pujantes puertos de la bahía de Algeciras mantuvieron una actividad productiva y unas relaciones mercantiles que se prolongaron hasta los años centrales del siglo VI d.C., cuando Bizancio, en su política de “restitución del Imperio”, se disponía a establecer su dominio en el extremo occidental del Mediterráneo, con bases en Cartagena, Málaga, Septem e Iulia Traducta.
*Antonio Torremocha. Licenciado en Historia. Académico de número de la Academia Andaluza. Director del Museo de Algeciras (1995-2007)
https://latunicadeneso.wordpress.com/
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